Paraguay | Familiares de las niñas argentinas asesinadas por el Ejército denuncian torturas y piden sus restos

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“El Estado paraguayo tiene secuestrado los cuerpos”

Por Roberto Maack

Dolor. Es la única palabra que los familiares de las niñas argentinas asesinadas por un grupo de élite del Ejército paraguayo en Yby Yaú, en el norte del vecino país, pueden decir con resignación. Las otras que esperan con ansias poder sentirlas como parte del duelo y se las sigue negando el Estado paraguayo son: respeto por los cuerpos, autopsia, estado de derecho y justicia.

A un mes del homicidio de Lilian Mariana y María Carmen Villalba, las primas de 11 años que cayeron bajo las balas de los fusiles ametralladoras de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), Miriam Villalba, madre y tía de las pequeñas, afirma que el gobierno del presidente Mario Abdo Benítez les rechazó uno por uno los pedidos que hicieron para ser parte, como familia, de la investigación penal.

Sigue convencida, ahora con elementos que la familia pudo recolectar, que las menores fueron ejecutadas y tiene fuertes sospechas de que al menos una de ellas fue torturada.

“Los días posteriores a la ejecución de las niñas nos hicieron llegar comentarios de algunos militares que sentían vergüenza e indignación por las acciones de sus camaradas. Decían que hasta los sicarios tienen código: no tocan niños ni ancianos. Nosotros tenemos fuerte sospechas de que Lilian Mariana fue detenida con vida, se habla de rastros de torturas en su cuerpito. Le faltan dos uñas en la mano izquierda y tres dientes, partes del cuerpo tiene quemaduras”, dijo Villalba.

“Nuestro pedido de acceder al expediente de investigación, tener intervención como víctimas en la causa, nos fue rechazado. Nos rechazaron el pedido para realizar una autopsia. Existen demasiadas dudas sobre lo acontecido y nos niegan saber la verdad”, afirmó la mujer que es abogada en una comunicación telefónica con El Territorio desde la casa familiar en Puerto Rico.

Sepultadas en Paraguay

Lilian Mariana y María Carmen fueron asesinadas el 2 de septiembre en un supuesto enfrentamiento entre el FTC y un grupo del autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).

El gobierno del vecino país presentó el caso como un triunfo. Informó entonces que habían abatido a dos guerrilleras que unas horas después resultaron ser dos niñas argentinas de 11 años que habían llegado hasta Yby Yau, departamento de Concepción, para ver por primera vez a sus padres, líderes del EPP (Ejército del Pueblo Paraguayo).

Dos fiscales paraguayos fueron designados para investigar el caso enmarcado en serias irregularidades. Se hicieron dos autopsias. Una en el pueblo más cercano a las muertes y otra, horas más tarde, en Asunción. Para confirmar lo evidente: que eran niñas y que habían sido asesinadas de varios disparos.

La autopsia de Asunción halló también disparos desde adelante en uno de los cuerpos, lo que alimentó las sospechas de una ejecución. Para determinar esto era clave poder peritar las prendas que vestían las pequeñas que fueron incineradas por las autoridades paraguayas.

Los cuerpos fueron inhumados en el vecino país. Mirian Villalba y su madre Mariana de Jesús Ayala López (abuela de las pequeñas) las vieron por última vez en noviembre del año pasado cuando viajaron a Concepción para conocer a sus padres. Lo próximo que recibieron fueron las fotografías de las tumbas donde fueron sepultadas en el norte del país.

“En la familia estamos sobrellevando nuestra pérdida, no nos queda otra. Llevamos a cuestas una década de persecución, criminalización y hostigamiento de parte de las fuerzas represivas y el Estado paraguayo por ser familiares de combatientes del Ejército del Pueblo Paraguayo EPP”, dijo Miriam.

Pedido de refugio

En la semana de la doble muerte la familia Villalba pidió refugio político a la Argentina. “Estamos esperando la respuesta del gobierno argentino a nuestro pedido de refugio, que es urgente porque la persecución no ha terminado, sino que recién comienza. Fijate que nos niegan tener intervención en la investigación sobre ejecución de mi hija y sobrina. La criminalización y ensañamiento sigue incluso sobre sus cuerpos. Podríamos decir que el Estado paraguayo tiene secuestrado los cuerpos porque nos negaron acceder a una autopsia independiente”, afirmó.

El Territorio


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