Mujeres argentinas representan 40% de los egresos en ciencia y tecnología pero solo el 24% de los empleos

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Las mujeres enfrentan barreras (de género) ya desde su proceso formativo.

Las mujeres explican solo el 24 % de los puestos laborales en el rubro de ciencia y tecnología en Argentina a pesar de que ellas representan el 40 % de los egresados de las carreras del sector, según un nuevo estudio que plantea como «crucial» el «diseño de acciones contra esta brecha de género» si se quiere «mitigar la reproducción intergeneracional de la pobreza e impulsar el crecimiento económico inclusivo».

La investigación «Mujeres en ciencia y tecnología: cómo derribar las paredes de cristal en América Latina» publicada este lunes por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) muestra que este desfasaje se repite también en Brasil y México, los otros dos países analizados.

«Las mujeres enfrentan barreras (de género) ya desde su proceso formativo a las que luego se suma otro conjunto de barreras que se dan tanto en el paso al mercado de trabajo, como para sostenerse en una trayectoria laboral», dijo a Télam Paula Szenkman, directora del programa de Desarrollo Económico de CIPPEC y una de las autoras del estudio, junto a Estefanía Lotitto y Sofía Alberro.

La economista puntualizó que si bien «algunas son comunes a todas las disciplinas», otras «son más marcadas en aquellas que tienen un sesgo masculino como la ciencia y tecnología», a diferencia de otros sectores como «la salud, la educación y las tareas de cuidado» que tienen mayor presencia femenina porque «no dejan de ser una representación externas de lo que consideramos tareas de cuidado al interior del hogar»

Esta «segregación horizontal» que propicia la participación femenina en algunos sectores y no en otros es lo que conceptualmente se conoce como «paredes de cristal».

La «predominancia masculina» en estos espacios académicos o de investigación «los convierte en un entorno hostil» para las mujeres que, por otro lado, suelen venir condicionadas culturalmente ya desde los ámbitos familiares, sociales o de la educación básica que «suelen asociar las matemáticas o las ciencias (duras) a actividades masculinas».

La vigencia de estos estereotipos determina que «para las mujeres sea más difícil descubrirse en esos ámbitos» para los que no se generaron «las motivaciones necesarias» vinculadas a «las oportunidades que generan», lo que redunda en que «sean menos las que se deciden esas carreras».

Las mujeres representan el 40 % de los egresos en tecnología, pero solo el 24 % de los empleos.

Luego, «estos sesgos más culturales también se reproducen en las empresas y las instituciones científicas» en los que se insertan luego laboralmente, «si bien ahora hay un foco particular en intentar incluir mujeres y tener programas de género», explicó Szenkman.

«Hay otra cuestión muy determinante que tiene que ver con cualquier disciplina, que las mujeres llega un momento de la vida que si deciden tener familia y toman licencia transitoriamente, después les cuesta mucho volver a insertarse en el mercado laboral, lo que implica que la articulación con las tareas de cuidado y vida familiar, sigue siendo un determinante en casi cualquier ámbito o sector económico», dijo.

Según el documento, la proporción de mujeres desciende a solo un cuarto cuando se pone el foco en trabajadoras con habilidades relacionadas con Ciencia y Tecnología (CyT) que además realizan tareas acordes, lo que se condice con el «techo de cristal» y las «tuberías con fugas».

Como ejemplo del techo de cristal o la imposibilidad de acceder a los cargos más elevados en el organigrama, Szenkman mencionó la composición de género de la carrera científica en Argentina, donde «la cantidad de mujeres que es mayoritaria en los escalones iniciales de la pirámide, va disminuyendo en los superiores y son minoría en la cumbre, entre los investigadores superiores».

Las «tuberías con fugas» es un concepto que se usa para describir cómo las mujeres abandonan los campos de CyT en todas las etapas de sus carreras después de «encaminarse» en esa dirección de la que «luego se van cayendo porque no pueden sostener sus trayectorias» y «terminan desplazándose para insertarse en otras tareas, más de soporte, administrativo y de recursos humanos», dijo.

La brecha de género en CyT adquiere mayor trascendencia si se tiene en cuenta que se trata de un sector clave en términos de productividad y como generador de empleos de calidad dado que alrededor de uno de cada 10 dólares producidos en los tres países proviene de ésta área que explica entre el 22 % (Argentina y Brasil) y el 70 % (México) de las exportaciones y quienes se desempeñan en este rubro ganan entre un 65 y un 100 % más que el resto.

«Son sectores muy dinámicos, incluso en este contexto de economía golpeada por la pandemia, porque son los que crean empleo de manera más rápida; pero al mismo tiempo tienen un impacto en el resto de la economía, porque al incorporarse modifican los procesos productivos incluso en las industrias más tradicionales, dotándola de mayor productividad», dijo.

Por otro lado, son sectores que tienen «mayor valor agregado por trabajador, nivel de formalidad y salarios más elevados».

«Además, estas actividades están moldeando el presente y el futuro y, por ende, constituyen nuevas palancas del poder. Por eso, asegurar la participación de las mujeres en los ámbitos de la ciencia y la tecnología es una oportunidad crucial para evitar que las brechas existentes continúen ensanchándose, y puede contribuir a mejorar sus condiciones de vida, mitigar la reproducción intergeneracional de la pobreza y también impulsar el crecimiento económico inclusivo», dijo.

El documento detalla que la estrategia para achicar esta brecha debe incluir políticas educativas y de formación profesional con perspectiva de género para facilitar el acceso de las mujeres al mundo laboral; políticas culturales para derribar sesgos y estereotipos de género en empresas e instituciones; y políticas para lograr una mejor conciliación entre la vida familiar y laboral y fomentar el ascenso de las mujeres a posiciones de liderazgo.

«Además, es necesario proveer información pública de calidad y de manera sistemática, y fortalecer y coordinar los esfuerzos del sector privado con el ámbito público», concluyeron.

Télam


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