Caravana migrante llega a Guatemala y el presidente Giammattei anuncia que México no la dejará pasar

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Giammattei afirma que México ‘no dejará pasar’ nueva caravana migrante

Cientos de hondureños que integran una nueva caravana migratoria con destino a Estados Unidos ingresaron este miércoles por la fuerza a Guatemala tras romper un cerco policial en la frontera de Corinto entre ambos países.

El nuevo presidente de Guatemala Alejandro Giammattei informó que el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, le aseguró que el Gobierno mexicano impediría la entrada de la nueva caravana que partió ayer desde San Pedro Sula, Honduras.

«El gobierno mexicano nos advirtió que no los va a dejar pasar, que va a utilizar todo lo que está en sus manos para que no pasen», dijo Giammattei en conferencia de prensa.

El mandatario informó que Guatemala no puede impedir el paso a los extranjeros que ingresen al país plenamente identificados debido al Convenio Centroamericano de Libre Movilidad, conocido como CA-4, firmado en 2006 por Nicaragua, Honduras, Guatemala y El Salvador que establece la libre movilidad de los ciudadanos de estas naciones.

Sin embargo, Giammattei informó que serán muy exigentes con el acceso de los menores de edad por el territorio guatemalteco.

«Hemos visto innumerables niños que van en brazos de otros, tratando de llegar a EEUU, y ni siquiera son sus hijos. Los padres deberán demostrar con papeles que son los padres o tutores legales», dijo el mandatario.

«De lo contrario, esos niños van a ser devueltos a Honduras. No podemos dejar pasar que se violente la ley», advirtió.

México se ha convertido en el muro que Donald Trump prometió para detener a los migrantes centroamericanos tras firmar un acuerdo con el Gobierno estadounidense para reforzar sus controles de seguridad a cambio de que EEUU no imponga aranceles a sus exportaciones.

En su lucha por parar la inmigración ilegal, Estados Unidos suscribió en 2019 acuerdos con México, Guatemala, El Salvador y Honduras, pero no ha frenado a los hondureños, que a diario siguen abandonando su país, aunque según autoridades locales, ahora son menos los que se van.

La Prensa


Nueva caravana de migrantes hondureños llega a Guatemala con destino a EE. UU.

Unos 400 hombres, mujeres y niños se aglomeraron en Corinto, en la frontera de Honduras con Guatemala, unos 220 km al norte de Tegucigalpa, pero un contingente policial les bloqueó el paso.

Un oficial les pidió pasar a la oficina de Migración para registrarse antes de cruzar la frontera.

Sin embargo, los migrantes rompieron el cerco de policías y lograron entrar a Guatemala.

Unos 12 policías guatemaltecos los esperaron a la orilla de la carretera, pero los dejaron pasar, limitándose a escoltarlos en dos vehículos.

Otros migrantes que llegaron después a Corinto desde San Pedro Sula en grupos pequeños fueron retenidos por los agentes del orden que les pidieron documentos.

Wilmer Gabriel Benítez, de 30 años, iba con su hijo de 10 junto a otros cuatro hombres que no pudieron cruzar.

“Vamos a esperar que vengan los demás”, que caminaban desde San Pedro Sula para cruzar en grupo, recomendó Benítez a sus acompañantes.

Con mochilas en la espalda, cerca de 1 mil personas, hombres y mujeres, algunos con niños en brazos y coches, se aglomeraron desde la tarde del martes 14 de enero en la estación de buses de San Pedro Sula, 180 km al norte de Tegucigalpa.

Al filo de la medianoche, cerca de la mitad del contingente salió caminando hacia Corinto.

En el trayecto, algunos subieron a camiones o vehículos que ofrecieron llevarlos, mientras los demás avanzaban lentamente a pie a la orilla de la carretera.

Los migrantes caminaban por la carretera asfaltada al borde del mar Caribe mientras policías y militares los seguían de cerca en vehículos y retenes.

“Ya no puedo más, no tengo ni cama donde dormir”, dijo una mujer de 28 años que se identificó como Yoly Sabillón, originaria del departamento de Santa Bárbara, noroeste, y madre de tres hijos de 13, 7 y 3 años.

“No hay trabajo aquí, el gobierno nos tiene abandonados”, se quejó Antony Gómez, de 26 años, oriundo de San Luis, también en Santa Bárbara, mientras acompañaba a Yoly con otros dos migrantes.

Antes del amanecer de este miércoles, partieron los migrantes que quedaban en la terminal de transporte.

En pequeños grupos lograban pasar sin problemas en la aduana de Corinto, siempre que fueran mayores de edad. Policías y militares les salían al paso y si llevaban identidad les permitían cruzar a Guatemala, aunque retenían brevemente a los menores de edad.

Astrid Franco, auxiliar de la Procuraduría de Derechos Humanos, informó que verifican las condiciones de las personas y que la Cruz Roja brinda asistencia a quienes la requieran.

Delegados de la Casa del Migrante del Vicariato Apostólico de Izabal informaron que se encuentran preparados para recibir algunos de los migrantes.

Respecto de la caravana de hondureños, el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, afirmó que devolverán a los niños a quienes no se compruebe que son hijos de los migrantes.

“Hemos visto niños que van en brazos de otros y ni siquiera son sus hijos, deben de demostrar con papeles que son los padres o tutores legales, de lo contrario los niños serán devueltos a Honduras”, argumentó.

“En Honduras nos matan”

“Buscamos refugio: En Honduras nos matan”, decía un afiche de la convocatoria a la “caravana migrante” que circuló por las redes sociales en las últimas semanas.

Antes de partir de la central de transporte, los migrantes recibieron instrucciones por Whatsapp: “No decir fuera JOH (presidente Juan Orlando Hernández)”, “ir en grupo sin separarse” y “no hablar mal del país”.

Un activista que pidió a la AFP identificarlo como “El Güero” dijo que se prohibía la consigna en que piden la salida del presidente “para evitar la represión” policial.

En el mismo mensaje les informaron que el 17 enero se sumarán salvadoreños y guatemaltecos para continuar el recorrido.

Prensa Libre


Nueva caravana de migrantes comienza su recorrido en Honduras para llegar a EU

Cientos de personas participan en la caravana migrante con destino a Estados Unidos que en la madrugada del miércoles partió de San Pedro Sula, Honduras.

Los congregados se dieron cita en la terminal de autobuses de la segunda ciudad del país centroamericano y se dirigen a la frontera con Guatemala. La caravana se ha organizado a través de grupos de Whatsapp y en ellos hay personas procedentes de Honduras, El Salvador y Guatemala, mayoritariamente.

“Refugio: en Honduras nos matan” es el lema utilizado para publicitar la marcha.

Por el momento no ha trascendido cuál será la ruta que tienen previsto utilizar: atravesar Guatemala con destino a la frontera de Tecún Umán y Ciudad Hidalgo, en el oeste, o dirigirse hacia Petén y buscar la frontera de El Ceibo.

Este último camino no ha sido nunca utilizado por las caravanas, que habitualmente recurren a Tecún Umán por las facilidades de cruzar el río Suchiate. Esta vía, sin embargo, se ha dificultado para los migrantes desde el mes de junio, cuando el gobierno de México desplegó a la Guardia Nacional cumpliendo el acuerdo firmado con EU para el control del flujo.

La del miércoles es la primera caravana que se convoca desde que, en abril de 2018, unas 400 personas fueron arrestadas por agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) en los alrededores de Pijijiapan, Chiapas.

Animal Político quiso saber si el Instituto Nacional de Migración (INM) tiene previsto algún plan ante la posible llegada de la caravana a la frontera sur, pero fuentes de la institución declinaron realizar declaraciones.

Tampoco los gobiernos de Honduras y Guatemala, países que tienen que atravesar antes de llegar a México, han hecho declaraciones.

En el caso de Guatemala, la jornada en la que fue convocada la caravana coincidió con el traspaso de poderes entre Jimmy Morales, presidente saliente, y Alejandro Giammattei, nuevo mandatario.

Las caravanas migrantes se popularizaron en octubre de 2018 cuando miles de personas (al menos 7 mil en la primera de ellas, según las autoridades municipales de Suchiate) atravesaron México con destino a la frontera norte, concretamente a Tijuana, Baja California.

Entre octubre y noviembre de ese año, cuatro caravanas con migrantes procedentes de Honduras, Guatemala y El Salvador cruzaron el país para dirigirse a Estados Unidos. Algunos de sus integrantes saltaron la valla para pedir asilo, otros regresaron a sus países de origen y un tercer grupo logró trabajo y se estableció en México.

Los migrantes alegan que huyen de sus países por dos motivos: la violencia y las carencias económicas.

La respuesta de México ante el éxodo centroamericano fue diferente según la ocasión. En octubre de 2018, con Enrique Peña Nieto todavía en la presidencia, antes de la Policía Federal bloquearon el paso en el puente Rodolfo Robles, que une México con Guatemala. Los migrantes eludieron la barrera cruzando a través del río Suchiate. A partir de entonces, los agentes no les impidieron el tránsito.

La llegada al poder de Andrés Manuel López Obrador fue interpretada como una esperanza por migrantes y colectivos defensores de derechos humanos.

El 15 de enero de 2019, otra caravana partió de San Pedro Sula, Honduras. Al llegar al puente Rodolfo Robles, sus integrantes se encontraron con un despliegue del INM que ofrecía la regularización a todos sus integrantes. El programa se extendió apenas diez días, entre el 18 y el 28 de enero, pero permitió a más de 13 mil centroamericanos obtener una tarjeta de residente por motivos humanitarios.

Este cambio en la política migratoria enfadó al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien empezó a lanzar mensajes amenazantes contra López Obrador. Al mismo tiempo, en la frontera norte comenzaba el programa “Remain in Mexico”, por el que solicitantes de asilo en Estados Unidos eran obligados a esperar en México su cita con el juez. Cerca de 60 mil solicitantes de refugio fueron devueltos durante 2019.

A partir de entonces se registró un giro en el discurso del gobierno mexicano hacia las caravanas, hasta el punto que López Obrador llegó a asegurar que eran los “coyotes” los que organizaban las marchas hacia el norte.

El 7 de junio de 2019, México y Estados Unidos firmaron un acuerdo por el que López Obrador se comprometió a endurecer el control migratorio a cambio de que Washington no impusiese aranceles a las exportaciones. Esto implicó la militarización de la frontera sur a través de la Guardia Nacional y el incremento en el número de extranjeros detenidos por permanecer en situación irregular.

Si en 2018 fueron 131 mil 445 los presentados ante las autoridades migratorias, esta cifra se disparó en 2019 hasta los 179 mil 335 a falta de contabilizar el mes de diciembre.

Animal Político


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