Adriana Guzmán, indígena feminista: “No se acaba por ley con el racismo y en Bolivia ha habido un golpe racista y fascista” – Por Laura Cruz

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Adriana Guzmán es indígena, partícipe de un feminismo anticolonial y comunitario que ha crecido en estos años en Bolivia tras la llegada de Evo Morales. El empoderamiento que ha conseguido la población indígena boliviana desde 2006 ha sido el mayor de su historia y a raíz de esto las asambleas y movimientos sociales han fructificado por todo el país. Ahora, Bolivia yace convulsa con una de las situaciones políticas más graves sufridas desde el triunfo del MAS (Movimiento al Socialismo), el partido de Evo Morales.

¿Qué ha pasado realmente estos días en Bolivia?

En La Paz después de las elecciones del 20 de octubre se han desatado una serie de protestas aludiendo a un supuesto fraude. Estas movilizaciones se realizaron en diferentes lugares del país. Son legítimas, pero se han utilizado para encubrir un golpe de Estado. Han empezado a aparecer grupos armados con cascos, en motos, con gases y también con armas de fuego que han ido produciendo terror en varios lugares del país. Tanto en las ciudades grandes como en las pequeñas.

¿De dónde venían estos grupos?

Estos grupos tienen su origen en la Unión Juvenil Cruceñista, que en 2008 ya tenía un grupo armado que tenía como misión matar indios. Un grupo fascista y racista. Una parte de la formación de estos grupos viene de esa organización y otra de lo que en algunas universidades se ha planteado que hay que luchar hasta perder la vida, incluso armados. Hay jóvenes universitarios incorporados a estos grupos que han generado terror. Entonces son atacadas las organizaciones sociales. Para nosotras no hay una confrontación, sino una legítima defensa. Sobre todo se ha atacado a mujeres y hombres aymaras y quechuas. Eso ha derivado en una situación muy compleja que ha dado lugar al golpe de Estado.

¿Cuáles son los síntomas de que estaríamos ante un golpe de Estado?

El golpe es apoyado por los militares y los policías. Antes de ayer hubo tres muertos en la ciudad de El Alto de manos de los policías. Están del lado de estos grupos cívicos (Comité cívico de Santa Cruz, presidido por Luis Fernando Camacho), que son los grupos golpistas. Aparte de golpe de Estado es un golpe a las organizaciones sociales. Los militares tardan en incorporarse pero le sugirieron el sábado pasado la renuncia a Evo. Dentro de las Fuerzas Armadas se ha desconocido al comandante de las Fuerzas Armadas para así poder decidir apoyar el golpe. Y las fuerzas policiales han dicho en un comunicado que apoyan a Luis Fernando Camacho. Han cortado de sus uniformes la wiphala (bandera indígena) y los militares dieron un comunicado con la policía para dar un toque de queda. Es para desmovilizar los bloqueos, los cortes de luz.

¿Quién está bloqueando?

Las organizaciones sociales, la confederación de trabajadores campesinos ha ordenado el corte de luz en resistencia a este golpe fascista. Ha ordenado Estado de emergencia y movilización permanente. Nosotras como feministas nos plegamos a las organizaciones matrices. No creemos en un feminismo que sea independiente incluso de su pueblo. Antes de ayer empezaron a sobrevolar los militares y ocuparon las calles para militarizarlas. Utilizaron armas de fuego. Desde Cochabamba dispararon desde un helicóptero para desmovilizar los bloqueos.

¿Debería haber atendido Evo al mandato del pueblo en 2016, que le pidió que no se presentase a la reelección? Esto habría podido dar lugar a un MAS renovado que ganase las elecciones y pudiese lucir sus logros, como la reducción de la pobreza del ejecutivo de Evo Morales.

Creo que hay una lógica masculina y machista del poder. El gobierno de Evo Morales no es el mejor que hubiéramos querido. Pero ellos hacen el golpe por el poder político, porque el económico ya lo tienen. Por seguir administrando el Estado y para poder seguir teniendo el poder sobre nuestros cuerpos que tienen en las calles y en sus haciendas. Ellos son terratenientes. El Estado plurinacional ha significado una labor importante de los pueblos originarios, más allá del Estado y a pesar del Estado incluso. Los terratenientes lo que quieren recuperar es ese poder colonial para tener peones, para que nuestro único horizonte sea ser sus sirvientas, sus trabajadoras o tener un hijo del patrón, como históricamente han sido violadas nuestras abuelas.

Tras Evo, ¿no había alternativa en el propio MAS?

Evo se ha presentado cuatro veces, eso no lo permitía la Constitución. El segundo candidato que se enfrenta a Evo, Carlos Mesa, es el autor del genocidio indígena de la masacre del gas en 2003. A Evo Morales se le cuestiona presentarse por cuarta vez, pero a Carlos Mesa no se le cuestiona. La feminista María Galindo, por ejemplo, no cuestiona que este genocida vaya en una papeleta electoral. Ahí están nuestras distancias con el feminismo, ahí nuestras distancias con ella. Galindo dice que la denuncia del racismo es una campaña política del MAS. No. La denuncia del racismo en este pueblo es histórica, porque hemos vivido un colonialismo profundo construido sobre nuestros cuerpos.

Hay algunas voces no indígenas que se erigen defensoras de lo indígena.

Tenemos algunas compañeras no indígenas, pero que no opinan que lo del golpe de Estado sea una campaña política de Evo. Vivimos en un país en el que no se ha acabado con el racismo, porque con el racismo no se acaba por ley, sino acabando con los privilegios que tienen los grupos de poder. Como eso no se ha hecho, el racismo permanece.

¿Cuáles son las mayores medidas del MAS contra el racismo en estos años?

Como Estado ha hecho una ley, la ley 045 contra toda forma de racismo y discriminación. Pero por ley no se acaba con el racismo, aunque al menos han hecho la ley. Lo que no ha hecho Evo es tocar los privilegios de los terratenientes y los oligarcas de Santa Cruz, que es de donde sale este golpe racista. En 2008 cuando ya se detecta este grupo violento, se tendría que haber hecho una investigación profunda y una desarticulación de la célula, pero eso no se ha hecho. Como no han tocado los privilegios económicos, estos señores tienen toda la libertad para financiar un golpe de Estado racista junto con la complicidad internacional. No se ha cambiado la matriz económica del país, sigue siendo extractivista, sigue beneficiando a los ricos. Ahí está el límite del Estado, que gobernando para todos también tiene que gobernar para los ricos y los violadores, por ejemplo. Es su contradicción. Evo Morales ha redistribuido riqueza, pero no ha tocado a los ricos. Yo pude mandar a mis hijos a la universidad, eso no podría haberlo hecho antes. Pero no era suficiente.

¿Cómo lo está viviendo la población no politizada? Tanto indígena como mestiza.

Es una lástima que lo que no se ha hecho desde el Estado tampoco lo hemos hecho las organizaciones sociales, porque gran parte de las personas que se suman a este movimiento fascista y ven en Camacho un ideal, son nuestros hijos. Esos que ahora tienen educación y celular. Hay una lógica colonial. No quieren ser vendedoras como su mamá o trabajadoras de la tierra. Quieren ser empresarios, como en Oriente. Ahí dentro de nuestras propias organizaciones tenemos un trabajo que no hemos hecho. Otra parte de la gente no politizada es gente religiosa. Hemos atacado a la Iglesia Católica, pero no a la Evangélica. Cuando Camacho dice que hay que poner el país en manos de Dios, tenemos en las protestas a la mitad de compañeras y compañeros que dicen que van a la protesta y la mitad que quieren orar y pedir paz a Dios. Gran parte de la gente no politizada responde a esta lógica fundamentalista que también utiliza Luis Fernando Camacho. La gente en general está profundamente desinformada por los medios de comunicación porque estos canales les pertenecen a los ricos y dicen que aquí no está pasando nada.

¿Todos los medios de comunicación están con el golpe?

Realmente sí. Aunque los medios son teóricamente imparciales, los dueños de estos medios son los empresarios que están con el comité cívico. Te presentan confrontación, cuando en realidad es depresión con muertos. Te dicen que vándalos del MAS atacan, cuando son estos grupos armados. Al final lo que quieren provocar es una guerra psicológica para desprestigiar nuestra resistencia.

[Se oye una voz de alguien al otro lado del teléfono]. No sé si has escuchado, pero ahora mismo me han gritado por la calle: “A estas indias hay que matarlas”. Yo no soy del MAS, pero por la cara que tenemos, todas estamos dentro del MAS ahora.

¿Se han intensificado ahora los ataques racistas por la calle?

Por supuesto, es muy grave andar por las calles del centro de la Paz. Ahora hay una marcha de resistencia antirracista, porque se ha quemado la Wiphala y contra la violencia que han generado Luis Fernando Camacho y Mesa. No sé si todos los que van a la marcha apoyan a Evo, pero sí estamos todos en contra del golpe.

¿Qué opinas del nombramiento de Jeanine Añez como «presidenta»?

Este es un gobierno de facto. Para nosotros la movilización es importante porque creemos que el Congreso no puede sesionar. Los congresistas del MAS no han podido asistir a esa sesión del Congreso porque su vida está en riesgo. ¿Qué garantía les puede proporcionar una policía y unas fuerzas armadas que protegen al golpe? Se ha perseguido a dirigentes y autoridades, se ha quemado la casa del presidente del Senado, la casa de la ministra de cultura, la casa de Evo, la Confederación de campesinos, etc. No hay ninguna seguridad. Esa sesión ha servido para intentar borrar lo que es un gobierno fascista. Aunque asuma Añez, no van a borrar este golpe. Nuestra propuesta es que si el golpe lo han hecho ellos, que lo resuelvan ellos. Queremos continuidad del mandato de Evo, que sea él el que convoque las elecciones sin su participación, pero que se garantice que el MAS participe, porque por el momento es la única sigla que tenemos. Este golpe intenta anular la participación del Mas. En el informe de la OEA sobre el fraude electoral solo se hace un comentario, pero sin proceso de investigación. Han sido detenidos los del tribunal electoral de la forma más humillante, mostrados en la televisión como si fueran un cartel del narcotráfico, cuando realmente no hay una prueba.

Si Evo no se hubiera vuelto a presentar, ¿crees que la situación habría sido diferente o se habría intentado perpetrar un golpe con cualquier excusa?

Habría sido importante que él no se presente y apostar por cualquier otra persona, porque este es un proceso que lo reciben las personas y no es necesaria la personalización. Sin embargo, todas las transformaciones que se han hecho no pasan por lo económico ni por lo político y por lo colonial. Nosotras ahora nos miramos al espejo sin vergüenza, nos nombramos, discutimos. Esa transformación atenta contra la forma de vida de los empresarios porque les impide explotarnos. Así que habría habido cualquier motivo para gestar un golpe de Estado.

¿Fue el ejecutivo de Evo feminista?

El machismo de Evo era público, sin embargo eso no significa ser un patriarca. Camacho puede que no sea tan machista, pero es un fundamentalista, un empresario explotador y un patriarca. Más allá de Evo, las cosas que han hecho las mujeres desde el Estado Plurinacional, no están en la lógica tradicional. Reconocemos que la ley que garantiza a las mujeres estar libres de violencia es una ley fascinante.

[Se corta parcialmente y se oyen ruidos de aviones]. No sé si oyes, pero ahora mismo los militares intentan reprimir esta marcha por el aire. Hay una crítica que tenemos que hacer desde el feminismo. No ha habido voluntad política para luchar contra esta violencia, a pesar de esta ley. No se ha logrado la despatriarcalización en los ministerios. Pero hay un proceso de cambio que ha hablado de la despatriarcalización más allá del Estado. No podemos concentrarnos en mirar solo al Estado. Las organizaciones hemos tenido tiempo para hablar del Patriarcado, tiempo para un feminismo comunitario. Nosotras no nos concentramos en Evo, miramos más allá.

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