Las INDH: actores de primera línea en el trabajo para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible y la agenda 2030 – Por Carlos Alfonso Negret Mosquera

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Por Carlos Alfonso Negret Mosquera *

Como presidente de la Alianza Global de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos agradezco la oportunidad de compartir algunas reflexiones en este Especial sobre “Empresas y Derechos Humanos” que realiza la Defensoría del Pueblo de la ciudad de Buenos Aires, junto al Portal de Noticias de América Latina -NODAL, dado el alcance regional y global que ha adquirido esta plataforma informativa a la hora de visibilizar las problemáticas que afectan el goce de derechos humanos en la región.

Cada día cobra más importancia la vinculación de los actores económicos en la consecución de una sociedad más equitativa, justa, sostenible y garante de los derechos humanos. Por lo anterior, considero relevante reiterar un mensaje en el cual he insistido incansablemente, como Presidente, pero, especialmente, como Defensor del Pueblo: para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030 se debe contar con el compromiso pleno de los agentes económicos de respetar los derechos humanos.

La Agenda 2030 es, sin lugar a dudas, el punto de llegada ideal en un mundo que padece ya las consecuencias del cambio climático, la pobreza y la inequidad. No obstante, al no constituir un instrumento de obligatorio cumplimiento, ha quedado rezagada por muchos actores económicos que no valoran estas metas. Aunado a lo anterior, su implementación y seguimiento presenta un reto adicional para las autoridades de control y los Estados en general, pues no encuentran la forma de hacer exigible su cumplimiento.

En el año 2011, Naciones Unidas exhortó a los países a suscribir su compromiso con la protección y respeto de los derechos humanos en el ámbito empresarial para promover el cumplimiento por parte de sector público y privado de 3 pilares fundamentales: “respetar, proteger y reparar” eventuales vulneraciones a los derechos humanos, causadas por el desarrollo de actividades empresariales.  Estos principios recopilaron los estándares internacionales más relevantes en materia de derechos humanos, los cuales, a su vez, contemplan disposiciones relacionadas con derechos laborales y sindicales, medio ambiente y transparencia, entre otros derechos. Si bien, estos principios también tienen un carácter voluntario, uno de sus pilares fundamentales, el deber de respetar los DDHH por parte de las empresas, carece del mismo, así como las disposiciones vigentes en materia laboral y ambiental.

En consecuencia, para la Defensoría del Pueblo de Colombia resulta necesario visibilizar cómo la Agenda de Naciones Unidas sobre derechos humanos y empresas constituye una herramienta eficaz para la consecución de los ODS, toda vez que el cumplimiento de las empresas de su deber de respetar las normas de derechos humanos, es imperativo e impulsa las apuestas que plantean los ODS.

Una empresa que respeta los derechos humanos, incluida su cadena de valor, es una empresa diligente a la hora de identificar, mitigar y atender los riesgos que sus operaciones producen sobre los DDHH de sus colaboradores, pero también de su entorno. Al respetar y promover los derechos humanos, como parte de la política y las prácticas empresariales (internas y externas), las empresas apuntan también a la consecución de gran parte de los ODS, pues transforman dinámicas de exclusión, inequidad, injusticia y discriminación, en acciones empresariales que movilizan recursos de forma sostenible, generan empleo y valor social y ambiental.

Cuando una empresa, por ejemplo, promueve el trabajo digno, aplicando los estándares internacionales vigentes, impacta positivamente en la consecución del ODS No. 1 (superación de la pobreza) en esa familia determinada; pero a su vez, permite que en esta se reduzca el hambre, garantiza salud, bienestar e igualdad, lo que se traduce, finalmente, en la consecución de los ODS 2, 3 ,5 y 8.

Por otro lado, cuando una empresa se abstiene de recibir beneficios o promover el tráfico de influencias para contratar con una autoridad local, o cerrar un contrato con una entidad estatal, incide positivamente en la consecución del ODS 16, paz, justicia e instituciones sólidas.  De la misma forma, al reciclar o gestionar un buen manejo de residuos sólidos, protege el derecho al ambiente sano, al tiempo que le apunta a la consecución del ODS 12, producción y consumo responsable.  Todo lo anterior, constituye una serie de ejemplos sencillos de conductas empresariales respetuosas de los derechos humanos que inciden positivamente en la consecución de la Agenda 2030.

Mientras la Agenda 2030 no haga parte de un instrumento nacional o internacional vinculante, estas metas serán la bandera de aquellas empresas que, voluntaria y conscientemente, hayan transitado a apostarle a la construcción de un mundo mejor. Sin embargo, el respeto por los derechos humanos no constituye una agenda negociable, y las INDH podemos visibilizar y posicionar esta perspectiva en las agendas nacionales de nuestras respectivas jurisdicciones. Por lo anterior, como presidente GANHRI, invito a las INDH de la región a unirse en el esfuerzo de mostrar las sinergias y puentes que existen entre una agenda y la otra, con el fin de aportar herramientas estratégicas para la consecución pronta de estos objetivos, pero, especialmente, por la garantía de los derechos humanos. Esto se hace más necesario en la actual crisis mundial, en la cual el papel la conducta responsable de los empresarios y los avances hacia los ODS será fundamental para la reactivación económica y su reformulación dirigida a una producción y consumo consciente con el medio ambiente y los derechos humanos.

* Ex Defensor del Pueblo de Colombia y ex Presidente de la Alianza Global de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos (GANHRI)


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