Un mundo en ascuas espera la vacuna – El Comercio, Ecuador

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Estas fiestas de final del año 2020 serán recordadas por la honda huella del coronavirus en el mundo.

Varios países europeos viven un confinamiento, obligado por la urgencia de detener los contagios masivos del covid y sus mutaciones.

En Ecuador, la restricción no fue total pero interrumpió celebraciones y viajes programados, lo mismo que cenas y encuentros navideños.

Perú se apresta a afrontar una segunda ola, que las autoridades presumen más fuerte que la anterior. En Argentina, el Gobierno tira ‘cohetes artificiales’ por la Sputnik V rusa, pero millones de ciudadanos descreídos no se convencen de la opción de vacunarse, por el origen de aquellos millones de dosis que empezaron a arribar desde la tierra de Putin. El presidente Alberto Fernández incluso se ofreció de mediador para que Uruguay y Bolivia accedan a ella.

En Chile, las muertes llegan a 16 442 y los contagios ascienden a 600 000. A su vez, el 24 de diciembre recibió

9 750 vacunas, de las cuales ya aplicó 8 649 a funcionarios de salud.

Mientras tanto, una de las investigadoras de los grandes laboratorios afirmó al diario El País que apenas para el verano (junio-julio) se recobrará la vida normal. Reino Unido sigue vacunando y en ese mismo país se estableció la mutación del virus a uno de más rápido contagio, sin que hasta hoy se sepa a ciencia cierta si sus efectos son igual de mortales que el SARS-CoV-2 conocido.

Los números planetarios siguen preocupando. Ya alcanzamos la cifra de 1 700 000 muertes. Esto frenó en varios países una celebración distendida, con severos confinamientos e incluso la prohibición total de celebraciones en hoteles y restaurantes.

El dolor de la pérdida de familiares y amigos, el confinamiento y las restricciones causaron en distintos países una depresión emocional de consecuencias que todavía no se pueden cuantificar con certeza.

Ni se diga el tremendo impacto en una economía mundial que difícilmente verá levantar cabeza en el 2021 y en donde sectores como la aviación comercial y el turismo tardarán más tiempo en recuperarse.

El Comercio


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