AMLO pide perdón al Pueblo Yaqui por agravios del Estado mexicano y devuelve casi 3 mil hectáreas de tierra

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Devolución de tierras al pueblo Yaqui: AMLO entrega más de 2,900 hectáreas en Sonora

El presidente Andrés Manuel López Obrador hizo oficial este miércoles la devolución de tierras al pueblo Yaqui en varios municipios del estado de Sonora.

“Se le entrega en propiedad para su uso, explotación y administración, conforme a sus usos y costumbres, la superficie total de 2,943-73-89.23 ha (dos mil novecientas cuarenta y tres hectáreas, setenta y tres áreas, ochenta y nueve punto veintitrés centiáreas), que comprenden los polígonos antes descritos ubicados en los municipios de Guaymas, Cajeme, Empalme y San Ignacio Río Muerto, estado de Sonora”, señala el decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) la mañana de este miércoles.

El documento expresa, asimismo, que esta devolución de tierras se da como “resarcimiento a la pérdida sufrida por el Pueblo Yaqui, con motivo de la expropiación de que fue objeto a través del Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 10 de enero de 1997″.

Precisa que mediante ese Decreto Presidencial “se expropió al Pueblo Yaqui, ubicado en los municipios de Cajeme, Guaymas y Bácum, una superficie de 2,688-48-35.89 hectáreas”.

La tarde del martes, el presidente Andrés Manuel López Obrador ofreció perdón por agravios cometidos a los pueblos originarios de Sonora. En el evento “Justicia al Pueblo Yaqui” el mandatario firmó un decreto que beneficia a ocho pueblos Yaquis: Cócorit, Bácum, Bélem, Húribis, Ráhum, Tórim, Pótam y Vícam.

El Financiero


AMLO pide perdón a pueblos yaquis a nombre del Estado

A nombre del Estado mexicano, el presidente Andrés Manuel López Obrador ofreció perdón a los pueblos yaquis por la marginación, abusos e injusticias cometidos con mayor rudeza desde la época del porfiriato.

En Vícam Pueblo, Sonora, y frente a miembros y gobernantes de grupos originarios del país, aseveró que ese régimen de represión ha quedado atrás y el Estado mexicano no debe permitir nunca más esas agresiones contra ningún grupo étnico.

Ahora se reparará el daño –en la medida de lo posible, aseguró– a partir de un programa integral que prevé la restitución de tierras (hasta 20 mil hectáreas); acciones legales y obras –con un presupuesto de alrededor de 6 mil millones de pesos– para garantizar el derecho al agua, a la par de un plan de bienestar social.

Dejó en claro que las acciones de reparación deberán estar listas a más tardar en diciembre de 2023, porque si bien su mandato concluye en septiembre de 2024, para el último año de gobierno no quiere dejar obras a medias, “y yo me pueda ir con mi conciencia tranquila”. Prometió volver a la región cada tres o cuatro meses para supervisar los trabajos.

“Es un acto de justicia a sus antepasados los yaquis y es un acto de justicia a todos los pueblos indígenas de México, la verdad más íntima, más entrañable de nuestra nación”, expresó el mandatario.

En su mensaje –interrumpido varias veces por los aplausos de los asistentes– relató que durante los 34 años del porfiriato (1876-1911) las comunidades indígenas “padecieron la más brutal represión que se haya registrado en la historia de México”, no menos brutal que la de 1521, al asesinar a quienes defendían las tierras comunales.

Mencionó, por ejemplo, el desalojo de los totonacas, en Veracruz, en 1895, operativo en el que mataron a unos 400 indígenas; la represión y despojo a los rarámuris, unos años después, y la “cruel guerra de exterminio” contra los mayas, en la Península de Yucatán, así como a los yaquis, mayos y seris en Sonora.

“Con justificaciones racistas, todos fueron tratados con brutalidad”, porque las élites consideraban a los indígenas un obstáculo para la modernización del país, señaló el Presidente.

Recordó que cada sometimiento fue inscrito, sin recato, en los informes de Díaz, como cuando hacia 1903 señaló que Campeche estaba prácticamente en paz porque ya había aplastado a los mayas. “La paz de los sepulcros, la paz de la represión”, anotó López Obrador.

A los yaquis los combatió sin piedad hasta 1904 cuando declara formalmente concluidas las campañas de “pacificación” y hasta fue laureado por abatir a los “indios salvajes” de Yucatán.

Las guerras de exterminio, subrayó, tenían como propósito el despojo de quienes se encasillaba como rebeldes, salvajes, bárbaros, que se habían adueñado de tierras; “esa concepción racista que se padece desde la llegada de los invasores españoles”, sostuvo.

Sin embargo, agregó, para los conservadores, los insensatos que todavía afirman que la revolución mexicana no sirvió de nada y que el pueblo estaba mejor con Díaz, es importante recordar cuando el coronel magonista Cándido Donato Padua, rescata a un grupo de yaquis deportados al sur de Veracruz, y así otras acciones de héroes anónimos.

En el estrado estuvieron más de 30 personas acompañando al Presidente, entre ellos integrantes de su gabinete legal y ampliado e incluso miembros de grupos originarios de otras naciones.

Asistió también Cuauhtémoc Cárdenas, hijo del general Lázaro Cárdenas, primero en emitir un decreto –en 1940– para devolver a los yaquis parte del territorio arrebatado.

En principio, el ingeniero Cárdenas manifestó su reconocimiento a López Obrador por impulsar un plan de justicia para el pueblo yaqui, luego de décadas de engaños a la población.

Propuso cancelar el Acueducto Independencia, construido –aseveró– pasando por encima de disposiciones judiciales y mediante el cual se extraen al margen de la ley 30 millones de metros cúbicos de agua de la cuenca del río Yaqui para llevarlas al Río Sonora.

Cárdenas no omitió señalar “las divisiones que existen” entre los pueblos yaquis, por lo que confió en la intervención del titular del Ejecutivo para encontrar solución a los conflictos en el sur de la entidad.

En la ceremonia resaltaron las autoridades de los ocho pueblos yaquis y personajes de otras etnias como la ultramaratonista rarámuri, Lorena Ramírez.

Tomó la palabra el doctor Salomón Nahmad y Sittón, ex director del Instituto Nacional Indigenista y un reconocido investigador que ha dedicado casi 60 años de su vida al estudio de los pueblos indígenas.

Expuso que las agresiones contra los pueblos yaquis, cometidas desde el siglo XIX, serían hoy consideradas en la ONU como genocidio y etnocidio. Recordó que si bien hubo un plan en favor de estos pueblos en 1983, el entonces presidente Miguel de la Madrid y su secretario de Programación y Presupuesto, Carlos Salinas, lo congelaron en un escritorio de Palacio Nacional.

Es por ello, señaló el especialista, que hoy inicia el pago de esa deuda “impagable” y debe ser el inicio de un nuevo trato y de un cambio constitucional para reconocerles sus derechos, su autogobierno, de lo contrario no habrá un verdadero pacto federal, si los pueblos indígenas siguen excluidos.

El primero en hablar frente al micrófono fue Crisógono Castillo Bacasegua, gobernador Vícam, para dar la bienvenida.

Luego, Jesús Patricio Varela Martínez, secretario de la Guardia Tradicional de Tórim, habló a nombre del gobierno tradicional del pueblo yaqui y de toda la tropa Yoremia, quien explicó por qué es importante para ellos firmar un plan de justicia, porque los agravios vienen desde 1533, cuando el guerrero yaqui Ania Baá Lu Utek trazó una línea en el piso con su arco y dijo a los conquistadores: “si vuelven a pasar esta raya, serán hombres muertos, iniciará la guerra”.

Desde entonces, los yaquis mostraron ser parte de un pueblo valeroso. Lo que nunca han comprendido, aseveró Varela, “es que seguiremos dando la vida por nuestro territorio, porque nos fue entregado por las divinidades y es el sentido de nuestra vida en la tierra”.

Y en medio del mensaje, dejó las palabras para dirigir la mirada hacia el horizonte, mientras se escuchaba una música al fondo. “Disculpen un momentito, es el Ave María”, manifestó el intérprete.

Una vez concluido el ritual, se recordó a los héroes yaquis: José María Leyva Cajeme, Juan Maldonado Tetabiate, JJ Sibalaume y más reciente Octaviano Jécari Urbalejo, defensor de la tierra en la época pre revolucionaria.

Por ello, recalcó, reconciliar una historia tan dolorosa no es fácil, pero es necesario si queremos transformar la vida de este país”.

Y es que –agregó– si bien el general Cárdenas firmó un decreto para la devolución de las tierras y de la mitad de las aguas del río Yaqui, esa orden quedó a medias, de ahí la importancia de la ceremonia de este martes. Sin embargo, expresó, no es un regalo ni asistencialismo, busca devolvernos lo que es nuestro… Confiamos en que todos los acuerdos serán respetados.

Tras entregar al mandatario la propuesta de reforma constitucional para la vida de los pueblos indígenas y afromexicanos, le expresó que “amor con amor se paga y nosotros lo queremos y respetamos mucho. Ayude a México para que en el futuro no se vuelvan a repetir los horrores del pasado, para que nunca más haya un México sin nosotros, los pueblos indígenas”.

La Jornada


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