Crece la tensión en Colombia con protestas, cacerolazos, violencia y toque de queda
Toque de queda: Duque y Peñalosa metieron saqueo y cacerola en la misma bolsa
A las 6:00 de la mañana de este sábado terminó el toque de queda en Bogotá, una medida que no se aplicaba en toda la ciudad desde 1977 y que el presidente Iván Duque le pidió tomar al alcalde Enrique Peñalosa ante los hechos vandálicos que comenzaron el jueves, el mismo día del paro contra el Gobierno Nacional, y que continuaron ayer, sobre todo, en localidades del sur.
Se trató de una medida drástica en un momento en el que whatsapp y las redes sociales, como ocurrió en Cali el jueves, se convirtieron en canales propicios para esparcir miedo ante saqueos, atracos y ataques a establecimientos públicos y privados.
Pero como no sólo aplicó en las zonas de los desmanes, quienes participaron del paro y siguieron haciendo cacerolazos pacíficos en zonas donde había reinado la calma también terminaron cobijados por la medida a última hora. Esto a pesar de que los mismos Duque y Peñalosa han diferenciado a los manifestantes de los vándalos.
El efecto entre los manifestantes, según lo visto anoche en los cacerolazos y las reacciones de líderes afines al paro, fue una sensación de que Duque privilegia la mano dura sobre el diálogo, a pesar de que ayer mismo anunció que la semana entrante convocará a una “conversación nacional”.
¿Quiénes son los vándalos? Una respuesta desde Suba
Suba fue un caso particular el jueves del paro porque en esa localidad del noroccidente de Bogotá, la más poblada con cerca de 1,2 millones de habitantes, lo que comenzó como una de tantas marchas contra “el paquetazo de Duque”, terminó en caos.
Sin embargo, una cosa estuvo separada de la otra.
Desde hace unas semanas había comenzado allá la organización del paro, con la idea de hacer una concentración inicial en el Portal de Transmilenio y salir hacia la Plaza de Bolívar o hacia la Calle 26.
Organizaciones sociales, partidos como el Polo, Alianza Verde y Colombia Humana, convocaron, a dos momentos: uno a las 5:30 y otro a las 8:00 de la mañana del jueves.
Las peticiones eran las mismas que, en general, aglutinaron a la gente en todo el país: la expectativa por una serie de reformas económicas conocidas como “el paquetazo de Duque”, a lo que le sumaron causas locales, como la defensa de los humedales.
“Llegamos a un acuerdo para llegar a las 5:30 a invitar hasta las 8 a la gente a que se sumara al paro en un plantón informativo”, nos dijo Miguel Muñoz, uno de los organizadores.
Las intervenciones del Esmad comenzaron temprano porque un grupo de quienes se citaron en el Portal decidió salir a manifestarse a la calle y bloquear vías. “La idea también era hacer bloqueos intermitentes”, nos dijo Juan Carlos Bernal, un líder del Polo que hizo parte de la organización.
Sin embargo, hasta ese momento no había vandalismo, pero el ingreso al portal de los alimentadores fue cerrado y los usuarios sólo pudieron entrar a pie.
Posteriormente la operación fue suspendida, y “cerca de mil personas se quedaron en el Portal sin saber qué hacer”, agregó Muñoz.
La tensión ya aumentaba. Afuera, algunas personas que habían salido a bloquear tiraron contenedores de basura a las vías de Transmilenio. La Silla Cachaca no logró establecer si lo hicieron antes o después de la intervención del Esmad, pero ese también fue un punto de confrontación entre ambas partes.
Sin embargo, en lo que coinciden las cinco fuentes que participaron en esa marcha con las que hablamos, fue que hasta ese momento, más allá de ese episodio, no había un brote de vandalismo como el que se vivió más tarde.
“Comenzamos a marchar como 50 o 100 personas. Inicialmente nos tiraron dos gases cuando íbamos por la calle, pero comenzamos a gritar: ‘sin violencia, sin violencia’, y cuando los del Esmad se dan cuenta de que no queremos generar revuelta con nadie, nos dejan seguir y se nos empieza a sumar más gente”, nos dijo Muñoz.
Sin embargo, hubo “una gente que comenzó a invitar a quedarse haciendo bloqueos”, nos dijo Andrés Cortés, un joven recién elegido como edil del Partido Liberal que salió a marchar.
En lo que coincidieron todos fue en que quienes habían participado en la organización de la jornada mantuvieron sus planes de salir de la localidad para unirse a las demás marchas.
Nunca la idea fue quedarse, y lo cumplieron, por lo que los que armaron bloqueos horas después de que la marcha salió de Suba e hicieron saqueos, no hacían parte de la jornada de paro.
El Alcalde local de Suba, Édgar Sinisterra, culpó sobre todo a ciudadanos venezolanos. Una de nuestras fuentes nos dijo que sí notó gente con acento de ese país metida en los disturbios, pero otras dos hicieron énfasis en que si bien es probable que hubieran participado personas provenientes de ese país, también había muchos colombianos.
La Policía ha dicho que no puede confirmar si eran en su mayoría venezolanos.
“Era, sobre todo, gente de estratos bajos que quería armar pleito y sin ninguna intención reinvindicativa”, nos dijo una fuente de la localidad que participó en la movilización para aclarar que los de los saqueos no dejaron claro nunca un interés político como el que sí han mantenido siempre los del paro.
“También hubo mucho menor de edad que se unió sólo por armar problema. Yo no sé bien qué los movía”, nos dijo otra fuente.
Aún no es claro si hubo una organización previa para confrontar de forma tal a la Policía que incendiaron una moto, robaron las bicicletas del Portal y destrozaron el Súper CADE, de donde se robaron 26 computadores con los que son atendidas 5 mil personas a diario. Y eso es algo que todavía está por verificarse en los casos de las demás localidades.
“Uno ve que fue mucha cosa espontánea de una gente”, dice Muñoz. “Aquí ya hay antecedentes de que hay gente que aprovecha las protestas para hacer saqueos”, nos dijo Saúl Cortés, un líder de Colombia Humana en Suba. En el barrio Gaitana, por ejemplo, hay antecedentes de saqueos en medio de protestas políticas, como durante el paro agrario de 2013.
La espontaneidad, sin embargo, la descarta Peñalosa, que ese jueves dijo que “lo que ocurrió hace pensar que eso no era un hecho espontáneo, sino que el trabajo destructivo y de vandalismo era algo organizado”.
Una fuente de la Alcaldía nos precisó que el mismo Alcalde les dijo que lo estaba tomando como hechos “ajenos a la marcha, y que son grupos que atacan en escaramuzas y bajo una dirección. La Sijín de la Policía está detrás de eso”.
Durante la marcha del jueves, La Silla Vacía, por su parte, vio cómo desde la calle 13, en dirección hacia la Plaza de Bolívar, se sumaron jóvenes que no hacían parte ni de grupos de estudiantes, que no cantaban arengas relacionadas con el paro y que sólo iban movidos por gritar contra la Policía. Uno, por ejemplo, iba armado de un bate; otro llevaba un trapo que decía “Tombos hp”, que les mostraba a los policías que estaban dentro de las estaciones de Transmilenio ya vacías, mientras que otro que lo acompañaba escribía grafitis en las puertas como “Bogotá no copea”.
En la Plaza de Bolívar vimos gente similar, que fue la que, encapuchada, en algún momento promovió la pedrea a la Policía y al Palacio Liévano, donde funciona la Alcaldía, como contamos en nuestra crónica en vivo desde allá.
Eran tan ajenos a la marcha, que muchos participantes les insistían: “sin violencia, sin violencia”, y se les paraban al frente para que no actuaran de esa manera, algo que ya es común en las marchas, y que incluso ya hacen con más frecuencia los mismos estudiantes universitarios cuando los capuchos (entre ellos sí muchos con consignas claramente identificables y políticas) intentan apropiarse de las movilizaciones.
Lo del jueves en Suba, que queda en el noroccidente de Bogotá, y lo que siguió ayer en localidades del sur tiene características similares.
En Meissen (Ciudad Bolívar) un grupo de personas robó un bus del SITP y lo usaron para chocar contra un Ara y poder entrar a saquearlo. En Patio Bonito (Kennedy), otro grupo robó un supermercado. En la estación de Transmilenio Biblioteca El Tintal encapuchados atacaron a policías adentro; en Molinos (Rafael Uribe Uribe), otro grupo intentó entrar de forma violenta a la URI de la Fiscalía; mientras que en Perdomo (Ciudad Bolívar) destruyeron el CAI.
Y, sobre todo, se viralizaron videos en redes de grupos de encapuchados que ingresaban o intentaban ingresar a casas y conjuntos cerrados a robar, sin que hasta anoche hubiera un balance sobre el saldo de afectaciones que dejó ese fenómeno.
La movilización política, claramente, no estaba allá, y más bien se preparaba para una nueva jornada de cacerolazos, que comenzó en la Plaza de Bolívar sobre las 4 de la tarde, pero allá el Esmad sacó a punta de bombas aturdidoras y gases a los manifestantes sin que hubiera hechos de por medio que lo hicieran justificable, a juzgar por lo que reportaron no sólo los participantes, sino medios como City TV y CM&.
Posteriormente llegó el toque de queda, con lo que también se corrió el riesgo de relacionar los hechos vandálicos con las protestas, más porque los primeros arrancaron el jueves en medio del paro. Como dijo en televisión una habitante de Ciudad Bolívar pasadas las 9 de la noche, agradeciendo la medida: “La gente se ha aprovechado del cacerolazo para transgredir la propiedad ajena”.
Un toque de queda total basado en llamadas confusas
El toque de queda inicialmente lo anunció la Alcaldía para Kennedy, Bosa y Ciudad Bolívar, localidades del sur donde se concentró el vandalismo todo el día y que finalmente fueron militarizadas.
Sin embargo, quedó para toda la ciudad con la intervención del presidente Iván Duque, y las razones quedaron plasmadas en un decreto de ocho páginas, en el que, además de referirse al “bloqueo de vías, perturbación del derecho a la libre locomoción de los habitantes, vandalismo que afecta al sector público y privado (…) saqueos al comercio formal”, también se sustenta en las llamadas a la línea 123 durante todo el viernes.
Eso es llamativo porque muestra que efectivamente en toda la ciudad se presentaron muchas llamadas por “manifestaciones / motines”; no sólo en las localidades de las que más se habló, como Kennedy (509 llamadas), Suba (498), Ciudad Bolívar (229) y Bosa (217), sino otras que no estaban en el radar, como Teusaquillo (279), Engativá (91) y Antonio Nariño (203). En total, aparecen 3041 llamadas en 19 localidades (no hay reportes de Sumapaz), como sustento para el toque de queda.
Sin embargo, cuando ya la medida estaba rigiendo, el propio Peñalosa dijo en un video que en buena parte de las llamadas que estaban recibiendo les informaban de hechos, sobre todo de intento de vándalos por meterse a conjuntos residenciales a robar, que, a la hora de verificarlos, no se comprobaba que fueran ciertos.
Informo a los ciudadanos que hay una campaña orquestada para crear terror en residentes de apartamentos en relación con el ingreso de vándalos a robar. De todas maneras estamos atentos y respondemos a cualquier llamado de emergencia! pic.twitter.com/Z6QAYFWA1B
— Enrique Peñalosa (@EnriquePenalosa) November 23, 2019
Algunos líderes políticos y de opinión que marcharon el jueves vieron la medida, no sólo como exagerada, sino como una muestra de que Duque también tenía la intención de afectar a quienes querían seguirse manifestando, por ejemplo mediante cacerolazos, de forma pacífica contra su gobierno, y por eso mismo no vieron una señal suficientemente clara del Presidente de ofrecer diálogo (más cuando los cacerolazos son símbolo de querer llamar la atención a punta de ruido para captar la atención de los gobernantes):
El toque de queda en toda la ciudad decretado por Peñalosa no es más que dictadura.
las cacerolas se deben hacer sentir ahora con mas fuerza hasta que Duque habrá el Dialogo Social
— Gustavo Petro (@petrogustavo) November 22, 2019
Colombia debe propiciar el diálogo y el respeto a la movilización democrática. La militarización y el toque de queda en Bogotá son medidas represivas y violentas que no generan soluciones. Miles de personas convocan a cacerolazos así sea desde las ventanashttps://t.co/yHYfKtC6bU
— FARC (@PartidoFARC) November 22, 2019
Lo drástico de la medida, entonces, no les importó, o les molestó al punto de desobedecerla como forma de enviar el mensaje de que quieren que los sigan sintiendo y de que se manifiestan de una forma opuesta a la de los vándalos.
La “conversación nacional” que prometió abrir Duque arranca el próximo miércoles, y de cómo salga eso, depende en buena medida lo que siga pasando en las calles, incluyendo posiblemente lo que pase con los vándalos, que han aprovechado la zozobra del momento político para pescar en río revuelto.
Duque llama a ‘conversación nacional’ para impulsar reformas
Una “conversación nacional” para responder a los reclamos sociales de los ciudadanos anunció anoche el presidente Iván Duque luego de las manifestaciones realizadas en el país durante jueves y viernes, algunas de las cuales terminaron de manera violenta.
Duque se dirigió a los colombianos a las 7:00 de la noche en una alocución en la que rechazó estos actos violentos y llamó a la unidad del país entorno a la concertación de políticas sociales.
“A partir de la próxima semana daré inicio a una conversación nacional que fortalezca la agenda vigente de política social”, anunció el mandatario.
EL TIEMPO supo que la primera cita será el miércoles de la próxima semana y que en ella el jefe de Estado comenzará a escuchar las inquietudes de los sectores sociales.
Esta conversación, según el jefe del Estado, se desarrollará en todas las regiones del país, con un cronograma y una agenda específica y a través de todos los medios disponibles para escuchar a los ciudadanos.
Agregó que el propósito de este diálogo es oír las inquietudes sociales de los ciudadanos y llegar a las “reformas” que el país requiere para superar las razones por las cuales los colombianos se manifestaron desde el pasado jueves.
Varios sectores ciudadanos se movilizaron pacíficamente desde ese día para expresar su rechazo a temas como una eventual reforma pensional, otra laboral y pidiendo que Duque escuche sus inquietudes.
Varios marcharon pacíficamente por diferentes calles y otros protagonizaron un histórico cacerolazo en la noche del jueves en varias partes el país, el cual se extendió este viernes.
Previo al anuncio de la “conversación nacional”, el jefe de Estado encabezó un consejo extraordinario de ministros que duró alrededor de seis horas y en el que analizó las medidas para responder a estos reclamos sociales.
El anuncio del presidente Duque respondió al llamado que le hicieron ayer diferentes sectores, luego de las multitudinarias marchas y del cacerolazo del jueves.
Uno de los primeros fue el procurador general, Fernando Carrillo, quien dijo que el Gobierno “debe interpretar la voz de la sociedad civil reclamando sus derechos” y que el Ejecutivo tenía que escuchar y dar respuestas adecuadas.
“Pongamos fecha y hora para sentarnos a escuchar y a diseñar una nueva agenda social, sin tenerle miedo a la voz del pueblo. Colombia puede mostrarle al mundo que así como sobrevivió a 50 años de conflicto, ahora podrá reinventar la democracia con un modelo de justicia social”, afirmó Carrillo.
El partido de ‘la U’, por su parte, se pronunció en igual sentido y manifestó que la marcha “histórica” del jueves “obliga al Estado a escuchar, de una vez por todas, los justos reclamos de los colombianos”.
Otro de los pronunciamientos fue el del senador liberal Luis Fernando Velasco, quien le dijo al mandatario que las reuniones “para reaccionar” no debían ser con el gabinete ministerial, sino con los “alcaldes electos”, con “sectores sociales, con el Congreso, con líderes afros, indígenas y sindicales”.
“Pierda el miedo al cambio y a jugársela por despolarizar nuestra patria. Muchos queremos ver al Iván Duque crítico que vimos en el Senado, al que intentó ayudar a hacer un acuerdo nacional. Sálgase de la camisa de fuerza de un extremo y construya con todos los colombianos”, le dijo Velasco.
En el uribismo ayer hubo diferentes posiciones. La senadora Paloma Valencia defendió la protesta social y rechazó la violencia en las marchas, y dijo que está lista “para oír, reflexionar y enmendar”.
El senador Ciro Ramírez aseguró que “las inquietudes de la ciudadanía y el cansancio” por problemas de décadas “requieren de la búsqueda de soluciones por parte de todos los colombianos”.
Otros congresistas como Fernando Araújo, Santiago Valencia y Carlos Felipe Mejía prefirieron hacer énfasis en la violencia que hubo en las movilizaciones y señalaron al senador de Colombia Humana Gustavo Petro de “liderar” los hechos vandálicos de las jornadas del jueves y el viernes.
Así las cosas, se espera que los anuncios de Duque y las medidas tomadas ayer ayuden a calmar los ánimos de los ciudadanos.
Vea aquí el discurso completo del jefe de Estado
A partir de la próxima semana, daré inicio a una Conversación Nacional que fortalezca la agenda vigente de política social’ / Alocución del Presidente de la República, Iván Duque Márquez
Bogotá, 22 de noviembre de 2019.Buenas noches.
Colombia es una democracia sólida que a lo largo de su historia ha pasado por muchas pruebas. En democracia nos debemos pronunciar pacíficamente, y por ello debemos rechazar categóricamente cualquier forma de violencia que pretenda intimidarnos o poner en riesgo nuestra vida, honra y bienes.
Preservar el orden y la seguridad es fundamental, porque los 48 millones de colombianos tenemos ese derecho, y es nuestra obligación como Gobierno hacerlo respetar. El cumplimiento de las funciones del Estado y el respeto de nuestra Constitución jamás estarán sujetos al chantaje de los que llaman al odio y a la violencia entre los colombianos.
Una cosa es la expresión pacífica a través de la protesta, y otra bien distinta es aprovechar la protesta para sembrar el caos. Una cosa es que Colombia marche por un mejor país, y otra es que politiqueros quieran utilizar estas expresiones para su beneficio personal.
Para garantizar la seguridad en los lugares donde se está viendo perturbada la tranquilidad, he decidido fortalecer la presencia de la Fuerza Pública y aumentar las capacidades de inteligencia. He ordenado el despliegue de patrullas mixtas de la Policía y el Ejército Nacional en los lugares más críticos y he solicitado al señor Fiscal General de la Nación la inmediata movilidad del CTI cuando se precise.
A nivel nacional, he solicitado a los alcaldes del país tomar las medidas pertinentes, para salvaguardar el orden público en sus territorios, tales como la restricción de la movilidad con parrilleros, la ley seca o el toque de queda.
Como resultado de la acción de las autoridades, se han capturado 146 personas, principalmente por fabricación y tráfico de armas, violencia contra servidores públicos, la obstrucción de las vías y el daño en bien ajeno.
Hace pocos minutos, como Comandante Supremo de las Fuerzas Militares y de Policía y en coordinación con el Alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, se ha decretado el toque de queda para las localidades de Kennedy, Ciudad Bolívar y Bosa, a partir de las 8:00 de la noche, y para toda la capital, a partir de las 9:00 de la noche.
He dado instrucciones a los ministerios de Justicia y de Defensa, para que, de manera coordinada con la Fiscalía General de la Nación y los jueces de la República, desplieguen todas las acciones necesarias para judicializar y no dejar en la impunidad a los delincuentes que afectaron, y están afectando la tranquilidad de la ciudadanía.
Solicito a todos los líderes de Colombia, a todos los ciudadanos, rechazar con contundencia la violencia y la incitación al caos. La historia que estamos escribiendo, hoy nos exige deponer los odios y construir, entre todos, un futuro de honestidad y de veracidad.
Los que incitan al odio y a la destrucción no representan a los colombianos que han expresado su voz, ni mucho menos a las mayorías silenciosas de nuestra nación.
El Gobierno cree en el diálogo social; lo hemos venido haciendo a través de diferentes medios.
Somos un Gobierno que escucha. La comunidad que se ha manifestado de manera legítima es la sociedad que nos ayuda a construir.
A partir de la próxima semana, daré inicio a una Conversación Nacional, que fortalezca la agenda vigente de política social; trabajando así, de manera unida, en una visión de mediano y largo plazo, que nos permita cerrar las brechas sociales, nos permita luchar contra la corrupción con más efectividad y nos permita construir, entre todos, una Paz con Legalidad.
Esta conversación se hará en las regiones con todos los sectores sociales y políticos; utilizará medios electrónicos y mecanismos participativos para todos los colombianos; buscará tener un cronograma claro, para que todos podamos edificar un camino significativo de reformas.
Colombianos: hemos vivido momentos muy difíciles y, a pesar de ello, hemos ido mejorando la calidad de nuestra democracia, de nuestra economía y el desarrollo de las condiciones de vida en nuestras ciudades y en el campo. Pero lo alcanzado requiere mucho más, y todos debemos buscar mucho más por nuestro país.
Los espacios para el diálogo existen. La Mesa de Concertación Laboral se ha venido reuniendo, al igual que sucede con la Mesa de Diálogo con los estudiantes y docentes. Estos espacios serán aprovechados al máximo.
Invito a los líderes de los diferentes sectores sociales y políticos para que comprometamos los esfuerzos nacionales mirando hacia el futuro, para derrotar la desigualdad, la informalidad y las brechas que dividen a nuestro país.
Colombianos: con seguridad, estamos juntos en la tarea de construir el futuro. Y estoy seguro de que el inicio de esta conversación en todo el territorio, de frente, abiertamente, con ustedes, nos permitirá seguir fortaleciendo nuestra democracia, y que todos, unidos, pasemos las páginas del odio, de la violencia y de la desigualdad.
Sindicatos se declaran a la espera de reunión con el Presidente
Tras catalogar el paro del 21 de noviembre como “una jornada histórica de movilización ciudadana”, las centrales obreras anunciaron ayer que se declaran en “estado de alerta”, a la espera de un diálogo con el presidente Iván Duque, “para que se debatan las motivaciones y razones de este paro: contra el paquetazo de medidas regresivas en materia económica, social, laboral y ambiental, por la vida, la paz y los derechos humanos”.
En una reunión que convocaron ayer, a través del Comando Nacional de Paro, en la que participaron sindicatos como la CTC, Fecode, la CUT y la CGT; al igual que otros movimientos estudiantiles y sociales, establecieron lo siguiente: “Ahora el balón está en el campo del Presidente de la República y estamos a la espera de que nos convoque para comenzar a discutir sobre nuestras demandas”, expresó Julio Roberto Gómez, presidente de la CGT.
Entre tanto, Diógenes Orjuela, presidente de la CUT, confirmó que entre las medidas puntuales que adoptarán estará la de hacer llegar al Congreso de la República la petición de archivo del proyecto de reforma tributaria que se discute en este momento en el Legislativo.
Los participantes de la reunión enfatizaron en que, si bien daban por levantado el paro, continuarán rechazando cualquier intención del Ejecutivo que, desde su perspectiva, atente contra los derechos adquiridos de la clase trabajadora.
Este pronunciamiento lo hicieron en relación con las anunciadas reformas laboral y pensional que, a su juicio, son sugeridas por organismos como el Fondo Monetario Internacional o la Ocde.
Los integrantes del Comando de Paro manifestaron que continuarán apoyando las manifestaciones y convocatorias programadas, como la marcha prevista para el próximo 25 de noviembre, en la cual buscan rechazar la violencia contra la mujer.
Julio Roberto Gómez planteó la posibilidad de que, para el próximo lunes, cuando se adelantará una reunión de la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Laborales y Salariales pueda asistir el presidente Duque. “Ese escenario sería una buena oportunidad para iniciar la discusión sobre los temas que originaron la jornada de protesta”, recalcó.