Chile: cómo funcionan los Cabildos Abiertos que buscan organizar el descontento social
Cabildos Abiertos florecen a lo largo del país: revisa dónde y cuándo se están convocando
En los últimos nueve días hemos visto cómo el país ha recibido a millones de personas en las calles, quienes han dicho presente en toda clase de manifestaciones, incluyendo la marcha más grande en la historia de Chile y también múltiples expresiones culturales e intervenciones urbanas.
Lo que comenzó como una protesta en contra del aumento en la tarifa del Metro de Santiago terminó por transformarse en un estallido social a lo largo y ancho de nuestro territorio. Y si bien las calles continúan albergando protestantes día a día, hay quienes han optado por organizarse en Cabildos Abiertos con el fin de reflexionar y construir diálogo entorno a las propuestas populares.
Y es que estas instancias apuntan a la libre expresión de los chilenos, quienes pueden realizar sus críticas y peticiones con la seguridad de ser escuchados, abordando problemas que aquejan al común de la ciudadanía pero mirando hacia una solución efectiva.
Por ello, se han realizado exitosos Cabildos en todas las regiones del país. También en el extranjero, siendo México el primer lugar donde los chilenos se reunieron a discutir qué quieren para su futuro.
Dónde y cuándo se están convocando Cabildos en mi ciudad
Unidad Social alberga a más de 90 organizaciones civiles, tales como la Coordinadora Nacional de Trabajadores No+AFP, Confech, CUT, Colegio de Profesores, Coordinadora 8M, entre otros actores sociales.
Esta unión surgió hace ya unos meses, siempre bajo la premisa de que «otro Chile es posible».
«Queremos una sociedad diferente con más libertad y democracia, con más igualdad y justicia, con más solidaridad y fraternidad. En eso estamos todas y todos de acuerdo, por lo que hemos decidido que llegó la hora de actuar al unísono», es parte de lo que se puede leer en su manifiesto.
En este sentido, Unidad Social tomó la batuta en cuanto a los Cabildos Abiertos. Organizándolos a nivel nacional e internacional, y garantizando que dichas discusiones locales no sean en vano.
El objetivo es que las personas interesadas asistan a las convocatorias más cercanas a sus domicilios. Y cómo no, en caso de no existir, también pueden convocarlas e inscribirlas en Unidad Social para atraer a aún más gente.
En este link puedes ver qué Cabildos Abiertos se realizarán. También aparece el registro de los Cabildos ya hechos, y sus respectivas locaciones.
Si te interesa partir un Cabildo Abierto desde cero, Revolución Democrática compartió una pauta básica para iniciar la conversación y su respectiva metodología.
«¿Cómo es posible avanzar en mayor justicia social a partir de esta coyuntura? ¿Existen demandas prioritarias para la ciudadanía? ¿Se necesita una Asamblea Constituyente para transformar Chile?», son parte de las preguntas que propone el partido del Frente Amplio para guiar estas discusiones.
Colo-Colo, Feminismo separatista y Unidad Social en Providencia: Así se vivieron algunos de los cabildos autoconvocados por la ciudadanía
Feministas separatistas en Plaza Brasil
Si hemos contado con una agenda de género desde que se terminó la dictadura militar, es porque las feministas de la segunda ola lucharon por la democracia en el país y en la casa, impusieron sus demandas de incorporarse al mundo público y del trabajo y por sus derechos reproductivos. Es algo que en lo absoluto se lo debemos a la Constitución de 1980, cuyos autores, todos hombres, la diseñaron entre cuatro paredes y bajo la lógica más heteronormada, androcéntrica, neoliberal y patriarcal que podamos imaginar.
Hoy, en un momento de crisis política, a las mujeres y disidencias sexuales nos asalta el miedo fundado de que vuelvan a dejarnos fuera, tanto de las posibles reformas como del necesario y esperado proceso constituyente.
Comenzaron los llamados a cabildos y asambleas abiertas ante los ojos de organizaciones de mujeres, feministas y mujeres de la sociedad civil, quienes automáticamente pensamos “no sin nosotras”. Reaccionamos de inmediato y se convocó al primer cabildo feminista. Si somos parte de las masas que luchan en las calles para que se cree un pacto social, tenemos que vigilar e instalar que este pacto también debe ser sexual y, por supuesto, de género.
Ya desde la esquina de Compañía de Jesús con Avenida Brasil, a través de los coloridos Federica Matta de la Plaza Brasil, se veía un tumulto de mujeres. Fue el miércoles 30 de octubre, a las 17:00. Las convocantes fueron las Abogadas Feministas, Observatorio Contra el Acoso Callejero, Vaginas ilustradas, Conciencia fem, Geógrafas Chile, No fue sexo, Trenza colectivo, Mujeres del café, Red chilena contra la violencia, Agrupación rompiendo el silencio y Colectiva callejeras.
Repartidas por todas partes, sentadas en los pastos y haciendo una larga fila para inscribirse en el cabildo feminista separatista, que durante su transcurso lo bien llamamos “Cabilda”. Entre dos añosas palmeras un lienzo negro que, en letras blancas, decía “Feministas autónomas contra la dictadura neoliberal y patriarcal”.
Una vez inscritas, alrededor de 600 mujeres nos acomodamos estrechamente en los pastos. Sentadas tapizábamos de morado y verde la mitad de la Plaza Brasil por nuestras pañoletas que gritan nuestras consignas como Aborto Libre, Seguro y Gratuito, y Ni Una Menos.
Por supuesto, no podíamos evitar las miradas entrometidas y por momentos suspicaces de los hombres que estaban en la plaza o pasaban por los alrededores. Mala era la suerte que corrían si decidían detenerse a mirar o acercarse, pues, como decían los stickers que nos repartió “No fue sexo”, ese era un espacio seguro. Nuestro espacio seguro. Uno fue alejado impetuosamente por una turba de mujeres y otro fue derecha y merecidamente golpeado por una hermana poderosa. Era irreductible, en ese espacio nos cuidamos entre todas, resistiendo y en sororidad.
Se abrió la discusión con una idea inicial que nos alienta: sacamos las cuerpas a la calle para discutir cómo cambiar un modelo que a la fecha ha sido pensado e implementado por hombres. En grupos de 10 mujeres nos dispusimos a responder qué nos convocaba como mujeres a estar ahí. Primero, claro, para mirarnos directo a los ojos, nos presentamos. Comenzó una compañera de pañoleta morada diciendo “soy lesbiana, feminista radical y me convoca hacer arder todo”.
Divagamos, debatimos, conversamos, intercambiamos. Nuestras demandas apuntan a una profunda transformación económica, social, política y cultural. Enunciamos la lucha por una nueva forma de relacionarnos que sea crítica al individualismo, apropiarnos de nuestro espacio nacional, enfrentar las lógicas productivas y de organización que no asumen que el uso del tiempo está cruzado por el hecho de ser mujer, entre muchas otras cosas. Concluimos de manera unánime que necesitamos que la nueva constitución cuente con una discursividad feminista y somos nosotras quienes tenemos que instalarla, poniendo especial atención al uso del lenguaje, para que no vuelva a excluirnos y así poder recuperar la voz que nos robaron en la actual constitución y el modelo que nos ordena en Chile.
Cerramos el plenario gritando nuestras consignas, alineadas con la urgencia de una nueva constitución vía Asamblea Constituyente. Estuvimos de acuerdo con que próximamente teníamos la responsabilidad de llamar a una masiva manifestación, evocando la histórica del 8M de 2019, pero esta vez para exigir la renuncia de la ministra Isabel Plá. Su mutismo respecto de las violaciones a los derechos humanos, los abusos, y violencia sexual ejercidos hacia mujeres y niñas por las fuerzas represivas del Estado, nos indigna y bajo ningún aspecto permitiremos su impunidad.
Profesionales en Inés de Suárez
Pese a ser vecinos, eran pocos los que allí se conocían. Y esa observación fue recurrente: el sábado pasado Unidad Social -el colectivo que agrupa a 100 organizaciones de las distintas esferas sociales- convocó a un cabildo en la Plaza Inés de Suárez, sobre la estación de Metro homónima, en Providencia. La idea, como la de todas las instancias ciudadanas autoconvocadas desde que comenzó el estallido social, era canalizar el descontento, darle forma, rostro, identificar el malestar y proponer soluciones.
A las 17:00 eran más o menos 100 personas; con los minutos fueron llegando más. Y cuando terminó todo, eran más de 300.
A viva voz se presentó el procedimiento: esa era una instancia para conversar, conocerse y quizás identificar una cierta solidaridad, base de todo trabajo colectivo, para “reconstruir nuevamente el tejido social perdido durante la Dictadura Militar” según se lee en el acta oficial del evento.
No era vinculante, pero sí relevante: fueron muchos los que se habían visto allí, todas las tardes, sobre el puente que cruza Pedro de Valdivia, deformando ollas durante los cacerolazos. Pero el mismo golpeteo los impedía de conversar -y más que hablar, de escuchar(se), decían.
Se formaron grupos de al menos 10 personas, todas dirigidas por alguien con incidencia en la Unidad. Primero la presentación: nombre, profesión (porque eran todos profesionales) y razón por la que estaban allí (llegaron algunos forajidos de comunas aledañas que se rebelaron y declararon de primera la vereda política por la que caminaban). Y después, tres preguntas para desarrollar: 1) ¿Cuál es el origen del conflicto actual? ¿Qué ha generado el malestar ciudadano? ¿Qué oportunidades ofrece esta movilización nacional?; 2) ¿Cómo es posible avanzar en mayor justicia social a partir de esta coyuntura? ¿Existen demandas prioritarias para la ciudadanía? ¿Se necesita una Asamblea
Constituyente para transformar Chile?; y 3) ¿Qué tipo de acciones puede realizar la ciudadanía y las organizaciones sociales para conseguir sus objetivos?
En el grupo habían militantes de Revolución Democrática y Evópoli, dos exiliados que volvieron, una psicóloga, dos economistas, dos abogadas, tres periodistas, un publicista. Y frente a la primera pregunta reconocieron una indolencia de la clase política, una falta de garantía estatal frente a ciertos derechos, una violencia provocada por un sistema neoliberal salvaje que violenta a los ciudadanos, una falta de participación ciudadana produjo desconfianzas en las instituciones representativas.
En la segunda pregunta hubo coincidencias en que es la Constitución la clave para frenar y revertir los orígenes del malestar. Las demandas prioritarias eran la educación, la salud y las pensiones (o al menos las que están hoy al rojo). Pero toda modificación requiere también una voluntad de cambio: pasar de la individualidad a la solidaridad, que se cruzaba con las primeras palabras: esa de no conocer al vecino sino hasta esa instancia. También concluyó el grupo que se debían nacionalizar los recursos naturales, promover la equidad, y también el Ejecutivo debe responsabilizarse por las muertes que han significado las manifestaciones. ¿El camino para lograr esto? Una asamblea constituyente.
Fue casi al unísono la respuesta sobre la forma en que debe llevarse esto a cabo: las movilizaciones deben seguir, las ollas deben sonar más fuertes, los gritos también, los saltos, la gente en la calle, en Plaza Italia. Porque lo sabían bien todos, aún no se ha conseguido nada.
La hinchada en el Estadio Monumental
En la entrada del Estadio Monumental había, primero, un registro de ingreso; y luego, más de mil personas divididas en grupos de 10 a 20, discutiendo apasionadamente sobre el estado actual del país. En uno de esos grupos estaba la cantante de trap Princesa Alba compartiendo espacio con el dibujante político Malaimagen. Un reflejo de la heterogeneidad del espacio.
La convocatoria fue hecha para el jueves desde las 11:30. Se definió la fecha en la sesión extraordinaria del directorio del Club Social y Deportivo Colo-Colo. “Estamos sorprendidos por la convocatoria: llegaron más de mil 500 personas. Discutimos como directiva que era importante abrir el espacio para que la gente se pudiera congregar y plasmar aquí sus sueños. Y eso es lo bonito: en las mesas no se está hablando de fútbol, sino de aquello que está funcionando mal: hablan de salud, de asistencia social, de previsiones de abusos”, cuenta Ignacio Franjola, vicepresidente general del directorio.
Lo sorprendente para los más activos en los eventos del club no era tanto la participación de los abonados, sino los vecinos: la gente de los alrededores de Pedrero se sintieron también interpeladas por los acontecimientos y frente al llamado, decidieron llegar. Lo recurrente, según Franjola, y con palabras más o palabras menos, es el principio de subsidiaridad del Estado: “Ahí te das cuenta que se privatizó la salud, la educación, las previsiones y eso llevó al estallido social. Es lo que más se ha escuchado”, detalla.
Como en Inés de Suárez, en el Monumental también se trabajó sobre tres preguntas: 1) ¿Cuál es el origen del conflicto actual? ¿Cuáles son las demandas prioritarias en las que se basa el malestar de la ciudadanía?; 2) ¿Qué tipo de acciones se pueden realizar desde la ciudadanía para realizar los objetivos?; y 3) ¿Cuál es el aporte que se puede hacer desde colo-colo hacia la ciudadanía?
En el grupo de Malaimagen y Princes Alba hubo palabras que se repitieron: más desigualdad, dignidad para vivir, que el país sea garante de vida y no de muerte, que lo que estaba ocurriendo era un conflicto político no partidario, que los recursos naturales son también relevante al menos para una industrialización, pero sobre todo el respeto y la solidaridad. Esas palabras y las vivencias de los participantes se aterrizaron en tres temas: niñez, vejez y pensiones.
Se paseaba también el ídolo albo, Marcelo Barticciotto. Más allá de las fotos, él también se sentó y discutió en una de las mesas. Entre los grupos se escuchaba que lo que ocurría era el resultado de años de injusticias, que los lienzos podrían ser una primera forma de protestar, que las banderas de blanco y negro eran un símbolo si en Plaza Italia se juntaban con las azules y rojas y las blancas y azules. Era, también, no decaer.
Todas las conclusiones que se sacaron del cabildo abierto de Colo-Colo serán presentados en el Centro de Estudios del Club Social. “Esa va a ser la instancia de sistematización de la información, lo que se va a plasmar en un documento y después llevado a los territorios, como por ejemplo a las escuelas de fútbol barriales. La idea es juntar el material y compartirlo en las instancias que corresponda”, concluye Franjola.
Organización directa desde los territorios: Cabildos autoconvocados
Discusiones desde la Villa Frei
En pleno toque de queda, juntas de vecinos de Ñuñoa organizaron una asamblea para hablar del estado de excepción. Entre las 300 personas que asistieron, surgió la idea de organizar un cabildo, realizado el sábado 26 en la Villa Frei, al que asistieron 900 personas.
Miroslava Petrova, profesora universitaria, y vecina de Ñuñoa hace diez años, participó como moderadora y actuaria. “Muchas personas de muchas juntas de vecinos se organizaron, unos trajeron mesas, otros sillas, otros organizaron el acto cultural que se hizo después, no había liderazgos”, explica. Ese mismo fin de semana, otros seis cabildos ocurrieron simultáneamente en la comuna, siguiendo la metodología sugerida por Unidad Social, que reúne a distintas organizaciones sociales como la CUT, la Fech y No + AFP, por nombrar algunas.
“Los vecinos que nos juntamos en esos grupos no nos conocíamos, fuimos desconocidos trabajando juntos por hora y media. Los vecinos necesitaban hablar. No hubo ni uno que no expresara su opinión sobre las tres preguntas. Tú sabes que siempre hay gente que escucha y gente que habla, aparecen líderes que no sueltan el micrófono, pero acá no hubo eso, todos se expresaron”, cuenta Miroslava.
Lo que llamó la atención de la profesora es que durante la reunión, las y los vecinos tuvieron urgencia de hablar del país, independiente de los temas que los convocan como ñuñoínos: “La gente no estaba hablando de Ñuñoa, estaba hablando del país, de cómo se imaginaba el país. Eso era muy interesante y significativo, que los vecinos compartieran sus ideas sobre Chile”.
“Estamos creando confianza de nuevo, ya no vemos al vecino como alguien que me puede robar. Y como que todos estábamos en una sintonía, de querer estar juntos, reencontrarnos, dejar la desconfianza y el miedo”, explica Miroslava.
Desde Villa Frei, esperan repetir el cabildo durante el feriado, mientras se espera la sistematización de las conclusiones por parte de Unidad Social.
“La junta de vecinos no era una instancia a la que iban los vecinos a participar, pese a que hay unas súper activas. En una de las juntas dijeron acá de los 40 que están, conocemos a seis personas, que son las que llegan a nuestras asambleas, todo el resto viene porque las redes sociales se encontraron con que su junta estaba organizando algo”, dice Miroslava.
El exilio de ayer, la lucha de hoy
Christopher Holloway es periodista, y vive hace cinco años en el DF. Desde el lunes 21 comenzó a buscar actividades de chilenos en México que se refirieran a la situación de emergencia. “Acá las agrupaciones oficiales de chilenos en México son más o menos fachas, no tienen comunicación de tipo político, entonces unos cabros de la Unam convocaron a una reunión inicialmente en el Zócalo, a la que llegó poca gente, pero esa misma gente se organizó e hizo un grupo de whatsapp para seguir. Al día siguiente nos juntamos afuera de la embajada de Chile, donde surgieron los procesos iniciales de organizarse más a futuro”, explica.
Holloway se ofreció a coordinar las comunicaciones de la Agrupación de Chilenos/as movilizados/as en Ciudad de México. Durante la semana, realizaron marchas –la más numerosa, desde el Palacio de Bellas Artes hasta el Zócalo, con 400 personas-, además de una versión de ‘El derecho de vivir en paz’ interpretada por músicos que residen en dicha ciudad.
“Dentro de esas mismas reuniones surgió la idea de hacer el cabildo ciudadano, tomando las recomendaciones y metodología de Unidad Social”, comenta Christopher. El cabildo se llevó a cabo el domingo 27 en El Juglar, un lugar conocido “entre los exiliados más viejos porque ha sido un lugar de encuentro para los chilenos que viven acá, y que han escapado de la dictadura, que han sido perseguidos”, explica.
Fueron alrededor de 50 personas las que se reunieron a pensar Chile en la emergencia. “Llegaron algunos mexicanos, algunos argentinos que querían estar presentes en la discusión. Fue transgeneracional, había señoras de 60 años que llevaban desde la dictadura acá, otros que vienen de paso a estudiar, diferentes sectores políticos, económicos y sociales”, comenta Holloway.
El análisis que hacen las y los chilenos desde México surgió de las inquietudes sobre el modelo económico, y el diagnóstico de cómo se alcanzó este momento. Responsabilizan a la clase política, que ven como “los mismos hueones que estuvieron en la dictadura”. Desde ahí no les sorprende la represión, ya que ven que “es la impunidad la que ha primado en ese sector, entonces la represión va a ser igual de violenta si los hueones prácticamente son los mismos, y utilizan el mismo lenguaje y las mismas herramientas” piensa.
Durante el cabildo, “se habló de la ruptura del miedo, de la fractura en esa imagen de país que Chile daba constantemente, siempre de que a Chile lo ven afuera como un milagro económico, súper estable, que estamos todos bien, y todos compartimos la necesidad de romper esa burbuja acá en México, y en otros países” comenta.
Mientras durante la primera semana se aliaron a las demandas de sacar a los militares de la calle, ahora piensan “que tiene que haber un juicio criminal a todos los que resulten responsables. Pedimos cero impunidad, una desmilitarización del territorio, asamblea constituyente plurinacional y vinculante, que consideramos que es un piso mínimo para que las discusiones puedan llegar a buen puerto, y la acusación constitucional. Hay un poco más de debate respecto a la inteligencia política de hacerlo ahora, pero es algo que se considera que hay que hacer, tarde o temprano”, finaliza Holloway.
Para esta semana, los chilenos residentes en México quieren replicar la marcha que se hará en Santiago el día martes, además de convocar a una cicletada el jueves, alrededor de la embajada.
Cabildo en la escalera del MAC
Frente al MAC, y al modo de una polis griega que se habla a sí misma, se realizó el Coloquio de perros, un encuentro que convocó al mundo de la cultura, la academia, y los medios de comunicación no tradicionales. Fernando Guzzoni, quien junto a Laura Estevez y Sebastián Herrera conforma el colectivo que organizó el encuentro, explica que lo lograron mediante la autogestión: “lo conseguimos todo nosotros, y por medio de gente que nos colaboró: conseguimos mesas, amplificación. Hicimos la convocatoria por internet, desde redes sociales y asistieron cerca de 700 personas, nos sorprendió”.
En su primera versión, Coloquio de perros sentó a Raúl Zurita, Constanza Michelson, Alejandro Goic, Jaime Bassa y Rodrigo Karmy, filósofo quien, curiosamente, recibió perdigones de Carabineros durante una manifestación estudiantil, hace diez años atrás. Así, de acuerdo a Guzzoni, el coloquio tuvo “dos espíritus”, uno que buscó llenar los vacíos legales del conflicto social, y otro que habló de la incertidumbre colectiva.
“Una de las mesas tenía que ver con el mundo de las organizaciones sociales, que eran la Fundación Sol, el INDH, medios independientes, para darle un marco a las discusiones de temas áridos como la nueva constitución, la acusación constitucional, la asamblea constituyente, y así ayudar a entender el marco constitucional en el que nos estamos moviendo”, cuenta Fernando, ya que opina que “estamos todos perdidos en eso”.
Respecto a la subjetividad de la movilización social, Guzzoni rescata el aporte de la psicóloga Constanza Michelson: “La Constanza decía ayer algo súper bonito que traía un concepto desde la psicología clínica, el Paso al acto, que tenía que ver cuando uno se queda sin palabras, y no puede verbalizar lo que pasa por el cuerpo. Vemos que hay gente que está precisamente sin lograr desentrañar este cúmulo de cosas en este momento, en que confluyen tantos vectores, y lo que hace es moverse y tratar de identificarse con otro”, comenta.
Desde ahí se plantean repetir el coloquio este domingo. “La gente está buscando generar un espacio para discutir, y encontrar pares para seguir conversando”, cree Fernando.
Todo Concepción caceroleando
“Hubo un cambio en la sociedad que tenemos que reestructurar desde los vínculos barriales”, piensa Camilo Riffo, miembro de la Junta de Vecinos Parque Ecuador Norte, del sector centro de Concepción. “Eso construye una nueva forma de relacionarse, y luego es el estado y los gobiernos los que van a tener que adecuarse, ya no desde una imposición, sino desde nosotras y nosotros, y nuestro día a día”, dice.
Camilo Riffo ha participado en las asambleas penquistas surgidas a propósito de la movilización nacional. “La semana pasada, de miércoles a domingo tuvimos asamblea todos los días, partimos con una, después nos separamos en barrios, y desde ahí hemos organizando distintos lugares”, explica Camilo. El día domingo, funcionaron simultáneamente ocho asambleas y cabildos, desprendidos de esta primera asamblea.
El cabildo de su sector se realizó en el mismo parque, y se escuchó fuerte la exigencia de una nueva constitución. “En la asamblea donde participé se habló de la asamblea constituyente como un elemento clave para resolver varios de los problemas que tenemos, que no se pueden cambiar con esta constitución. En un segundo plano la búsqueda de la dignidad, y por último el tema de los DD.HH., que ha sido muy preocupante por todo lo que hemos vivido, y que dentro del análisis salió que es el sistema al que estamos acostumbrados, y que nos vulnera nuestros derechos humanos de otra forma, no solo con los militares”, cuenta Camilo.
El lunes nuevamente se convocó a una asamblea, y el jueves convocarán a una once con niños y niñas, “principalmente para no estar solo dependiendo de lo que hagan o no desde el Estado, porque sabemos que el gobierno es el responsable, por muchos cambios de gabinete que se hagan, y también porque valoramos estar organizados como vecinos”.
“También termina siendo importante que siga la movilización, para lograr las demandas concretas e inmediatas que se requieren para vivir en un país más digno”, termina, mientras de fondo se escuchan bocinazos y caceroleos.
Entre trabajadores y familia
La productora Fábula convocó a su propio cabildo entre amigos, familiares y compañeros de trabajo, para el que se guiaron con la guía que la CUT dispuso. “Los ciudadanos, queremos y necesitamos tener un rol más activo en la vida pública, y que nuestra participación no se limite a los procesos electorales, pero no encontramos esos espacios. Eso, sumado a la urgente necesidad de cada uno de expresar lo vivido, de poner su propia experiencia al servicio de la construcción de un relato común”, explica Ángela Poblete, directora del área de TV.
Durante el encuentro la palabra que más se repitió fue “dignidad”, “la necesidad de un país donde las personas tengan garantía de tener una vida digna. Y eso se repitió en todas las mesas y había un consenso generalizado”, explica Ángela, además de exigir esclarecer “las responsabilidades en relación a los atropellos a los Derechos Humanos”.
“Ojalá sea posible involucrar a la ciudadanía en procesos de participación que sean vinculantes. Eso permitiría organizar la convivencia, recomponer el tejido social. Implica renunciar a cuotas de poder, pero es fundamental para el fortalecimiento de la democracia, y las personas lo están pidiendo con fuerza. Desde las calles, los cabildos y todas las formas de manifestación que hemos vivido”, comenta Ángela quien cuenta que planifica un grupo de estudio de la Constitución, “para entender en profundidad el debate que viene”.
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