La emergencia del cambio climático en América Latina y el Caribe – Por Gabriel Choque Miranda

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Introducción

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) define al cambio climático como la “variación global del clima de la Tierra debido a causas naturales, pero principalmente a la acción humana, que se traduce en quema de combustibles fósiles, pérdida de bosques y otras actividades producidas en el ámbito industrial, agrícola y transporte, entre otros”, como consecuencia de una retención del calor del Sol en la atmósfera. Esta última característica es conocida como “efecto de invernadero”. Entre los gases que producen dicho efecto se encuentran el dióxido de carbono, el óxido nitroso y el metano.

El cambio climático representa, uno de los grandes retos del siglo XXI, ya que los esfuerzos de adaptarse a las nuevas condiciones climáticas e instrumentar los procesos de mitigación de los gases de efecto invernadero son de tal magnitud que será un condicionante para el estilo de desarrollo futuro América Latina y el mundo.

Está claro que “la pandemia de COVID-19 no se produjo por accidente ni es accidente en el camino”. Es producto de la sobreexplotación de la naturaleza practicada durante varias décadas. Uno de los efectos de la explotación desenfrenada de la naturaleza es el cambio en la composición de la atmosfera en áreas urbanas o remotas, con un aumento en la concentración de gases de efecto invernadero. En ese sentido, en los siguientes apartados se describirá el estado del clima mundial, América Latina y el Caribe y como debemos proteger los bosques para salvar el planeta.

Estado del clima mundial

La temperatura media mundial del periodo 2016-2020 ha sido el más cálido de lo que se tiene constancia, aproximadamente 1,1 °C por encima de la media de 1850-1900 (la cual se toma como referencia para evaluar el cambio de temperatura desde la era preindustrial) y 0,24 ºC más cálida que la temperatura mundial del periodo 2011-2015.

En el periodo quinquenal de 2020 a 2024, la probabilidad de que por lo menos en un año se superen en 1,5 ºC los niveles preindustriales es del 24%, y hay una probabilidad muy reducida (3%) de que la media correspondiente a los cinco años supere ese umbral. Es probable (en un 70%) que, durante los próximos cinco años, haya uno o varios meses con una temperatura por lo menos 1,5 ºC por encima de los niveles preindustriales (Climate Change, 2021).

En Latinoamérica

Los dos grandes océanos que rodea el continente, el Pacífico y el Atlántico, se están calentando y acidificando a medida que aumenta el nivel del mar. Por ese motivo se esperan mayores impactos en la región debido a que los océanos y la atmosfera sigue cambiando abruptamente. El suministro de alimentos y agua se verá afectado y está más en riesgo la infraestructura ´para sostener las ciudades y los pueblos. La salud y el bienestar humano se verán afectados negativamente, así como los ecosistemas naturales.

Al calentarse, los océanos se expanden y se elevan aún más al recibir grandes cantidades de agua dulce al derretimiento a un ritmo acelerado en el futuro. Para el año 2100, el nivel del mar podría aumentar de uno a cuatro pies más. Este incremento del nivel del mar amenaza aLatinoamérica ya que la mayor parte de la población vive en zonas costeras.

Argentina: Luchando contra la deforestación y el avance de la soja

Argentina presenta varios problemas medioambientales vinculados con el cambio climático tales como inundaciones, sequías, pérdida de biodiversidad, la contaminación, el abuso de los combustibles fósiles, la basura, etc. Según el V Reporte de Evaluación de Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático” refiere que el 4,3 de la deforestación global ocurre en Argentina debido al avance del cultivo de la soja que representa el 18 por ciento de la superficie mundial sembrada.

Brasil: En sentido contrario

La importancia de Brasil en términos de volumen y diversidad de riquezas naturales es ampliamente reconocida. Según el acuerdo de París de 2015, Brasil se comprometió a reducir el 37% de sus emisiones de carbono para el 2025 y el 43% para el 2030, sin embargo, las políticas ambientales de cambio climático y de deforestación del presidente Jair Bolsonaro están poniendo esos objetivos en grave peligro. Por ejemplo, en el aumento de los incendios en la selva amazónica muestra como Brasil se está moviendo en dirección opuesta a sus objetivos de cambio climático que incluye cero deforestaciones ilegales para el 2030 (Salazar, 2019)

Bolivia: Pérdida de glaciares

Bolivia tiene variados impactos del cambio climático puesto que confluyen diferentes climas de la zona intertropical, desde el tropical hasta el polar. En los últimos 50 años, el país a perdido aproximadamente el 50 porciento de la superficie glaciar, se alerta que para el 2030, el 27 por ciento del territorio podría verse afectado por una sequía persistente, mientras que otro 24 por ciento por inundaciones recurrentes.

Chile: Incendios descontrolados

Chile es un país que sufre frecuentemente numerosas catástrofes naturales como terremotos, inundaciones e incendios. Según la Dirección Meteorológica de Chile, alrededor de 576.000 hectáreas fueron consumidas por el fuego solo entre 2016 y 2017.

México: Los combustibles fósiles

México emite el 1,4 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y ocupa el puesto número 13 de las naciones que más emiten en el planeta. La mayor contribución de estos gases proviene del sector energético debido al consumo de combustibles fósiles y las actividades agropecuarias, según el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático. México también cuenta con otros retos medioambientales tales como la escasez del agua, la deforestación, la degradación del aire y la tierra, así como la disminución de la biodiversidad.

Centroamérica

Las comunidades de Centroamérica se han llevado la peor parte de una emergencia climática, en donde años consecutivos de sequía y un clima errático han interrumpido la producción de alimentos tales como el maíz y frijoles que dependen de las lluvias regulares. El Programa Mundial de Alimentos (PMA), contabilizó que más de ocho millones de personas en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua sufren de hambre.

Las tormentas tropicales originadas tanto como en el Atlántico como en el Pacífico han devastado algunas áreas de México, Centro América y el Caribe. Más allá de los daños causados por las tormentas en las zonas costeras, las lluvias torrenciales en el interior han causado mayores daños.

El PMA, menciona que 1,7 millones de personas centroamericanas, demandan ayuda alimentaria a causa de la destrucción de 200,000 hectáreas de alimentos básicos de alimentos básicos, y más de 10.000 hectáreas de cultivo de café en Honduras y Nicaragua.

Tabla 1. Resumen de los efectos climáticos en América del Norte, Central y del Sur para tres escenarios de aumento de temperatura proyectados: 1, 5º, 2º y 3º.

Proteger los bosques es salvar el planeta

Cerca del 80% de las especies silvestres terrestres viven en los bosques y casi un 90% de las personas más pobres del mundo dependen de los recursos forestales. Según la ONU cada año se pierden 4,7 millones de hectáreas de bosques debido a la agricultura insostenible, tráfico de madera, el crimen organizado y el comercio ilegal de especies de animales silvestres (ONU, 2021). Los servicios del ecosistema boscoso proporcionan el filtrado y almacenamiento de agua dulce que garantiza la fertilidad de los suelos que regula el clima, y que es esencial para la economía y para las personas de todo el mundo. Los bosques tienen un papel central ya que los ecosistemas y las especies forestales son medios de vida de cientos de millones de personas. Es por esa razón que requiere proteger los bosques para salvar el planeta.

Seis prioridades para una recuperación verde en la región

  1. Hallar nuevas oportunidades y mercados para el crecimiento verde reinventando sectores como la forestación, la pesca, la industria acuacultura en donde sean respetuosos con el clima ya que tiene un potencial enorme en los mercados de exportación.
  1. Transformar las ciudades en polos verdes y productivos por medio de la reducción de la congestión vehicular y la contaminación del agua y aire, ampliando espacios verdes y reduciendo el consumo energético de los edificios.
  1. Abordar la inclusión y la inestabilidad social asegurando que los pueblos indígenas, afrodescendientes, juventud desempleada, residentes de barrios informales, personas con discapacidad y otros grupos excluidos.
  1. Aprovechar las tecnologías digitales reduciendo la desigualdad digital que refuerce la exclusión, y apoyar al crecimiento de las pymes para generar nuevos puestos de trabajo.
  1. Invertir en resiliencia y una mayor gestión del riesgo de sequía e inundaciones, sistemas de protección social adaptables, una mejor planeación urbana y costera, infraestructura inteligente y una fuerte resiliencia comunitaria.
  1. Reducir la ineficiencia en la gestión de recursos mediante la reutilización del agua, reducción de perdidas, gestión del entorno, eficiencia energética y subsidios más eficientes (Wellenstein, Rozenberg & Ijjas, 2020).

Conclusiones

El cambio climático representa uno de los grandes retos del siglo XXI, por lo que es necesario sumar esfuerzos para adaptarse a las nuevas condiciones climáticas e instrumentar los procesos de mitigación de los gases de efecto invernadero.

Se necesita urgentemente establecer un sistema global que pueda manejar estos fenómenos, porque la economía esta globalizada, pero las decisiones sobre el medio ambiente siguen siendo municipales, estatales o nacionales.

Es importante estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmosfera de manera que evite superar un incremento de la temperatura global mayor a 2ºC con respecto a la era preindustrial. Para ellos es necesario disminuir el flujo anual de emisiones de gases de efecto invernadero de 7 toneladas per cápita, a 2 toneladas per cápita en el año 2050 y a 1 tonelada per cápita hasta finales del siglo.

Una de las prioridades de la región es aumentar la resiliencia y capacidad de adaptación de la sociedad, así como explorar las sinergias existentes entre los procesos de adaptación y los demás objetivos de desarrollo.

Las comunidades de Centroamérica se han llevado la peor parte de una emergencia climática para ello es necesario articular mecanismos de ayuda alimentaria, y establecer un plan para que las personas que migran puedan quedarse en sus países buscando soluciones innovadoras a los diferentes fenómenos que se presentan.

Es prioritario proteger los bosques para proteger el planeta ya que proporciona el filtrado y almacenamiento de agua dulce que garantiza la fertilidad de los suelos que “regula el clima”, y que es esencial para la economía y para las personas de todo el mundo.

Finalmente, es necesario una transición agroecológica en donde se puede encontrar soluciones naturales como en la agricultura, la actividad forestal y la pesquería para ello se propone un gran impulso ambiental en donde economía, empleo y sostenibilidad vayan juntos.

Bibliografía

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