Unas 3.800 mujeres fueron asesinadas en América Latina durante 2019
Feminicidios en América Latina
Por Rubén Aguilar
A noviembre de 2019, el número de los feminicidios en América Latina ascendía a 3,800, según la Comisión Económica para América Latina (CEPAL).
En 2018 los feminicidios alcanzaron los 3,529, el aumento de un año al otro fue de 271 casos y la tendencia es a crecer en todos los países del área.
Las mayores tasas de feminicidio por 100,000 habitantes se dan en El Salvador (6.8), Honduras (5.1), Santa Lucía (4.4), Trinidad y Tobago (3,4), Bolivia (2.3), Guatemala (2.0) y la República Dominicana (1.9).
La directora del Observatorio de la Violencia de la Universidad Autónoma de Honduras, Migdonia Ayestas, plantea que “la violencia contra la mujer se basa en la cultura que la promueve y avala desde la forma en que la familia educa en el hogar”.
Así, añade, “las mujeres son educadas para la sumisión y los hombres para dominio, y usan el poder del patriarcado para acabar con la vida de las mujeres”.
“Es un ciclo de muerte que inicia cuando los padres enseñan a madres e hijas a que deben obedecer al hombre y que, si se rehúsan, como esposas, madres e hijas hay castigo, violencia física, psicológica y muchas veces sexual”, concluye la académica.
Isabel Gamboa, de la Universidad de Costa Rica, sostiene que el germen del feminicidio en la región está en “una estructura profunda misógina y sexista y en culturas que odian profundamente a las mujeres”.
Eso es lo que explica, entre otras cosas, que las mujeres “ocupemos los puestos de menor prestigio, menos paga y menos relaciones con toma de decisiones importantes”.
Los hombres, dice, establecen mecanismos de complicidad, de compadrazgo en contra de las mujeres y existen “mecanismos de complicidad de mujeres adiestradas culturalmente desde la infancia, para tener una actitud absolutamente servil hacia los hombres”.
Según la ONU en la región, una de cada tres mujeres, ha sufrido algún tipo de violencia física, psicológica y sexual. Las más vulnerables son las que sufren algún tipo de discapacidad, pertenecen a una minoría o simplemente son niñas.
En la región sobre la violencia en contra de las mujeres apenas se informa por el silencio, la estigmatización y la vergüenza de parte de las víctimas, dice Gamboa. Esto garantiza la impunidad de los perpetradores, (Con información de José Meléndez, publicada en El Universal).
Latinoamérica es la campeona del mundo en feminicidios y machismo
Cada vez más alarman las cifras de feminicidios que se registran en América Latina. Es en esta región donde se encuentran los índices más altos del mundo relacionados con los crímenes por violencia de género, según una encuesta citada por ONU Mujeres 2019.
A pesar de que en todos los países de la región se han implementado leyes para tipificar el delito de feminicidio, con excepción de Cuba y Haití, la impunidad con respecto a esos crímenes sigue ante la vista y paciencia de las autoridades policiales y judiciales.
Desafíos
En su última publicación sobre la medición del feminicidio, el Observatorio de Igualdad de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) advierte sobre el desafío de la comparabilidad del fenómeno a nivel regional. En la mayoría de los países del Caribe, donde se observa una ausencia de tipificación del feminicidio en los códigos penales, solo se recopilan cifras sobre las muertes de mujeres cometidas por la pareja o expareja.
En América Latina, los países difieren en la definición normativa del fenómeno, que va desde una expresión amplia del feminicidio a tipos penales que lo acotan al matrimonio y la convivencia. Esto se suma a la utilización de diferentes enfoques en la construcción de los registros de este delito.
La medición del feminicidio en los países de la región es fundamental para el diseño, la implementación y el seguimiento de las políticas públicas orientadas a proteger a las víctimas de violencia de género, específicamente, para prevenirlo, reparar a las víctimas colaterales dependientes y sancionar a los perpetradores, recomienda la Cepal.
Para hacer frente a estos retos, la Cepal está impulsando la construcción de un Sistema de Registro de Feminicidios en los países de América Latina y el Caribe, que sirva de herramienta para mejorar la calidad de la información nacional con vistas a profundizar el análisis del feminicidio y fortalecer la comparabilidad regional.
Asimismo, las Naciones Unidas y la Unión Europea están implementando la Iniciativa Spotlight para eliminar la violencia contra las mujeres y las niñas, la cual tiene como foco para la región la erradicación del feminicidio.
Países más vulnerables
En México, el crimen de una niña de siete años vino días después del brutal feminicidio de Ingrid Escamilla, una mujer de 25 años que fue apuñalada letalmente y luego desollada por su pareja y que también generó furiosas protestas el país, donde se matan a 10 mujeres por día.
María Salguero, geofísica mexicana que desde hace unos años elabora un mapa de feminicidios en su país, dijo que los Gobiernos no entienden el problema del feminicidio. “Es una violencia muy específica hacia la mujer que necesita medidas urgentes”, aseveró.
Argentina
Según la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia, en Argentina, una mujer es asesinada cada 32 horas.
Miles de mujeres sufren los tormentos diarios de la violencia, antes de ser asesinadas. En 2018, la línea directa creada para ayudar a las mujeres en esa situación recibió 169.014 llamadas.
Nicaragua
Al menos 630 mujeres fueron asesinadas en Nicaragua durante la última década, a un promedio de 63 por año, según la organización CDD. Aunque en 2012 fue aprobada, la Ley 779 (Ley Integral contra la Violencia hacia las Mujeres) quedó debilitada por una reforma que introdujo un “trámite de mediación”, mediante el cual las víctimas se ven forzadas a conciliar con sus agresores, que luego las matan.
Al menos 3.529 mujeres fueron asesinadas en 2018 por razones de género en 25 países de América Latina y el Caribe.
La canción “Un violador en tu camino” se ha convertido en un himno feminista que recorre el mundo.
En algunos países sólo se recopilan como feminicidios los cometidos por la pareja o expareja de las víctimas.
NADAR CONTRA LA CORRIENTE
Los diputados mexicanos aprobaron, a fines de febrero, aumentar de 60 a 65 años la prisión para quienes cometan feminicidio, una iniciativa que aún debe aprobar el Senado.
Sin embargo, especialistas y activistas tienen otras exigencias: falta una mayor capacitación en materia de género en el sistema de justicia, así como más participación de dependencias gubernamentales en el problema.
EN BOLIVIA SE REPORTAN 26 MUERTES EN 2 MESES
Según los datos de la Dirección de la Fiscalía Especializada en Delitos de Violencia Sexual y en Razón de Género de la Fiscalía General del Estado, a nivel nacional desde el 1 de enero al 28 de febrero del presente año se reportaron 26 casos de feminicidio.
De acuerdo al informe, ocho feminicidios corresponden al departamento de Santa Cruz; a Cochabamba, cinco; a La Paz, cuatro; a Potosí, tres; a Pando, dos; a Chuquisaca, dos; a Oruro, uno, y a Tarija, uno.
Este marzo de 2020 se cumplirán siete años de la promulgación de la Ley 348 para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia, informó la institución Voces Libres.
Antes de esta norma, los asesinatos de mujeres eran tipificadas como homicidios y se castigaba con pocos años de cárcel.
ANÁLISIS
Katrina Marabolí. Médica chilena
Los agresores no deben gozar de impunidad
Se debe avanzar en el cumplimiento del marco normativo nacional y a velar porque todos los casos de violencia contra las mujeres sean investigados y sancionados bajo los principios de favorabilidad, transparencia y celeridad.
Es urgente asumir medidas desde las instancias llamadas por ley para preservar que todos los hechos de feminicidio no queden en la impunidad. Toda vez que la sanción oportuna contribuye a romper la cadena de violencia y la naturalización de la misma.
Se debe reforzar las medidas de prevención integral, en todos los ámbitos, salud, educación, comunicación, trabajo y en la comunidad, contra la violencia que viven las mujeres y las niñas, recordando al Estado que combatir las causas estructurales de la violencia y discriminación implica el diseño e implementación de políticas y programas que eliminen y prevengan el problema desde la raíz y desde una mirada interseccional.