¿Por qué Brasil depende tanto de los fertilizantes de Rusia? – Por Juraima Almeida

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¿Por qué Brasil depende tanto de los fertilizantes de Rusia?

Juraima Almeida

«Para nosotros, el tema de los fertilizantes es sagrado». Fue la frase con la que el presidente brasileño Jair Bolsonaro justificó la elección de Brasil por una posición «equilibrada» en la guerra entre Rusia y Ucrania, mientras la ministra de Agricultura, Tereza Cristina, reiteraba que aún no hay motivos para entrar en pánico por la oferta de fertilizantes.

La ministra afirma que el país tiene alternativas en el mercado a las que recurrir y existencias para llegar a la próxima cosecha, que comienza a sembrarse en octubre. Pero los analistas se preguntan cuál es en realidad el grado de dependencia de Brasil de los fertilizantes rusos, si eso siempre ha sido así o es un fenómeno reciente.

Las interrogantes se extienden a si realmente existen otras fuentes de importación si el comercio con Rusia se ve interrumpido por las sanciones impuestas al país euroasiático y si es posible ampliar la producción nacional para satisfacer las necesidades del sector rural y agroalimentraio

En términos generales, Brasil importa el 85% de los fertilizantes que utiliza, y Rusia representa el 23% de estas compras. La eventual falta de potasio es la que más preocupa al sector y «seguramente habrá escasez global» de este nutriente. Brasil es el cuarto mayor consumidor de fertilizantes en el mundo (detrás de China, India y Estados Unidos) y el mayor importador mundial de estas masas.

En 2021, de los más de 40 millones de toneladas de fertilizantes consumidos en el país, el 85% fueron importados. La participación de las importaciones ha crecido año tras año: en 2017, las importaciones representaron el 76% del total.

«El suelo brasileño necesita urgentemente fertilizantes porque es naturalmente bajo en nutrientes», explicó José Carlos Polidoro, de Embrapa Solos. «Nuestros suelos son de baja fertilidad, especialmente en el Cerrado, donde nuestros mejores suelos son para la agricultura, tienen mucha agua, son suelos profundos, planos, pero tienen esta limitación natural de nutrientes, que es específico de la naturaleza tropical», añadió.

Rusia es actualmente el mayor exportador mundial de NPK (acrónimo de nitrógeno, fósforo y potasio, los tres macronutrientes más importantes para la nutrición de las plantas). El nitrógeno se obtiene del gas natural, combustible del que Rusia es segundo mayor productor del mundo y el mayor exportador. El fósforo y el potasio, por otro lado, son productos minerales, de los cuales loa rusos cuentan con abundantes minas.

La soja es el principal cultivo consumidor de fertilizantes en Brasil. Junto con el maíz, la caña de azúcar y el algodón, estos cuatro cultivos absorben más del 90% del fertilizante producido o importado por Brasil. Solo en 2020, la demanda brasileña de fertilizantes creció un 12% en comparación con el año anterior y, en 2021, volvió a aumentar un 14%, siguiendo una tendencia mundial de avance en el consumo de fertilizantes, además de sucesivas cosechas récord de granos en el país.

Este aumento en la demanda se reflejó en las importaciones de fertilizantes de Rusia, que casi se han duplicado en el último 1,8 mil millones d dólares en 2020 a 3.5 mil millones en 2021. Rusia representa el 23 por ciento de las importaciones de fertilizantes de Brasil, que totalizaron 15.2 mil millones de dólares el año pasado. El valor importado en fertilizantes de Rusia es casi un 70% más alto que el segundo lugar en importaciones, China, país al que se le compró por un valor de 2.1 mil millones de dólares en 2021.

Y luego está Bielorrusia, el aliado de Rusia en la invasión de Ucrania, que es el séptimo mayor exportador de fertilizantes a Brasil, que representa el 3% de las importaciones. Estos dos países juntos representan el 26% de la importación brasileña de fertilizantes, un grado de dependencia relevante que explica la atenta mirada del país al conflicto en Europa del Este.

* Investigadora brasileña, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

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