Almagro: un camaleón en la OEA – Por Jorge Burgos

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Por Jorge Burgos *

Sabido es que por impulso y propuesta del gobierno del Frente Amplio, en 2015, Luis Almagro accedió a la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (en adelante OEA), con 33 de los 34 votos. Mismo organismo que en 1962 expulsó a Cuba por ser de ideología marxista-leninista y que fue una de las cartas de presentación para el hoy reelecto Secretario General1, el poder dar ingreso nuevamente al país caribeño, algo que nunca se concretó y que tuvo un giro hasta previsible en política exterior.

Pese a ser embajador en el primer gobierno de Tabaré Vázquez y parte del gabinete ministerial del gobierno de José “Pepe” Mujica, parece que Almagro se olvidó de la línea política que lo acompañó en su carrera por el sillón en la OEA, al punto que con una mirada bastante “tuerta” del continente, aboga por la intervención militar en la Venezuela de Nicolás Maduro. Pero no ve y no aporta en lo que respecta a la crisis de los movimientos y líderes sociales en Colombia que, luego de la firma del Tratado de Paz 2, cientos de líderes sindicales, estudiantiles y exguerrilleros son “cazados” por los paramilitares y con el amparo estatal del presidente Iván Duque y demás personalidades cercanas al expresidente Uribe.

En la misma línea que critica a Venezuela, Almagro se ha expresado contrario a Nicaragua y al gobierno de Daniel Ortega, amparándose en una política que supuestamente se apoya en el combate a la corrupción, pero nuevamente está en sintonía con lo que dicta el jefe desde Washington, pidiendo que se rindan cuentas. Mismas cuentas que nunca se le pidió a Estados Unidos por la actitud frente a las condiciones y posturas políticas tomadas para con los miles de migrantes originarios de Centroamérica que muchas veces son deportados o encarcelados por buscar una mejor vida.

Para el caso de Haití, por ejemplo, poco se vio del Secretario General (desde que accedió al cargo) en lo que respecta a acciones o declaraciones cuestionando la política discriminatoria de República Dominicana para con los haitianos en su territorio. Dicha política provoca que el número de apátridas en esta isla sea muy preocupante, región que necesita apoyo y no que hagan la vista gorda. Sí será importante el trato que Almagro tiene con esta región de nuestro continente que gran parte de la resistencia a su reelección – lo que poco importó porque igualmente terminó renovando su cargo – provino de los países del Caribe.

Parece que desde que cambió su residencia a Nueva York, donde se ubica la sede de este organismo internacional, Almagro se inclinó por una política derechista, liberal y en línea con las directivas del norte, con el fin de cumplir al pie de la letra los “mandados” de Washington para no quedar mal con el patrón de turno. Pero como Almagro no es tonto, en 2017, se alineó con el Grupo de Lima, en su afán de, en la nueva oleada derechista en el continente, ponerle freno a la “dictadura” venezolana. Es así que valida a un desconocido, inoperante y autoproclamado Juan Guaidó como presidente encargado de la República Bolivariana de Venezuela, desconociendo lo que las urnas habían clamado en 2018.

Profundizando un poquito en esto último, nuevamente Almagro dejó la venda en sus ojos según su conveniencia para no quedar mal y ser políticamente correcto en lo que respecta a la incorporación de Bolivia en el Grupo de Lima, sin decir una palabra en crítica al Golpe de estado que en este país se sucedió en 2019 por parte de Jeanine Añez, Camacho y compañía, nuevamente contra un presidente reelecto como lo fue Evo Morales. Sobre esto, el pasado 18 de octubre, el pueblo boliviano, defendiendo la democracia, el poder popular y dando un amplio margen de apoyo a Luis Arce, reclamó con votos, lo que con violencia y por intereses económicos les fue arrebatado3.

Sobre estas últimas elecciones en el país andino, donde el Movimiento Al Socialismo (en adelante lo llamaremos por su sigla MAS) se impuso con casi 20 puntos de ventaja con respecto al siguiente candidato, Almagro tuvo unas infortunadas declaraciones tiempo atrás: primero, vaticinando un posible fraude en este país; después el rol que jugó en el golpe a Evo un año atrás, desconociendo los 10 puntos que el líder cocalero le sacó de ventaja al expresidente Carlos Mesa, lo que a posteriori se demostró como algo que sí sucedió y Morales había sido elegido realmente por el voto popular, pero que no sirvió de nada para que la voz de la OEA se pronunciara pidiendo paz en Bolivia; y por último, el apoyo que brindó a que se le impidiera ser electo senador de la república este líder del MAS.

Conocidos los resultados de esta última elección, Almagro nuevamente quedó en “offside” al felicitar al presidente electo, siendo recordado por parte del expresidente ecuatoriano Rafael Correa cuál es su rol y dejando entrever al camaleón que el Secretario General representa. Es así que el Grupo de Puebla4 – en él participan compañeros y compañeras de nuestra fuerza política – reclama su salida de la Secretaria General en la declaración que se hizo apenas se conocieron los datos de la elección.

Correa lo tildó de responsable, fraude y cómplice del golpe a Evo, de las posteriores represiones en Bolivia de la derecha al frente del gobierno de facto, de la persecución de políticos del MAS, de hacer la vista gorda de la cacería de Morales y su posterior exilio en Argentina, de las violaciones a las propiedades del propio Evo y de los cercanos a éste, de no criticar el accionar político de la dictadora Añez y de su compinche Camacho que con Biblia en mano se metió al parlamento, por nombrar algunos de los pequeños olvidos de Almagro.

Dejando de lado el retorno democrático y con apoyo popular en Bolivia, analicemos cómo es la relación de Almagro con los demás países de la región, análisis que detallaremos muy superficialmente a continuación:

En Chile, por ejemplo, durante el 2019, el presidente de derecha Sebastián Piñera, intentó por todos los medios no acceder a los reclamos de la sociedad por una nueva Constitución que rompa con el legado de Pinochet; teniendo en cada movilización un saldo inmenso de presos, de agresiones por parte de los carabineros e incluso cientos de denuncias por violaciones de estudiantes que reclaman por una educación que incluya, que no sea un bien mercantil y de acceso para unos pocos, entre otros reclamos. Aquí Almagro acusó miopía y no hubieron declaraciones o pedido alguno, ni dió su respaldo a los que no tienen voz y son pisoteados en Chile.

Para el caso de Ecuador donde Lenín Moreno, en su condición de traidor a Rafael Correa, rompió con la línea anterior, se propuso entregar nuevamente el país al Fondo Monetario Internacional, luego de diez años de soberanía nacional y sin tener que ser esclavo del dinero con letra chica, tal como este tipo de instituciones bancarias nos tienen acostumbrados. Sumemos a que en este país, dado las condiciones en que se quiso imponer esta política económica entreguista, la población ecuatoriana tomó las calles y dejó entrever su malestar con la directriz del gobierno.

Si hablamos de Argentina, Almagro también tuvo sus cruces con el presidente Alberto Fernández, dado que el primero se lavó las manos cuando de la seguridad de Evo Morales se trataba. Evo y García Linera salvaron sus vidas gracias a la acción política de México y al asilo otorgado por Argentina.

Ni que hablar de, por ejemplo, posicionarse frente a la nefasta política socioeconómica que Mauricio Macri tuvo en el país vecino, dejando a miles de pobres y con una economía arrodillada frente al poder de los bancos internacionales; hambreando a los argentinos y dando beneficios a los amigos del gobierno. Nuevamente, Almagro no emitió sonido alguno; no vaya a ser que se perdiera el voto de Argentina para poder seguir en su cargo.

Y como todo clásico de fútbol entre sudamericanos: quien habla de Argentina, debe hablar de Brasil. En este caso, de Jaír Bolsonaro y su política militar de ignorancia y de poca importancia por los intereses de su propio país.

No hemos oído a Luis Almagro posicionarse, por ejemplo, sobre el asesinato de Marielle Franco 5 en 2018 (teniendo a cientos de brasileños y brasileñas pasando por la misma situación) o por los incendios en el Amazonas que se originaron en Brasil, pero que tuvieron consecuencias en países limítrofes como Bolivia, Perú, Colombia, entre otros.

Tampoco lo vimos posicionarse con la negligente política de Bolsonaro frente al COVID-19, que tiene como rehenes a millones de brasileños y brasileñas, con una de las tasas de contagios y muertes por esta enfermedad que coloca al país norteño entre los más afectados por la pandemia. No solo a nivel sanitario se está frente a una desidia importante, sino que con actitudes xenófobas, racistas, sexistas e ideológicas, ha calado fuerte con su discurso de odio entre esta población, dando lugar a generar una brecha de desigualdad aún más honda de la que ya el país acarrea desde hace siglos.

Por otro lado, Bolsonaro se ha posicionado en línea con Donald Trump, lo que según la visión de Almagro, es su línea a seguir, demostrando una vez más que su forma de pensar – cipayo y mandadero de la doctrina estadounidense – va por el camino de no emitir declaración alguna para criticar y dar soluciones a este tipo de atropellos a la democracia, a la ciudadanía y a la paz en el continente.

Almagro es vergüenza para nuestro país, dándonos a quienes militamos con un posicionamiento y un aporte desde la izquierda, una lección de que a quienes colocamos en puestos de decisión claves, muchas veces, nos traicionan y se venden al mejor postor cuál mercenario en busca de un botín.

Esperemos que esto nos sirva como aprendizaje; de cerrar filas entre compañeros y compañeras, de no perder los objetivos y retornar a las bases históricas de nuestra fuerza política, lo que en palabras de Martín Fierro no se puede expresar de mejor manera que la siguiente:

“Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera.

Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea,

porque si entre ellos pelean los devoran los de ajuera.”

1 Almagro resulta electo en 2015, para el 2020 ser reelecto, esta vez, con 23 votos de los 33 presentes. Esto significó una pérdida de apoyos dentro de la OEA, pero que igualmente le valió para continuar en el cargo.

2 El tratado de Paz entre el Gobierno colombiano y las FARC se celebró en 2016, con la mediación de Cuba y Noruega, dando punto final a un conflicto de más de cincuenta años y que tiene en su haber miles de víctimas.

3 Según se difundió, la boca de urna de la encuestadora Mori otorgaba el triunfo al candidato del MAS-IPSP (el economista Luis Arce) con el 52,4% de los votos contra el 31,5% de Carlos Mesa siendo de esta manera que el MAS volvía a ganar en primera vuelta, tirando a bajo la teoría de fraude apoyada por la OEA y Almagro.

4 El Grupo de Puebla es un foro político y académico integrado por representantes de la izquierda política iberoamericana.​ Fundado el 12 de julio de 2019, en la ciudad mexicana de Puebla. De acuerdo a sus fundadores, el objetivo principal es articular ideas, modelos productivos, programas de desarrollo y políticas de Estado de carácter progresista. Compuesto por presidentes, expresidentes, referentes políticos y sociales dentro del movimiento socialista y por académicos de doce países latinoamericanos, incluyendo a España, que tuvieron un rol especial por ejemplo en el pedido de asilo de Evo Morales entre otras cuestiones. Por el Frente Amplio, han participado José Mujica, Mónica Xavier, entre otros.

5 Marielle Franco fue una socióloga, feminista, política brasileña y militante de los derechos humanos,​ y, concretamente, de los derechos de las mujeres negras en Brasil, priorizando el empoderamiento de aquellas mujeres negras que viven en las favelas. Su asesinato en 2018 fue posteriormente relacionado con personas allegadas a Jaír Bolsonaro y su hijo, demostrando una vez más la impunidad con que las fuerzas políticas y de seguridad se paran frente a los militantes de izquierda en tiempos en que el fascismo avanza por el continente.

Partido Socialista de Uruguay


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