Inauguran en Argentina la primera carnicería agroecológica
La primera carnicería agroecológica vendió todo en pocas horas
Por Patricia Chaina
“La carne puede estar más barata”, dice un cartel pizarra escrito con tiza en la puerta del gran mercado mayorista de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) en Avellaneda. Allí, por primera vez en el país, se realiza la venta de carne vacuna agroecológica, a precio justo, en forma masiva. La iniciativa de la Mesa Agroalimentaria Argentina logra articular distintos actores de la cadena de la carne en un circuito alternativo, para inaugurar la primera de diez carnicerías donde se vende carne de calidad, a precios populares.
Ayer en su inauguración, hasta el mediodía, más de 600 personas habían hecho ahí su compra de carne. A las tres de la tarde ya se habían vendido 1.700 kilos: “todo lo que teníamos”, explican los organizadores. Esto coronó un trabajo de seis meses donde la voluntad de distintos actores de esa cadena en un modelo de comercialización lo más directa posible, potenciando el enlace entre productores y consumidores.
En momentos en que la poderosa cadena cárnica en el país ostenta subas que dejan huella en la inflación –el 20 por ciento en las últimas semanas–, esta experiencia demuestra que “otro modelo es posible”, explica Juan Pablo Della Villa, secretario de Comercialización de la UTT. “Nosotros también somos el campo”, enfatiza al momento de los discursos del acto inaugural. Esa consigna guía a los productores de la Red Nacional de Municipios Agroecológicos (Renama), que comercializan su carne en los puntos de venta de la UTT. En tanto la faena queda en manos del histórico frigorífico SUBPGA, recuperado por sus trabajadores.
“La comida no es una mercancía, es un derecho humano y es rector en nuestra vida”, suma Nahuel Levaggi, referente de la UTT, quien preside el Mercado Central. “Otro modelo de producción y comercialización es posible, esto es real, pudimos articular la producción, a un frigorífico y la cadena minorista”, detalla. Della Villa aporta: “Nosotros defendemos nuestra soberanía alimentaria. Porque tenemos que producir para el mercado interno, y también para la exportación, alimentos sanos, seguros y sabrosos”.
Calidad, salud, precios
María es de Sarandí y conoce el mercado: “Esta es carne pastoril y lo que nosotros comemos es todo grano –describe—, esto es otra calidad”. Va a llevar lomo, asado y nalga, “lo que quede, porque no hay un límite por persona”. La cola tarda una hora en avanzar desde la puerta al mostrador de fríos: carnes en una mitad, lácteos en la otra. Diego aporta: “No es muchísimo más barato, pero prefiero pagar calidad y no remedios, porque si uno se alimenta mal, termina enfermo”. Jésica toma mate mientras avanza en la fila: “vine por los precios, obvio, en las carnicerías el corte no bajan de 1.000 pesos”, se queja. Aquí el kilo de asado sale 650 pesos, lo mismo el roastbeef.
La carne agroecológica «es más sabrosa, tiene otra coloración y es más firme” describe Jorge Themtham; productor “de toda la vida” en la localidad bonaerense de 30 de Agosto. Se consolidó como criador de hacienda a pasto y se decidió a integrar la red Renama en 2015, «cuando muchos productores quebraban». Buscando una alternativa apareció la agroecología –repasa–, «y gracias a eso seguimos produciendo». La hacienda que crían se alimenta a pasto. Eso les da “la tranquilidad de estar haciendo algo bueno para la salud de la comunidad”.
“Soy tambero y productor de carne –se explaya Themtham–, y producimos y vendemos todo en pesos. Así que los problemas del dólar nos pasan por el costado”, sostiene y logra el aplauso cerrado de los presentes. La ingeniera agrónoma Graciela Francavilla, de Renama Córdoba, explica a Página/12: “El desafío es generar, además de una cadena de producción, canales de comercialización. El productor que vende esta carne recibe más dinero que en el mercado común, y la gente que le compra, compra a menos precio: gana y gana, es un buen sistema por dónde lo mires”.
Esta articulación virtuosa, subraya la agrónoma, facilita “llegar con precios justos al consumidor y fortalecer a cooperativas y Pymes. No son marcas dominantes, pero son productos de calidad, es su gran diferencial. Se busca fortalecer estas alianzas, para que sean sostenibles en el tiempo, y no se vean afectadas por subas como el precio de la nafta”.
Cuestión de lógica
«Demostramos que otra lógica es posible», aporta Della Villa al inaugurar el lugar que estará abierto de 7 a 15 durante diciembre. Junto a las organizaciones que participan de la iniciativa asistieron funcionarios de distintos ministerios nacionales: de Producción, a través de su secretaría de Comercio, de Desarrollo Social a través de Inclusión Social. Agricultura, a través de su dirección de Agroecología, e Interior desde el área de Municipios. Y el municipio de San Martín.
“Estamos felices de poder acercar nuestra producción de vacas de pastoreo natural, directo a los consumidores a un precio justo. No queremos producir un alimento caro para pocos, sino carne sana para todos y todas –destaca Themtham– . Y no es que somos buenos y la regalamos, también ganamos. Pero producimos en familia y vendemos sin intermediación». Oscar Nintiguia, del municipio San Martín, fue contundente: “El modelo se encarga de ocultar lo que comemos, cómo se produce y cómo se forma el precio, ese modelo económico no busca el desarrollo soberano”. El municipio que representa “apuesta a las cadenas de producción solidarias, de empresas familiares y cooperativas, que fortalezcan las economías populares”, señala.
Del feedlot a la pastura
En la nave de ese mercado hay 350 productos de 85 cooperativas de todo el país: verduras de La Plata, harinas de Trenque Lauquen, dulces de El Bolsón, vinos de La Rioja. Juan Amador produce verduras agroecológicas en La Plata desde hace 6 años. “Cambié porque se producía con mucho veneno», dice. «Fue maravilloso, recuperamos el suelo, los productos salían hermosos, hacíamos fungicidas e insecticidas también de origen natural, y eso ayuda un montón”, cuenta sobre el cambio del modo de producción. Lo que en carnes significa pasar del feedlot a la alimentacion de pastura.
Así se alimenta el ganado criado al aire libre, de la pastura natural de su ambiente. No reciben hormonas ni antiparasitarios. El resultado es un alimento más nutritivo, libre de sustancias tóxicas, y muy diferente de la carne de animales confinados en un ambiente artificial de dimensiones reducidas y alimentados con granos transgénicos. Las decisiones de los actores de esta cadena alternativa, que sostienen el cambio del modelo de producción y comercialización, se sostienen en una perspectiva sociopolitica.
“Tomamos la decisión de juntarnos, porque nos decían que había un solo campo y sabíamos que no era así”, afirma Juan Manuel Rossi, presidente de la Federación de Cooperativas Federadas (Fecofe), e integrante de la Mesa Agroalimentaria. “Demostramos que otra forma de criar ganado es posible, que hay otro campo y no nació ayer”. Para concluir señaló entre los productos en oferta, varios de las cooperativas que con más de 50 años en el mercado argentino, “aun resisten”.