Protestas por la renuncia de Moise se extienden por el país y se agrava la crisis política
Se extienden las protestas a diversos pueblos de Haití
Por Ricardo Santana
Las confrontaciones entre grupos que exigen la renuncia del presidente de Haití Jovenel Moise y de los que apoyan su permanencia hasta enero del 2022, se extendieron la noche del lunes y ayer martes a pueblos de Haití cerca de la República Dominicana, mientras las autoridades castrenses informaron que a pesar de que el lado dominicano limítrofe con el vecino país está tranquilo, la vigilancia ha sido reforzada.
La noche del lunes manifestantes quemaron neumáticos en comunidades y pueblos como Millot, Gonaives, Trou Du Nord, Juana Méndez, Fort Liberté, Haut Maribahoux, Acul des Pins, Savane Longue, Savane au Lait, Gens de Nantes y otras.
director del Cuerpo Especializado en Seguridad Fronteriza Terrestre (Cesfront), general José Manuel Infante Durán, dijo que la situación en la frontera dominicana es normal, pero que pese a ello han reforzado la vigilancia ante cualquier eventualidad.
“Tenemos en la frontera un personal que se encuentra en puestos fijos, unidades móviles y equipos de reacción los cuales actún de inmediato ante cualquier llamado”, enfatizó.
Morfi Joseph, dirigente opositor haitiano, dijo que por el bienestar de Haití, lo que más conviene es que el presidente Moise renuncie porque las protestas se están intensificando y que están llegando a poblados que eran bastiones de su partido.
Mientras Wiliam Pierre, dirigente del partido de Jovenel Moise en Juana Méndez, dijo que hay bandas armadas en Haití que están creando desordenes y atemorizando a la población amparadas de las protestas.
Comentó que el presidente de su país fue electo por cinco años y que cumplió cuatro en enero, por lo que estima que es ese mismo mes del 2022, que le corresponde abandonar el poder y no antes, como quieren esos grupos.
De su lado, el presidente de la Asociación de Pastores de Juana Méndez, Rafa Badaweth, proclamó que está orando por la paz de Haití y pidió a los grupos en pugnas que depongan su actitud y piensen en la gente pobre.
Afirmó que las protestas en Haití está afectando no solo la economía de su país, sino también de los pueblos y comunidades dominicanas cerca de la frontera dominico-haitiana.
“Pedimos que reflexionen, esas confrontaciones no conviene a nadie”, insistió.
El activista de la organización de Protección Civil y Derechos Humanos del Noreste de Haití, Jonsua Pierre, denunció que muchos manifestantes que son detenidos por la Policía de su país, son víctimas de crueles torturas.
Informó que ha recibido denuncias de ciudadanos de que manifestantes, sobre todo bandas armadas están quemando carros y motocicletas de personas que tienen esos medios de transporte para subsistir junto a sus familiares.
“Te imagina que les quiten un motor a un hombre con cinco hijos pequeños que los tiene como medio de sobrevivir y se lo quemen, para esa persona, el mundo se le acabó”, lamentó el activista de derechos humanos.
Protestas y desesperación en Haití: la eterna crisis que nadie puede solucionar
Por Francisca Videla
Barricadas en llamas, violencia, y un mandatario aferrado a su sillón: el presidente de Haití, Jovenel Moïse, no parece impresionado por las protestas y las demandas de dimisión de las últimas semanas. Puede contar con el apoyo de la nueva administración estadounidense y de la Organización de Estados Americanos (OEA).
“La calma ha vuelto a Haití”, tuiteó el presidente el 13 de febrero. “Los agentes de policía utilizaron gases lacrimógenos contra los alborotadores. El pueblo haitiano tendrá derecho a unas elecciones libres este año. El 7 de febrero de 2022, un presidente elegido me sucederá en el cargo”.
La disputa sobre el mandato del Presidente Jovenel Moïse ha provocado la reciente crisis en el país y las violentas protestas. Moïse quiere celebrar un referéndum sobre una nueva Constitución el 25 de abril, y elecciones parlamentarias y presidenciales el 19 de septiembre de este año.
La oposición, por su parte, lleva dos años exigiendo la dimisión de Moïse por escándalos de corrupción y violaciones constitucionales. No ha sido capaz de organizar elecciones parlamentarias y lleva un año gobernando por decreto. Moïse, por su parte, acusa a la oposición de un intento de golpe de Estado.
Para la oposición, el mandato de Moïse, que se presentó por primera vez a las repetidamente aplazadas elecciones de 2015 y salió victorioso en noviembre de 2016, ha terminado desde el 7 de febrero de este año.
Pero también tienen en la mira un búnker de hormigón de tres plantas no muy lejos del aeropuerto de Puerto Príncipe, en el barrio de Tabarre: la embajada de Estados Unidos. Porque ahí, según muchos haitianos, es donde se decidirá el destino del país.
Estados Unidos apoya a Moise
“La embajada se ha convertido en una especie de árbitro en Haití durante las últimas décadas”, comenta a DW Roland Joseph, politólogo haitiano y formador en el Centro Caribeño para la No Violencia y el Desarrollo Sostenible (CCNGD). El problema, según él, es que el gobierno estadounidense se aferra al desacreditado Moïse. Eso alimentaría las protestas.
Joseph sospecha que la escalada tomó desprevenido al nuevo presidente, Joe Biden. El experto, doctorando en la Nova Southeastern University del estado de Florida y representante de una nueva generación crítica y educada en el extranjero, no descarta la posibilidad de que Washington revise aún su postura.
Sin embargo, considera trágico el papel de Estados Unidos en Haití: “Nadie puede quitarnos a los haitianos la responsabilidad de nuestro país. Al final, tenemos que unirnos y encontrar un camino”.
“Juego hipócrita”
Jean-Ronald Joseph, politólogo de la Universidad Quisqueya, de Puerto Príncipe, tiene una opinión similar: “La comunidad internacional está jugando un juego hipócrita en Haití. Predica la democracia y el desarrollo, pero utiliza su dinero para apoyar y financiar a una élite corrupta que traiciona estos objetivos”, afirma.
Como ejemplo, Joseph cita la liberalización del comercio entre Haití y Estados Unidos en la década de 1990. Esto habría llevado a los agricultores haitianos a la ruina, y a la población, a depender de las importaciones de alimentos. En esa época, dice, el hambre se extendió por todo el país.
Cuando Estados Unidos intervino militarmente en Haití en 2004 para devolver al poder al sacerdote de izquierdas Jean-Bertrand Aristide, que había sido derrocado por los militares, dio a la acción el grandioso nombre “mantener la democracia” (uphold democracy). Como esto solo era posible de forma limitada por la fuerza de las armas, se envió posteriormente una misión de la paz de la ONU.
El terremoto destruye la reconstrucción
Hubo avances en la profesionalización del aparato estatal y especialmente en la educación, pero el terremoto de 2010 supuso un enorme retroceso. Murieron muchos funcionarios, se destruyeron muchos edificios nuevos, y la ONU también perdió a su jefe de misión y a muchos miembros del personal.
La reconstrucción posterior trajo de golpe mucho dinero fresco y cientas de ONG al país. Pero el frágil Estado se vio desbordado por esta oleada de ayuda, y la coordinación de los donantes iniciada por la ONU sólo funcionó parcialmente.
Donantes como Venezuela y Taiwán también intentaron utilizar la tragedia para sus intereses geopolíticos, alimentando así la corrupción de la élite local. Y algunas ONG estaban, aparentemente, más preocupadas por las imágenes que generarían donaciones que por un trabajo de reconstrucción significativo.
Límites de la ayuda
La ayuda de emergencia era importante y funcionaba, dijo Ricardo Seitenfus, entonces enviado especial de la Organización de Estados Americanos (OEA), pero se volvió problemática cuando sustituyó al Estado, porque entonces ya nadie se sentía responsable.
Hasta hoy, critica Jean-Ronald Joseph, la comunidad internacional no ha exigido al gobierno haitiano un informe de rendición de cuentas sobre el uso del dinero de la ayuda. Con ello, la ONU también se ha hecho cómplice.
“Y luego los cascos azules de la ONU también trajeron el cólera”, añade. “Si hacemos un balance de los últimos 30 años, esta estrategia de codesarrollo, con las élites locales y la comunidad internacional trabajando juntos, es un fracaso total”, concluye.
(*) La información es de Deutsche Welle
Moise apela al guion del golpe de Estado para atrincherarse en el poder
Haití sigue sumido en una crisis institucional que sucede ante la mirada impasible de la comunidad internacional. Históricamente colocado como el país más pobre del continente, Haití es el foco de protestas ciudadanas contra el presidente Jovenel Moise, quien ha reaparecido en público para denunciar un supuesto golpe de Estado en su contra.
El pasado 14 de febrero las calles de Puerto Príncipe fueron el escenario de la protesta más concurrida en contra de Moise, cuya presidencia ha estado seriamente cuestionada. Un diplomático dominicano consultado por DIARIO DE CUBA corroboró que se estuvo en presencia de la manifestación callejera más numerosa en los últimos años.
Los cuerpos de policía reprimieron la protesta. El Proyecto Haití Informa, que emite información en inglés para la comunidad internacional, confirmó que uno de sus periodistas resultó herido con perdigones lanzados a quemarropa. Se reportó además una persona fallecida.
Moise reapareció en público dando entrevistas a medios internacionales el 15 y 16 de febrero, después de un periodo en el cual se caracterizó por el mutismo.
Moise aseveró a El País de Madrid que hay un golpe de Estado en marcha organizado por un grupo de familias y empresarios «que controlan los principales recursos del país, que siempre han puesto y quitado presidentes y que utilizar la calle para crear desestabilización». Pese a su discurso «antioligarquía», el mandatario es apoyado por EEUU.
El Gobierno de Joe Biden aún no aterriza en cómo hacer frente a la crisis de Haití, aseguró el diplomático caribeño consultado por DIARIO DE CUBA. La oposición y los ciudadanos en las calles denunciaron este domingo que Moise es un «esclavo» y «títere» de Washington. En diversas pancartas los manifestantes catalogaron al presidente como un «dictador bebé».
El politólogo Jean-Ronald Joseph cuestiona el rol de varios países como EEUU y Francia, que tradicionalmente han estado involucrados en el devenir de los haitianos.
«La comunidad internacional está jugando un juego hipócrita en Haití. Predica la democracia y el desarrollo, pero utiliza su dinero para apoyar y financiar a una elite corrupta que traiciona estos objetivos», sostiene el analista, quien cuestiona el rol de Moise.
Hace un año, tal como lo reseñó DIARIO DE CUBA, se profundizó la crisis política e institucional. No se tenía primer ministro desde marzo de 2019 y en enero de 2020 cesó el poder legislativo sin que pudieran realizarse elecciones parlamentarias. Luego, la llegada de la pandemia de Covid-19 extendió una situación de por sí irregular, y Moise gobierna por decreto desde hace un año.
Moise recalcó, en las entrevistas con medios internacionales, lo que viene siendo su posición. Su gobierno concluye el 14 de febrero de 2022. Dadas las irregularidades que envolvieron a las elecciones presidenciales de 2015, que fueron anuladas y finalmente Moise emergió como ganador en 2016, los actores de oposición y activistas de la sociedad civil consideran que debe respetarse el período de cinco años entre 2016-2021, por lo que su presidencia concluyó el 7 de febrero de 2021.
Por la vía de los hechos se espera que Moise prosiga en el poder hasta 2022, dado que tampoco hay interés en la comunidad internacional por encontrar una solución a esta crisis que atraviesa Haití.
Atrincherado en el poder, el presidente ordenó la detención de dos docenas de opositores la última semana, a quienes acusa de preparar un magnicidio en su contra.
«El golpe de Estado no es un hecho puntual sino una secuencia de acciones. Hasta ahora los gobiernos eran títeres de los grupos económicos, pero esto hoy esto no sucede y nuestras decisiones sientan muy mal a quienes se sienten poderosos e intocables», aseveró el presidente.
Un motivo de descontento en diversos momentos de los últimos tres años ha girado en torno a la cooperación petrolera ventajosa que recibió Haití de Venezuela. Aunque Moise no puede ser señalado de apropiarse de fondos venezolanos, los haitianos de a pie consideran que ha sido benevolente con un jugoso esquema de corrupción.
De acuerdo con el respetado analista Arnold Antonin, entre 2008 y 2016 se habrían malversado unos 2.000 millones de dólares provenientes de la cooperación venezolana. Esta cifra es fabulosa para un país que registra, según la ONU, una caída en su calidad de vida y actividad económica de forma constante desde 1990.
Mientras la crisis política e institucional no parece tener solución, ha crecido en este país la actuación de las pandillas criminales, según el periodista Jameson Francisque, editor del Ayibo Post. Un ejemplo simbólico de la inseguridad reinante lo constituye el auge del secuestro.
La organización de derechos humanos haitiana Défenseurs Plus afirma que se registraron más de 1.000 secuestros en todo el 2020; una cifra desproporcionada para un país del tamaño de Haití, comparable con estimados de secuestros en México (1.387, según la ONG Alto al Secuestro) en el mismo periodo, a pesar de tener solo una décima parte de su población, esto según un reportaje de Ayibo Post.
France-Haïti : Les Haïtiens de la Martinique demandent à Emmanuel Macron de ne pas soutenir le régime de Jovenel Moïse
Lettre ouverte, en date du 15 février 2021, à Emmanuel Macron, président de la République française
Monsieur le Président de la République,
Depuis le lundi 15 février 2021, les juges des tribunaux et des cours à travers tout le territoire haïtien observent un arrêt de travail illimité pour forcer Monsieur Jovenel Moïse à respecter la Constitution. En effet, depuis son accession au pouvoir, Monsieur Moïse a vassalisé les institutions républicaines, créé un climat de terreur dans le pays, démantelé l’arsenal juridique et réduit l’exercice du pouvoir à sa seule personne.
Aussi, alors que son mandat constitutionnel a pris fin le 7 février 2021, a-t-il choisi de rester au pouvoir, en vertu d’une interprétation de la constitution rejetée aussi bien par les voix les plus autorisées de la République – le Conseil Supérieur du Pouvoir Judiciaire (CSPJ), la Fédération des barreaux d’Haïti-, par des universitaires reconnus et respectés – Chaire Louis-Joseph Janvier sur le constitutionnalisme haïtien de l’Université Quisqueya- que par une grande partie de la société civile : l’Eglise catholique, l’église protestante, des associations professionnelles, des personnalités, etc.
Gouvernant par la force, et usant sans retenue de la provocation, Monsieur Jovenel Moïse voudrait utiliser l’année supplémentaire qu’il s’est octroyée pour adopter une nouvelle Constitution et procéder aux élections qu’il n’a pas daigné organiser pendant tout le temps qu’a duré son mandat.
Sans nous demander comment il y parviendra vu l’opposition qui se dresse en face de lui, et s’il y parvient, comment garantir que ce n’est pas là la plus éloquente manière de mettre le pays dans un état d’instabilité, reprenons à notre compte les faits relatés par douze organisations de la société civile dans une « Lettre ouverte à la représentante du Secrétaire Général des Nations unies en Haïti », en date du 4 février 2021 :
« 1. Sur l’irrégularité du processus électoral
L’actuel Conseil Électoral Provisoire (CEP) a été institué le 18 septembre 2020 en violation de l’article 289 de la Constitution haïtienne en vigueur avec, de surcroit, pour mission de la changer par voie référendaire, ce qui est prohibé aux termes de l’article 284-3. De plus, ce CEP n’a pas prêté serment par devant la Cour de Cassation, une formalité imposée par les articles 194-2 de la Constitution et 241 du décret électoral du 2 mars 2015.
C’est d’ailleurs en raison de ces nombreuses irrégularités qu’en date du 28 septembre 2020, la Cour Supérieure des Comptes et du Contentieux Administratif (CSCCA) a rappelé aux institutions l’obligation qui leur est faite de respecter les prescrits constitutionnels et légaux. Et, faisant suite à ce mémorandum, elle n’a statué sur aucun des nombreux contrats concernant ce CEP, portant, entre autres, sur les élections et sur l’organisation du référendum (…)
2. Sur la dislocation du processus de l’État de droit
Le président Jovenel Moïse a choisi de ne pas réaliser les élections en 2017 et en 2019 pour la Chambre des députés et les deux tiers (2/3) du Sénat. Par conséquent, depuis le 13 janvier 2020, le Parlement haïtien est dysfonctionnel. Dès lors, le président Moïse s’érige en maître de la République, violant particulièrement les articles 85 et 150 de la Constitution définissant les limites de son pouvoir.
Pour la seule année 2020, il a adopté quarante-et-un (41) décrets et cent-vingt (120) arrêtés, démantelant les fondements de l’État de droit et l’arsenal juridique haïtien. Parmi ces instruments illégaux se retrouvent : le décret du 24 juin 2020 portant sur le nouveau code pénal, le décret du 5 janvier 2021 habilitant le CEP décrié à organiser un référendum constitutionnel et prorogeant de deux (2) mois le mandat du Comité consultatif installé le 30 octobre 2020 pour l’élaboration du projet de Constitution, le décret du 26 novembre 2020 créant l’Agence nationale d’intelligence (ANI), etc.
3. Sur la situation sécuritaire du pays et les massacres dans les quartiers défavorisés
La situation sécuritaire du pays demeure préoccupante. Depuis 2020, les gangs armés faisant partie de la coalition « G-9 an Fanmi et Alliés » et bénéficiant de la protection du pouvoir, s’adonnent au kidnapping. Des cas spectaculaires sont répertoriés tous les jours. Les femmes et filles enlevées sont violées, mutilées, assassinées pour la plupart.
De même, plusieurs massacres et attaques armées ont été perpétrés dans les quartiers défavorisés, notamment à La Saline, Cité Soleil, Bel-Air, Carrefour-Feuilles et Martissant faisant des centaines de morts. »
Ajoutons à la gravité des faits mentionnés ci-dessus que toutes les manifestations sur la voie publique, dès lors qu’elles ne sont pas organisées par des chefs de gangs armés réputés proches du pouvoir, sont sévèrement réprimées au point que les journalistes eux-mêmes ne sont pas épargnés par la furie répressive du régime en place.
Il est clair que nous assistons en Haïti au retour des périodes les plus sombres de la dictature que nous croyions appartenir à un passé révolu. C’est contre cet état de fait que nous, socioprofessionnels-les, étudiant.e.s haïtien.ne.s ou d’origine haïtienne résidant à la Martinique, nous insurgeons en vous demandant de ne pas soutenir le régime incarné par Monsieur Jovenel Moïse.
Ce régime, qui a toutes les faces d’une dictature naissante et farouchement assumée, fait honte à la démocratie, aux droits humains et aux espérances des Lumières dont la France reste, en dépit des soubresauts de l’histoire, un phare, un repère.
Nous vous remercions de votre attention et vous prions de croire, Monsieur le Président de la République, à l’expression de nos considérations distinguées.
Fait à Fort-de-France, le lundi 15 février 2021
Suivent les signatures :
Faubert BOLIVAR, Enseignant, Ecrivain
Wesner Estevenson DARIUS, Enseignant, Ecrivain
Widely NOREUS, Doctorant
Jacques LEANDRO, Technicien en agronomie
Magdala HENRY, Etudiante
Miralex REGIS, Technicien agricole
Joberd CONSTANT, Etudiant
Jean-Durosier DESRIVIERES, Ecrivain, Doctorant
Daniel PUJOL, Enseignant, Ecrivain
Réginald SENATUS, Révérend
Linda Claudia THERESINE, Secrétaire et Coiffeuse
Calo CEANT, Technicien de surface
Frantz PAUL, Mécanicien