Nicolás Lynch Gamero, sociólogo: “El principal problema que afronta el Perú es el hambre y la posibilidad de un desborde social”

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Entrevista a Nicolás Lynch Gamero, sociólogo y político peruano

Por Denise Godoy, de la redacción de NODAL

En los últimos días, Perú se ha convertido en el segundo país de América Latina con el mayor número de contagios y el tercero en fallecidos por el coronavirus. La ciudad más afectada es Lima, donde la propagación del virus y la paralización de la actividad económica han llevado al éxodo de miles de personas que retornaron a sus pueblos por el hambre y la falta de trabajo. En diálogo con NODAL, Nicolás Lynch Gamero, sociólogo y político peruano, analiza el impacto de la crisis económica y sanitaria en los sectores más vulnerables del país.

– ¿Por qué cree que Perú es uno de los países de la región con más contagios y fallecidos por cantidad de habitantes?

Es un reflejo de lo que es y ha sido el Perú. Es un país con una profunda desigualdad social agudizada por los 30 últimos años de predominio neoliberal y que se ha encontrado históricamente a la cola de América Latina en el gasto social. Creo que sólo Bolivia en los últimos 10 o 15 años sobrepasó al Perú con el peor índice de gasto en salud. Nuestro sistema de salud actual es un desastre. Tenemos cuatro sistemas de salud públicos: el del Ministerio de Salud, el del seguro social, el de la policía y el de las fuerzas armadas. Con esa fragmentación y con este poquísimo gasto, lógicamente lo que se presagiaba era el desastre que ha sucedido. Perú tenía, lo ha dicho el presidente hace pocos días, 100 camas UCI con ventiladores cuando empezó la pandemia. Creo que eso lo tienen algunos hospitales en el primer mundo y ese es el total del Perú. Ha habido esfuerzos importantes y se han multiplicado y ahora hay alrededor de 700camas de unidades de cuidados intensivos. Esto no ha quitado que sea el tercer país con más mortalidad en América Latina medida por cada cien mil habitantes. La cifra es peor que la de Brasil del que mucho se habla, pero poco se dice del Perú que desafortunadamente está peor. Somos los terceros peores en la región en este momento.

El fondo de esto es que los derechos sociales son prácticamente inexistentes. Podemos pasar de la salud a la educación pública. El 70 por ciento de la educación es muy mala y el 30 por ciento restante tiene una abrumadora mayoría de colegios privados también de pésima calidad. Por último, las pensiones se mantienen en el sistema privado de cuentas individuales, administradoras de fondos de pensiones, que por más que se reitera que no funciona sigue vivo, y la seguridad social pública ha mantenido el sistema antiguo y está prácticamente desfinanciada.

– ¿Qué sectores se han visto más afectados durante la pandemia? Y ¿qué medidas ha tomado el gobierno para paliar la crisis sanitaria y económica?

Es indudable que los sectores más afectados han sido los más pobres. Perú tiene una característica que comparte con América Latina pero que se da con mayor agudeza y es que sucesivos gobiernos neoliberales han sido más o menos exitosos en ocultar que entre el 75 y el 80 por ciento de la población económicamente activa, según las propias estadísticas oficiales, está en el sector informal. Es decir, está subempleada, tiene un trabajo precario y un ingreso que no cubre sus necesidades básicas. Estamos hablando de las tres cuartas partes de los trabajadores peruanos. Por lo tanto, empiezan a salir de sus casas y a romper con toda regla que se les imponga porque día que no salen es un día que no comen. Son artesanos, comerciantes o vendedores ambulantes que llenan las calles de Lima, etc. Ahí el golpe ha sido muy fuerte y el principal problema que afronta hoy el país yo diría que no es el coronavirus, son el hambre y las posibilidades de un desborde social producto de esta consecuencia nefasta de la pandemia.

El gobierno ha dado algunas medidas de mitigación de esta situación de hambre dando distintos tipos de bonos hacia los sectores urbanos y luego también hacia los rurales. En el mejor de los casos estos han sido bonos de aproximadamente 240 dólares pero que lógicamente no le sirven a una familia sino para unos cuantos días. Con la última prolongación del gobierno vamos a estar en cuarentena hasta finales de junio y hay mucha polémica sobre si eso está bien o mal. Creo que la cuarentena era indispensable en un primer momento para enfrentar el virus pero que después, por el tremendo golpe a la sobrevivencia de la mayoría de la población, ha debido volverse más sectorial y más territorial, una cuarentena focalizada. No se ha optado por esto, se ha optado por mantener la cuarentena liberando algunos sectores productivos y, lo que es peor, desde el principio sacando al ejército y a la policía a las calles. Así como las fuerzas armadas no tienen un buen recuerdo en América Latina por parte de la población, tampoco lo tienen en el Perú. En la denominada época del terrorismo, más precisamente de la guerra interna entre los grupos efectivamente terroristas de Sendero y el MRTA y las fuerzas armadas y policiales, hubo una represión que en su momento se denominó guerra sucia y que trae recuerdos terribles en la población. Sin embargo se ha insistido en sacar a los militares a la calle.

– ¿Cuáles son las principales causas de los desplazamientos forzados que se registraron durante la crisis?  

Hay dos causas. Lima es una ciudad de migrantes que tiene entre nueve y diez millones de habitantes, de los 33 millones que tiene el Perú, o sea un 33 por ciento. El que no es migrante es hijo o nieto de migrante. Por otro lado, hay una migración temporal de gente del interior que viene a la ciudad para poder trabajar y regresar con algo de plata a su pueblo y esta epidemia los agarró el final del verano cuando justamente están terminando sus trabajos temporales y se disponían a regresar. Hubo un éxodo de migrantes transitorios que, muchas veces en condiciones precarias en extremo, ya no podían sostenerse en Lima y en provincias, sobre todo en la sierra del Perú. Este espectáculo terrible de ver la migración contraria de los pobres que dejaban la gran ciudad, que era la tierra prometida, para regresar a su terruño original ha sido uno de los mayores impactos causados por la pandemia del Covid-19.

Creo que la crisis de régimen por la que pasaba el país antes de que empezara esta pandemia se agudizó con la crisis causada por el coronavirus ya que es de carácter regional y planetario. Dependiendo de que podamos levantar las banderas adecuadas y tener la voluntad política necesaria podremos poner al Perú en otro camino porque el camino en el que estaba nos demuestra que no sirve para proteger la vida de la mayoría.


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