UNAJ | Jóvenes, medios de comunicación y poder – Por Damián Ierace

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Según la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, las noticias que tienen a los jóvenes como protagonistas son muy pocas. Sólo el 2,7 por ciento de las notas hace referencia a niños, niñas y adolescentes en los noticieros de los canales de aire. Y entre  las noticias que incluyen la temática “niñez y adolescencia”casi la mitad (el 48 por ciento) van a parar a la sección “policiales”.  Si hablamos de los jóvenes provenientes de barrios populares y en particular del conurbano sur de Buenos Aires, este patrón se potencia.

A través de sus estudios el organismo ha advertido acerca de la “policialización” de las infancias y adolescencias así como de la “criminalización” de los jóvenes, cuestiones que aparecen reflejadas intencionadamente en los debates recurrentes sobre la conveniencia de bajar la edad de imputabilidad como respuesta a la problemática de la inseguridad ciudadana.

¿A qué objetivos responde y cuáles son los efectos de este dispositivo de estigmatización que los medios hegemónicos  ejercen sobre las juventudes? ¿Cómo responden los jóvenes ante esta construcción discursiva? ¿Qué relación hay entre estas representaciones sociales, la política y las nuevas prácticas juveniles que emergen en los territorios?

Juan Donati es docente de Prácticas Culturales en la Universidad Nacional Arturo Jauretche, Licenciado en Audiovisión,  Especialista en Educación y Doctorando en derechos Humanos. En esta entrevista analiza la construcción de imaginarios sobre los jóvenes del conurbano sur en los medios de comunicación audiovisual, un terreno de disputa más en la batalla cultural por entender quiénes somos y hacia dónde vamos.

¿Qué lugar ocupan los jóvenes del conurbano en los medios audiovisuales?

La idea de juventud es relativamente nueva, es un concepto que surge, diría el historiador Eric Hobsbawm, luego de la posguerra. A partir de allí se alarga la expectativa de vida y empieza a aparecer un mercado particularmente pensado para un grupo al que antes no estaba tan dirigido, que eran los jóvenes. Pero esta no es una categoría fija, homogénea, no hay límites biológicos, es un concepto bastante subjetivo. Es una categoría difícil de pensar y de analizar pero no imposible.

En cuanto a los medios de comunicación, podemos pensarlos de distinta manera, una es como una especie de espejo o de ventana de realidad; es decir, prendemos la tele o la radio y por esa pantalla podemos ver un recorte del mundo, por lo tanto -aunque recortada- estaríamos percibiendo hechos reales. O podemos pensar los medios de manera diferente como es la idea de representación, es decir, algo que está en lugar de otra cosa, una imagen que la representa. Nosotros pensamos a los medios bajo la idea de construcción, es decir, los discursos que proponen los medios de comunicación no son la realidad ni la representan, sino que la construyen. Y este es un punto de partida conceptual importante ya que, a partir de los intereses de cada medio, construyen realidades que generan ciertos efectos en las audiencias.

Nosotros en la materia Prácticas Culturales trabajamos con nuestros estudiantes esta dualidad entre cultura y poder, trabajamos la idea de hegemonía y pensamos a los medios de comunicación, sobre todo a los más grandes, los grupos concentrados, tanto en la Argentina como a escala global, que tienen un rol fundamental en la construcción de sentido en las sociedades actuales.

¿Qué generan esos discursos acerca de los jóvenes en las sociedades actuales?

A partir de una investigación previa que dirigió Laura Itchart, quien es coordinadora de la materia Prácticas Culturales, se indagó cuáles son los consumos culturales de los estudiantes de la Jauretche. A partir de allí se pudieron observar una rica cantidad de actividades, prácticas, costumbres que se materializan de diversas maneras. Sin embargo esas prácticas no son transmitidas por los medios masivos de comunicación. Entonces la primera pregunta que nos hicimos fue ¿por qué cuando prendemos la televisión esas prácticas no son mostradas? La segunda pregunta que nos apareció es ¿cuáles son los discursos que aparecen en los medios de comunicación sobre los jóvenes del Conurbano Sur?

Claramente, y en relación a nuestros estudiantes de la UNAJ, no aparece en las pantallas el esfuerzo que hacen para estudiar, algunos incluso con necesidades económicas, o madres que vienen a clases con sus hijos en brazos, o jóvenes que trabajan de día para venir a estudiar de noche y la rica diversidad cultural que hay en nuestras aulas, por ejemplo. Todas esas realidades no aparecen. Los jóvenes, en general están invisibilizados, es decir, que no suelen aparecer en los medios. Sin embargo, cuando aparecen suelen ser mostrados en la sección policiales.

Se los asocia al delito, como en el caso de los motochorros, y excepcionalmente se rescata algún caso aislado que pudo trascender en base a la meritocracia su destino delictivo. 

Sí, igualmente hay que hacer un gran esfuerzo para encontrar una noticia así. En general no son mostrados.

Y muy pocas veces las voces ellos.

Exacto, casi nunca, siempre son narrados con discursos ajenos, desde afuera, comúnmente desde la Capital Federal que es el epicentro discursivo y donde todo se narra según sus miradas e intereses.

¿Por qué sucede eso?

En general los sectores de mayor poder de las sociedades pretenden conservar el status quo, y todo lo que cuestione esas relaciones de poder establecidas, es visto como una amenaza, por ello le tienen miedo a las juventudes.

Históricamente, las juventudes son las que reclaman, las que demuestran su disconformidad, las que levantan las banderas de cambio, de transformación de la sociedad, y estos sectores conservadores no quieren que se modifique nada porque son quienes benefician de ese estado de las cosas. Entonces, ese miedo hace que primero se invisibilicen, o sino que se los estigmatice. Erving Goffman habla de estigma y dice que ese estigma tiene connotaciones identitarias negativas que generan desprecio en el resto de la sociedad. En nuestro país históricamente ese estigma le ha sido inculcado a distintos sectores, (yo trabajo el tema de juventud pero podemos pensarlo para los pueblos originarios, género, discapacidad, cabecitas negras, existen un montón de sectores de nuestra sociedad que son estigmatizados), De esta manera se desacredita a las juventudes del Conurbano Sur y sus prácticas.

Pero hay algo interesante que propone la antropóloga mexicana Rosana Reguillo Cruz, analizando grupalidades juveniles de hace un par de décadas atrás en México, y es lo siguiente: los sectores juveniles, las juventudes de los sectores populares, de las barriadas, de las periferias de los centros urbanos generan a su vez prácticas que no están relacionadas tanto con el estigma sino más bien con el emblema. Esta idea de levantar la bandera y decir “nosotros somos así,  lo defendemos y estamos orgullosos de lo que somos” para de esta manera convertir esas cualidades estigmatizadas en una bandera identitaria, con orgullo.

Así, podemos pensar muchas prácticas en nuestro Conurbano, donde grupalidades de jóvenes transforman ese estigma que proponen los sectores dominantes o hegemónicos y que construyen y reproducen los medios de comunicación, y son transformados en emblema.

Por ejemplo la práctica cultural de los pibes y las pibas en las plazas rapeando, improvisando, donde claramente esos discursos que se arman allí son una expresión de resistencia a los sectores dominantes. Esta puede pensarse como una práctica contrahegemónica.

¿Cómo influye la política en estas representaciones o roles con que se piensa a los jóvenes?

Todas las instituciones influyen en estas representaciones ya que habilitan y clausuran discursos. Escuelas, iglesias, clubes, universidades y también en el campo de la política, por supuesto. Pero dentro de ésta también hay posiciones encontradas. No es lo mismo el discurso de Macri o Bullrich promoviendo el gatillo fácil, a las postura de Alberto Fernández frente a ello. El actual Presidente dejó clara su posición en una de las primeras imágenes públicas como presidente electo, cuando en las elecciones, los medios atacaron sin piedad a un joven del Conurbano con gorrita que había sido presidente de mesa. Alberto frente a esta situación lo invitó inmediatamente a la Casa Rosada, hicieron una conferencia de prensa, se abrazaron y el Presidente se puso la gorrita del joven. Fue una imagen muy fuerte, con mucho simbolismo.

Otro ejemplo es la ruptura que se generó con la aparición del kirchnerismo como fenómeno político porque frente a las narraciones de que los jóvenes son delincuentes, vagos, y mucho más los del conurbano, empieza a aparecer un discurso que resisten esas ideas y proponen que los jóvenes son necesarios para la patria, que pueden comprometerse y militar, hacerse cargo, levantar banderas y defender sus derechos y los derechos de los demás. La aparición del kirchnerismo les dio lugar a las juventudes, sobre todo a las de las periferias.

Sin embargo esto ha sido algo rupturista, no es el común denominador y mucho menos en los medios masivos.

Y hay otro problema y es que los medios de comunicación, a partir de sus discursos, influyen en nuestras prácticas, decimos que uno es en la mirada de los otros, y también uno es en las posibilidades que hay de ser. Por eso es imprescindible reflexionar continuamente acerca del rol que cumplen los medios y tener una mirada crítica permanente y a eso invitamos en las universidades del Conurbano.

¿Cómo fue interpelada la juventud en tiempos de pandemia?

Considero que esto va a ser mucho mejor estudiado pasado un tiempo ya que aún estamos inmersos en ese contexto, sin embargo me animo a decir que estas tensiones continuaron apareciendo.

Por ejemplo, a fin del año pasado y durante las vacaciones de verano, desde los medios de comunicación se les echó la culpa a los jóvenes de que no se cuidaban y de que por culpa de ellos estábamos inmersos en una pandemia. El primer problema que aparece es que se piensa en los jóvenes como un todo homogéneo, como un estereotipo, como si todos tuviesen las mismas prácticas, las mismas ideas. El otro problema es que la salida de la pandemia no es tan sencilla y no se puede abordar desde lo monocausal. Pero además algunos adultos, como Larreta, el Jefe de Gobierno de la Capital Federal, que en el peor momento de la pandemia, cuando más gente se contagiaba, más gente se moría y más saturados estaban los hospitales, obligó a jóvenes y niños a ir a la escuela desoyendo las experiencias y recomendaciones internacionales y las normativas de nuestro país. Pero, en esos mismos medios, esta decisión política no fue mostrada como algo malo o riesgoso. Por eso decimos que el poder discursivo de los medios de comunicación masiva es asimétrico y, por lo tanto, poco democrático.

Universidad Nacional Arturo Jauretche


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