Situación de las mujeres en Colombia durante el COVID-19 – Por María José Pizarro
Por María José Pizarro *
En Colombia, de acuerdo al último censo poblacional del año 2018, el 51,2 % de la población corresponde a mujeres del universo de 48.258.494 del total de personas. Es decir, por cada 100 hombres hay 104,7 mujeres en el territorio colombiano, siendo jefes de los hogares en un 40,7%.
Las mujeres estamos sufriendo de manera diferenciada y drámatica los impactos que ha dejado el Covid – 19 que evidencian y acentúan las desigualdades de género, vivimos como en todo el continente un aumento de las violencias hacia las mujeres y una sobrecarga de las labores de cuidado. En nuestro país, las mujeres dedicamos el doble del tiempo al trabajo doméstico y de cuidado no remunerado que los hombres, éstas tareas recaen mayoritariamente sobre nosotras, pues históricamente somos quienes hemos tenido la responsabilidad de atender a familiares enfermos, personas mayores, dependientes, niños y niñas, y en el marco de un país en guerra hace más de cinco decadas hemos vivido y sobrevivido a la violencia, al tiempo que sacamos adelante a nuestras comunidades.
Esta carga se ha incrementado en el último mes, nos hemos visto en la necesidad de multiplicar el trabajo de cuidado debido al cierre de jardines, colegios y universidades, también debido al confinamiento obligatorio de los adultos mayores y derivado del aislamiento preventivo declarado por el Gobierno Nacional. Somos profesoras, encargadas de la liempieza del hogar, trabajadoras, mientras apoyamos la contención emocional de los demás miembros de nuestras familias ante la incertidumbre generada por la pandemia.
En nuestro país se ha presentado un aumento drástico de las mujeres que somos cabeza de familia, 4 de cada 10 familias viven en la incertidumbre a causa de una pandemia que agrava la situación economica que esta a cargo exclusiva de las mujeres. Las mujeres son las primeras en perder sus empleos precisamente a la responsabilidad exclusiva del cuidado de sus hogares.
Por otro lado se ha visto un incremento en las discusiones al interior de las familias y por ende, el número de casos sobre violencia intrafamiliar y violencia dirigida hacia las mujeres. Sobre este último aspecto, el panorama no es muy alentador dado que las mujeres, en algunos casos se encuentran aisladas en sus casas junto con sus abusadores, presentándose así un alto nivel de riesgo para las mujeres, niñas y niños. Como consecuencia, la Fiscalía General de la Nación (2020) reportó que entre el 20 de marzo y el 4 de abril se cometieron 12 feminicidios y se recibieron más de 578 llamadas por violencia basada en género. Para el 7 de abril las llamadas a la línea de denuncias habían aumentado en un 103% solo en la ciudad de Bogotá, la Línea 155 creada por la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer con el propósito de orientar a mujeres víctimas de violencia, ha recibido un 91% más de llamadas para denunciar este delito, con respecto a esta misma época en el 2019.
Esto sin contar con el aumento absolutamente preocupante de las denuncias de violencia física, sexual y/o psicológica contra niños, niñas y adolescentes. Entre el 12 de marzo al 1 de abril, han recibido 8.939 denuncias lo que significa en promedio 426 denuncias diarias.
Medidas como la cuarentena y el aislamiento social, así como las consecuencias sociales y económicas de la pandemia, tendrán un efecto negativo sobre el acceso a la salud sexual y reproductiva de todas las personas, especialmente de las más vulnerables. Servicios como la atención a las mujeres gestantes, el acceso a métodos de anticoncepción, servicios de prevención y tratamiento de infecciones de transmisión sexual, la atención a sobrevivientes de violencia sexual y la interrupción voluntaria del embarazo (en cumplimiento de la Sentencia C-355 de 2006) hacen parte de los servicios mínimos que no pueden ser suspendidos en momentos de crisis o emergencia.
Tristemente en el marco de las medidas adoptadas por el gobierno nacional se evidencia una ausencia del enfoque de género.
* Representante a la Cámara por Bogotá, Segunda Vicepresidenta de la Cámara de Representantes y Copresidenta de la Comisión de Paz. Lideresa política, activista por las víctimas, la paz y la memoria. Ha dedicado su trabajo y esfuerzo a recuperar la memoria viva de Colombia y en particular la historia de su padre, Carlos Pizarro, máximo comandante del Movimiento 19 de Abril (M-19) y candidato presidencial asesinado tras firmar la paz en 1990.
El presente texto es una colaboración de la Red de Mujeres por la Autonomía y el Bienestar (Red MAB), impulsada por la Conferencia Interamericana de Seguridad Social (CISS)