Andrés Zaldívar, diputado de la Democracia Cristiana chilena: “No hay posibilidad de una Asamblea Constituyente”

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Hace dos años el senador DC presentó un proyecto para que una comisión bicameral –que escuche también a las organizaciones sociales– sea la vía para construir una nueva Carta Fundamental. Aquí explica por qué cree que la única ruta para esto es institucional. “No es por menospreciarlos, pero si tú tomas nota de cuánta gente votó con el AC, será un 5% o un 6%. Yo no lo desprecio… pero no es suficiente”, dice.

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Para el senador y ex ministro del gobierno de Michelle Bachelet no hay dudas de que la Constitución debe ser reformada, fundamentalmente el sistema electoral. “También hay que ver los quórums calificados, los orgánicos constitucionales. No quiere decir que hay que eliminar todos los quórums calificados; hay que hacer una revisión”, comenta.

Zaldívar cree que entre las urgencias está la regionalización y crear todo un sistema de gobierno local con verdadera competencia-eficencia en la gestión. También, según señala, es fundamental poner el acento en los derechos garantizados, como salud, vivienda y educación. Sin embargo –y aunque no es un tema que esté en el programa de Michelle Bachelet–, cree que es necesario revisar el régimen político.

“Hay una reforma que es más de fondo, que es avanzar hacia un gobierno más bien semipresidencial, aunque es una reforma de mucha más profundidad… Chile ha madurado mucho, sobre todo en estos últimos 20 años y creo que está preparado como para dar un salto a un régimen semiparlamentario, porque también da mucha más movilidad a las alianzas y hace que abras más espacios también a la participación de otros actores que acceden a la política”, dice.

Ahora, cuando el triunfo electoral ya está en el bolsillo, tan importante como el qué, será el mecanismo para transformar la Constitución. Andrés Zaldívar pone sobre la mesa un proyecto que dio a conocer hace dos años y que, para él, sería la mejor vía para cambiar la Carta Fundamental.

El proyecto busca que una comisión integrada por 10 senadores y 10 diputados estudie la reforma de una nueva Constitución.

“La idea es que esta comisión convoque a todos los actores sociales, ciudadanos, gremiales, a los actores académicos a participar en el debate del proyecto constitucional que se quiera hacer. Y que, una vez aprobada por esa comisión bicameral –que sería proporcional a lo que tiene cada fuerza política en el Parlamento–, eso pase a las salas del Senado. Se tiene que aprobar por las mayorías que hoy exige la Constitución. No podemos obviar eso. En eso la Presidenta ha sido bastante cuidadosa y me parece bien. Nosotros tenemos que hacer cualquier reforma por la vía de la institucionalidad. Me parece muy bien que se haya desechado; ya ni se habla de que esto podría haberse dado por la vía de un decreto que podría convocar a una Asamblea Constituyente. Eso es romper, es doblarle el brazo y las piernas a la Constitución, porque ésta en ningún caso lo permite. El poder constitucional está en el Parlamento, que es el elegido por la gente para legislar estas materias”.

Su idea de comisión bicameral supone que todas las organizaciones son escuchadas, pero ninguna tiene voto.
-Por ningún motivo. Es imposible darles voto a las asambleas constituyentes y yo personalmente creo que la única posibilidad de que exista una Asamblea Constituyente es si acaso el propio Parlamento delegara sus facultades constituyentes en una asamblea y determinara esa delegación, quiénes compondrían esa asamblea, cómo funcionaría, con qué facultades podría hacerlo… Pero, si no se hace esto, nadie puede quitarle al Parlamento la facultad. No hay posibilidad de una Asamblea Constituyente; y no es por decirles no, sino porque no ha habido una delegación por parte del Parlamento. Cuando se habló de lo del decreto y se trató de explicar, se dijo que nadie iba a reclamar al Tribunal Constitucional, pero muchos podrían haber reclamado. Yo mismo habría reclamado, porque es inconstitucional.

-La fuerza del movimiento social con el tema de la Asamblea Constituyente como mecanismo para reformar la Constitución ha crecido aún más desde 2011. ¿Se va a ignorar esa fuerza?
-Hay que considerarlo. No es por menospreciarlos, pero si tú tomas nota de cuánta gente votó con el AC… será un 5% o un 6%. Yo no lo desprecio, es más o menos similar a la votación que obtuvo el Partido Radical, pero no es suficiente. Ahora, yo creo que la gente que cree en eso tiene todo el derecho a plantearlo y expresarlo.Lo importante es ver cómo se hace y mientras no haya en el Parlamento una decisión en que sea el propio Parlamento el que delegue sus facultades, tú no puedes hacer una reforma constitucional puertas afuera.

-¿Su partido ya tomó la decisión de no apoyar una Asamblea Constituyente?
-Ha habido opiniones, pero yo te diría que casi todos están claros en que cualquier forma que se busque debe ser en el marco de la institucionalidad, por mucho que sea criticada. Lo peor de todo es que se quiebre la institucionalidad, porque un día se puede quebrar para una cosa, y al otro día para otra cosa. Yo no soy partidario ni de los golpes blancos ni de los golpes negros.

-Ignacio Walker dijo que la discusión sobre una reforma constitucional recae sobre la elite política. ¿Está de acuerdo con ese planteamiento?    
-No creo que sea una discusión de la elite. Todo lo contrario. Y como yo creo que es importante una reforma, apuesto por la comisión bicameral porque ese espacio te permite justamente que no sea una discusión de la elite. Porque si bien la decisión la van a tomar los parlamentarios –que representan a la ciudadanía–, los planteamientos, las exigencias, pueden hacerse a través de esa comisión bicameral; escuchar a las organizaciones, a los académicos… Se puede buscar el derecho comparado. Se puede hacer una reforma a fondo. El Parlamento también tiene que ser capaz de interpretar las demandas de la gente en cuanto a cuál debe ser el contenido de esa Constitución, porque no sacaríamos nada con hacer una reforma constitucional que fuera contraria a las aspiraciones de las mayorías ciudadanas. No del 50% más 1. Las mayorías son más consensuales. Lo importante de un político es que cuando represente a alguien, esté representando lo que ese alguien quiere ser, no un capricho.

-¿Y la Asamblea Constituyente es un capricho de algunos?
-No, es una aspiración, pero también creo que muchas veces es voluntarista. Se quiere hacer porque sí, pero no se tiene un sustento real. No veo al Parlamento legislando para instalar una asamblea. No existen las mayorías.

PIÑERA Y LA OPOSICIÓN

-La discusión constitucional del equipo de Bachelet apostaba finalmente a un gran acuerdo nacional. ¿Lo considera viable hoy, tomando en cuenta la situación en que se encuentra la derecha?
-Yo personalmente creo que lo peor que puede pasar es tener una oposición totalmente anárquica, es muy peligroso, porque cada uno sale por su lado. Yo prefiero una oposición organizada con la cual uno pueda entenderse. Prefiero una oposición sólida, consciente y responsable.

-¿Y cómo intuye a esta oposición?
-Está entrando en un proceso de crisis y espero que en los próximos meses se tienda a eliminar esta crisis profunda. Llama la atención y me preocupa, tiene muchos procesos de desintegración. Nosotros también sufrimos el mismo fenómeno en 2010 y la Concertación entró en un proceso de debilitamiento que terminó en lo que hoy llamamos la Nueva Mayoría. Y en la derecha debe pasar algo similar. De la crisis irá a un proceso de afiatamiento, seguramente, sin perjuicio de que yo siempre tengo un temor con la derecha. Creo que Alberto Edwards en la “Fronda Aristocrática” tenía razón. La derecha siempre nos muestra que se fragmenta con mucha facilidad. El año 64, cuando perdieron con Eduardo Frei, la derecha se desintegró. Llegó a perder casi la totalidad de su representación en el Parlamento.

-¿Cuál es su temor con la derecha ahora?

-Creo que la derecha entró en un proceso de crisis profunda. Puede ser que desde ahí salga el Ave Fénix, pero si persisten el personalismo y los proyectos individuales que uno ha visto…

-¿Usted coincide con Andrés Allamand en sus críticas a Sebastián Piñera?
-Creo que este gobierno tiene grandes déficits. Terminó siendo muy personalista, apostando mucho a un monopolio del poder por parte del gobierno. Yo vi a un Presidente de la República que no les dejó espacio a sus candidatos presidenciales y a la candidata al final; que incluso se dio el lujo de criticarla públicamente. Lo que dijo debilitó la candidatura; el propio Presidente tomó una agenda propia paralela. Yo encuentro la razón en que este gobierno es muy centrado en la persona de Sebastián Piñera y tanto que la gente piensa que puede ser un próximo candidato.

-¿Y no?
-Puede ser… ahora no sé si tendrá mucho éxito. Pero yo creo que la rebelión de su gente se debe a eso.

PC VERSUS DC

-Aunque el programa de la Presidenta electa fue consensuado y participaron representantes de los partidos de la Nueva Mayoría, ¿le parece más liberal de lo que usted hubiera querido?
-Yo creo que tiene un mérito y es que no dejó ningún tema sin poder ser tocado. Ahora, ¿hasta dónde podamos llegar?… ese el tema. Uno de los puntos a favor de la Concertación y de la Nueva Mayoría es la diversidad; ahora tenemos que administrarla. La Concertación gozó de buena salud mientras eso operó. Cuando comenzaron a ponerse por delante los puntos en que podíamos ser críticos, empezó a debilitarse y nos llevó a la pérdida del gobierno.

-En este sentido, ¿la pugna DC-PC es real o responde a intereses personales?
-Yo creo que es real porque tiene una historia. Nosotros nacimos a la política como una alternativa al Partido Comunista. O sea, fuimos contrarios, y ese cuadro se dio dentro de la Guerra Fría, donde unos postulaban la dictadura del proletariado, la lucha de clases… Eso se derrumbó, por lo tanto, nuestra contraparte no es la misma que la que teníamos antes de los 90, después de la caída del muro de Berlín. Si hoy me preguntan si puedo gobernar con el Partido Comunista, ¡claro que puedo! Porque ¿cuál es su referente hoy? Si me dicen que el socialismo marxista, les digo altiro que no. Pero si queremos un país que tenga una economía social, con un mercado regulado… conforme, podemos avanzar.

-Pero en esta alianza de la que habla, declaraciones como las de Gutenberg Martínez no ayudan. 
-Es que esas declaraciones quizás son extemporáneas. Yo entiendo que el debate se da por resabios de desconfianza en cuanto a dónde queremos llegar con nuestros proyectos de sociedad, pero si nos ponemos de acuerdo en que estaremos trabajando por aquellas cosas en las que tenemos convergencia, no tendremos problemas.

-Está tomando fuerza la idea de una Federación Progresista, una unión entre el PS y el PPD. ¿En qué pie puede quedar la DC si esa alianza se concreta?
-Creo que es un error si se pretende hacer una cosa de ese tipo, porque no tiene sentido. Cada partido tiene su propia individualidad. No sé si el día de mañana el PPD va a fusionarse con el PS. No lo sé. Algunos pensaron que ese fenómeno podría producirse. Yo creo que el transcurso del tiempo ha hecho que ambos partidos tengan su propia institucionalidad y personalidad diferente. Creo que lo mejor que podemos hacer en la Nueva Mayoría es mantener los puntos de equilibrio y que nadie se sienta amenazado.

http://www.elmostrador.cl/pais/2013/12/26/no-hay-posibilidad-de-una-asamblea-constituyente/

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