La multipolaridad como oportunidad para los pueblos de América Latina

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Las profecías sobre el “Nuevo Siglo Americano” han quedado atrás y la re-emergencia de la República Popular China, no solo como potencia económica sino también como actor global, son incuestionables. Las estrategias del imperio norteamericano para desarrollar su política de unipolaridad han quedado sepultadas sobre los escombros de un mundo occidental que intentó, luego de la Segunda Guerra Mundial, ser forjado a imagen y semejanza de Estados Unidos. Los cambios se aceleraron desde 2001 y el deseo de un mundo capitalista occidental y globalizado no ha cumplido las expectativas incluso de sus defensores más entusiastas. Hoy asistimos a un mundo multipolar, más allá de los deseos de globalistas, neoconservadores y americanistas. Claro que esta situación ha favorecido la emergencia de movimientos de nueva derecha y de viejas derechas con nuevos disfraces (Ver Dossier 49). Esta situación de crisis de hegemonía, que va de la mano de una transición geopolítica ya en pleno desarrollo pone sobre la mesa profundos desafíos, pero a la vez grandes oportunidades para los pueblos del sur.En particular, para la región latinoamericana que por años Estados Unidos ha considerado su patio trasero, la decadencia del imperio y la conformación de un mundo multipolar desde 2001 en adelante, y acelerada desde la crisis del 2008, abre una serie de posibilidades y nuevos debates acerca de cuáles son los márgenes de autonomía para un proceso de desconexión que ponga en valor las necesidades de las mayorías populares de la región y provoque una transición para abandonar nuestra condición de países capitalistas dependientes.Es en este marco que hay dos discusiones ineludibles: ¿Qué condiciones otorga la reemergencia de China y su peso global para ganar grados de autonomía nacional en este contexto? ¿Qué rol pueden jugar los procesos de integración de América Latina para utilizar nuestros recursos como pueblos para satisfacer las necesidades de las mayorías? América Latina es hoy un continente atravesado por una dinámica pendular aún sin resolución. Por un lado, nuevos proyectos populares que logran llegar al Estado como emergente de las luchas que se desarrollaron para hacer frente a la nueva ofensiva de las derechas, las clases dominantes y el imperio estadounidense desde, al menos, 2012. Por otro lado, una serie de expresiones de derechas con altos grados de legitimidad, incluso a costa de poner en crisis las propias bases de su propia democracia burguesa.En esta situación compleja, esta serie de notas del Instituto Tricontinental de Investigación Social intenta recuperar y actualizar los debates sobre las oportunidades que otorga la potencia económica y geopolítica de China para debatir un nuevo tipo de integración regional que hoy se torna más urgente que nunca ante los zarpazos desesperados del imperio en decadencia.  

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