Farc: el voto en blanco no es la mejor opción para demostrar desacuerdo con la institucionalidad

489

Con todo respeto

Independiente de la decepción dejada en el electorado por los representantes de la antidemocracia en Colombia, el voto en blanco no es la mejor opción para demostrar desacuerdo con la institucionalidad.

Hasta cierto punto puede ser comprensible la desazón, “En quién cree uno pues mija» me decía una matrona por allá en un pueblo de Antioquia, »si hasta eso que ahora llaman izquierda uno solo escucha las noticias que están metidos en corrupción, y peor aún, divididos…, otra cosa sería si todos se unieran y presentaran un solo candidato, como en la época de la UP” 

Supuse lo que me diría más adelante, la señora suspiró, arqueó las cejas, y fijó la mirada hacia al pasado, al parecer viajaba con sus recuerdos, sin embargo no comentó nada. Hice un ademán para darle mi opinión, pero ella prosiguió sin observarme, “realmente la única oportunidad que tuvimos los pobres fue cuando la UP, pero qué va, no la dejaron, cuando vieron que estaba cogiendo auge, mataron hasta los candidatos a la presidencia, como cuando Gaitán, es que los de arriba nunca van a dar nada por las buenas, menos mal están ustedes mijita”

No mostré contrariedad por su actitud incrédula pero condescendiente con nuestra lucha, y en tono conciliador me adherí a su disertación agregando que tenía razón, pero que no nos podíamos quedar en el pasado y las lamentaciones, la UP había sido una esperanza para las mayorías pero la habían exterminado, ahora la gente tenía que utilizar otras formas de hacer política, que fuera nueva, que permitiera perdurar a los dirigentes, a las organizaciones de los campesinos y de todos los pobres, que peleara en las calles en las movilizaciones y a través de cualquier forma, total era que lograra producir los cambios.

Le aseguré que la apertura de los diálogos entre el gobierno y las FARC-EP anunciados recientemente, sin duda producirían cambios muy positivos en el panorama político del país, y agregué, no es una promesa, es el inicio de una batalla decisiva donde vos misma vas a ser protagonista de primera fila. Guardó silencio unos instantes, luego sonrió, me echó el brazo y me invitó a una merienda. Eso fue días antes que me enviaran a La Habana.

Ahora que empieza a hablarse del movimiento por el voto en blanco, recuerdo el diálogo con la matrona, que si en aquel entonces mis argumentos no lograron convencerla, ahora debe ser destacada promotora de esa iniciativa en su municipio.

En un país donde la forma de hacer política se ha caracterizado por los vicios más aberrantes: sufragan los muertos, se compran y trastean votos, gana el que haga uso del clientelismo, bajo amenazas los grupos paraestatales obligan a pobladores urbanos y rurales a votar so pena de ser asesinados, cualquier maniobra es posible.

El voto en blanco en estos tiempos como forma de expresar el descontento y la incredulidad con los de siempre, lo comparo con el daño hecho por el rasguño de una hormiga al lomo de un elefante. No es menospreciar la fuerza que pueda alcanzar, pero a la paquidérmica “democracia” colombiana no le hace ni cosquillas este tipo de manifestación, pues no abordan de raíz el problema; más bien, podría canalizarse ese descontento en apoyo a un objetivo tan sentido, común y concreto para todos, la Paz.

Se dice que si el voto en blanco llegase a rebasar a ambos candidatos, se daría paso a una tercería; algo simbólico, en una coyuntura política en la que se requieren acciones movilizadoras, transformadoras que produzcan cambios políticos, económicos, sociales, estructurales.

Sobre una tercería, la desunión nos mata. Si los sectores democráticos dejaran a un lado los egoísmos y diferencias, se unieran en una gran fuerza capaz de aglutinar a todas las corrientes y movimientos políticos, dispuestos a resolver los problemas de los campesinos, de la violencia contra la mujer, del desempleo y muchos otros males que nos aquejan, se daría en Colombia un salto cualitativo hacia el logro de la reconciliación y la paz.

Brilla en el horizonte de la Patria Grande Latinoamericana y caribeña, la soñada por Bolívar, la declaración “América territorio de Paz” signada por la Segunda Cumbre de la CELAC.

Y contrasta ese brillo de paz y esperanza con la realidad patria de asedio, criminalización, judicialización y asesinato selectivo contra todos y todas quienes pensamos diferente, quienes proponemos alternativas de desarrollo. Evidencia que hoy como ayer el régimen utiliza los mismos métodos y artimañas para perpetuarse en el poder.

Sin embargo, no hay mal que dure cien años ni pueblo que lo resista.

https://pazfarc-ep.org/index.php/articulos/tras-la-noticia/1729-con-todo-respeto.html

Más notas sobre el tema