Argentina | El caso Vicentín: commodities o alimentos – Por Marcelo Brignoni, especial para NODAL
Por Marcelo Brignoni *
Por estos días, en la República Argentina se lleva adelante un profundo debate sobre la tensión entre Seguridad Alimentaria y Especulación Financiera, con la situación de la Empresa Agroalimentaria Exportadora Vicentín, vaciada por sus dueños y en cesación de pagos, como telón de fondo.
La decisión anunciada el 8 de mayo por el Presidente Alberto Fernandez, de expropiar para el control estatal a Vicentín Sociedad Anónima Industrial y Comercial y transformarla en una empresa con mayoría accionaria estatal y participación privada minoritaria, sorprendió a algunos, pero no a todos.
Los orígenes de Vicentín se remontan al año 1929, cuando se creara la empresa, al norte de la provincia de Santa Fe, en el centro del país, epicentro de la producción agrícola de la República Argentina. Pero su despegue comenzó en 1966 cuando su relación con la política regional, provincial y nacional se transformó en un acompañamiento permanente de todos los gobiernos, dictaduras incluidas. Como parte de esa promiscua relación, en 1976 la empresa les brindaría a los agentes de la represión ilegal los nombres de los 14 delegados gremiales, losque serían secuestrados en la propia planta, identificados por un directivo de la empresa, y posteriormente desaparecidos. Uno de ellos, Efrén Venturini, sobreviviría para contarlo.
Aquella“lealtad” de Vicentín con la dictadura de aquel entonces, la haría acreedora de un crédito estatal con el que pondría en marcha en 1979 una segunda planta industrial, localizada en la región de San Lorenzo en el sur de la provincia de Santa Fe. Más tarde vendrían la Terminal Portuaria en 1987 y la “Planta San Lorenzo” en 1997 sobre el Rio Paraná con puerto incluido sobre la Hidrovía Paraguay Paraná,constituida sobre el rio del mismo nombre y por donde se exportan la mayor cantidad de alimentos elaborados y sin elaborar de la República Argentina por montos que superan los 25.000 millones de dólares anuales. Una expansión, la de Vicentín, siempre al calor de dineros estatales, entregados de forma prebendaría.
Desde aquel aciago 1976 hasta este fatídico 2019, Vicentín S.A.I.C practicó el oficialismo perpetuo, como estrategia de crecimiento empresarial e influencia política, en beneficio propio, llegando incluso a presidir en 2019 la Bolsa de Comercio de Rosario, la más importante del país en relación a los agronegocios, a través de uno de sus directivos, Alberto Padoan.
Como dato ilustrativo de este último tiempo, es válido recordar que en ese 2019 y ya como Presidente de la Bolsa de Comercio de Rosario, Padoan haría un discurso proselitista a favor de Mauricio Macri, entonces presidente en busca de su reelección, violando las condiciones de equilibrio político partidario, que el cargo de Presidente de la Bolsa de Comercio de Rosario,exige.
Ese tiempo era coincidente, se sabría después, con la entrega de injustificables montos de dinero que el Banco Nación, el Banco Público más importante de la República Argentina, a cargo de un empresario designado por el gobierno de Macri, Javier González Fraga, le haría a la empresa Vicentín. Meses después de aquel recordado discurso de campaña de Padoan, ambos estarían desempleados, Macri ya no sería Presidente de la República Argentina, ni Alberto Padoan Presidente de la Bolsa de Comercio de Rosario.
Seguridad Alimentaria o Especulación Financiera
Nuestro país es reconocido por su biodiversidad. Desde hace muchos años, el territorio argentino es escenario de disputa económica y política entre los adherentes a un modelo de explotación primaria de la economía vinculada a la extracción y explotación de “recursos naturales”, y aquellos que propugnamos el desarrollo de conceptos de valor agregado a dicha producción, en una hipótesis de desarrollo agroindustrial, autónomo y soberano.
La crisis financiera que empezó a fines de 2007, como consecuencia del rompimiento de la cadena especulativa inmobiliaria estadounidense, hizo que el mercado buscase alternativas para garantizar la supervivencia del modelo de negocio financiero. Como parte de ese proceso de la globalización, surge el concepto de “commodities”. Así se denominan a los artículos de consumo que se encuentran en su forma natural, o sea, sin haber pasado por un proceso de industrialización. Son las llamadas materias primas que sirven para la manufactura de otros bienes o para consumo directo. Son de tres tipos, destinados al consumo humano en formato de alimentos y derivados, o destinados a la industrialización como el petróleo y otros combustibles, o como los metales para uso industrial.Más allá de la polémica actual sobre esta descripción, nosotros entendemos como commodities a:
Agrícolas: Como trigo, maíz, soja, y ganado en pie.
Energéticos: Entre los cuales se incluye el petróleo, carbón, gas natural, entre otros.
Metales Industriales: Los que se utilizan en los procesos industriales, como el cobre, el níquel o el zinc.
La asociación de los commodities con el mercado financiero no es obra de la casualidad, ya que esas materias primas también significan mercancías; bienes transables, negociables como reserva de valor y sobre todo, especulables.
La negociación del precio de las materias primas es realizada por los llamados brokers y es posible negociar cualquier tipo de commodities, sin necesariamente tener la intención de adquirir el producto. Es decir, el bien que se negocia pasa a ser apenas un papel que circula de acuerdo con las condiciones del mercado. Es lo que se conoce como derivados financieros y mercados a futuro.
En el caso de los alimentos, los inversionistas negocian tipo y tamaño de cosechas futuras para después especular con el precio. En ese marco, el de los commodities agrícolas, la Hidrovía Paraguay Paraná de la República Argentina y las agroexportadoras como Vicentín, son eslabones imprescindibles del negocio mundial de los commodities. Desde aquel 2007 los precios de los principales de ellos llegaron a aumentar hasta 180%. Las inversiones de commodities agrícolas en mercados futuros, llegaron al 15% del total del mercado financiero global.
Esta expansión motivo que bancos, fondos de inversión y sobre todo medios de comunicación y sus dueños, ingresaran masivamente al mundo de los agronegocios,transformándose estos últimos en sus escuderos publicitarios. El caso de la Muestra Anual Comercial ExpoAgro, organizada anualmente por los dos principales Diarios de la República Argentina, Clarín y La Nación, es solo un ejemplo de esta tendencia.
El aumento en la producción para“alimentar al mundo” internacionalizó los precios y produjo en los países productores como Argentina, una crisis inédita. Altos niveles de inseguridad alimentaria a pesar de producir alimentos para una población de consumidores estimada en 300 millones de personas, perocon precios internacionalizados y fuera del alcance adquisitivo, del grueso de los 47 millones de habitantes de la República Argentina.
La fiebre de los commodities también impactó, y sigue impactando, en el modelo productivo. El monocultivo de soja expandió su frontera agrícola generando problemas ambientales, sanitarios y demográficos de toda índole.
Los territorios donde los monocultivos destinados a la exportación llegan a tomar casi todas las áreas cultivables, reciben inversiones de corporaciones transnacionales que asfixian a los pequeños productores y los desarraigan de sus hábitats naturales, disminuyendo también las superficies destinadas a los cultivos de hortalizas y verduras para consumo humano, y los espacios rurales dedicados a la cría de ganadería y animales de granja para el mismo fin. La combinación de este modelo con el uso extensivo de agrotóxicos que dañan los ecosistemas, también está en él debe de la cuenta, lo mismo que el daño producido por la técnica de feedlot para intensificar la producción de ganado, consistente en encerrar a los animales en corrales, donde no pueden moverse y reciben el alimento a través de comederos.
La Estafa Planificada de la Empresa Vicentín
La deuda total de Vicentín con el Banco de la Nación Argentina, y el Banco de la Provincia de Buenos Aires, ambos públicos, es del orden de los 300 millones de dólares al momento de la convocatoria de acreedores, una figura jurídica argentina donde las empresas pueden pedirle a la justicia que organice a sus acreedores para no ir a la quiebra. De esa cifra un 25% le fueron entregados en el mes de noviembre de 2019, cuando ya la empresa estaba en cesación de pagos, y el Presidente Macri ya sabía que no seguiría en funciones.
Semejantes decisiones hizo que al día de la fecha Javier González Fraga, ex Presidente del Banco Nación, Alberto Padoan y Sergio Nardelli, los principales directivos de Vicentín estén acusados judicialmente de incumplimiento de los deberes de funcionario público, estafa y evasión fiscal respectivamente.
Vicentín procuró antes de la situación actual acuerdos extrajudiciales. El 24 de enero anunció que había propuesto a los acreedores a quienes les debía más de 30.000 dólares, un pago inmediato del 20% de lo adeudado y el resto a saldar en 8 años. La mayoría rechazó la propuesta “no encontré ningún miembro que diga que le haya parecido buena la propuesta” consignó entonces Nicolás Galli, designado como vocero del grupo que rechazó la oferta. Días después, una decena de “estafados” acudieron a la Justicia para exigir el cobro de lo adeudado. Incluso uno de esos acreedores la empresa Gagliardo Agrícola Ganadera Sociedad Anónima, pidió la quiebra de Vicentín y la liquidación de sus bienes. Eso dinamitó la vía extrajudicial y obligó a la compañía a pedir la convocatoria de acreedores el 10 de febrero de 2020.
En el expediente que tramita el juez interviniente, Fabián Lorenzini, se puede observar una larguísima lista de más de 71 páginas donde la propia Vicentín admite la existencia de 2638 acreedores a los que adeuda 1350 millones de dólares. Allí también puede leerse que Vicentín dice tener participación en 19 empresas de las que es accionaria y admite la existencia de 1287 empleados en relación de dependencia. Además Vicentín tiene juicios abiertos por demandas de la Administración Federal de Ingresos Públicos AFIP, el organismo que recauda impuestos en la República Argentina, por falsear precios de venta en los ejercicios 2003 y 2004, por mentir sobre sus ganancias reales desde 2007 y por falsa liquidación de divisas, los pagos obtenidos en el exterior, desde 2012.
En el camino y como parte de su vocación de estafa consuetudinaria y vaciamiento planificado, el 2 de diciembre Vicentín le vendió, en una operación de dudosa veracidad, a su socia Glencore, la empresa suiza con la que tiene un joint venture formado en el año 2007 el 16.67% de sus acciones en Renova, la empresa superavitaria productora de Biodiesel, radicada en Timbues, también en la Provincia de Santa Fe. A partir de ello Glencore es ahora la controlante de Renova con el 66.67% de sus acciones.
Glencore es un gigante global con sede en el Cantón de Zug en Suiza, conducida por Marc Rich, quien en 1983 fue acusado en los Estados Unidos por evasión de impuestos, fraude, comercio ilegal y desfalco. Prófugo de la justicia por casi dos décadas y en la lista de los diez más buscados por el FBI, consiguió que Bill Clinton en su último día en la Casa Blanca en 2001, firmara un indulto presidencial en su beneficio.
La Resistencia al “Testigo Indeseable”
En su discurso del lunes 8 de junio, el Presidente Alberto Fernández pronunció una frase radioactiva para los operadores del negocio oleaginoso de la República Argentina. “Empresa Testigo” dijo el Presidente.
La operatoria de exportación de las empresas del complejo oleaginoso argentino viene siendo observada hace mucho tiempo, con sospechas, habitualmente fundadas, sobre la transparencia y legalidad de su accionar.
En la mayoría de los casos triangulan sus ventas por medio de empresas propias, admitidas como tales o no, mayoritariamente radicadas en guaridas fiscales. Las preguntas de esta observación son obvias ¿Por qué hacen esto? ¿Cuál es la opacidad fiscal de este procedimiento? ¿Eluden impuestos, evaden o es solo una “comodidad operativa”?
La observación de la documentación comercial permite constatar que en 2019 la totalidad de las compañías multinacionales extranjeras del complejo oleaginoso de la República Argentina, se venden a sí mismas por lo menos el 80% de su facturación. La observación del Anuario de Estadísticas Tributarias de AFIP desde 2001, permite apreciar que la proporción de las exportaciones argentinas de la totalidad de las posiciones arancelarias que se muestran en sus declaraciones juradas, lo fueron en términos históricos en alrededor del 50% del total, con carácter de “intrafirma”. Se puede observar también una curva ascendente en los últimos años que lleva esa cifra a casi el 80% en 2019. Es decir, el eje central de la operatoria es el comercio “intrafirma”. La empresa exporta a otra empresa importadora que, a través de una ingeniería contable y jurídica que lo disimula, termina siendo la misma empresa.
Esta “caja de muñecas” dificulta el control de los montos y tamaños de los flujos comerciales cuando las mercancías circulan dentro de la misma empresa. Es así mucho más difícil comparar lo que se declara con lo que se carga y lo que se declara con lo que se paga. A esta opaca fijación de precio intrafirma se lo suele denominar como precio de transferencia. Es el precio al que una multinacional ubicada en Argentina le vende a un eslabón propio de la empresa que está en Holanda o China. Un vendedor dice cobrar y un comprador dice pagar un precio que no es real. Miles de barcos transitan la Hidrovía Argentina con este tipo de cargamentos a bordo.
Los organismos fiscales han construido distintos tipos de procedimientos y métodos para ver si los precios de transferencia obedecen o no a criterios de razonabilidad. AFIP los objetó en distintas oportunidades persiguiendo criterios de veracidad o razonabilidad de los precios de transferencia y también de la búsqueda de la veracidad sobre la cantidad real de toneladas embarcadas, que hoy se detalla a simple declaración jurada de quien embarca los granos o sus derivados como el expeller, el pellets o el aceite de soja.
La importancia de tener una Empresa Publica Testigo como será Vicentín próximamente, es vital para obtener un control estatal de precios y volúmenes que permita darle más eficiencia a la recaudación fiscal referida a la exportación que mayormente emana de la Hidrovía. Además, por sus características Vicentín permite seguir un criterio de trazabilidad de todo lo que pasa a lo largo de la cadena desde el productor hasta la exportación, incluyendo la elaboración de aceites y harinas. Esta trazabilidad también es muy importante para determinar el impacto real de retenciones, el impuesto a la exportación que se paga en Argentina, en cada eslabón de la cadena productiva comercial y los precios de producción y rentabilidad razonables. Saber cuánto del total de retenciones pago el productor, cuanto el acopiador y cuanto el exportador es vital para entonces decidir cómo Estado, a quien se subsidia y porque, a quien se reintegra y porque. Obligando a vender en blanco por la simple comparación entre Vicentín y los demás.
En nuestro país, Vicentín era hasta hoy un jugador de peso. Con el control de alrededor del 9 % del mercado puede cumplir esta función de Empresa Testigo con creces, sobre todo porque todas las empresas extranjeras del complejo oleaginoso tienen sus casas matrices en guaridas fiscales. Delaware, Gibraltar, Suiza, Londres, Luxemburgo. Incluso COFCO que ha sido creada por el Estado Chino tiene accionistas importantes como Goldman Sachs y otros Fondos de Inversión.
Aceitera General Dehesa y Vicentín, junto a la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), primera entidad de segundo grado constituida en 1922 y que en la actualidad se encuentra entre los principales exportadores de cereales, y a Agricultores Federados Argentinos (AFA), conformada en 1932 y que hoy es la principal cooperativa de primer grado del país, son los únicos cuatro jugadores de peso nacionales que aun habitan el Mercado Oleaginoso Argentino. Impulsar que uno de ellos, Vicentín SAIC se trasforme en una Sociedad Anónima de Participación Estatal Mayoritaria, es no solo una buena idea sino una necesidad de nuestro desarrollo estratégico.
La seguridad alimentaria de un país y la recaudación de impuestos y su control, son materias indelegables del Estado de la República Argentina, y del estado de cualquier país. Felizmente parece que el Gobierno de Alberto Fernandez así lo ha entendido por estos días.
* Ex director de asuntos Internacionales extrarregionales del Senado argentino e integrante de MUNDO SUR, Grupo de pensamiento y acción en política internacional.
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