Evo Morales: “Por la pacificación renuncio a mi candidatura”

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Por Martín Granovsky

Evo Morales trajo al diálogo con Página/12 héroes históricos como Tupac Katari, el aymara rebelde que antes de ser ejecutado, en 1781, dijo aquella frase de “volveré y seré millones”. O como otro aymara, Zárate Willka, que lideró un levantamiento contra los conservadores en 1899. Pero sobre todo hizo un anuncio: para contribuir a la pacificación de Bolivia no será candidato en las próximas elecciones.

Ese diario entrevistó por Skype al “primer presidente del Estado plurinacional de Bolivia”, como dice ahora su cuenta de Twitter. Evo respondió desde México, tras los arreglos de su colaboradora y ex ministra de Salud Gabriela Montaño, asilada en la capital mexicana junto al presidente derrocado y al vice Álvaro García Linera. Mientras se desarrollaba el reportaje, en la tarde del sábado 23 de noviembre, las bancadas parlamentarias del Movimiento al Socialismo terminaban de negociar el proyecto de convocatoria rápida a nuevas elecciones y los movimientos sociales firmaban un acuerdo para que cesara la represión. A esa altura los hijos de Evo, Evaliz y Álvaro, ya habían llegado a la Argentina como asilados después de una gestión de Alberto Fernández.

–Agradezco al pueblo argentino y a quienes garantizaron su presencia –dijo Evo–. Hasta las 4 de la mañana hora boliviana me quedé despierto haciendo el seguimiento y felizmente no hubo ningún problema.

–Si los hijos de Evo Morales ya llegaron a la Argentina, seguramente estarán presentes el 10 de diciembre cuando Alberto Fernández asuma la Presidencia. ¿El padre vendrá?

–He recibido una invitación pública. Qué lindo sería… Sería un orgullo y un honor acompañar la posesión del mando. Vamos a consultar a los compañeros. Además, la Argentina está más cerca de Bolivia y podría agradecerle otra vez la gran solidaridad al hermano Alberto Fernández. Fue uno de los que me salvó la vida, y salvó la vida de Álvaro y del equipo que me acompañaba el domingo 10 de noviembre y el lunes 11. Tengo cariño, respeto y admiración por él. Alguna vez podremos comentar en detalle lo que vivimos ese lunes 11 de noviembre en las sendas de la selva del Departamento de Cochabamba.

–El Senado ya consensuó un proyecto de ley para un pronto llamado a elecciones.

–Sí, hubo una reunión bajo la garantía de las Naciones Unidas, la Iglesia católica y la Unión Europea. Al día siguiente de mi llegada a México pedí en una conferencia de prensa facilitadores internacionales y personalidades de todo el mundo para ayudar a la pacificación de Bolivia. Por suerte acaba de darse esa reunión, de la que participó el gobierno de facto de (Jeanine) Añez. El Movimiento al Socialismo representa los dos tercios de los senadores y de los diputados. Vamos a hacer todo lo posible por la unidad. Y por la pacificación renuncio a mi candidatura.

–¿A pesar del resultado de las elecciones del 20 de octubre, cuando el MAS salió primero?

–Sí. Y quiero decir que nos robaron ese triunfo. Mi gran delito es ser indio y sobre todo haber nacionalizado los recursos naturales, como los hidrocarburos. Me acuerdo perfectamente de que el hermano Néstor Kirchner, cuando nacionalicé y las empresas me dijeron que no invertirían más, me llamó por teléfono y me dijo: “Si las transnacionales petroleras no invierten, la Argentina sí va a invertir en Bolivia”. Tengo grandes recuerdos de la lucha por la dignidad y la independencia de los Estados, por la dignidad y la identidad de nuestros pueblos.

–Usted habló de la pacificación.

–Voy a hacer todo lo posible por pacificar Bolivia. Renuncio a la candidatura aunque yo estaba habilitado para presentarme como candidato a Presidente. No estoy haciendo un reclamo. Digo que renuncio para que no haya más muertos, ni más agresiones. Hermano periodista, ¿sabe por qué renunciamos el domingo 10 a la tarde con el hermano García Linera? Porque agarraron a mis hermanos dirigentes, militantes, gobernadores de los departamentos, alcaldes y les dijeron que quemarían sus casas si yo no renunciaba a mi cargo. Al hermano del presidente de la Cámara de Diputados le dijeron: “Si tu hermano no renuncia, te vamos a quemar en la plaza”. Incendiaron la casa de mi hermana en Oruro. Del racismo al fascismo y del fascismo al golpismo. Eso es lo que pasó en Bolivia. Por este motivo busco la unidad y la pacificación. Así se lo dije a nuestras bancadas. Les anuncié que por esta vez renunciaríamos Álvaro y yo a las candidaturas a la presidencia y la vicepresidencia.

–¿Dejará México y regresará a Bolivia?

–Mucho desearía volver a Bolivia. Pero quiero que sepan que desde el Norte nos informaron que Estados Unidos no quiere que yo vuelva a Bolivia. El gobierno golpista tampoco lo quiere. Pero por más que sea un gobierno de facto, debe garantizar la vida no solo de Evo sino de todos. Ahora en Bolivia están debatiendo una ley de garantías. Hay gente en la cárcel. Uno en la cárcel porque conducía sin licencia. Otro, en Cochabamba, por gritar “Patria o muerte, venceremos”, en la cárcel también. Es una cacería. A los ministros que están en la embajada de la Argentina y a los que están en la embajada de México no les dan salvoconducto. ¿Esa es forma de aplicar el derecho? Repito: con tanta baleadura, con tanta represión, momentáneamente ostentan el poder político. Pero eso termina.

–¿Proyecta cambiar el asilo mexicano por un asilo argentino?

–No lo descarto. Quiero estar más cerca de Bolivia. El hermano y la hermana Fernández siempre me cooperaron. Nunca me abandonaron. Tengo muchos buenos recuerdos de cuando la hermana Cristina era Presidenta. Una vez faltó harina para el pan. Importábamos el 70 u 80 por ciento de harina de los Estados Unidos y de Canadá. Nunca se fomentó la producción de harina. Como un día faltó harina y todos iban a decir que yo sería responsable de la falta de pan, llamé y dije: “Hermana Cristina, usted tiene que venderme trigo”. Me contestó: “Evo, está todo comprometido”. No sé qué habrá hecho la hermana Cristina, pero un día recibimos en Bolivia trigo y harina. Solidariamente hemos trabajado. Si nunca me abandonaron, tampoco me van a abandonar en este momento tan difícil que está viviendo Bolivia, con tantos muertos, con tantos heridos, con tantas detenciones injustas. De los problemas se sale mediante la cooperación. Recuerdo el intento de golpe de Estado de 2008. Gracias a la ayuda de Unasur derrotamos al golpismo.

–¿Cuál fue la causa de este último golpe?

–Que no aceptaban nuestra política económica y nuestros programas sociales. No aceptaban que los indígenas y los movimientos sociales cambiáramos Bolivia como empezamos a hacerlo. Después de nacionalizar comenzamos con la industrialización. Nuestro gran proyecto era industrializar el litio. Entonces las transnacionales y algunos grupos de Chile no quisieron que continuáramos. Lamentablemente, además, actuaron con violencia. Pagaban 300 bolivianos por agredir, por cortar calles. Me sigue asombrando que los grupos que ostentan el poder económico hagan política de esa manera. Pero no importa. Quiero decir a través de este medio de comunicación tan conocido en todo el mundo, en toda América Latina, que pronto vamos a volver. Hay gente que todavía no puede creer que el comandante de la Policía Nacional o el comandante de las Fuerzas Armadas sean parte de un golpe de Estado. Un golpe de Estado que lleva 32 muertos en días. ¡Muertos a bala! Y también hay como 700 heridos a bala. Más de mil detenidos. Imagínese cuántos muertos, cuántas viudas, cuántos viudos, cuántos huérfanos. Niños baleados… Un golpe de Estado al estilo de las dictaduras. Quiero decirles a los hermanos de la Argentina que con Evo o sin Evo vamos a recuperar nuestra revolución democrática y cultural.

–El domingo 10 de noviembre el general Williams Kaliman, que después renunció y se instaló en los Estados Unidos, formuló en público la famosa “sugerencia” de que usted renunciara. ¿Fue una sorpresa?

–El 7 de agosto, en el aniversario de las Fuerzas Armadas, él se declaró a favor del proceso de cambio y antiimperialista. No sé si su cambio se debe a la plata o a la lucha de clases. Tarde o temprano las mismas Fuerzas Armadas y el pueblo identificarán a los enemigos de nuestra querida Bolivia. Yo equipé a las Fuerzas Armadas. Cuando llegué a la Presidencia, en 2006, tenían un solo helicóptero. Hoy tienen 24. Y algunos de esos aparatos, comprados con la plata del pueblo, están disparando y matando a mis hermanos. Duele mucho.

–Antes y después del golpe acusaron a su gobierno de haber cometido fraude en las elecciones del 20 de octubre.

–Quiero que el mundo sepa que el domingo 10 de noviembre a la madrugada la OEA se sumó al golpe de Estado. Lo hizo con un supuesto informe preliminar, cuando antes había acordado con nuestro canciller que presentaría su dictamen final el miércoles 13. Yo dispongo de informes extranjeros. Demuestran que no hubo fraude. Uno de la Universidad de Michigan. Otro del Centro de Investigación Económica y Política de Washington. Ayer tuve una larga reunión con el Centro Carter. Hablé con hermanos muy allegados al Papa Francisco y con funcionarios de Naciones Unidas y les pedí que hicieran una Comisión de la Verdad para realizar una profunda investigación. Vamos a demostrar que no hubo fraude.

–¿Este pedido suyo es para invalidar el llamado a nuevas elecciones?

–No. Soy sincero: ese llamado ya está en camino. Pero quiero demostrar al mundo entero que la OEA se parcializó junto con grupos de poder conservadores que nunca quisieron al indio, a su patria, que estaban en contra de los programas sociales. Hemos reducido la pobreza. Vamos a decir nuestra verdad en Bolivia y en todo el mundo. La OEA no puede ser un instrumento de la gente pudiente.

–Usted habló de racismo y fascismo. ¿Aumentaron?

–Yo pensaba que la opresión y la humillación habían terminado. Bolivia tenía una nueva Constitución. Pero veo con sorpresa las expresiones de los cívicos de Luis Fernando Camacho en Santa Cruz. La Biblia no puede ser usada para el odio. No son todos los habitantes de Santa Cruz, por supuesto, los que llamaron a identificar enemigos y matarlos usando el sicariato. Pero sé que en reuniones de los cívicos, con 20 o 30 mil personas, orando empiezan y al final gritan: “Evo, cabrón”. Es racismo. Humillan a la gente humilde. A las hermanas de pollera. Patean en la calle a la gente pobre y le dicen “kolla”. Así se llega al fascismo. Identifican la casa de un diputado o un gobernador del MAS y la queman. Y la policía no da ninguna seguridad. La excusa es que hay cubanos. Pero los cubanos, de manera gratuita e incondicional, al revés de los Estados Unidos que siempre condicionó la asistencia a las políticas del Fondo Monetario Internacional, dieron ayuda. Nosotros construimos hospitales y recibimos la colaboración de médicos cubanos. Recuerdo un diálogo entre Hugo Chávez y Fidel. Fidel decía: “Hugo, vamos a hacer un programa para operar gratuitamente a 100 mil latinoamericanos de la vista”. Fidel parecía loco. Eran operaciones que podían costar tres mil o cuatro mil dólares. Pero en Bolivia los médicos llegaron y operaron. El Estado lo hizo gratis. Ahora los grupos racistas no solo buscaron la excusa de la presencia cubana. Quemaron instituciones educativas creadas con la plata del pueblo. ¿Cómo se puede entender eso? ¿Cómo se puede entender que en la zona del Trópico hayan perseguido a diputadas y diputados? Es una dictadura. A nuestra senadora Adriana Salvatierra le rompieron la ropa cuando estaba entrando a la Asamblea. Una joven de 30 años… ¡La Plaza Murillo cercada por tanques! Recordé cuando hice la conscripción en las Fuerzas Armadas en 1978 y mi comandante Daniel Padilla Arancibia se hizo presidente. Yo no entendía qué pasada. Golpes y golpes…

–¿Cuál será la forma de reparar las agresiones?

–Nunca hemos sido revanchistas. Tupac Katari durante la lucha por la independencia decía que los blancos de las ciudades también debían organizarse en ayllus, que eran la estructura orgánica de aquellos tiempos como hoy sería el sindicato agrario. Todos juntos pelearon por nuestra independencia, por nuestra vida en comunidad, en solidaridad. Armonía entre los seres humanos y armonía con la madre tierra. Ya durante la República otro hermano indígena, Zárate Wilka, llamó a hacer una alianza con los blancos de las ciudades para defender los derechos y los recursos naturales. El movimiento indígena nunca ha sido racista, y menos fascista. Y cuando hay pobreza todos nos juntamos y nos unimos. Hemos sido muy tolerantes siempre. Ellos no. Así es la derecha. Me llamó una compañera y me contó que quieren eliminar el programa de vivienda para madres solteras. Me he informado de que quieren privatizar Boa, Boliviana de Aviación. Cuando estatizamos, el compañero Kirchner me mandó técnicos de la Argentina para ayudarnos. Ni sabíamos cómo constituir una empresa pública. Boa llegó a tener utilidades y ahora se les ocurrió privatizarla. No es solo una confrontación de carácter ideológico. También programático: éste no es un gobierno de transición sino un gobierno de facto que ni siquiera respetó la sucesión constitucional.

–¿Cuál será el eje de campaña electoral del MAS?

–Revisará el pasado, hablará sobre el presente y proyectará la esperanza para futuras generaciones. De mis casi 14 años de gobierno, Bolivia estuvo seis años primera en tasa de crecimiento en Sudamérica. Hermano periodista, me duelen dos cosas de este golpe de Estado. Me duelen los muertos y me duele cómo en corto tiempo ya empezaron a destrozar la economía. Ya me informaron que hubo una devaluación. El dólar pasó los siete bolivianos. Nosotros cuidamos bastante la economía gracias a los técnicos y a los compañeros economistas. Profesionales y patriotas. Una vez a Lucho Arce, el ministro de Economía, un organismo internacional le ofreció trabajo. Le iban a pagar 18 mil dólares por mes. Como ministro ganaba un poquito más de dos mil dólares. “Yo estoy por la patria, me quedo aquí”, dijo. Y se quedó trabajando. Hemos llegado por la patria y no por la plata. Muchos miembros del gabinete podrían estar en el exterior ganando mucho. Alguna vez le dije a Arce: “Vete y danos la mitad para la campaña y la mitad para vos”. Y cuando el hermano Arce estuvo enfermo lo ayudamos. Lo necesitaba. No hemos hecho riqueza en el gobierno. Estoy seguro de que mis hermanos se organizarán. Hay mucha conciencia política para enfrentar esta situación.

–Mencionó el litio. ¿También el uranio de Bolivia es apetecible?

–Sobre todo el litio. Y el zinc. Ya estábamos terminando el ciclo industrial del hierro para terminar con la importación. Lo mismo hicimos con los fertilizantes. Antes importábamos el ciento por ciento. Ahora exportamos 350 mil toneladas a Brasil, a Paraguay y a regiones vecinas. Estamos terminando la gran planta de carbonato de litio. Producimos ya 400 toneladas. Los grupos opositores internos no entienden cómo el indio es capaz de industrializar Bolivia. ¿Cómo pueden hacerlo los movimientos sociales y los profesionales patriotas?

–¿Habló con familiares de los muertos?

–Conversé con algunos. Escuchar llorar te hace llorar. Estoy lejos pero intenté ayudar acudiendo a amigas y amigos muy solidarios. Algunos no han tenido ni para pagar el ataúd. Otros están hospitalizados. Siempre ayudaremos a la gente humilde.

–¿Y las nuevas elecciones?

El tema de la Ley de Garantías todavía no se terminó de consensuar pero nuestra bancada espera que la Asamblea la apruebe y que la autonombrada Añez la promulgue. Esa ley garantiza las nuevas elecciones y sería un instrumento muy importante para pacificar Bolivia. Después habrá que buscar programas para reconciliar al pueblo boliviano.

–¿Esperan un compromiso de Añez de no ordenar otra vez la represión?

–Esperamos que los muertos a bala generen la conciencia de las autoridades del gobierno de facto. Que tantos detenidos suavicen las conciencias. Que no haya más muertos ni heridos. Que los compañeros salgan, porque están detenidos por pruebas sembradas. Hay un fiscal a quien conozco. Tenía doble sueldo, uno del Ministerio Público y otro de la embajada de los Estados Unidos. La embajada le pagaba más plata. La DEA tenía un abogado. Ahora es viceministro de Defensa Social. Quizás sea un mensaje y quieren que vuelva la base militar de los Estados Unidos. Por eso le decía que quiero refrescar la memoria y ver que está pasando. Y quiero aprovechar para saludar a todos los hermanos y hermanas de Bolivia que están en la Argentina. Allí hemos ganado por el 70 u 80 por ciento. Hemos trabajado mucho los temas de residencia cuando el hermano Alberto Fernández era jefe de Gabinete de Kirchner y de Cristina. Todos apoyamos a los más humildes de nuestra querida tierra.

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