Más que entender, asimilar lo «digital» | ¡No va más! Negro el once – François Soulard y Enrique Amestoy

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Más que entender, asimilar lo «digital» – Por François Soulard *

El joven común global constituido por la conectividad electrónica, abraza cada vez más otras actividades humanas y va penetrando en las culturas estratégicas. Esto es el modo en que se concibe y moviliza los recursos digitales en un determinado proyecto de sociedad. Esta mirada estratégica, o más sencillamente la percepción que cada ámbito geocultural o sectorial se hace de las redes informáticas, está lejos de constituir una dimensión menor o marginal.

Las discusiones acerca de una Internet democrática desde las organizaciones sociales en América Latina insisten precisamente en esta cuestión. En el Encuentro de Quito en septiembre 2017, la idea de involucrarse en una nueva comprensión de la comunicación electrónica surgió junto con cuatro otros lineamientos: fortalecer un horizonte de lucha (componente ideológico); construir un actor colectivo (organización); articular y crear alianzas (potenciar lo existente y ampliar); profundizar experiencias y paradigmas alternativos (acción directa e innovadora). Uno de los desafíos para avanzar hacia una Internet ciudadana es combinar simultáneamente estos lineamientos, siempre en relación con las coyunturas concretas.

Descifrar la fisionomía evolutiva de las redes, sus interacciones con otros vectores de poder e influencia, dotarse de un marco interpretativo dinámico se vuelven un ejercicio central, tanto para una Internet democratizadora como para una política de Estado. En este sentido, hay un aspecto clave que me parece importante resaltar. La apropiación técnica que los actores de la región realizan de las innovaciones digitales, emana ante todo de una voluntad de asimilación – inclusive filosófica – del ADN de la comunicación electrónica y una capacidad de reformulación conceptual. Esta capacidad tiene que ver con la incorporación de la gramática electrónica en la cosmovisión regional y global.

En América Latina, la realidad objetiva del territorio electrónico sigue siendo la de un apéndice tecnológico del impérium de Washington. Pese a las sucesivas crisis de confianza en la conducción norteamericana de Internet y sin haber podido concretizar la regionalización de ciertos de sus componentes (UNASUR y CAN [anillo regional de fibra, Red de Conectividad Suramericana para la integración], Mercosur [Grupo gubernamental de ciberseguridad y gobernanza]), la extraterritorialidad norteamericana sigue vertebrando todos los niveles de la infraestructura regional (tráfico, ruteo y buscadores, ecosistema de datos y normativas) al mismo tiempo que impide la emergencia de un mercado digital regional.

Este predominio estructural impone obviamente serios límites, tanto internos como externos. Pero es importante percibir que esta dominación heredada se traslada también en las concepciones del ciberespacio. Los recursos digitales son abordados en general desde esquemas ortodoxos o dialécticos. Las élites tienden a manejarse entre una serie de concepciones que oscilan entre la delegación tutelada de los recursos (particularmente en el ciclo entreguista actual), el tecnicismo desarrollista (las redes son una herramienta más para el desarrollo sin alcanzar un valor estratégico) o el regionalismo autónomo y antiimperialista. En estas concepciones, en apariencia opuestas, lo digital tiende a no estar interiorizado como algo capaz de modificar las relaciones de fuerza, de compensar asimetrías o incentivar un modelo modernizador genuino. Existe una suerte de seguidismo “pasivo” que a la hora de propulsar otra agenda movilizadora se transforma en una debilidad. Es clave trabajar esta debilidad para renovar las visiones transformadoras de los bienes digitales.

* Comunicador social, migrante franco-argentino. Reside en La Plata (Argentina) desde el año 2006. Participa en diferentes movimientos sociales y asambleas ciudadanas de América Latina, África y Asia. Es activista del Foro de medios libres y del Foro por una gobernanza mundial (www.world-governance.org)


¡No va más! Negro el once – Por Enrique Amestoy *

Después de que el Parlamento Europeo votara el pasado 26 de marzo de 2019 la nueva directiva de Copyright, el colectivo Xnet señaló en comunicado que “no sólo es un día negro para los derechos en la era digital, sino también para la calidad democrática de las instituciones europeas”.

Finalmente han ganado los lobbies del copyright. Ni gigantes como Google o Facebook han podido impedirlo. El Parlamento Europeo ha aprobado el 26 de marzo la reforma de ley de copyright por 348 votos a favor y 274 en contra y algunas abstenciones. Los controvertidos artículos 11 y 13 (ahora 15 y 17) que generaron el pasado año el “apagón de Wikipedia”,  entre otras tantas movilizaciones de colectivos y personalidades de Internet, hoy son ley europea y deberán ser llevados en todos los países comunitarios a las leyes nacionales, donde corresponda regular el copyright, en un plazo máximo de dos años.

Luego de ser aprobada en el Parlamento Europeo, la reforma del copyright deberá ser adoptada por el Consejo de la Unión Europea (que meses atrás había rechazado los  artículos 11 y 13 y con eso lograba abrir una ventana de esperanza en defensa de las libertades de internet). Esto podría suceder el próximo 9 de abril.

Lo repudiable y condenable de ésta modificación es que se ataca la esencia misma de Internet en tanto como usuarios no nos limitamos a consumir contenido, sino que también  aportamos (compartiendo links, creando nuevos contenidos a partir de los existentes, etc.). A partir de esta decisión del Parlamento Europeo habrá que pensar en una nueva Internet, con un modelo similar a la televisión: de un solo sentido. Solamente podremos consumir materiales, noticias y contenidos sin la posibilidad de compartir, por ejemplo, un meme.

Los ahora artículos 15 y 17 obligan al control de todo el contenido subido a Internet. La cantidad de contenidos que se suben hace impensable que la tarea pueda realizarse con humanos moderadores, lo que obligará probablemente a usar filtros automatizados que quizás no detecten ironía o humor y censuren infinidad de  contenidos.

Los “artículos negros” (vea el plato de ruleta: 11, 13, 15 y 17 son negros!!)

Artículo 11, ahora 15 (usos digitales de las publicaciones de prensa): con estas medidas la Unión Europea plantearía la implantación de una especie de tasa Google o Canon AEDE. Los editores de publicaciones de prensa podrían gestionar sus derechos de autor, cobrando o no a quienes les enlacen o les usen de fuente cierto importe como pago por hacer uso de dicha información con derechos de autor. Enlazar o citar se convertiría en un verdadero problema tanto en la práctica como en su gestión y sus consecuencias legales. (Fuente kaosenlared.net)

Artículo 13, ahora 17 (vigilancia de contenidos protegidos por parte de proveedores): en este caso la normativa obligaría a las plataformas de contenidos a monitorizar lo que los usuarios suben para comprobar si se violan o no los derechos de autor. Cada servicio tendría que crear un sistema tipo Content ID de YouTube que permitiría detectar violaciones de los derechos de autor. No solo de música, sino de cualquier contenido. Sitios como la Wikipedia -aunque la UE planteo este caso como una excepción- o GitHub que abogan por la libre compartición de información y conocimiento, por ejemplo, estarían entre los afectados. (Fuente xataka.com)

Sin dudas estamos ante la presencia de un cambio radical en beneficio de los grandes lobbies del copyright que impactará en la Internet tal y como la conocemos hoy día. En Latinoamérica no podemos pensar que todo esto será inocuo para nosotros en tanto accedemos a diario a sitios europeos, enlazamos a artículos, imágenes o videos alojados o producidos en la Unión Europea, utilizamos servidores alojados en la Unión Europea y por ende estarán sometidos a la nueva legislación.

La Internet es global, no tiene fronteras, ya está lo suficientemente dominada por los enormes oligopolios trasnacionales (Google, Apple, Microsoft, Facebook). Ya estos oligopolios son quienes nos filtran, controlan, analizan nuestro comportamiento y con ello nos muestran lo que quieren que consumamos (ya sea con fines comerciales pero fundamentalmente políticos). Ahora serán ellos mismos – pese a haberse opuesto a esta nueva forma de control, porque va en contra de sus intereses comerciales – quienes aplicarán más control y censura sobre nuestro uso y acceso a la “red de redes”.

Latinoamérica lucha contra muros de Trump, amenazas de invasión y bloqueo tanto en Venezuela como Cuba, se plaga de bases militares norteamericanas, los gobiernos viran a la derecha y la ultra derecha. La corrupción de los nuevos gobernantes es alarmante y ya ha llevado a ex presidentes a la justicia y seguro llevará a varios otros (Temer y Moreno los más “destacados”). También se miran con más “cariño” los TLC con la Unión Europea y ¡Oh paradoja! todos los TLC tienen varios párrafos dedicados exclusivamente a temas de derechos de autor.

Con UNASUR desarmándose, MERCOSUR trabado, nacimiento de PROSUR (a la derecha del sur), destrucción de conquistas civiles en toda Latinoamérica: ¿Cómo posicionamos propuestas alternativas y contrahegemónicas en estos escenarios?

Sin dudas los pueblos, hoy más que nunca, tienen la palabra…

* Socio de la 1er Cooperativa de Tecnologías Libres en Uruguay Libre.Coop. Fundador del Centro de Estudios de Software Libre Uruguay (CESoL) y la Red Iberoamericana de SL (RISOL). Ex asesor en TIC del MRREE de Uruguay y miembro del Consejo Asesor Honorario de Seguridad AGESIC.


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