Las canciones prohibidas durante la dictadura cívico militar en Argentina

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En Contexto
Este 24 de marzo se cumplen cuarenta y cinco años del último golpe cívico-militar que asoló a la Argentina entre 1976 y 1983.
La dictadura impuso la absoluta limitación a las libertades cívicas, el cercenamiento de toda actividad política y llevó a cabo un plan sistemático de violación de los derechos humanos que produjo la desaparición de treinta mil personas. Implementó un programa económico que barrió con los derechos sociales y económicos conquistados en los tiempos del Estado de Bienestar, aumentó exponencialmente la deuda externa e inició un proceso de desindustrialización, destrucción del mercado interno y apertura económica que sentó las bases en las que anclaría el modelo neoliberal.
En el plano cultural, pese a la avanzada represiva, al clima de opresión y censura, a la destrucción del tejido social y del espacio público, existieron numerosas y ejemplares expresiones de resistencia y creación artística e intelectual.

Dieron a conocer documentos referentes a la censura de música durante la última dictadura militar

En el año 2009, el COMFER (Comité Federal de Radiodifusión de ese entonces, creado por la Ley de Radiodifusión 22285/80) dio a conocer documentos referentes a la censura de música durante la última dictadura militar 1976-1983.

La persecución a los artistas y trabajadores de la cultura, entre muchos otros grupos, era para ese momento ya conocida por toda la sociedad. Pero, a partir de la publicación de las listas, se comenzó a organizar una serie de eventos y encuentros para reivindicar a los artistas y canciones censuradas. Uno de esos proyectos, «Canciones prohibidas» reunió en el año 2015 a más de veinte músicos reconocidos de todo el país en vivo en el predio Tecnópolis en el Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia.

Las canciones prohibidas en sus nuevas versiones pueden descargarse aquí

Bajo el rótulo de «Cantables cuyas letras se consideran no aptas para ser difundidas por los servicios de radiodifusión» se puede leer el largo listado de canciones que la dictadura consideró -por diferentes razones y sin distinción de género – que no debían llegar a oídos de la gente durante esos años.

Desde «Amor libre» de Camilo Sesto pasando por «Cara de tramposo, ojos de atorrante» de Cacho Castaña; «Loco por tu culpa» de Palito Ortega; «Tu cuerpo» de Roberto Carlos; «Preludio de amor» de Donna Summer; «Cocaína» de Eric Clapton hasta «Me gusta ese tajo» de Luis Alberto Spinetta; «Chamarrita de los milicos» de Alfredo Zitarrosa, «Triunfo Agrario» de Armando Tejada y Gómez y César Isella, «Te recuerdo Amanda» de Víctor Jara; «Las madres cansadas» de Joan Baez; «Gilito del Barrio Norte » de María Elena Walsh; «Compañera mía» de Alberto Cortez; «Estamos prisioneros» de Horacio Guarany; «Doña Fiaca» de Eladia Blázquez; «La bicicleta blanca», de Astor Piazzola y Arturo Ferrer; «Otro ladrillo en la pared» de Pink Floyd y «Canción de amor para Francisca y su hijita», de León Gieco, entre muchas otras.

 

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La Nación


Las canciones que quisieron desaparecer

Canciones a las que quisieron desaparecer. Canciones surtidas, en temáticas y géneros, en climas. Canciones que, en algunos casos, al parecer sin intención de sus creadores, terminaron hablando de la memoria, la verdad, la justicia. Odas a la libertad, aunque también al humor, al amor, al erotismo y la belleza. Canciones argentinas y extranjeras, que metieron el dedo en la llaga. “Las dictaduras prohíben la vida, la felicidad, las ganas de hacer cosas. En muchas canciones censuradas, el tema no hacía explícitamente una crítica política: es que la fiesta los desmorona. Vamos a seguir potenciándola”, sostuvo el escritor Daniel Molina, ayer, en Tecnópolis. La megamuestra de ciencia, arte y tecnología abrió sus puertas en el 39º aniversario del golpe y en el pabellón del Ministerio de Cultura se desarrolló el recital Canciones prohibidas.

Músicos de distintas generaciones y estilos, entre ellos, Emilio del Guercio, Rodolfo García, Gabo Ferro, Leo García, Lucio Mantel, Pablo Dacal, Carlos Aguirre, Las Taradas, Luciana Jury y Tonolec, interpretaron algunos de los temas que prohibió el Comfer en la última dictadura. Estas canciones figuraban en una lista que circulaba con el “Cantables cuyas letras se consideran no aptas para ser difundidas por los servicios de radiodifusión”. El recital comenzó pasadas las 18. El espacio se colmó de jóvenes y de familias tomando mate, y las canciones eran adornadas por el murmullo de los niños, que jugueteaban desparramados por el piso.

“Libertad”, canta Del Guercio, la guitarra colgando, los brazos para arriba. “Libertad”, repite. “¿Quién te puede, quién te puede parar, cuando el ave sopla luz de libertad?”, pregunta. Está cantando “Violencia en el parque”, tema de su autoría que grabó Aquelarre. Es uno de los momentos más emotivos de la tarde. La palabra “libertad” significa mucho. Significa todo. Del Guercio y Rodolfo García, recibidos y aplaudidos de pie, están entre los músicos de más edad que participan de Canciones prohibidas. Antes de su canción, el guitarrista leyó: “Hicimos nuestra música a pesar de todas las circunstancias que vivíamos. Son simples canciones, no revoluciones. Son miles de latidos que nos mantienen unidos, risas y llantos que algunos pescamos en este gran río en el que todos viajamos”.

Canciones prohibidas fue un viaje en el tiempo que se posó en distintas emociones. Hubo dolor, en la versión que Loli Molina hizo de “Viernes 3 am”, o cuando Charo Bogarín mencionó a su padre, Pancho, desaparecido, antes de cantar un tema de Zitarrosa. Hubo retazos de historia y de política, ya que varios de los temas hablaban de la libertad o de la necesidad de. Al oír la letra original de “Ayer nomás”, de Moris y Pipo Lernoud, una amiga le confesaba a la otra: “Me sorprende… ¡la verdad es que solamente conocía la versión cursi!”. Del baúl de los recuerdos se desempolvaron temas conocidos y otros no tanto. La sensualidad y el erotismo en primer plano. Varios intérpretes, sobre todo las mujeres, aludieron a esto: la dictadura censuró al sexo, al amor, a la celebración. Incomodidad generó en la platea la jugada versión que hicieron Pablo Dacal y Liza Casullo de “Yo te amo, yo tampoco”, de Serge Gainsbourg, a los gritos, simulando orgasmos; llevando todo lo que el tema ya tiene al extremo. Las Taradas, todas ellas vestidas de negro, también se refirieron a la sensualidad y el humor, antes de entregar una versión de “Bésame, amor”, de Yoko Ono. “Van a escuchar y van a decir ‘¿esto estaba prohibido?’”, opinó Luciana Jury, que entonó “Me muero, me muero”, de Lolita de la Colina. Hubo clima de festejo con “Chacarera del expediente”, de Leguizamón, que cantaron Molina y Lucio Mantel. Hubo tiempo, incluso, para el baile. El grupo Fauna ofreció una versión remixada de “Me gusta ese tajo”, de Spinetta. En el medio del tema, se coló “Tajo”, de Divididos, y una pregunta perfecta para este día: “¿dónde está Jorge Julio López?”. Gabo Ferro se lució con “Te recuerdo, Amanda”, de Víctor Jara, y “Estamos prisioneros”, de Armando Tejada Gómez y Horacio Guarany. El tango quedó representado con “Gilito de Barrio Norte”, de María Elena Walsh, por parte del Chino Laborde. Completaron la lista: “Cara de tramposo, ojos de atorrante”, de Cacho Castaña; “La mujer que yo quiero”, de Joan Manuel Serrat, y “Adagio a mi país”, de Alfredo Zitarrosa, entre otros.

En un momento tomó la palabra Pipo Lernoud. “Vieron que hay canciones de todo tipo en la lista: de rockeros, de folkloristas, tangueros… hay muchas canciones de humor también prohibidas”, definió. Y luego repasó el recorrido de “Ayer nomás” desde su nacimiento. Según contó, “Ayer nomás” fue prohibida en 1966. Luego, Los Gatos tuvieron la posibilidad de grabarla. “Pero en la grabadora les dijeron: ‘Miren que acaba de tomar el poder un gobierno militar; esta letra no va, es un poco fuerte’.” Los autores acordaron con Litto Nebbia que él escribiera su propia versión. Luego, Moris grabó la original. “Cuando la presentaron Los Beatniks, en La Cueva, hicimos una conferencia de prensa. Me pidieron que escribiera algo para presentarlos. Cuando me llamaron para este evento, me acordé de eso, que estaba guardado en un cuaderno viejo mío, que jamás vio la luz en ninguna forma. Se distribuyó sólo en La Cueva, en junio de 1966”, resaltó el poeta y periodista. Y entonces, leyó: “Basta de asesinos en el timón. Callar… uniforme a la vista. Decirlo todo aunque nos serruchen. ¿Quién te impide hablar? Ellos no. Tu miedo. Vos te venís imponiendo silencio desde siempre. Por eso esta gente se junta para cantar, para bailar. Bailar en las cabezas de los que mantienen las guerras, el hambre, la represión. Echarse un buen alarido en los orejones de los poderosos”.

Página 12


Las «listas negras» que llevaron al exilio a artistas e intelectuales

Se trata de los listados confeccionados por la Junta Militar que luego eran distribuidos a los medios de comunicación para evitar que los señalados fueran contratados. 

Una lista con más de 300 nombres de artistas, periodistas e intelectuales con «antecedentes ideológicos marxistas» fue identificada entre los archivos encontrados en el Edificio Cóndor de la Fuerza Aérea. Entre los nombres figuran Norma Aleandro, Luis Brandoni, Norman Briski, Julio Cortázar, María Elena Walsh, Fernando «Pino» Solanas y Luis Brandoni, entre muchos otros cuyo destino fue, mayoritariamente, el exilio.
Cuando promediaba su presentación, el ministro de Defensa, Agustín Rossi, anunció que entre los miles de documentos sensibles que hallaron el jueves pasado se encontró una carpeta que analiza exclusivamente las listas negras de la última dictadura entre 1973 y 1983, confeccionadas por la Junta Militar y distribuidas después en los medios de comunicación y todos los estamentos del Estado para que no fueran contratados.

Según detalló el ministro, el 31 de enero de 1980 integraban las listas negras 331 personas clasificadas bajo la Fórmula 4 (F4), el mayor de los cuatro niveles de «peligrosidad». Estos niveles iban del 1 al 4: ser calificado con F1 significaba «sin antecedentes marxistas», con F2 que «los antecedentes que registra no permiten calificarlo desfavorablemente desde el punto de vista ideológico marxista», y F3 que esa persona «registra algunos antecedentes (…) pero los mismos no son suficientes para que se constituyan en un elemento insalvable para su nombramientos, promoción, otorgamiento de beca, etc.» Quedar encasillado en el nivel F4 significaba que esa persona «registra antecedentes ideológicos marxistas que hacen aconsejable su no ingreso y/o permanencia en la administración pública, no se le proporcione colaboración, sea auspiciado por el Estado, etc.», señala uno de los documentos que establece las fórmulas de calificación de personas utilizadas por la Junta Militar.

Otra de las listas encontradas, con fecha del 20 de octubre de 1982, todavía mantenía en el nivel F4 a 153 personas. «Queda claro que, a medida que nos acercábamos a la democracia, esas listas se iban eliminando», explicó Rossi.

La lista concretamente está conformada por 19 páginas con los nombres de artistas, periodistas e intelectuales, su DNI, su profesión y una fecha que marcaría el momento en el que el caso fue incluido en esa lista.

En cada página se incluyeron las instrucciones de la Junta para quien tuviera en su poder esos documentos. Allí se aclara que «estos antecedentes constituyen elementos de orientación, no de prueba» y que no deben ser divulgados, no deben ser copiados y deben ser incinerados.

El listado conocido ayer lo integran 331 nombres. Entre ellos se encuentran actores y actrices muy reconocidos, como Norma Aleandro, Héctor Alterio, Luis Brandoni y Norman Briski, Nacha Guevara, Víctor Laplace y Federico Luppi, entre muchos otros.

En el grupo de escritores la dictadura agrupó a Abelardo Castillo, el uruguayo Eduardo Galeano, Julio Cortázar, David Viñas, Roberto «Tito» Cossa y María Elena Walsh, y entre los periodistas se menciona a Osvaldo Bayer, Rogelio García Lupo, Tomas Eloy Martínez, Francisco «Paco» Urondo, quien se encuentra desparecido, y Jacobo Timerman.

La lista negra se extiende también hacia músicos y compositores, como Leonardo Favio, Miguel Ángel Estrella, Jaime Dávalos, el conjunto Los Trovadores, Horacio Guarany, Víctor Heredia, Armando Tejada Gómez, Osvaldo Pugliese y Mercedes Sosa.

A estos nombres se suman el pintor Antonio Berni, los cineastas Leonardo Favio, Octavio Getino y el actual senador electo Fernando «Pino» Solanas.

Otro dato que surge es el momento en que empezaron a ser investigados, con casos previos al golpe de Estado y que se remontan al gobierno de Isabelita e incluso a la dictadura de Lanusse. Por ejemplo, el periodista Jorge Luis Bernetti comenzó a ser observado el 23 de agosto de 1969, en tanto que el seguimiento de «Tito» Cossa empezó el 11 de diciembre del ‘75.

Sergio Urribarri: “Treinta años de democracia nos permiten mirar hacia atrás, mientras seguimos construyendo presente y futuro. Festejemos la vida, poder coincidir o disentir, pero con un país que tiene un norte, ¡que no negocia su dignidad! Tantos hombres y tantas mujeres de nuestra cultura que fueron perseguidos por la dictadura cívico militar. Esta lejos pero no debemos olvidarlo. La cultura y sus artistas en las listas negras”.

Hebe de Bonafini (Presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo): «Me parece maravilloso lo que encontraron y todavía lo que habrá. El hallazgo es increíble, fantástico, y me da muchas ganas de seguir peleando. Cuando discutíamos (sobre la posible existencia de los archivos) algunos me decían que los habían tirado al río, llevado a España o quemado. Yo les decía que como ellos (los militares) estaban seguros de que estaba bien lo que estaban haciendo, iban a guardar todo. Ellos creyeron que pasaban a la historia con esto. Es un momento muy importante para que se sepan muchas cosas, como la complicidad de los bancos.”

Horacio Pietragalla (nieto recuperado): “Es importantísimo el valor probatorio en las causas que se vienen. La documentación sobre los bancos y sobre Papel Prensa nos va a dar mucha información para poder avanzar con las responsabilidades civiles, que es lo que se viene en los juicios de lesa humanidad”.

Hugo Yasky (Secretario General de la CTA): “Las actas de la dictadura son la memoria oculta del terrorismo de Estado y ahora vamos a tener la posibilidad de conocerlas. Solo un gobierno que fue capaz de terminar con la impunidad como el de Cristina Kirchner podía dar al pueblo argentino esta enorme oportunidad, que tiene trascendencia histórica, de transmitir ahora más que nunca Memoria Verdad y Justicia”.

Tiempo Argentino


Algunas canciones prohibidas durante la dictadura

Ayer nomas –  Los Gatos

Moris

«Ayer nomás, en el colegio me enseñaron, que este país es grande y tiene libertad». La primera frase de la canción dejó en claro la razón por la cual el tema fue prohibido.  La mítica banda del rock nacional hizo uno de los temas más recordados de la década del 60 que, luego, fue prohibida por los censores. Sin embargo, la letra que Moris llevaba adelante tenía un poder político aún más grande.
Da ya think i’m sexy?  – Rod Stewart 

Las melenas rubias al viento, la sensualidad  y este provocativo tema en la voz británica de Rod Stewart no pudieron ser difundidos debido a la prohibición que ejerció la dictadura militar.

Juana Azurduy  – Ariel Ramírez

Con música de Ariel Ramírez y letra de Felix Luna, la canción hace referencia a la generala del Ejército argentino que luchó en el Alto Perú y que se hizo cargo de las guerrillas libertadoras tras el fallecimiento de Manuel Ascencio Padilla.

Another Brick in the Wall – Pink Floyd

«We don’t need no education, We don’t need no thought control». El conocidísimo estribillo es uno de los más emblemáticos en los movimientos sociales de la década del 70 a nivel mundial. Pink Floyd, una banda revolucionaria, tenía temas que hablan de la liberación de los pueblos.

Me gusta ese tajo –  Luis Alberto Spinetta

Pescado Rabioso también sufrió el recorte y la prohibición.  Si bien el inolvidable talento de Luis Alberto Spinetta había desarrollado canciones más combativas, el ojo clínico de los censores no supo detectar las metáforas de libertad de otros temas y prohibieron una canción sexy, pero que en su letra no hace referencia a la situación del país.

Hasta la victoria  – Aníbal Sampayo

El Che Guevara fue un símbolo de la revolución cubana que, por supuesto, los gobernantes de la dictadura no querían reproducir. Esta canción era en homenaje al doctor rosarino y por eso sufrió el recorte de los censores del COMFER.

Cocaine – Eric Clapton 

La clásica canción de Eric Clapton toca uno de los temas más sensibles en ese momento. A los censores les parecía prácticamente imposible que un tema que diga «Cocaína» esté en contra, pero años después el propio autor de la canción explicó que la canción llama a la «reflexión».

La guerrillera – Horacio Guarany

El nombre ya lo dice todo. Para el Gobierno de facto era imposible que esta canción circulara por los medios de comunicación.  El folclorista siempre fue un férreo defensor de los derechos humanos y la dictadura militar prendió varios de sus discos editados. En 1979 le pusieron una bomba en su casa en Buenos Aires y desde ese hecho hasta el fin del gobierno solo brindó espectáculos en el interior del país.

Light My Fire – The Doors

Las miradas pacatas relacionaban a la banda y al ritmo psicodélico  con el que empieza la canción a un mundo de libertinaje. La visión de los medios alrededor del globo para con The Doors era de una música que llevaba a los «vicios». A raiz de este pensamiento,  nació la censura de uno de los temas clásicos del rock.

Viernes 3 am – Charly García

El autor argentino tuvo varios inconvenientes con la policía de la época. Varios años después de ocurrido el golpe militar, García contó: «Un montón de veces tuve que dar explicaciones por mis temas». En este caso, los censores decidieron prohibir «viernes 3 am» de Serú Girán.

Bonus Track:   Cara de tramposo – Cacho Castaña

«Cara de tramposo y ojos de atorrante, con el pelo largo y la lengua picante». Increíblemente la inocente letra de esta canción del cantante de los 100 barrios porteños también fue prohibida. El baile y la alegría tampoco estaban permitidos.

Diario Popular

 

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