A 15 años del No al ALCA, una decisión que potenció la integración regional – Por Jorge Taiana, especial para NODAL
Por Jorge Taiana *
Se cumplen quince años de aquella histórica Cumbre de Mar del Plata en la cual le dijimos “No al ALCA”. A lo largo de estos años se produjeron importantes cambios; sin embargo, queda claro a la luz de los hechos que el rechazo a ese proyecto impulsado por Estados Unidos fue una decisión acertada.
La Cumbre que llevamos a cabo en 2005 en Mar del Plata marcó un punto de inflexión en la historia de nuestra región. No se trató solo del “No al ALCA”, sino también del rechazo a una apertura indiscriminada de las economías latinoamericanas y caribeñas, sin contemplar el grado de desarrollo ni las asimetrías existentes entre los 34 países.
Para entender el contexto en el que se enmarcó la IV Cumbre de la Américas del 2005, hay que destacar el surgimiento de nuevos liderazgos al comienzo de este siglo, que se proponían superar los déficits de la transición democrática en América Latina, en especial, los problemas económicos, sociales y políticos heredados de la implementación de las políticas económicas durante la década de los 90. Néstor, Lula y Chávez comprendieron y compartieron la necesidad de dejar atrás el modelo neoliberal basado en la desregulación de la economía, la privatización y el endeudamiento y coincidieron en recuperar un rol activo para el Estado y potenciar la unidad de nuestros países como modo de inserción en el mundo.
En lo personal, tuve el honor de que Néstor Kirchner me nombrara Coordinador Nacional de la Cumbre de las Américas. Como coordinador tuve a cargo la organización de la Cumbre, las negociaciones y la responsabilidad sobre la redacción de la Declaración y el Plan de Acción.
Nuestro país en su carácter de anfitrión debía proponer el lema de la Cumbre: “Crear trabajo para enfrentar la pobreza y fortalecer la gobernabilidad democrática”, fue el lema elegido por la Argentina. El mismo intentaba evidenciar la necesidad que teníamos los países latinoamericanos de cambiar de paradigma económico y social. Además, haciendo honor a la mejor tradición peronista, queríamos poner al trabajo en el centro del escenario político y social, lugar del que había desaparecido durante los ´90, donde el desempleo y la precarización laboral eran moneda corriente.
Si lo vemos en perspectiva, resulta paradójico que hasta ese momento, primeros años del nuevo siglo, la única propuesta de integración para el continente fuera la liderada por Estados Unidos. El proyecto del ALCA no se limitaba a un acuerdo de libre comercio, sino que implicaba una propuesta de inserción internacional basada en un mundo de posguerra fría, con su pretensión de convertir el territorio que va desde Alaska hasta Tierra del Fuego en un solo mercado. Esta propuesta hubiera significado el retorno a un modelo económico destructivo de la industria y el trabajo.
A quince años de aquella cumbre en la que enterramos el ALCA, también hay que destacar que allí nació algo nuevo. Decirle NO al ALCA fue una decisión que sirvió de plataforma para la creación de la UNASUR y la CELAC como proyectos de unificación de representación política y como vocación de integración latinoamericana. Asimismo, el Mercosur experimentó una etapa de ampliación y consolidación.
En síntesis, el «No ALCA» fue una decisión estratégica a favor de un proyecto de integración regional entre países en desarrollo que buscaban fortalecer la propia autonomía y la defensa de la soberanía nacional, así como apostar al fortalecimiento de los vínculos y la cooperación Sur-Sur.
Hoy que atravesamos una pandemia que puso en jaque al mundo y ha modificado las relaciones de poder, debemos multiplicar los esfuerzos para potenciar la integración regional como modelo de inserción internacional. La región debe ser artífice de su propio destino, defendiendo sus intereses y llevando adelante políticas que nos permitan tener una América Latina en paz, justa, libre, soberana e integrada.
* Ex Canciller de la Argentina, senador nacional y Presidente de la Comisión de RREE del Senado