Uruguay: cierre definitivo de la Cárcel Central, emblemático centro de detención durante la dictadura
Se concretó el cierre definitivo de Cárcel Central, emblemático centro de detención durante la dictadura
Este lunes 5 de agosto, tuvo lugar el traslado de los últimos privados de libertad de la ex Cárcel Central de la Jefatura de Policía de Montevideo; los internos allí alojados fueron derivados a la Unidad Nº 1 de Punta Rieles donde un pabellón de la nueva cárcel se constituye en el nuevo Centro de Ingreso, Diagnóstico y Derivación del sistema penitenciario.
La antigua prisión sirvió durante la dictadura, entre 1973 y 1985, para recluir a opositores políticos al gobierno. Allí pasó una década en prisión el histórico fundador del Frente Amplio, Líber Seregni, junto a otros militares legalistas. Seregni fue detenido el 9 de julio de 1973 y recuperó su libertad el 19 de marzo de 1984.
El lugar, que fue centro de privación de libertad, a partir del año 2006 fue regulado por un decreto presidencial que dispuso la utilización de sus espacios como centro de privación de libertad, en razón de la superpoblación carcelaria existente entonces.
El decreto disponía que la Cárcel Central de la Jefatura de Policía de Montevideo fuera esencialmente un centro de reclusión transitoria para personas procesadas por la Justicia Penal con competencia en Montevideo, previo a su posterior traslado a algún otro centro de privación de libertad. Asimismo, disponía que allí se alojaran aquellas personas que debieran permanecer bajo arresto administrativo con fines de extradición.
El 19 de setiembre de 2013, la vieja Cárcel Central fue transformada en un Centro de Ingreso, Diagnóstico y Derivación del INR, donde se alojan las personas formalizadas y condenadas de todo el país, quienes son evaluadas por una comisión técnica de profesionales para ser derivados a los centros de reclusión más apropiados a su perfil.
Nuevo destino
En la mañana de este lunes fueron trasladados los últimos privados de libertad que todavía permanecían en dicho lugar. En total fueron 105 las personas trasladadas que ya se encuentran en la Unidad de Internación Nº 1 Punta Rieles, en un pabellón exclusivo constituido en el nuevo Centro de Ingreso, Diagnóstico y Derivación del sistema penitenciario.
En este centro no habrá población permanente, todos sus internos tienen carácter transitorio, ya que serán derivados a diferentes centros de reclusión. Se trata de una Unidad Técnica destinada a la evaluación del perfil psicosocial y criminológico de cada interno y sobre el que la Junta Nacional de Traslados resuelve el posterior alojamiento en el centro que mejor se ajuste a su perfil.
Se estima que la estadía no supere las 72 horas, tiempo que insume la evaluación y en el que son examinados por los profesionales de la salud penitenciaria.
Como al resto de los internos de la UIPPL Nº 1, se les brinda el servicio de alimentación, lavandería, higiene y salud, gestionando el INR la cotidianidad y la evaluación continua de cada uno, tarea que realiza un equipo técnico multidisciplinario.
Con el traslado del último grupo de internos de la jornada pasada, se concretó el cierre definitivo de la emblemática cárcel para internos comunes. Los únicos que todavía permanecerán alojados son aquellos con diagnóstico complejo en el área de la salud mental -que no superan la decena de casos- y que provienen del Hospital Vilardebó.
Hacia la libertad
El 19 de marzo de 1984, Uruguay todavía estaba sometido a una dictadura. A las 17.40 horas de ese día, un vehículo Brasilia blanco, salía de Cárcel Central. El general Líber Seregni viajaba en la parte posterior y su hija Bethel, era quien conducía. Finalizaba así una década de cautiverio para el fundador del FA.
El vehículo tardó menos de 10 minutos en llegar al edificio de los Seregni, en Bulevar Artigas, donde se empezó a concentrar grupos de personas, muchos portando banderas del Frente Amplio, que coreaban: «Seregni/amigo/el pueblo está contigo»; «El pueblo/unido/jamás será vencido»; «se va a acabar/se va a acabar/la dictadura militar». Un informe de la Policía estimó que a las 18.40 eran alrededor de 2 mil las personas reunidas.
Un clima de desbordante alegría reinaba entre todos. Seregni salió tres veces al balcón. Primero a saludar; después, lo hizo junto a sus dos abogados (Clavijo y Batalla), y el doctor Juan José Crottogini (su compañero de fórmula en 1971, que asumió la responsabilidad de presidir la Mesa Política clandestina, durante el ciclo dictatorial); finalmente, junto a su esposa, se dirigió a la multitud, y pronunció su célebre discurso acompañado casi desde el comienzo por un megáfono.
«Salgo con la conciencia tan tranquila como entré. Salgo más firme. Salgo más convencido de nuestros ideales. Salgo más decidido que nunca», subrayó, enfático. El líder del FA, reclamó «la más amplia de las amnistías, la libertad de todos los presos políticos, el regreso de todos los exiliados, la desproscripción de los partidos y las personas».
«Fuimos, somos y seremos una fuerza constructora», afirmó. «Obreros de la construcción de la patria, del futuro Uruguay democrático». La multitud se desconcentró a los pocos minutos, y no hubo ningún incidente.
Visita inaugural a cárcel de Punta de Rieles: primera PPP del país
Este jueves tendrá lugar una visita oficial a la Unidad de Internación para Personas Privadas de Libertad Nº 1 Punta de Rieles, un proyecto construido bajo el modelo de participación público privada que se constituyó en el primero ejecutado en el país.
El ministro del Interior -Eduardo Bonomi- junto a la directora del Instituto Nacional de Rehabilitación, Ana Juanche, encabezarán el grupo de autoridades que recorrerán las instalaciones del establecimiento junto a autoridades de gobierno que fueron protagonistas principales en la concreción de este proyecto.
La recorrida permitirá conocer el funcionamiento de un nuevo modelo penitenciario que comparte con un privado la responsabilidad de gestionar la privación de libertad, del que el Estado se hace cargo de la seguridad, la salud y la tarea socio-educativa de los internos, y el privado del mantenimiento de las instalaciones y la hotelería (lo que incluye la alimentación diaria de internos y personal penitenciario).
El novel establecimiento cuenta con una capacidad de 1.960 plazas de las cuales ya se han ocupado 1.526 a la fecha, incluyendo la población del Centro de Ingreso, Diagnóstico y Derivación que ya se encuentra instalado en dicho centro penitenciario de forma definitiva.
Comunicado oficial del Ministerio del Interior de Uruguay
Cierre de Cárcel Central: el fin de los «privilegios»
La emblemática edificación -contigua a la sede de la Jefatura de Montevideo, sobre la calle San José- cerró definitivamente como centro de reclusión para privados de libertad, devolviendo la igualdad de tratamiento al sistema.
Durante años, el edificio fue alojamiento para quienes conseguían, de las autoridades de turno, el privilegio de contar con esa repartición para cumplir la pena impuesta por la Justicia. Un tratamiento desigual que estaba reservado para quienes podían “pagar” su estadía o tenían ese “contacto” para acceder al beneficio de purgar condena en sus instalaciones.
Presos de “primera”
Durante mucho tiempo estuvo presente en el imaginario colectivo que bastaba con tener recursos económicos o alguna “palanca” política, para poder acceder a este centro de reclusión, algo que los hechos terminarían demostrando.
Fue a partir del año 2006 que comenzó a plantearse la idea de terminar con eso privilegios, dictándose un decreto al respecto que establecía las condiciones de ingreso y egreso al centro, con la firme intención de terminar con el tratamiento desigual y privilegiado reservado para algunos.
Con la decisión del cierre definitivo como centro de internación de personas privadas de su libertad y la asignación de un nuevo rol (Centro de Diagnóstico de los PPL), se cierra definitivamente una etapa signada por la desigualdad y las sospechas de corrupción.
Centro de Ingreso, Diagnóstico y Distribución
Antiguamente las personas que ingresaban al sistema penitenciario provenientes de los Juzgados de la capital, permanecían en uno de los cuartos con rejas del establecimiento, a la espera de su traslado a Santiago Vázquez (ex Comcar) o Libertad. Traslados que eran efectivizados los días lunes, miércoles y viernes.
La clasificación -cuando se hacía- era en los propios centros de reclusión a los que llegaban, con la consecuencia e inconveniente convivencia de: primarios con reincidentes; autores de delitos leves con delincuentes peligrosos, entre otros casos. Todo ese “cóctel” producía -en la mejor hipótesis- una evolución o posgrado en la carrera del delito, sin posibilidad alguna de rehabilitación.
Con este cierre y el cambio de destino, los que ingresen al sistema serán evaluados por un grupo multidisciplinario de técnicos y profesionales, que emitirán un diagnóstico sobre la persona privada de libertad, contemplando la gravedad del delito cometido junto con sus antecedentes, asignándole un centro de privación de libertad donde comenzar su proceso de rehabilitación.
Al tratarse de un sistema nacional, podrá ser un asignado a un establecimiento, de cualquier rincón del país, que hoy forma parte del Instituto Nacional de Rehabilitación, siempre contemplando ese diagnóstico psicosocial y de seguridad que acompañará su legajo.
Desde el ingreso hasta que finalice su diagnóstico, se estima que pueda estar en el centro unas 72hs, aproximadamente.
El Centro cuenta con un equipo multidisciplinario compuesto por asistente social, psicólogos, educadores, psiquiatra y un procurador. Todos ellos, encargados de hacer la evaluación integral del interno, permitiendo que allí mismo comience el tratamiento y evitar la reincidencia.
El nuevo Centro de Diagnóstico cuenta con capacidad para 100 personas.