Argentina: ¿El dedo o la luna? – Por Roberto Utrero Guerra

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Por Roberto Utrero Guerra*

Cuando el sabio señala la luna, el necio mira el dedo; viejo refrán atribuido a Confucio que indica que, en vez de centrarnos en lo importante, nos entusiasmamos con las tonterías. Algo muy común más allá de los tiempos, mucho más en la confusa actualidad en que se desarrollan las comunicaciones, la tontera se desliza a más no poder por las redes.

El presidente español Pedro Sánchez estuvo este miércoles 9 de junio en Buenos Aires, retribuyendo la visita de su par argentino, y dando un claro apoyo a las gestiones ante el FMI y el Club de París, como lo hicieron anteriormente varios presidentes europeos en la reciente visita de Alberto Fernández al viejo continente.

El jefe de estado español vino acompañado por empresarios y dirigentes gremiales para tener reuniones con funcionarios, empresarios y dirigentes locales con el objeto de profundizar las gestiones emprendidas conjuntamente.

En su discurso de bienvenida, el presidente argentino citó al escritor mexicano Octavio Paz, diciendo que los mexicanos venían de los indios, los brasileros salieron de la selva y los argentinos llegaron de los barcos, de los barcos que venían de Europa – según expresó el presidente – se sentía orgulloso de ser un europeísta.

Frase que cayó mal a propios y ajenos, sobre todo a los pueblos originarios que, los medios hegemónicos han aprovechado para dirigir su andanada de dardos con mayor furia e intensidad a la figura presidencial. Agregaron de cosecha propia que había aludido equivocadamente a Litto Nebbia, el cantautor amigo suyo que le enseñó a tocar guitarra.

La noticia se viralizó rápidamente en las redes y seguramente, con el paso de los días irá perdiendo importancia como sucede en tiempos virulentos. Sabemos que no va a afectar las buenas relaciones con el país azteca, donde nació el nobel de literatura citado, ni tampoco las que desarrollamos con nuestro gigante vecino, por la alusión al origen étnico desde la devastada selva amazónica.

Bolsonaro, fiel a su estilo, salió a fotografiarse con un grupo de nativos en su twitter con la palabra selva. Su hijo también se prendió, con que el barco de Argentina se hunde. Los diarios funcionales, O Globo y Folha de Sao Paulo se sumaron a la crítica. Opinión coral que hizo oídos sordos a la pandemia.

De todos modos, rápidamente el presidente salió al cruce y pidió disculpas por sus desafortunadas palabras, esperando no haber ofendido a nadie.

No suele ser feliz parafrasear textos fuera del contexto en que fueron dichos, menos aún con representantes españoles, luego de los papelones ofrecidos por el ex presidente Macri que pidió disculpas al emérito monarca Juan Carlos en ocasión de su visita a Tucumán con motivo de la celebración del Bicentenario de la Independencia, el 9 de julio de 2016.

“Claramente, debían sentir angustia, querido Rey, de separarse de España” expuso el ex presidente al comentar el ánimo de los congresistas en aquel célebre momento, en la querida Casa de Tucumán, donde se realizaron los actos centrales de aquel significativo hecho histórico.

Al año siguiente, como para ratificar lo realizado previamente, en su visita al Palacio de la Zarzuela intercambió regalos con la pareja real, recibió el Collar de la Orden de Isabel la Católica y, junto a la primera dama, la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica y les entregó, el Collar de la Orden del Libertador San Martín (al Rey) y la Gran Cruz de la Orden del Libertador San Martín (a la Reina). Una paquetería digna de la portada de la revista Hola.

Los tiempos han cambiado en ambos países, ya no gobierna Mauricio Macri en Argentina ni Mariano Rajoy en España. Alberto Fernández está en las antípodas de su antecesor, como Sánchez de Rajoy. Tampoco se ha llegado a los extremos de Menem y Aznar en los noventa, cuando desembarcaron Telefónica y Repsol, dispuestas a beneficiarse con el desguace del Estado argentino.

El ingreso forzado al primer mundo y la ilusión del fin de la historia y la muerte de las ideologías dejaron profundas secuelas en la sociedad, cuyos costos siguen pesando de manera indeleble.

Sin embargo, la simple retrospección nos pone de manifiesto un espejo donde se proyectan mundos paralelos. Largos períodos de dictadura del siglo pasado, en donde los ciudadanos de ambos lados del charco buscaron refugio seguro protegido por redes de amigos, bajo el cielo de la misma lengua. De allí surgieron amistades y proyectos clandestinos que promovieron lazos profundos y duraderos, dentro de una sociedad conformada por un importante componente migratorio europeo al que hacía referencia el presidente.

La delegación encabezada por Pedro Sánchez, conformada por funcionarios y empresarios españoles, mantuvo una reunión de trabajo en el Museo del Bicentenario en la Casa Rosada con el presidente Fernández, miembros de su gabinete y empresarios y dirigentes de cámaras sectoriales locales.

El mandatario español dijo que las empresas españolas tienen el compromiso de quedarse y ampliar sus inversiones, ratificando también el apoyo español a las negociaciones de Argentina ante el FMI y el Club de París, “su apoyo es total y absoluto”.

Por su parte, el mandatario anfitrión ratificó que es un momento magnífico para las inversiones españolas en el país, por el estado en que se encuentran las relaciones entre ambos países.

En ese clima enrarecido apenas por sus dichos en la recepción, ni lerdo ni perezoso, el presidente envió una carta al Instituto Nacional contra la Discriminación y el Racismo, INADI, explicando que estaba orgulloso y defiende la diversidad. Lo sabemos, pero como medios hegemónicos insisten en criticar el dedo y no la luna, hay que desenmascarar su tilinguería de la que se enorgullecen sin decirlo.

Somos un país mestizo donde la matriz hispánica, también mestiza, se mezcló con los pueblos originarios. De allí salieron los gauchos de la pampa, devenidos en soldados de frontera como narra nuestro máximo poema nacional, el Martín Fierro.

El tilingo, personaje urbano rioplatense excelentemente descripto por Arturo Jauretche en El medio pelo de la sociedad argentina, “el primo pobre de la oligarquía” siempre se burló del campesino, por su apariencia, modales y forma de hablar.

Ignoraba que en el campo había quedado arraigado el español del Siglo de Oro, como el personaje de José Hernández que si hizo popular en las pulperías del siglo XIX. Para ellos, hacer la exégesis de lo expresado por el presidente es encontrarle “el pelo al huevo”, diseccionar el dedo los embriaga y entusiasma al punto de perderse de ver la inmensa luna.

*Analista político y social. Graduado en la Universidad Nacional de Cuyo. Publicado en Connuestraamérica


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