Argentina | Denuncia en pandemia y cuidados en pospandemia – Por Laura Ximena Iturbide
Por Laura Ximena Iturbide, especial para NODAL*
El movimiento feminista argentino en los últimos cuatro años alcanzó enormes niveles de acompañamiento de la ciudadanía y el gobierno nacional que asume en 2019 incorpora las demandas feministas para sus lineamientos de gestión, y llegó una pandemia. El presente artículo se propone repasar las políticas de género que se activaron en el comienzo del aislamiento temprano y obligatorio que Alberto Fernández dispuso para reducir los daños del COVID 19, y visibilizar los cuidados como una herramienta eficaz para recomponer de manera igualitaria las estructuras sociales, económicas y culturales que deberán reconstruirse, pasado el momento crítico de la pandemia.
En la inmediatez el gobierno nacional prioriza la denuncia y, estrenando Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, se concentra en la emergencia ante la violencia física con todas las herramientas comunicacionales focalizadas en la línea 144 y se ampliaron alternativas de comunicación para que se pueda contactar a través de whatsapp para acceder de manera escrita a información, asesoramiento o denuncia. Además se fortalecieron los vínculos con las organizaciones de la ciudadanía con mayor territorialidad en tiempos de pandemia, con iniciativas de primera emergencia para denunciar una situación de riesgo en farmacias, y se acordó con organizaciones gremiales la disponibilidad de lugares en hoteles sindicales para garantizar la seguridad de las mujeres y las personas en riesgo por violencia machista.
Fuera de las líneas nacionales la mayoría de los poderes provinciales y municipales no reaccionaron con iniciativa alguna en materia de género, aunque los femicidios aumentaron con el aislamiento como se estimaba. Los municipios difunden tímidamente la línea 144 y se suman a destacar alguna campaña impulsada por una iniciativa ciudadana, como el Banco Rojo y otros de alcance únicamente simbólico, y muchas de las estructuras provinciales mantienen los estándares de políticas de género que tenían con secretarías o subsecretaría, con recurso y personal acotado y/o equipos funcionarios híper-formados pero sin capacidad de intervención.
Argentina y el mundo se encuentran con una pandemia que sin duda representará transformaciones políticas y económicas (seguramente superior a lo que imaginó el gobierno nacional al asumir), y en ese contexto debemos observar los cuidados como una herramienta para que la pos-pandemia sea más igualitaria, más redistributiva y con menos violencia machista que en el pasado.
¿Qué son los cuidados? Son las tareas que se realizan dentro del ámbito del hogar y que representan la organización de la casa como la elaboración de todas las comidas al día; el cuidado de niñez y adolescencia; su acompañamiento escolar y otras actividades; limpieza y provisión de insumos; cuidado de personas con discapacidad o de personas mayores que requieran atención especial; y la organización de asistencias médicas o de otra característica que requieran, entre otras tantas tareas que se requieren en los ámbitos privados de la vida.
Dice Batthyány respecto del impacto de género de la pandemia: “Las mujeres siguen siendo las más afectadas por el trabajo de cuidados no remunerado, sobre todo en tiempos de crisis. Debido a la saturación de sistemas sanitarios y al cierre de las escuelas, las tareas de cuidados recaen mayoritariamente en las mujeres. Se necesitan medidas que rompan los moldes tradicionales para que esta situación no recaiga desmedidamente sobre las mujeres”.
La pandemia empeora las condiciones de violencia con el aislamiento y profundiza las desigualdades que padecemos las mujeres a partir de trabajar el doble que los varones por garantizar los cuidados. Planificar el futuro inmediato de pospandemia es dar cuenta de que una gran cantidad de personas vulnerables y/o inmunodeprimidas deberán extender sus tiempos de aislamiento más allá de los plazos de aislamiento obligatorio para el grueso de la sociedad, y si no tenemos en claro la importancia de valorizar los cuidados y su remuneración, una vez más la tarea recaerá en las actividades de las mujeres, profundizando aún más la feminización de la pobreza.
Las discusiones de género y las demandas feministas tienen superficies muy políticas con profundidades económicas, con lo cual visibilizar los cuidados y la necesidad de su institucionalización, (sea a partir de formalizar el trabajo individual o comenzar a construir un sistema público de atención) es fundamental para pensar en una pospandemia más inclusiva y menos desigual.
Reconocer y remunerar los cuidados tiene fines humanitarios pero también redistributivos, dice Franganillo: “nuestra estrategia fue plantear los cuidados como reactivador de la economía y de resolución de la cuestión social (…) El campo del cuidado es muy amplio, de lo que se trata es de reconocer, remunerar y redistribuir lo que vienen haciendo las mujeres y ello involucra a muchos actores, por eso hablamos de pacto social de cuidados”.
Los cuidados claro que ponen en discusión también las condiciones de trabajo y los sistemas educativos, pero en el cercano plazo pueden ser importantes estrategias redistributivas, oportunas para incluir a provincias y municipios de escasas o nulas políticas de género, a sumarse contra las violencias y desigualdades patriarcales El debate está abierto pero los tiempos corren.
*Politóloga, docente universitaria UNRN.