Venezuela | Geopolítica de la ayuda humanitaria – Por Leopoldo Puchi

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Por Leopoldo Puchi *

A propósito de las gestiones en Venezuela para la adquisición de vacunas para el Covid-19, puede percibirse una batalla subterránea por la opinión pública entre los distintos factores en pugna, nacionales e internacionales, en el sentido de “quién queda mal, o quién queda bien”.

Existe un mecanismo, el del Fondo de Acceso Global para Vacunas Covid-19 (Covax), destinado a garantizar el acceso equitativo de los distintos países. En la región, los trámites se realizan a través de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Para los países pobres y de mayores dificultades económicas, el mecanismo Covax prevé un suministro gratuito, y en otros casos a precios más accesibles. En América se seleccionaron once países para recibir una donación de cierta cantidad de dosis, pero extrañamente Venezuela no figura entre ellos, a pesar de que hay organismos internacionales que dicen que vive “la crisis humanitaria más severa” de la región y de varios continentes. De manera que las vacunas que vendrán serán compradas.

En estos casos, es común que se recurra a excusas “técnicas”. Se argumenta que Venezuela es un país de muchas riquezas y con grandes fondos depositados en el exterior. Pero el caso es que estos no están en manos del Estado venezolano sino de gobiernos extranjeros y, por lo tanto, no puede Venezuela disponer libremente de ellos.

También se sabe que debido a las medidas de bloqueo por medio de sanciones no se ha podido comercializar el petróleo y otras materias primas sino con grandes obstáculos y costos, lo que ha deprimido el ingreso nacional drásticamente.

Se supone que la OPS, por su naturaleza, ha debido actuar en consecuencia frente a esta realidad, pero no ha sido así, a pesar de las diligencias de su representante en Caracas. Después de todo, no es un organismo tan aséptico como se pudiera pensar.

Finalmente, en el transcurso de la batalla por la opinión pública, se ha conocido que el gobierno estadounidense ha decidido reintegrar a Venezuela 30 millones de dólares, del total de cerca de cinco millardos de fondos retenidos.

En todo caso, este desembolso para el Covax no corresponde al ámbito de la ayuda humanitaria, puesto que se trata de recursos propios de la Nación. En esta materia, la de la ayuda, Venezuela ha recibido insumos desde países como China, Rusia y Cuba. Desde Europa y Estados Unidos se han hecho donaciones a la Cruz Roja y la ONU, pero en cantidades mínimas que no se corresponden con las necesidades y mucho menos con los discursos sobre la “emergencia humanitaria compleja”.

Hay una geopolítica de la ayuda humanitaria, que tiende a convertirla en instrumento para alcanzar fines políticos. Ya para 1967, los jóvenes estadounidenses descubrieron, estupefactos, y en medio de un escándalo de prensa con pruebas documentadas, que incluso la ayuda humanitaria que se realizaba a través del Catholic Relief Service era una herramienta más de la intervención y de los planes políticos y militares. Desde entonces, la historia se repite cada cierto tiempo.

En muchos casos, como en los programas de alimentos, no es compasión el motivo sino el interés de justificar la presencia de las ONG que funcionan como representantes de un Estado al interior de otro.

Tampoco corresponde el concepto de ayuda humanitaria a lo que se ha denominado “alivio” de las sanciones. Sin embargo, como el significado de la palabra alivio es el de la disminución de una carga o de la rudeza de una agresión, se tiende a la confusión.

En realidad, un alivio comporta la permanencia de la acción dañina, como hecho básico. Lo que sí tienen en común, “alivio” y “ayuda”, es que pueden ser utilizadas como medio para alcanzar un fin. En este caso de las sanciones, se procede a atenuar algunas de sus aristas para obtener réditos para una estrategia y lograr que los intereses planteados sean satisfechos.

Hasta el momento, Washington se ha negado a establecer conversaciones con el gobierno venezolano para discutir los temas de orden geopolítico que enfrentan a los dos Estados. Estos constituyen la razón esencial que ha conducido a medidas tan extremas como el bloqueo financiero, bancario y petrolero del Estado venezolano.

Sin conversaciones directas entre los dos gobiernos, se continuará patinando en una comedia de equivocaciones, en la que los términos de “ayuda humanitaria” y de “alivio” juegan el papel de la apariencia que oculta la realidad, la evade y desorienta.

*Politólogo venezolano, exdirigente del Movimiento al Socialismo, exministro de Trabajo


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