Euclides Acevedo, canciller de Paraguay: “Hay que refundar la nación por la vía de una Asamblea Constituyente”

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Por Sebastián Fest

Tiene 70 años y mira desde siempre la política con agudeza y humor, aunque no son tiempos precisamente divertidos los que vive ParaguayEuclides Acevedo, canciller desde enero del gobierno de Mario Abdo Benítez, cree que el presidente debería dar pasos audaces para cambiar la turbulenta historia de su país y proyectarlo a un futuro diferente. ¿Cuán audaces? Reforma constitucional y “segunda república”.

Hay que refundar la nación por la vía de una segunda república que requiere de una asamblea nacional constituyente”, dijo Acevedo durante una entrevista con Infobae en la que admitió que Abdo tiene una posición diferente, aunque “no se cierra a la reforma”.

Acevedo analizó también el funcionamiento del Mercosur y mostró su desacuerdo con el presidente de UruguayLuis Lacalle Pou, que lo definió como “un corset”. El canciller, además, cree que Fernando Lugo, ex presidente paraguayo, se equivoca cuando compara la actual situación del país con “el marzo paraguayo de 1999”, que dejó ocho muertos y una tremenda crisis institucional a partir del asesinato del entonces vicepresidente, Luis María Argaña.

Lo que menos quisiera es que se repita el marzo del 99 (…). Pese a nuestras deficiencias cívicas y culturales hay un pueblo combativo e insurrecto en el buen sentido del término. Porque el Paraguay es un país pacífico, pero no dócil”.

– ¿Qué está pasando en Paraguay? ¿Y por qué está pasando lo que está pasando?

– Aquí todos somos sobrevivientes de naufragios increíbles, así que uno más… Es una fosforescencia de la pandemia sanitaria, el agotamiento de un sistema jurídico político que tiene fecha de vencimiento. Mi posición es refundar a la nación por la vía de una segunda república que requiere de una asamblea nacional constituyente. Una transformación económica, social y sobre todo cultural. Nosotros no hemos terminado el proceso de transición. En España duró poco porque hubo pacto político. Aquí hubo de todo menos pacto político. Esto es el agotamiento social, la fatiga política y a consecuencia de todo lo que está pasando en el continente, también.

– ¿Esta postura de refundar la nación la comparte el presidente Abdo Benítez?

– No, porque yo no formo parte del partido del presidente, yo formo parte de un pensamiento diferente, aunque republicano como él. Pero tengo entendido que él no se cierra para nada a una nueva Constitución. Pero hay matices de cómo abordar la constituyente. Algunos creen que se debe cambiar la Constitución solo para facilitar la reelección, y para mí la reelección es un supositorio dentro de la Constitución. Acá hay que reformar otras estructuras del Estado. Desde la reforma del poder judicial hasta una remodelación del poder legislativo, pero sobre todo una política educativa laica y liberadora.

– ¿Significa esta crisis que el Paraguay que crecía y atraía inversiones era una ilusión y no un asunto sólido?

– No, no, no. En absoluto. Nuestra economía de producción de alimentos ha crecido notablemente en la pandemia. Nuestra macroeconomía es sólida y demostrable, y eso va a permitir un crecimiento en 2021. Pero no hay crecimiento convertido en desarrollo si no hay una política fiscal y de equidad social. En términos macroeconómicos, Paraguay es absolutamente saludable. Lo que no hay es una gestión de carácter administrativo y político que permita una administración eficaz de nuestra potencia económica. Va a ser el país que menos impacto negativo va haber sufrido por esta pandemia en la región, vamos a crecer al cuatro por ciento. Los datos son saludables, pero la realidad microeconómica es hasta angustiante, porque esta pandemia ha alterado nuestros mecanismos de defensa y hasta de supervivencia.

– El ex presidente Fernando Lugo dijo ver similitudes con marzo de 1999, cuando se asesinó a Luis María Argaña. ¿Coincide?

– Estoy de acuerdo parcialmente con lo que dice el presidente Lugo, pero este marzo no tiene nada que ver con el marzo paraguayo del 99, del que fui protagonista eficiente a favor de la libertad y la democracia. Lo que menos quisiera es que se repita el marzo del 99. La protesta es pacífica y una inquietud popular saludable. Quiere decir que pese a nuestras deficiencias cívicas y culturales hay un pueblo combativo e insurrecto en el buen sentido del término. Porque el Paraguay es un país pacífico, pero no dócil.

– ¿Por qué Paraguay ha tenido tantas dificultades para conseguir vacunas e inmunizar?

– Ha tenido dificultades por las siguientes razones. Apostamos por la multilateralidad, por el proyecto Covax. Hemos sido los primeros en pagar pero es como los reyes Magos, ponemos el agua y el pasto y los reyes no pasaron. Eso nos obligó a recurrir a gestiones bilaterales, como con Rusia y elípticamente con laboratorios chinos. La Pfizer nos resulta demasiado cara para nuestro presupuesto. Nosotros ya hemos pagado a Rusia por un millón de dosis y hemos recibido nada más que 4.000. No sabemos si es un problema de stock, del flete, pero nosotros hemos hecho bien los deberes. No solo para comprar vacunas, sino en diez meses para prepararnos para la cuestión sanitaria. Lamentablemente no tuvimos la capacidad de gestión para sostener las expectativas que despertamos al inicio de la pandemia.

– ¿En qué falló el gobierno paraguayo?

– Ha habido una falta de capacidad de gestión, porque hubo una buena planificación. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) pronosticó 15.000 muertes para Paraguay en diciembre, y no hemos llegado a las 3.500. Es una estadística lúgubre, pero demuestra que estamos bien preparados. Estamos saturados, pero no colapsados todavía. Y el tema de las vacunas revela la inequidad mundial con respecto a la producción y distribución mundial de las vacunas. Hay países que tienen siete veces la cantidad de su población. Un bien humanitario universal se convirtió en un instrumento de negocio.

– ¿Está hablando de un gobierno progresista como el de Canadá?

– Canadá 7 a 1. ¿Te parece? El afán de lucro ha superado las pronunciadas leyes de la solidaridad universal.

– ¿Pfizer les exigió condiciones inaceptables, tal como denunció el gobierno argentino?

– Nosotros no tenemos frigoríficos a 80 grados bajo cero, que son además muy caros. Nuestro Tesoro no está en condiciones de comprar a Pfizer. Lo que necesitamos es entrenamiento y especialistas en terapia intensiva. Estamos sobreviviendo. La angustia y la fatiga del pueblo más desprotegido hace que esto se convierta en una agitación social de naturaleza económica y de consecuencias políticas.

– Chile les ha donado vacunas, ¿cómo fue eso?

– Ya nos envió las vacunas, recibimos 20.000 dosis de la vacuna china en concepto de donación. Y eso no afecta el plan de vacunación que tiene Chile, que es uno de los más prósperos de América Latina. Esperemos que para fines de abril lleguen 300.000 vacunas de Covax. Y esperamos aún que los rusos nos manden las 996.000 que nos faltan. Y estamos negociando con otros. Desde los Emiratos Árabes a la India, desde los Estados Unidos hasta Japón. Que vengan las vacunas y ya.

– Argentina le ha donado vacunas a Bolivia. ¿Tuvo una oferta similar el gobierno de Paraguay?

– No, pero tenemos oficios de la Cancillería y de la Casa Rosada en el sentido de adelantarnos algunas dosis que ellos están adquiriendo de Rusia y que cuando nosotros tengamos las devolvemos. Hay gestos de solidaridad de la Argentina y Uruguay como consecuencia del gesto chileno. El canciller Solá ha sido sumamente obsequioso en su trato y práctico en su oferta.

– Chile se las dona a Paraguay y Argentina pide que las devuelvan, ¿es así?

– Es que a nosotros nos da igual. Nosotros queremos las vacunas ya. Y a lo mejor (los argentinos) terminan hasta donándolas, es cuestión de una negociación. Tenemos también negociaciones con Brasil que estas cuestiones políticas internas retrasan todo. Voy a verme próximamente con el canciller brasileño y el argentino para que armemos un banco común al que podamos acceder todos equitativamente. La semana que viene me veo con mi amigo el canciller Solá y luego el 26 en la Cumbre del Mercosur.

– ¿Va a prosperar el juicio político que quieren iniciar el PLRA y el Frente Guasú contra el presidente Abdo?

– Me temo que no. No solo porque los números no dan, y un juicio político se trata de votos, de números. Y sería lo peor que podría pasarle al Paraguay, un quiebre institucional innecesario que nos aislará más aún. Los juicios políticos suelen traer prosperidad, afectan a la economía y la confianza de la población. De todos modos es un recurso constitucional válido, pero no es lo mejor para la república.

– ¿Pondría las manos en el fuego por un Cartes no sumándose al juicio político?

– Yo no tengo cualidades taumatúrgicas como para poder poner las manos en el fuego por nadie. Solamente por mí, pero me luce que en última instancia va a primar la sensatez y la cordura. Estoy seguro también de que el gobierno va a tomar nota y va a hacer los cambios que está haciendo para satisfacer las demandas ciudadanas con más energía.

– ¿Le preocupa mucho lo que está sucediendo en la provincia argentina de Formosa?

– Sí, porque el final de la pandemia no respeta fronteras, la pandemia no es solo sanitaria, es también política y social. Hemos intentado varias veces con el amigo Gildo Insfrán llegar a acuerdos de tránsito y tráfico y encontrar un protocolo sanitario que se compadezca con el económico y comercial. Nos preocupa, claro que nos preocupa lo que pasa con nuestros vecinos. Lo que pasa en Formosa y lo que pasa en Posadas.

– ¿A qué acuerdos no ha llegado con Insfrán?

– No han llegado (los acuerdos) porque están preocupados y tienen un cordón sanitario sumamente fuerte. Ni los chaqueños pueden llegar a Formosa. Pero vamos a seguir insistiendo. La hermana provincia de Formosa es nuestra vecina privilegiada junto con Misiones, y queremos encontrar algún hueco.

– ¿Qué le pide el gobierno paraguayo al formoseño?

– Tratar de encontrar un protocolo sanitario y uno comercial, como lo hicimos con Ciudad del Este y Foz de Iguazú, o entre Pedro Juan Caballero y Ponta Porá. Queremos acuerdos fronterizos lo antes posible, para nosotros es sumamente preocupante que los paraguayos no puedan entrar a la Argentina.

– Si Insfrán no ofrece soluciones, ¿no pueden hablar el tema con el gobierno nacional? Usted está por visitar Argentina.

– Es uno de los puntos que vamos a plantear cuando me vea con Solá la próxima semana. La pandemia no nos puede aislar tanto. Con precauciones hay soluciones, pero este bicho de mierda no respeta las urgencias ni necesidades económicas.

– El presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, habla de que el Mercosur es un corset. ¿Coincide?

– No, nuestra posición es intermedia. No nos oponemos a discutir los alcances de la flexibilización, que es una palabra seductora, pero seguimos creyendo que siempre vamos a poder negociar mejor cuando negociemos en bloque, lo que no quiere decir que no haya algunas excepciones que nos permita reivindicar el derecho a la bilateralidad. Es uno de los temas que vamos a tratar en Buenos Aires, y el presidente Lacalle Pout ha tenido la cortesía y la finura política de convocarnos para explicarnos lo que habló con el presidnete Bolsonaro y el presidente Fernández. En lo que sí coincidimos todos es en que la flexibilización en ningún caso debe ser en detrimento de la consolidación del Mercosur.

– Su amigo, el canciller Solá, sostiene que la visión de Lacalle Pou del Mercosur como corset es desafortunada.

– Si fuera un corset sería realmente peligroso. Pero yo creo que no es un corset. En mi ignorancia de política exterior puedo sentir con toda claridad que el Mercosur es una catapulta de gestión y de crecimiento, no de achicamiento. A mi no me gustan los corsets, me gustan en todo caso los cinturones cómodos, pero con el abdomen liso.

– Como canciller algo sabrá de política exterior, no será tanta la ignorancia…

– Algunos saben más que yo, y mi veteranía me obliga a ser modesto. Pero ser modesto no implica ser inseguro, porque tengo colaboradores de puta madre.

– El presidente Alberto Fernandez no quiere abrir más el Mercosur en medio de una pandemia. ¿Va el Mercosur definitivamente a un esquema de dos velocidades, con la Argentina retrasada?

– Algunos dicen que en el Mercosur Brasil hace lo que quiere, Argentina lo que puede y Paraguay y Uruguay no hacen nada. Es una linda factura mediática, pero no tiene rigor sociológico. De todos modos, las velocidades siempre existen. Lo importante es que no nos quedemos en punto muerto. Y solo podemos movernos a través del diálogo.

– ¿Qué le pide usted al canciller Solá, qué quiere Paraguay que Argentina aún no le da?

– Yo no tengo más que palabras de gratitud para la nación argentina, desde 1947 que nos ha albergado después de la Guerra Civil, toda la pandemia económica de nuestro país, la Argentina fue siempre solidaria. Al canciller Solá le he pedido una mayor energía en la bilateralidad económica y sobre todo una utilización moderna, eficiente, productiva y enriquecedora de la hidrovía. Paraguay es la tercer flota fluvial del mundo, y eso tiene que estar al servicio de la región.

– Uruguay se presenta como la salida al mar y al mundo de Paraguay. ¿Esto es correcto?

– Absolutamente correcto. Nosotros tenemos el derecho a salir al mar a buscar la prosperidad económica y el acceso de nuestros productos a otros mercados. Vamos a contar con la solidaridad de los puertos de Buenos Aires y Montevideo. Y la unión del Atlántico con el Pacífico a través del corredor bioceánico que pasa por el Chaco paraguayo. Quiero conocerlo personalmente a Solá aunque sé bastante de él porque soy muy curioso de lo que pasa en la Argentina, pero una cosa es lo que hablan los medios y otra conocer personalmente al colega. Nuestros expertos en comercio están esperando la agenda generosa de nuestros pares argentinos, nosotros tenemos las maletas hechas desde hace más de un mes. No sé por qué razón no se puede concretar eso. Creo que voy a terminar reuniéndome antes con el canciller que los viceministros de asuntos económicos con sus pares argentinos.

– La salida garantizada es la que le ofrece Uruguay y para obtener una por Argentina tiene que hablar con Solá. ¿Es así?

– Nosotros con Solá vamos a discutir de mayores comodidades, pero no vamos a prescindir del puerto de Buenos Aires.

– ¿Qué quiere Paraguay de Brasil en Itaipú y de Argentina en Yacyretá?

– La revisión del anexo C, somos socios paritarios, de igual a igual. Queremos que el beneficio sirva como plataforma de desarrollo para la región. Yacyretá tiene que ser un pretexto de crecimiento regional. Hay que usar lo que ganamos para invertir en el desarrollo continental.

– ¿Confía en que la Argentina y Portugal van a lograr concluir la firma del tratado entre la UE y el Mercosur?

– Me temo que no. Eso está terminado pero no está firmado. Me temo que hay cierto prejuicio o egoísmo de algunos países de la UE que tiene un cierto derecho a veto, ni sé por qué. Hay que tener paciencia, el tiempo pasa pero no mata. Hay que tener mucha paciencia y mucha saliva, pero no creo que se llegue al acuerdo este año, que llevó más tiempo que lo debido. Y le digo algo: en Paraguay hay mucha sobrestima, los psicoanalistas se morirían de hambre aquí.

– Como ministro del Interior que fue, ¿cuán peligrosa y preocupante es hoy la Triple Frontera?

– Es sumamente preocupante, y esto solo va a funcionar con un acuerdo con Argentina y Brasil, es un tema que debe ser abordado con mucho rigor e información clasificada. El crimen organizado tiene su parque industrial en las penitenciarias, me refiero al Comando Vermelho, al Primer Comando Capital, etcétera, que penetran nuestras fronteras, que son vulnerables, contaminando incluso a agentes políticos. Esto es preocupante, hay que tomárselo muy en serio porque va a terminar contaminando todo. Se están tomando medidas exitosas, pero acá se divulga a los fugados y no a los re capturados. Pero nos asusta, deprime, indigna, embronca lo que sucede, pero hemos tenido éxito en los últimos meses.

– ¿Cómo es posible que a seis meses del secuestro del ex vicepresidente Oscar Denis no se sepa nada?

– Hay informaciones clasificadas que no se pueden revelar. Es uno de los desencantos y frustraciones que arrastro de mi paso por el ministerio del Interior, no haber tenido éxito. Pero la investigación continúa.

– ¿Cree que está vivo?

– Tengo informaciones contradictorias. Mientras no haya una certificación cierta de su fallecimiento estoy obligado a pensar que está vivo. Y tengo mucha información esperanzadora. Aunque no sea ya ministro del Interior, sigo vinculado con mis antiguos informantes que me hacen llegar todo tipo de información. Ojalá esté vivo, él y los otros dos secuestrados.

– ¿Cuán diferente es hoy Asunción en comparación con la ciudad que era hace 15 o 20 años?

– Yo nunca me voy a olvidar de lo que decía Carlos Perciavalle en una especie de remake de sorteo que hacía. “¡Primer premio, una semana en Asunción!”… “¡Segundo premio, dos semanas en Asunción!”. Hoy día el primer premio es un mes en Asunción. ¡Y prorrogable!

– ¿Usted quiere ser presidente?

– De un club deportivo, sí.

– ¿De cuál?

– De Cerro Porteño.

– ¿No le interesa instalarse en el Palacio López?

– Ya estuve ahí, pero estuve de mirón.

Infobae

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