Otra gran lección cívica del votante salvadoreño – Diario El Mundo

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Este domingo 28 de febrero hemos sido testigos de cómo la ciudadanía se ha volcado a las urnas para elegir a la próxima Asamblea Legislativa, sus 262 concejos municipales y el Parlamento Centroamericano.

Pese a los fallos de organización que fueron evidentes al inicio de la votación y los problemas que observamos al final de los comicios, hay que destacar al votante salvadoreño por su motivación y voluntad para ejercer el sufragio porque cree en la democracia y espera que su voto sea respetado a la hora del conteo.

Los observadores electorales hicieron señalamientos válidos y las autoridades electorales tuvieron que corregir muchas de las fallas a lo largo del día. Es de destacar el papel de la Fiscalía General de la República que estuvo presente en situaciones tensas y resolvió dificultades acertada y efectivamente.

Desde tiempos del conflicto armado, cuando los salvadoreños salíamos a votar bajo las balas de la guerrilla que saboteaba los comicios, este pueblo jamás se ha amilanado por amenazas de cualquier tipo. El salvadoreño ha creído en la democracia y espera que sus líderes políticos respeten la institucionalidad del país. Por eso es fundamental el respeto a los resultados por aquellos que no han salido favorecidos con el voto popular.

Para los que han resultado electos, hay que recordarles que cae sus hombros una enorme responsabilidad que no puede ser manejada con soberbia y arrogancia. Cada vez que un partido ha actuado con prepotencia, el pueblo salvadoreño ha sido sabio y ha cambiado el rumbo del país. Por eso no hay que ufanarse de victorias sino recordar el compromiso enorme con un pueblo que tiene enormes necesidades y que ha sufrido mucho desde tiempos del conflicto, luego por la violencia de las pandillas, más la corrupción endémica, las catástrofes naturales y ahora la pandemia.

El Mundo

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