Comienza en La Habana un nuevo ciclo de diálogos entre el gobierno colombiano y las Farc

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Las negociaciones siguen centradas en el tercer punto de la agenda sobre drogas ilícitas y narcotráfico.

Desde el 28 de noviembre el Gobierno y las Farc comenzaron a negociar en La Habana, Cuba, el tercer punto de la agenda sobre manejo de cultivos ilícitos, tema que se retomará hoy en el ciclo 19, que es además el primer encuentro de 2014.

Aunque no se unirá inmediatamente a la mesa, este ciclo contará con una nueva cara en el equipo de las Farc, “Jualian Conrrado” quien se traslado la semana pasada a la isla pero que enfrenta problemas de salud, según la guerrilla.

Humberto de la Calle, jefe negociador del Gobierno, antes de partir hacia Cuba para esta nueva ronda de negociaciones, aseguró que la guerrilla puede hacer los cambios que quiera en su delegación así como también los ha hecho el Gobierno.

Aseguró que están preparados para las críticas de los opositores en medio del proceso electoral y pidió que no se creen mitos o se tejan falsedades en torno a la negociación.

«Entramos ahora en un proceso electoral donde la controversia sobre lo que ocurra en La Habana se agudizará, estamos preparados tranquilamente para eso, pero queremos una discusión leal seria y responsable, sin inventar mitos ni tejer falsedades», agregó.

De la Calle destacó los acuerdos hasta ahora logrados en los dos primeros puntos de la agenda y manifestó que trabajarán sin descanso para lograr una negociación seria, digna y realista.

 

http://www.caracol.com.co/noticias/actualidad/inicia-el-ciclo-19-del-proceso-de-paz-en-la-habana/20140113/nota/2053334.aspx

 

A cuatro puntos de acordar la paz con las Farc

De los 5 puntos de la agenda falta por discutir narcotráfico, fin del conflicto, víctimas y refrendación de acuerdos.

La mesa de paz encabezada por Humberto de la Calle como negociador del gobierno e Iván Márquez, por las Farc, acordaron que el siguiente punto en las conversaciones será el que tiene que ver con Drogas Ilícitas y Narcotráfico. Este ítem contempla programas de sustitución de cultivos ilícitos, planes integrales de desarrollo con participación de las comunidades en el diseño, ejecución y evaluación de los programas de sustitución y recuperación ambiental de las áreas afectadas por los cultivos ilícitos. Programas de prevención del consumo y salud pública, y finalmente solución del fenómeno de producción del consumo y la salud pública.

Si se llega a buen puerto en el acuerdo sobre la solución a la problemática del narcotráfico el siguiente punto sería el de las víctimas. Aquí se espera una visita a La Habana de una comisión de victimas para conversar con el grupo guerrillero y aportar ideas al acuerdo. Aunque el este punto no se ha tocado formalmente en las negociaciones las Farc ya han expresado la intención de reparar a las víctimas e insisten en la creación de una Comisión de la Verdad para esclarecer hechos violentos y asesinatos durante 50 años de confrontación.

Otro de los puntos que faltan es el del fin del Conflicto, en donde se pretende la dejación de armas por parte de las Farc y el cese de hostilidades para reintegrarse a la vida civil. Se espera un fuerte pulso en este tema debido a las leyes internacionales y la severidad que recae sobre quienes hayan cometido delitos de lesa humanidad y si los jefes de la guerrilla van a ser condenados lo que les impediría participar en política, como lo establece la Constitución.

También hay expectativa sobre los mecanismos que se utilizarán para que las Farc entreguen las armas, el grupo guerrillero ha insistido en que no las entregarán sino que las “dejarán”.

Finalmente, ya con todos los puntos firmados, el gobierno y las Farc tendrán que discutir el mecanismo de Refrendación de lo pactado y el pulso se centrará entre la petición de las Farc sobre la idea de una Asamblea Nacional Constituyente y la posición del Gobierno de que será la ciudadanía mediante un referendo el día de las elecciones de 2014 quien avalen o nieguen lo pactado.

Lo que ya está acordado: Reforma Agraria y Participación Política

Aunque no se acordaron curules para las Farc, se crearon Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz

Desde el mismo momento en que el presidente Juan Manuel Santos le informó al país sobre la existencia de los acercamientos para instalar un proceso de paz con las Farc en Cuba, el jefe de Estado aseguró que las negociaciones serían en corto tiempo. Van 18 rondas de discusiones y las delegaciones, tanto del Gobierno como de las Farc, ya han acordado los dos primeros puntos del Acuerdo General para la Terminación del Conflicto: Política de desarrollo agrario integral y la Participación política.

Política de desarrollo agrario integral

Fue acordado el 26 de mayo e incluye temas como el acceso y uso de la tierra, la formalización de la propiedad, la creación de una frontera agrícola y protección de zonas de reserva. Igualmente el acuerdo incluye planes en agua potable, asistencia técnica, capacitación, educación, adecuación de tierras y recuperación de suelos.

Sobre el acceso y uso de la tierra se llegó a un acuerdo para que el mayor número de habitantes del campo sin o con tierra insuficiente, puedan acceder a ella mediante la creación de un fondo. En este punto el gobierno y la guerrilla pactaron la búsqueda una solución eficaz para la formalización de la tierra que se aplicará a todos los predios que ocupa o posee la población campesina en Colombia.

Este acuerdo agrario está acompañado de la actualización de información rural para la renovación del respectivo catastro, y delimitación de la frontera agrícola protegiendo las áreas de especial interés ambiental.

Participación Política

Fue acordado el 6 de noviembre de 2013 e implica la dejación de armas por parte de las Farc como método de lucha.

Lo que se firmó en este punto se resume en Derechos y garantías para el ejercicio de la oposición política en general, y en particular para los nuevos movimientos que surjan luego de la firma del Acuerdo Final con las Farc. Este punto dos sobre la participación política incluye garantías de protección a los guerrilleros que dejen las armas y se vinculen a la vida en democracia, así como también abrir los espacios para la oposición en los diferentes medios de comunicación.

Aunque en este punto no se acordaron curules para las Farc en el Congreso de la República, si se crearon Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz para promover la integración territorial y la inclusión política de zonas especialmente afectadas por el conflicto y el abandono, de manera que durante un periodo de transición estas poblaciones tengan una representación especial de sus intereses en la Cámara de Representantes, sin perjuicio de su participación en las elecciones ordinarias. Estas circunscripciones transitorias serian adicionales a las circunscripciones ordinarias existentes.

Se conformará una misión de expertos para que evalúe la organización y el régimen electoral en Colombia y habrá un sistema de seguridad especial que garantice la protección a la vida de los integrantes de los nuevos movimientos que surjan una vez las Farc lleguen a un acuerdo de paz.

 

http://www.caracol.com.co/noticias/actualidad/a-cuatro-puntos-de-acordar-la-paz-con-las-farc/20140112/nota/2053248.aspx

 

¿Se firmará la paz en 2014?

¿Llegarán el gobierno y las Farc a un acuerdo para poner fin al conflicto armado en este año? Esta es la gran pregunta de 2014.

La mejor oportunidad que tiene la paz es que antes de diciembre próximo se llegue a un acuerdo final sobre los seis puntos de la agenda y que el año 2015 sea el del inicio de la implementación de los acuerdos y el posconflicto. Si 2014 no produce la noticia de que las Farc se desarman y desmovilizan y de que el gobierno empieza en serio reformas y cambios de fondo aplazados por décadas, el proceso de La Habana podría languidecer y pasar a mejor vida. De ese calibre es lo que se juega este año. Uno que, con elecciones parlamentarias y presidenciales, va a ser el del gran plebiscito de esta generación sobre la paz y la guerra.

El año empezó con dos hechos tan opuestos como sintomáticos de las contradicciones y tensiones que se vienen.

El primero lo protagonizó el movimiento Uribismo Centro Democrático del expresidente y cabeza de lista al Senado Álvaro Uribe, que rompió fuegos el pasado 7 de enero con una acusación tremebunda: “En las conversaciones secretas de La Habana entre las Farc y el gobierno de Juan Manuel Santos no solo se están negociando las instituciones colombianas, el territorio y la impunidad para crímenes atroces, sino que se ha acordado frenar al Centro Democrático en las elecciones”. Un mensaje que no solo ratifica el tipo de argumentación que vienen empleando los opositores de la salida negociada al conflicto armado, sino que da una idea de la polarización y la pugnacidad que van a signar durante todo este semestre la situación política nacional, con la paz en el centro de una disputa electoral que se anuncia, desde ya, feroz. Acusar a un gobierno de hacer un pacto secreto con la guerrilla contra el partido de un expresidente es algo que tiene pocos antecedentes en Colombia.

El otro hecho fue el anuncio, hecho dos días después y que cogió por sorpresa a casi todo el mundo, de que el gobierno colombiano “retiró y canceló” el pedido de extradición de Guillermo Enrique Torres, alias Julián Conrado, para que se sumara a la delegación de las Farc en Cuba. Este jefe medio de las Farc, más conocido como cantautor vallenato que como combatiente, estaba preso en Venezuela y había sido pedido por la Fiscalía colombiana, acusado de secuestro, homicidio y desplazamiento. Si, desde el punto de vista de la negociación la llegada de Conrado a La Habana es una noticia interesante, pues se trata del primer integrante del Bloque Sur que se suma al equipo negociador (aunque su participación, por ahora, está ‘congelada’, pues según las Farc está en un delicado estado de salud), en Colombia ha producido reacciones encontradas y hay quienes critican duramente que el gobierno siga levantando órdenes de captura sin que las Farc hayan hecho, hasta ahora, ningún gesto de calado en la negociación, aparte de dos ceses de fuego unilaterales (el de este fin de año, decretado el pasado 15 de diciembre, termina esta semana).

La declaración del movimiento uribista y la liberación de Conrado apuntan a las dos grandes tendencias –y contradicciones– que van a signar, en materia de paz, este año que empieza. La primera es la tensión que introduce la campaña electoral en el proceso de negociación. La segunda, los retos que encara el proceso mismo, no solo mientras pasan las elecciones sino después de la elección presidencial.

El proceso

La negociación entre el gobierno y las Farc va en su tercer punto, el de drogas ilícitas. Los dos primeros fueron, en esencia, los de las concesiones del Estado a la guerrilla: se pactaron temas sustanciales de la plataforma agraria histórica de las Farc y garantías para que a la guerrilla desmovilizada no le pase lo que ocurrió con la Unión Patriótica. Después de un año de negociaciones y a partir de la ronda que arranca este lunes 13 en Cuba, la número 19, empiezan los puntos en los que a las Farc les ha llegado el turno de mostrar en qué están dispuestas a ceder (aunque el Estado, evidentemente, deberá también ir al encuentro).

En los tres puntos que restan –el de drogas ilícitas, cuya discusión empezó el año pasado, el de víctimas y el de fin del conflicto, que incluye desarme y desmovilización– el Estado tiene, por supuesto, mucho que conceder, pero la palabra la tienen las Farc.

Más allá del fenómeno social y rural de las drogas ilícitas y de los necesarios cambios en la fracasada política de guerra contra las drogas, ¿van las Farc a aceptar su participación en el tráfico y a dar garantías de que pondrán fin a esa práctica? ¿Lograrán disciplinar a todos los frentes, incluidos los más involucrados en el negocio ilícito? A la vez que piden al Estado reconocer la penetración del narcotráfico en la sociedad, ¿asumirán compromisos en temas que no figuran explícitamente en la agenda pero que son clave, como el de las minas antipersonales, el de las rutas y los laboratorios, o las alianzas, tácitas o abiertas con grupos de crimen organizado para mover cocaína?

Preguntas similares pueden hacerse a las Farc en materia de reconocimiento de su papel como perpetradoras de toda clase de crímenes de guerra, sobre sus obligaciones de perdón y reparación frente a las víctimas o sobre los compromisos que están dispuestas a asumir ante una sociedad hastiada del conflicto en materia de desarme, desmovilización y reintegración transparente y completa a la civilidad. Sin señales claras de la guerrilla en estos temas altamente sensibles, la opinión pública difícilmente abandonará su intransigencia en tópicos clave para la negociación como la cárcel o la participación en política de los guerrilleros desmovilizados, que ha sido persistente en todas las encuestas.

Caso aparte es el del ELN. Por lo que se sabe, pocos avances se han presentado con la segunda guerrilla del país para llegar a la instalación de una mesa paralela. Y el tiempo para ello se acaba. No solo por razones políticas sino por motivos prácticos. Es difícilmente concebible que, si el gobierno y las Farc avanzan hacia acuerdos sustanciales en mecanismos de Justicia transicional o en la instalación de una Comisión de la Verdad, con el ELN puedan pactarse luego mecanismos distintos. Ningún país del mundo ha visto dos comisiones de la verdad o dos modelos de Justicia transicional simultáneos. Los elenos, que siguen publicando comunicados incendiarios y poniendo toda clase de condiciones para iniciar los diálogos, como si la revolución estuviera a la vuelta de la esquina, harían bien en sopesar el juego que les queda entre las manos, cada día con menos cartas.

Las elecciones

Durante todo un semestre, hasta una probable segunda ronda de las elecciones presidenciales en junio, las negociaciones no se harán, como hasta ahora, en el aislado ‘container’ de Cuba, relativamente blindado frente a la situación política nacional, sino bajo el impacto directo del fuego electoral.

La campaña, no sin ayuda de los principales protagonistas, ya se ha convertido en un plebiscito sobre la paz. Aunque el gobierno no refina aún una estrategia para hacer pedagogía sobre el proceso que intente convencer a la opinión pública de sus bondades, el presidente ha enarbolado la paz como su principal bandera para la reelección. Si el tono del uribismo es encendido, el gobierno tampoco ha sido parco en responder a sus críticos y el presidente habla de la “propaganda negra” y las “mentiras” de los enemigos del proceso. Entre el alud de argumentos simplificados y argucias políticas de todos los sectores, en el fondo, lo que está en discusión son proyectos de país y de sociedad encontrados.

De ahí el carácter clave de estas elecciones. El Congreso que va a definir las reglas de juego para poner fin al conflicto tendrá a bordo, probablemente, una bancada uribista cuyo tamaño dependerá, en parte, de la calidad del debate electoral en torno al proceso en Cuba. En todo caso, la reglamentación del Marco Jurídico para la Paz, la creación de una Comisión de la Verdad, la eventual participación de Naciones Unidas en la supervisión y verificación de lo acordado y las leyes que aterricen los compromisos del Estado se discutirán en ese nuevo Congreso en el que la oposición uribista y el santismo tendrán el peso numérico que decida darles el electorado.

Y de ahí, también, los retos que enfrenta el proceso. Los tiempos políticos del país son distintos de los tiempos de la negociación. A lo sumo, desde hoy hasta las elecciones de marzo se alcanzarán a hacer tres rondas de conversaciones en La Habana. Las cuales difícilmente alcanzarán para cerrar el punto de drogas ilícitas, actualmente en discusión. De ahí a la primera vuelta de las presidenciales, en mayo, se podrían adelantar (si las partes no deciden hacer una interrupción en lo más álgido de la campaña) otras tres o cuatro rondas, a todas luces insuficientes para cerrar un trato. Es decir, un acuerdo final está descartado antes de que se sepa quién será el presidente para 2014-2018.

Evidentemente, el gobierno está interesado, en buena parte por motivos electorales, en presentar resultados, antes de marzo y antes de mayo. Sin embargo, aunque no sea lo mejor para la salud del proceso, no es improbable que las Farc pongan un pie en el freno de la negociación hasta ver quién será su contraparte a partir de junio de 2014. Sus declaraciones recientes, como la carta que dirigió Timochenko al columnista de SEMANA León Valencia o el comunicado sobre la participación de la CIA en los bombardeos contra sus jefes, apuntan a un endurecimiento en su discurso. Y ojalá que no se presente en el entretanto ningún hecho que pueda afectar la credibilidad del proceso. Un atentado con víctimas civiles o un magnicidio podrían alterar no solo el respaldo a la negociación sino el volátil panorama electoral.

En esas condiciones, la suerte de la negociación se va a decidir después de las elecciones. De no mediar hechos imprevistos, como están alineadas las estrellas en este momento, según todas las encuestas el presidente Santos se reelige. En ese caso, la pregunta es cuánto puede tomar llegar a un acuerdo final después de eso. Difícilmente el nuevo gobierno resista una negociación que llegue hasta 2015. Y tendrá el margen para presionar por resultados, entonces sí, en el término de meses, no de años. Por eso, lo más probable es que, si hay acuerdo final, este se firme en 2014.

 

http://www.semana.com/nacion/articulo/se-firmara-la-paz-en-2014/370479-3

 

 

Santos afirma que la búsqueda de una paz digna no significa doblegar a la guerrilla

«Nadie está sometiendo a la contraparte a que se arrodille y se rinda, estamos dando una salida digna, que es como terminan todos los conflictos», dijo el presidente Santos.

El mandatario presidió en Yopal, Casanare, una cumbre de gobernadores de la Orinoquia 2 días antes del inicio de un nuevo ciclo de conversaciones en la mesa de diálogo de La Habana.

El presidente reiteró que Colombia «quiere la paz porque está aburrida de la guerra» pero insistió en que la ofensiva militar continuará mientras no se llegue a un acuerdo concreto.

«Las órdenes que tienen los comandantes militares y policiales son muy claras: la ofensiva militar continuará con toda su contundencia hasta el momento en que se firmen los acuerdos», afirmó Santos.

A propósito de los diálogos, la revista Semana analiza si es posible que este año se dé un acuerdo de paz concreto con las Farc.

«La mejor oportunidad que tiene la paz es que antes de diciembre próximo se llegue a un acuerdo final sobre los seis puntos de la agenda y que el año 2015 sea el del inicio de la implementación de los acuerdos y el posconflicto», señala la publicación.

«Los tiempos políticos del país son distintos de los tiempos de la negociación. A lo sumo, desde hoy hasta las elecciones de marzo se alcanzarán a hacer tres rondas de conversaciones en La Habana. Las cuales difícilmente alcanzarán para cerrar el punto de drogas ilícitas, actualmente en discusión», analiza la publicación.

Es decir, aunque el Gobierno insita en un acuerdo rápido para mostrar resultados antes de las elecciones, será difícil pues las Farc apuntan al endurecimientro de su discurso.

Y aún si Santos es reelegido, el clima de relativo apoyo a las conversaciones se podría diluir si se dilatan en el tiempo sin resultados concretos.

 

http://www.elespectador.com/noticias/paz/el-proceso-de-paz-ninguna-parte-somete-otra-segun-santo-articulo-468085

 

 

 

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