El año en que la historia se puso a rodar -Por Telma Luzzani

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“Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región”

Acciones visibles y fuerzas subterráneas se preparaban, hace 20 años, para retomar el camino de la liberación americana. Ya entonces, tres escenas adelantaban el siglo XXI.

Escena 1: 1º de enero de 1994, México, tierra de resistencias milenarias.

Mientras en la capital se celebraba la puesta en marcha del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta, en inglés), un acuerdo con Estados Unidos y Canadá que traería a México, supuestamente, bienestar y riqueza, en Chiapas, un grupo de encapuchados, alzados en armas, le aguaba la fiesta al presidente Carlos Salinas de Gortari. Al mando del Subcomandante Marcos, el autodenominado Ejército Zapatista de Liberación Nacional declaró la guerra al gobierno; advirtió sobre el peligro de la globalización –la nueva corriente lanzada por la Casa Blanca como etapa superadora de la Guerra Fría–, reivindicó los derechos de los pueblos indígenas y proyectó la construcción de un nuevo modelo democrático anticapitalista y antineoliberal.

En esos años, la ortodoxia del libre mercado y el Consenso de Washington venían marchado firmes por América latina. El EZLN significó una fuerza transformadora fenomenal, pero insuficiente para frenar ese alud que avanzaba sobre México.

Junto con el Nafta –y con total independencia de la insurgencia zapatista–, Washington implementó la Operación Guardián –la militarización de su frontera con México– y el establecimiento de tres Fuerza de Tarea Conjunta para todo el continente.

¿Podía saber la Casa Blanca lo desastroso que iba resultar para México el tratado de libre comercio y lo que esto podía significar, en cifras de migrantes económicos hacia EE.UU.? Imposible saberlo, pero lo cierto es que, en la primera década del Nafta, quebraron en México 28.000 empresas chicas y medianas y sólo uno de cada tres mexicanos tenía trabajo formal, lo que significaba 75 millones de personas sin prestaciones y excluidas del sistema. El país perdió además la soberanía alimentaria. Con el campo quebrado en 2004 tuvieron que importar el 95 por ciento de la soja, 59 por ciento de arroz, 49 por ciento de trigo y 25 por ciento de maíz.

Hoy, 20 años después, la promesa de reducir la pobreza no se cumplió y México es además uno de los países más violentos del mundo, con zonas extremas donde los ciudadanos pueden toparse con matanzas entre narcos y decapitados por las calles. El ex presidente Felipe Calderón admitió que en 5 años hubo más de 60.000 asesinatos. En cuanto a la pobreza, según el Banco Mundial, el 52,3 por ciento de los mexicanos vive hoy en esa situación y no puede comer lo suficiente para tener una vida sana.

Escena 2: 11 de diciembre de 1994, Primera Cumbre de las Américas, Miami.

Triunfador de la Guerra Fría, dueño del mundo, EE.UU. decidió llevar a cabo, ese año, su plan más ambicioso: convertir a todo el continente en un solo mercado sin fronteras bajo el control norteamericano. La Doctrina Monroe. Con ese fin, inventó las Cumbres de la Américas. Bill Clinton, que encabezó la primera, propuso allí en forma unilateral la formación de la Asociación de Libre Comercio de las Américas (ALCA) entre las 34 naciones americanas (menos Cuba).

En plena ola neoliberal, con Estados reducidos al mínimo y agobiados por deudas impagables, nuestros países eran incapaces de defender su soberanía, sus recursos naturales y hasta la legitimidad de su Poder Judicial, transfiriendo a una comisión internacional de arbitraje el poder de decidir los litigios entre un Estado nacional y las transnacionales.

Escena 3: 26 de marzo de 1994, cárcel de Yare, cerca de Caracas.

Nadie podía saberlo todavía, pero el No al Alca y el freno al neoliberalismo ya están en marcha. Ese día de marzo de 1994, Hugo Chávez salió de prisión. Desde que estuvo allí, en castigo por el intento de derrocar el gobierno de Carlos Andrés Pérez (1992), miles de personas peregrinaron para verlo. Ante la presión popular, el presidente Rafael Caldera tuvo que amnistiarlo y dejarlo en libertad. Chávez, que en la cárcel había madurado su plan de acción para ser presidente, empezó ese mismo día su campaña.

 

http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-236800-2013-12-31.html

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