Acoso en la Embajada – Por La Razón, Bolivia
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
El excesivo celo puesto por el Ministro de Gobierno por cumplir la promesa hecha el día de su posesión, de dar “cacería” al exministro de la Presidencia Juan Ramón Quintana, está a punto de provocar un serio impasse diplomático entre Bolivia y México, en cuya Embajada permanece la exautoridad, junto con otras ocho personas, esperando un salvoconducto que el Gobierno no piensa entregar.
Después de un tenso fin de semana, el lunes la Secretaría de Relaciones Exteriores de México publicó un comunicado en el que manifiesta su “profunda preocupación por la presencia excesiva de personal de servicios de inteligencia y de seguridad bolivianos que vigilan tanto la Residencia como la Embajada de México” desde el 11 de noviembre. Asimismo, la Cancillería mexicana recordó la Convención de Viena sobre Relaciones Internacionales, específicamente en lo referido a la inviolabilidad de los locales de la misión.
La respuesta del Gobierno transitorio boliviano no provino de fuentes diplomáticas, sino de las autoridades del Ministerio de Gobierno y de la Policía, quienes además de expresar sus reproches al Gobierno mexicano, entraron en contradicciones al explicar la excesiva presencia de policías alrededor de las sedes diplomáticas de México en La Paz.
Según el Ministro de Gobierno, se trata de medidas de seguridad instruidas al conocerse la intención de movimientos sociales que desean secuestrar al exministro, pues lo consideran responsable de la renuncia de Evo Morales. Según el Viceministro de Seguridad Ciudadana, se trata de la decisión soberana de impedir que las exautoridades abandonen el país sin someterse a la Justicia. Idéntica posición manifestó el Comandante Departamental de la Policía.
El Canciller de México ha calificado esta medida como una forma de “hostigamiento y amedrentamiento”. Y anunció que presentará una demanda ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) por la supuesta “violación de obligaciones diplomáticas” por parte de Bolivia. Añadió asimismo que no entregarán a los asilados en sus sedes diplomáticas en La Paz porque se les concedió asilo antes de que se emitan las órdenes fiscales de aprehensión.
Horas después del anuncio, el Subsecretario para América Latina y el Caribe de la Cancillería mexicana propuso a Bolivia instalar un escenario de diálogo para encontrar una salida a la crisis diplomática. Sugirió incluso que la cita tenga lugar en un tercer país. La Canciller boliviana respondió a través de Twitter aceptando la reunión.
Es posible que el diferendo no llegue a los salones del Palacio de la Paz; sin embargo, es evidente que las relaciones entre México y Bolivia están severamente dañadas, probablemente más por la torpeza de las autoridades a cargo de la seguridad que por falta de pericia de los equipos diplomáticos. Resolver el entuerto corresponde a estos últimos.
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