Marcos Peña, jefe de Gabinete argentino: «Nos faltó más territorio, más calle, más militancia, volver a las fuentes»

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Por Santiago Dapelo y Jorge Liotti

Marcos Peña busca mostrarse de pie después del durísimo golpe que significó la derrota en las PASO. Aún en proceso de recuperación, el cerebro electoral y mano derecha del Presidente, asume por primera vez los errores de una campaña que terminó con un resultado imprevisto. «No tengo dudas de que faltó más territorio, faltó más calle, más militancia de todos, volver a las fuentes», dice, autocrítico, el jefe de Gabinete.

Si bien sabe que gran parte de la dirigencia lo mira como responsable, el ministro coordinador reparte la carga. «Como no me creí el dueño de los triunfos, ahora no me creo el único responsable de la elección», advierte.

En una entrevista con LA NACION, Peña habla de todo: su renuncia, las razones de la caída en las primarias, la estrategia para tratar de dar vuelta la elección, el rol de las encuestas y su futuro tras los comicios. Entre los cambios significativos en esta nueva etapa, además, ya no hay críticas duras para Alberto Fernández y Cristina Kirchner.

-¿Presentó la renuncia después de la elección?

-Trabajo con Mauricio desde hace 18 años y tenemos una relación que permite más una reflexión compartida permanente que acciones que puedan tener un tono más dramático. Sin dudas el domingo a la noche, como responsable de la campaña y jefe de Gabinete, entre otras cosas analizamos qué teníamos que cambiar y él tomó la decisión.

-¿Personalmente usted no pensó que se había cumplido un ciclo?

-Estoy acá por una pelea que viene de hace mucho tiempo, una convicción muy profunda, y no tengo ninguna duda de la vocación y las ganas de dar esa pelea en octubre, que creo que va a generar una sorpresa. Nunca estuve atado a ningún cargo.

-Hubo una distancia de 15 puntos con Fernández, ¿hubo un mal diagnóstico?

-Sin dudas los instrumentos de navegación, para todos, indicaban un resultado distinto y eso generó una confusión. Pero siempre supimos que era una elección difícil. Tuvimos un desgaste muy grande que se genera por muchos meses de recesión, caída del salario real y el desgaste que eso produce en los votantes, eso fue parte de los desafíos.

-En marzo usted dijo que la gente no vota solo con el bolsillo, pero hubo un voto preminentemente enfocado en eso. ¿Fue un error?

-Estamos hablando de una PASO, ¿no? En una PASO hay un montón de comportamientos que hay que enmarcar en esa instancia, la elección general es en octubre. Segundo, nos votaron casi ocho millones de argentinos, número parecido al de la primera vuelta de 2015, y creemos que hay un componente muy fuerte de valores, ideas y una apuesta al futuro. Y también hubo otro factor que tuvo que ver con el bolsillo y es parte del mensaje que hemos escuchado. Y que creo que es algo más profundo que el bolsillo o solo el bolsillo, lo que sería subestimar a la gente. Creo que esa bronca que una parte de los votantes expresaron no lo hicieron convencidos de votar a otras alternativas, sino queriéndonos dar un mensaje.

-¿A qué se refiere?

-Nos hicieron un reclamo de que nos acerquemos más desde otro lugar, desde el lugar que siempre nos acercamos. Por ahí, por el ejercicio del poder o el desgaste de las distintas crisis, nos fuimos alejando con un mensaje que tenía poco que ver con la vida de ellos, que tenía poca comprensión y potenció esa sensación de «no me estás escuchando, no me estás cuidando».

-¿Esto tiene que ver con el tipo de mensaje o con los instrumentos que utilizaron?

-Es más profundo, no le asigno tanto valor a los instrumentos de la campaña. Acá se trata de personas que tienen que definir su futuro en base a confianzas y emociones, y en nuestro afán por resolver lo estructural nos fuimos alejando de lo coyuntural, del día a día. Eso volvió nuestro discurso más frío e incomprensible. Y eso a veces se potenciaba porque nosotros redoblábamos la apuesta con el mensaje de que «esto va a hacer muy bueno para vos en el futuro», y la gente nos respondía que «no daba más». Esa brecha generó una tensión que creo que no está resuelta. Estoy convencido de que es parte de un diálogo que continúa. No subestimamos la intensidad del mensaje que recibimos, pero tampoco aceptamos que sea un mensaje definitivo.

-¿Cuando se refiere a un error instrumental habla de las encuestas?

-Sí, sí, claramente. En esta elección, por el peso de la economía y la política, la brecha entre la expectativa que generaron las encuestas y el resultado provocó un cimbronazo más fuerte.

-Entonces, ¿lo que usted dice que quizás había que hacer menos cloacas y asfalto, y evitar un ajuste tan duro?

-Mucha gente lo interpreta así, que fue un error de prioridad.

-¿Fue así?

-Creo que es un falso dilema. En realidad, los desequilibrios que recibimos en 2015 son más estructurales y profundos. Tiene que ver más con no perder el eje que nos trajo hasta acá, que es de conectar con los sueños y las aspiraciones de nuestro país. El desgaste que produjo tantos meses y tantos momentos en donde no ocurrió lo que dijimos que iba a ocurrir, ese exceso de pronósticos, debilitó nuestra credibilidad en parte. Por eso pongo el foco en lo que viene, creo que estamos a tiempo porque no sentimos que hubo un mensaje de ruptura. Hay mucha gente que quiere la épica de ser mejores, que es la épica de 2015 adaptada a la época actual. Nosotros incluimos en esa épica tener un gobierno que no te miente, que no te roba y no te prepotea. Ese es un dato concreto de la realidad.

-¿Por qué el domingo electoral salió a decir que habían hecho una buena elección?

-Porque los boca de urnas nos dieron un número igual a las encuestas.

-¿Qué grado de responsabilidad asume sobre la elección?

-La responsabilidad de un jefe de campaña y jefe de Gabinete, de la que no me corro. Pero como no me creí el dueño de los triunfos, ahora no me creo el único responsable de la elección.

-Se lo criticó mucho a Macri por la conferencia del lunes poselección. ¿Cuál es su mirada?

-Si yo miro las dos conferencias, la del domingo y la del lunes, veo a un presidente, un demócrata, que aun muy impactado en lo personal da una señal muy clara. Hasta hace poco eso no era común, tiene un enorme valor.

-Cambió la situación de Durán Barba. ¿Seguirá en el mismo rol?

-Sí, es parte de nuestro equipo. Es un amigo que nos ayuda a pensar. Hay que encontrar el punto real del enorme aporte que hizo todos estos años, pero tampoco buscar un responsable, un culpable. Las decisiones se toman en equipo. Nos equivocamos juntos y acertamos juntos.

-¿Qué cambiarán de acá en adelante?

-Separaría al Gobierno de la campaña. En términos de Gobierno hemos sido claros que escuchamos el mensaje. No solo con la batería de medidas, también con el tema de la actitud y las prioridades. Para ayudar a transformar esa angustia que tiene mucha gente en una energía de futuro.

-¿Y respecto de la campaña?

-No tengo dudas de que faltó más territorio, faltó más calle, más militancia de todos, más volver a las fuentes, lo que repercutió negativamente en muchas cosas, entre ellas la fiscalización. Se está corrigiendo. Lo tenemos que hacer mejor y lo vamos a hacer mejor. El sacudón nos ayudó a recuperar una mística menos cómoda.

-¿Quiere decir que no alcanza solo con redes y microsegmentación, hay que reforzar con la política clásica?

-Hace unos meses me criticaban por el timbreo? Es un falso dilema, nosotros siempre creímos en la política en la calle, así nos criamos. Así ganamos en 2015.

-¿Por qué cree que lo perdieron?

-Hay muchas razones por las que fuimos perdiendo eso. A veces, creo, cuando llegás a múltiples gobiernos tenés mucho más para perder y te aburguesás un poco.

-¿Algo se rompió en el contrato implícito entre el Gobierno y sus votantes?

-No llegó a romperse, pero se desgastó. Pero se valora y se entiende la intención de este grupo. Ahora, nos reclaman que pongamos el corazón y construyamos un mensaje claro de cuál es la épica, y la épica no puede ser la macro. Eso no se siente. La épica es que podemos ser mejores, nos reclaman un liderazgo más humano, más cerca.

-Alberto Fernández habló de transición. ¿Qué dice a eso?

-La elección es octubre y yo sería muy respetuoso de los votantes. No giraría sobre una caja de ahorros que no está llena. La elección va cero a cero.

-¿Pero no hay factores que hacen pensar que la transición ya está en marcha? El comportamiento de los empresarios, círculo rojo, los mercados y el FMI.

-Pasó lo mismo entre la PASO y la primera vuelta de 2015. Eso no lo hace verdad. Los votantes van a reclamarnos a todos, nadie se puede hacer el distraído, que seamos muy responsables, como hizo Mauricio [Macri] al llamar a Alberto [Fernández], buscar pacificar, debatir responsablemente. Además, hay casi ocho millones que nos eligieron, hay varios millones que no votaron, otros que votaron por otras opciones, y creo que hay una cantidad de argentinos que votaron a Alberto Fernández y a Cristina Kirchner no por un voto positivo, sino para transmitir un mensaje.

-Antes de la elección dijo que Fernández no era un buen candidato. ¿Lo sigue sosteniendo?

-En esta etapa prefiero no opinar sobre Alberto Fernández.

-Y sobre su comportamiento poselectoral, ¿qué evaluación hace?

-Es positivo cómo han reaccionado los dos principales candidatos.

-Macri sugirió que el kirchnerismo esconde a Cristina Kirchner. ¿Coincide?

-Pienso que es muy importante que se dé el debate más transparente, abierto, diverso y profundo que se pueda dar. Y en eso asumimos una autocrítica de tratar de desalentar cualquier mensaje negativo hacia el otro. Queremos una campaña de propuestas.

-¿Le cree a Fernández con su tono moderado?

-No tengo razones para no creerle.

-Pero durante años el Gobierno caracterizó al kirchnerismo como Venezuela, el pasado?

-La caracterización del kirchnerismo la construyó el kirchnerismo. Creemos en la república, en el diálogo, y todo aquel que vaya en esa dirección bienvenido sea.

-¿Las medidas económicas post-PASO se hablaron con el FMI?

-El programa de la Argentina con el FMI es de la Argentina. Las medidas están dentro de esos lineamientos.

-¿Siguen dentro del marco del acuerdo?

-Sí, eso ya lo explicó Lacunza con detalles. El programa está vigente. No es correcto el análisis de que veníamos de una manera y ahora se nos ocurrió ayudar a la gente con lo económico. Al igual que en otras disrupciones económicas, hubo una reacción para ayudar a la gente.

-En los últimos días volvieron las fuertes críticas sobre usted. Si se confirma el resultado de las PASO en octubre, ¿tiene pensado qué hará? ¿Se irá de la Argentina?

-Lo primero que estoy pensando es en cómo ganar la elección de octubre y si no es en octubre, en noviembre. La podemos ganar, mi energía está puesta en eso.

-A la vista de los resultados, ¿anularía las PASO?

-Hay que cambiar el sistema electoral. Hay que cambiar la ley de partidos políticos y cambiar la ley electoral. Las PASO no funcionan, no cumplen el objetivo para el que se plantearon y creo que hay que cambiar la forma de votación. No está bien, eso es obvio.

La Nación

 

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