Lautaro Rivara, sociólogo y miembro de la Brigada Dessalines de Solidaridad con Haití: “El presidente Jovenel Moïse sigue sostenido por los EEUU”

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Entrevista a Lautaro Rivara, sociólogo y miembro de la Brigada Dessalines de Solidaridad con Haití

Por Nicolás Retamar, de la redacción Nodal

La crisis política, social y económica que atraviesa Haití pareciera no tener fin. Muchísimas movilizaciones se sucedieron a partir de 2018 por el desfalco de fondos de Petrocaribe exigiendo la renuncia del presidente Jovenel Moïse. La falta de combustible que atraviesa el país más pobre de América Latina y el Caribe profundizó la crisis e intensificó las protestas. Sin embargo, mientras un conjunto de actores reclama la salida del presidente en las calles y frena en el Congreso a cada primer ministro que propone Moïse,  éste continúa al frente del Poder Ejecutivo.

Para conocer en profundidad la situación que atraviesa el país caribeño, NODAL entrevistó a Lautaro Rivara, sociólogo y miembro de la Brigada Dessalines de Solidaridad con Haití.

¿Cuáles son las causas que desencadenaron las fuertes protestas en Haití?

Sobre el fondo de esta crisis económica hay también una enorme crisis política e institucional. La clase política haitiana está completamente deslegitimada porque es un gobierno que nace viciado en origen con elecciones fraudulentas en el año 2015 que fueron repetidas y fueron nuevamente fraudulentas en el año 2016, llevando al poder al Partido Haitiano Tèt Kale.

Desde el año pasado el descredito se profundizó a partir del descubrimiento de un escándalo de desfalco de fondos públicos que fue el hecho de corrupción institucional más grande y más importante de la historia haitiana. Este desfalco tiene que ver con la apropiación ilícita de por lo menos 2 mil millones de dólares que habían llegado al país en el marco de la plataforma energética Petrocaribe. Era dinero que debía permitir el desarrollo de diferentes programas sociales, atender diversas urgencias que el país tiene y estar también facilitando el desarrollo de infraestructuras energéticas propias. Estos fondos, según fue comprobado por diferentes informes tanto del Senado de la Nación como el Tribunal Superior de Cuentas, establecieron que estos fondos fueron malgastados, desviados con mecanismos diferentes como sobreprecios u obras que no fueron realizadas y que además de eso tuvieron participación directa una docena de altos funcionarios del gobierno y que el propio presidente de la nación Jovenel Moïse participó de estos desfalcos a través de una empresa propia que hacía falsos contratos con el Estado. La empresa se llama Agritrans.

Además de estos escándalos que vienen movilizando a la población exigiendo la dimisión del presidente desde el año pasado, se sumó una enorme crisis energética que vapor su sexta semana. Esta crisis es el producto del embargo y el bloqueo económico que los Estados Unidos están sosteniendo sobre la República Bolivariana de Venezuela que no permite que los barcos cargueros que transportaban combustible de Petrocaribe estén llegando, no solamente a Haití sino también a otras islas del Caribe como Cuba.  Esto obliga al estado haitiano, que antes tenía acceso a un combustible a bajo costo y bajo condiciones preferenciales, tenga ahora que estar comprando combustible en las condiciones de un mercado abiertoque es claramente dominado y monopolizado por los Estados Unidos. El gobierno no tiene la capacidad financierade estar pagando las importaciones de combustible, por lo cual no está llegando o queda varado y bloqueado en los puertos.

Este desabastecimiento está generando una paralización parcial o total de la vida cotidiana. No hay escuelas, no hay actividad gubernamental, el transporte está prácticamente paralizado ytodos los costos de la economía que ya estaban subiendo por la  inflación y devaluación, tienden a aumentar aún más porque todo depende de un costo transversal como lo es el combustible.

El parlamento haitiano desaprobó a los últimos primeros ministros que designó el presidente. Sin embargo la oposición legislativa y las movilizaciones en las calles no logran deponer a Jovenel Moïse. ¿Qué sostiene al presidente en el poder?

El régimen político haitiano es mixto. Cuenta con un presidente y un primer ministro también con importantes funciones ejecutivas. Mientras el presidente es elegido por votación popular, éste es quien propone quien será su primer ministro,que debe ser obligatoriamente ratificado por las dos cámaras del parlamento.

La Cámara de Diputados aprobó al primer ministro propuesto por Moïse con un escándalo. Los parlamentarios que votaron fueron acusados de votar a cambio de dinero y de prebendas diversas. Pero el  primer ministro nunca pudo ser ratificado en las sesiones del senado que son permanentemente bloqueadas por sectores de la oposición política parlamentaria.

Hoy Haití es un país que no tiene gobierno según lo establece la constitución. Es un país que está siendo gobernado por una sola autoridad ejecutiva; su presidente está completamente deslegitimado, envuelto en un escándalo de corrupción de gran escala y además prácticamente todos los sectores están exigiendo su dimisión. No solo los sectores populares y movimientos sociales sino también los sectores religiosos, empresarios, y la burguesía comercial. El sostén del presidente viene siendo apenas una fracción de la oligarquía nacional, propietaria de grandes extensiones de tierra en el país, algunos capitales bancarios y, fundamentalmente, claramente y decisivamente sigue sostenido por los Estados Unidos, que agradecen a Jovenel Moïse estar acompañando el interés geopolítico de Trump de atacar a la Venezuela bolivariana y también atacar a instrumentos importantísimos de integración regional como lo han sido Petrocaribe y Caricom, la Comunidad del Caribe.

Es tan claro que son los Estados Unidos y los sectores internacionales de poder los que tienen la última palabra que el 1 de octubre se reunieron en un espacio que se llama Core Group que nuclea a la OEA, la ONU, la Unión Europea, los Estados Unidos y a exponentes de otras potencias coloniales europeas para decidir cuál va a ser el destino del país e intentar arreglar ciertas condiciones, tal vez para una transición política por Moise, pero que de todos modos intentan que sea completamente controlada por los agentes de poder internacional.

¿Cómo es la situación social y económica en Haití?

La situación social y política en el país es realmente dramática. Haití esuno de los países más pobres y más desiguales de todo el mundo cuyos indicadores sociales y económicos son en todos los aspectos absolutamente negativos, con problemas particularmente dramáticos como el hambre, llamado eufemísticamente a veces “inseguridad alimentaria”, que golpea, según la FAO, al 60% de la población que no tiene garantizada su alimentación cotidiana, además de problemas como el desempleo y la miseria generalizada. Haití es un país absolutamente empobrecido y su mercado laboral es totalmente informal. Y también, por supuesto, la debilidad pronunciada de un Estado como el haitiano que no ofrece prácticamente ningún servicio público en relación a la salud y la educación que están completamente privatizadas y son deficitarias.

Además el país es producto de una crisis en el campo de larga data, que viene de la década del 80 del siglo pasado, tiene un éxodo campesino que va a parar a las grandes ciudades, sobre todo hacia la capital Puerto Príncipe, y también a nutrir a la extensa diáspora en diferentes países de Europa, en Estados Unidos y en América Latina. Sobre este cuadro, esta situación más histórica de largo plazo, hay que sumar factores de una crisis económica muy intensa de los últimos años que está vinculada sobre todo a la devaluación permanente de la moneda nacional que pierde su valor frente al dólar norteamericano, lo cual afecta y encarece la vida cotidiana. Haití es absolutamente dependiente de la importación de productos, no solamente manufacturados, sino también agrícolas y agroindustriales, y está en un proceso de inflación que ha llegado hasta a un 17% el año pasado. Todo eso es un coctel económico explosivo en este contexto social de miseria y desigualdad.


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