Jeanine Añez, presidenta de facto de Bolivia: «La gente nos clamaba que saquemos al Ejército a la calle»

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“Yo no te lo pedí, tú me pusiste, ahora me tenés que sacar de esto”

Añez recuerda que rogó a Dios tras los hechos de Sacaba.Por Mery Vaca

Lleva 25 días en el cargo y, a lo largo de su corta gestión, ha mostrado firmeza en sus decisiones, pero, en la entrevista con Página Siete se quiebra cuando recuerda los enfrentamientos de Sacaba, donde murieron nueve personas, cuando ella apenas llevaba tres días como Presidenta. Cuenta que se postró y que le pidió explicaciones a Dios. “Yo no te lo pedí, tú me pusiste, ahora me tenés que sacar de esto porque no es lo que yo quiero para mi pueblo”, habría dicho aquel día. De hecho, ella cree que haber logrado la pacificación y la convocatoria a elecciones es una muestra de que ella está siendo acompañada por Dios.

No se pudieron hacer todas las preguntas ni las repreguntas por la presencia de un asesor que dio por terminada la conversación, pero aun así respondió que no se aprovechará del cargo para ser candidata presidencial, calificó de sesgado el informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y afirmó que no debe haber impunidad para nadie.

¿En qué momento del 10 de noviembre usted cayó en cuenta de que podía ser la Presidenta? 

Cuando empezaron las renuncias, empezamos a ver la sucesión constitucional, ahí empezó mi teléfono a sonar y yo empecé también a darme cuenta de lo que podía venir. Yo siempre dije que si hay apoyo, asumiré. Pero como este fue un movimiento cívico, ellos empezaron a llamarme, a tener el interés de ir a recogerme, a moverse para ver cómo podía llegar hasta La Paz.

¿Luis Fernando Camacho le llamó  o alguna otra persona?

No hablé por teléfono con él, yo vine a encontrarme ya con él  a La Paz, pero me hablaron del comité cívico.

¿Y qué sintió usted ante la responsabilidad que le tocaría?

En un comienzo yo pensé que no se iba a dar porque yo tengo mi etiqueta de política, yo soy senadora por Demócratas y esto es un movimiento cívico.  Yo lo entendí así porque no soy mezquina, yo dije que los políticos estamos muy desgastados, los protagonistas ahorita son otros, es la gente de a pie, los ciudadanos, los comités cívicos. Después  fui asimilando que tengo el apoyo y que tendré nomás que asumirlo. Ya empecé a hablar con los cívicos de cómo me iban a sacar de Trinidad, había la posibilidad de sacarme de noche,   llegué en Amaszonas hasta Santa Cruz y me hicieron el nexo. Entonces, dije que si vamos a hacerlo con apego a la ley, tenía que hablar con mi bancada, con mis colegas porque es de la Asamblea que tiene que salir. Hablé con Luis Fernando (Camacho), con Marco (Pumari) y les dije que yo tengo una etiqueta de política y que, si eso incomoda, yo no tengo ningún problema en que busquen otras vías.

¿Una vez que ha asumido el mando, qué ha sido lo más difícil para usted?

Ha habido muchas cosas difíciles, muy difíciles, pero creo que el momento más duro fue cuando fallecieron esas ocho  personas (en Sacaba). Yo venía sensible desde el primer momento, dolía muchísimo lo que veía, cuando comenzaron a decir que se están violando mujeres (de la caravana de Potosí), que atacaron a los buses que salieron de Santa Cruz. Por eso es que me entrevistaron la primera vez y me quebré, me entrevistaron la segunda vez y me quebraba porque era muy duro, muy fuerte. Venía con esa sensibilidad y resulta que cuando sucedió eso yo soy muy cristiana, tengo el privilegio de poder arrodillarme y decir “tenés que ayudarme, tenés que decirme qué es lo que debo hacer”. Esa noche, cuando me dicen que hay ocho personas caídas, ahí yo entonces tuve que reclamarle al Señor (se quiebra en llanto) y tuve que arrodillarme donde me tocó y decirle: “yo no te lo pedí, me pusiste, ahora me tenés que sacar de esto porque no es lo que yo quiero para mi pueblo y decime si es que yo estoy haciendo las cosas mal y yo me voy, pero esto no puede seguir sucediendo”. Ahí yo estuve deshecha, pero lo dije de corazón, lo dije con toda la fe que podía tener porque así lo sentía, porque no soportaba esa situación.

¿Y si hubiera podido volver el tiempo atrás, volvería a asumir el reto después de lo ocurrido?

Yo avanzaba siempre con ese poder interior, le pedía siempre a Dios que, si voy a hacer las cosas bien, me dejara seguir avanzando. “Si me estas acompañando, dejame seguir avanzando. Como él me dejaba avanzar”, entonces yo iba con esa fortaleza. Ya después en el análisis dijeron que pudo ser peor, no ocho, sino que pudieron ser más de 100, pudo ser una catástrofe. Y entonces una va diciendo “realmente estuve acompañada”. Si hemos logrado avanzar en la pacificación y en el objetivo de este gobierno de transición, creo que estoy siendo bendecida porque me está acompañando y me está diciendo qué es lo que debo hacer.

Sobre Sacaba y El Alto, la CIDH ha dicho que ha habido masacres en Bolivia. ¿Cuál es su reacción al respecto?

Yo creo que no se ha hecho una valoración justa porque nosotros en ningún momento pensamos atacar, a nosotros nos estaban atacando. La Policía nos clamó que pidamos al Ejército que salga a la calle para defender a la sociedad, la gente nos clamaba que saquemos al Ejército a la calle solamente por protección, había mucho vandalismo, había mucho terror y no podíamos nosotros dejar en tanta indefensión a la población. Eso ha sido tremendamente injusto porque los que atacábamos no éramos nosotros. La información que nosotros tenemos era que del Ejército no salieron balas, creo que ahí también debe haber una investigación muy responsable porque nos querían hacer ver como que nosotros éramos los masacradores y la gente misma de El Alto nos decía que los estaban atacando. Había información de gente experta diciéndonos que si en Senkata le llega una llama puede volar El Alto y nosotros aquí encerrados en una crisis de nervios. No me parece justo que se tenga un informe tan sesgado. La gente de El Alto hasta ahora nos pide que vayan y les pregunten y les digan qué fue lo que ellos vivieron.

Usted tuvo un diálogo que derivó en acuerdos con los movimientos sociales del MAS. Sin embargo, ahora  el MAS quiere la Ley de Garantías. ¿Usted firmará esa ley?

Nosotros firmamos primero unos acuerdos con ellos y estamos cumpliendo esos acuerdos con ellos. El tema de abrogar el decreto (para no responsabilizar penalmente a los militares) era una de esas demandas y nosotros ya la cumplimos. También hacer una comisión para que asista a todas las personas que fueron afectadas, sean en heridas o sean las asesinadas. También tiene que valorarse que antes de que nosotros asumamos como gobierno ya había gente muerta, la gente que murió en Santa Cruz, dónde la van a poner, en qué calidad la vamos a poner. Hemos instruido, a través del Ministerio de Justicia que se haga una comisión para que hagan la valoración para así  poder ayudar y eso también lo estamos cumpliendo (el jueves se aprobó un decreto de indemnización para las familias de 29 personas fallecidas). También el hecho de que no puede haber impunidad absolutamente para nadie porque encontramos mucho armamento, de dónde sacaban esas armas de alto calibre, es gente que supuestamente estaba protestando, pero no tenían una demanda exacta, querían solamente que yo renuncie o que renuncie la alcaldesa de El Alto. Ellos también tienen que decir quién les dio armas, municiones. Fue tan perverso lo que se hizo con nuestro país que la Policía no tenía cómo defenderse porque no tenía municiones, por eso ellos pedían que el Ejército colabore porque fueron tan canallas que los dejaron sin municiones y nosotros no teníamos condiciones de cómo hacer andar el aparato estatal porque teníamos que posesionar ministros para canalizar las compras. La salida del Ejército para nosotros fue una necesidad y fue un clamor de toda la población, que a pesar de las críticas, o de lo que diga la CIDH, la gente nos lo agradeció muchísimo porque no los mandamos a matar, el hecho solamente de ver a su Ejército con su Policía en la calle generó muchísimo alivio.

¿Cómo queda la relación de Bolivia con México después del asilo a Evo? 

Lo que ha hecho López Obrador con Bolivia no fue precisamente en el marco del respeto a los tratados internacionales, primero, porque le dio una libertad para que él haga política desde México y que incite a la violencia, es algo que nosotros como gobierno transitorio se lo hemos reclamado y hemos hecho ya la representación. Pero creo que el tema le ha salido adverso al señor López Obrador porque la gente se ha sentido indignada, han hecho ya manifestaciones porque Evo Morales no fue precisamente respetuoso. Le dio todas las garantías y toda la libertad y, lo que es peor, le permitió que incite a tanta violencia, él dirigiendo todos esos actos vandálicos o indicando a su gente  que no ingresen los alimentos,  que no se les permita avanzar en la pacificación, eso fue muy canalla, pero eso lo tiene que valorar el gobierno que venga a quedarse por cinco años.

¿Cómo se siente con el hecho de que Alberto Fernández, el presidente electo de Argentina, haya decidido invitarlo a él y no a usted a su toma de posesión?

Ellos tienen una afinidad ideológica que yo no comparto. Cristina Kirchner es de la misma ideología de Evo Morales y nos han demostrado de manera sobreabundante que ellos desprecian la democracia, entonces yo no tengo ninguna afinidad con gente  que no respeta la democracia, que coarta las libertades. Ni siquiera me hubiera sentido cómoda (yendo), en realidad no tengo ni afecto ni desafecto, me resulta muy indiferente.

El suyo es un gobierno de transición, sin embargo, ya se han escuchado críticas en sentido de que está haciendo cambios estructurales, como en política exterior o decidiendo la reforestación de la Chiquitania. ¿Usted cómo calificaría esas críticas? 

Quien tenga que criticar tiene todo el derecho, pero yo siento que estamos haciendo lo que la ciudadanía pide. Mire usted, no estoy diciendo que vamos a romper relaciones con México, porque me parece que debemos mantener relaciones diplomáticas con todos los países, ¿y por qué entonces no retomarlas con Estados Unidos? El tema de la Chiquitania, ese decreto nosotros  lo criticamos desde que yo era parlamentaria y las consecuencias fueron devastadoras. Por otro lado, reitero mi afinidad con la democracia, jamás estaría de lado de la dictadura de Maduro, reconozco al señor Juan Guaidó porque creo que es una persona que respeta las libertades democráticas y los derechos ciudadanos y con eso me identifico.

A usted no le alcanza el mandato para hacer elecciones. ¿Se hará la ampliación de su mandato? ¿Con qué fórmula?

Después de todo el sobresalto, de las angustias, tenemos la satisfacción de que personalidades probas y calificadas quieren aportar en este proceso. Tenemos constitucionalistas, tenemos personalidades como el doctor Salvador Romero, ellos van a hacer la valoración para que, de manera transparente, todos los bolivianos digamos “esto era lo que nosotros queríamos” y nosotros, como gobierno, decir “misión cumplida”.

Empieza a sonar su nombre como posible candidata a la Presidencia. ¿Usted ha considerado esa posibilidad? 

De hecho no, no. Por ahora me estoy abocando al objetivo que nosotros nos propusimos sobre la base de  lo que la población quería: salir de una opresión de muchos años, pacificar y unir a todos los bolivianos, porque estamos cansados de que nos incentiven al odio. He escuchado comentarios de gente de esa izquierda irracional, como esa gente que nos visitaba de Argentina, que critican el pelo, que critican la forma, no tendrían ni por dónde, si vengo de un pueblito tan chiquitito y tan lejano y con muchas necesidades.

Bueno, es que usted tiene sus adeptos que hablan de su candidatura, por eso se lo pregunto.

Es por lo que hemos ido avanzando de acuerdo a la demanda social, y eso es lo que particularmente yo quiero cumplir con Bolivia; no estar aprovechándome de una situación y decir “ay, yo también podría ser candidato, me aprovecharé de eso”, creo que sería deshonesto. Yo ahora tengo una meta por cumplir, me voy a sentir feliz de cumplir con mi país. Lo que venga después ya lo veremos, lo evaluaremos en su momento, yo de todas maneras me voy a sentir muy agradecida con Bolivia, quiero irme con la frente en alto.

Se nota que usted tiene una espiritualidad muy fuerte, sin embargo, Bolivia es un Estado laico  y hay mucha gente que se preocupa por el ingreso de la Biblia al Palacio porque eso podría significar un retroceso en cuanto a derechos para las mujeres, para la población LGTBI. ¿Qué puede decir al respecto?

Yo tengo que respetar las creencias porque fíjese que aquí antes se hacían, no sé si llamarlos ritos o costumbres, no sé, bueno, son creencias, yo creo que el Estado laico es aquel que esté separado de la religión, pero yo soy cristiana, yo no funciono sin Dios.

¿Es católica o evangélica?

Yo soy católica bautizada, pero soy practicante evangélica. Yo no me imagino estar en mi vida sin Dios, yo no puedo, eso la gente lo tiene que respetar. Si nosotros hemos tenido que soportar el hecho de que saquen la Biblia del Palacio, de que nos gobierne gente atea y lo tuvimos que soportar y respetar porque ellos no creen en Dios, creo que la gente tiene que respetar el hecho de que yo sin Dios no vivo y que es mi fe y que para todo acudo a él. Yo creo que sería mezquino, yo quiero que respeten eso, quiero que respeten esa parte, yo soy cristiana y es mi fortaleza.

Página Siete


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