Comienza la tercera reunión del Grupo Internacional de Contacto sobre Venezuela en Costa Rica

771

Grupo de Contacto sobre Venezuela celebra en Costa Rica su tercera reunión

El Grupo Internacional de Contacto (GIC) sobre Venezuela se reúne este lunes y este martes en Costa Rica para continuar buscando una salida política a la crisis que atraviesa el país caribeño.

La reunión ministerial, la tercera que realiza este grupo, viene precedida del fallido alzamiento que impulsó el diputado opositor Juan Guaidó, autoproclamado presidente encargado, su confesión de que no descartaría apoyar una intervención militar de EEUU y la reciente cumbre del Grupo de Lima, en la que se invitó al GIC a buscar una salida común al conflicto.

El ministro de Exteriores de Costa Rica, Manuel Ventura Robles, dejó clara la postura del GIC de una solución pacífica y política.

“Como país de paz y democracia desarmada, privilegiamos los mecanismos de solución pacífica de los conflictos, la diplomacia, las herramientas del derecho internacional y el multilateralismo”, expresó el jefe de la diplomacia costarricense en un comunicado emitido por la cancillería.

El GIC está conformado por la Unión Europea (UE), Alemania, España, Francia, Italia, Países Bajos, Portugal, Reino Unido y Suecia, Bolivia, Costa Rica, Ecuador y Uruguay.

Costa Rica también integra el Grupo de Lima.

Esta es la tercera reunión ministerial del GIC, creado bajo unos términos de referencia adoptados por la UE y con un plazo inicial de acciones de 90 días, que se cumplen este martes.

Su primera reunión tuvo lugar en Montevideo el 7 de febrero., y la segunda se celebró en Quito el 28 de marzo.

El ministro Ventura Robles destacó la importancia de que el Grupo de Lima convocara al GIC para buscar una solución conjunta.

“Será una oportunidad de oro para que ambos grupos puedan buscar relaciones comunes hacia el futuro con base en los objetivos comunes que tienen”, dijo.

Guaidó apoya intervención militar

Guaidó reconoció en una entrevista publicada el sábado por el diario estadounidense The Washington Post que sobreestimó el apoyo que tenía en las Fuerzas Armadas de su país y dijo que consideraría una intervención militar de EEUU.

Guaidó dijo que si Washington, que en reiteradas ocasiones ha sostenido que “todas las opciones están sobre la mesa”, proponía una intervención militar, la evaluaría, la llevaría a discusión en la Asamblea General (parlamento unicameral declarado en desacato por el Tribunal Supremo de Justicia) “y quizás, si es necesario, se aprobaría”.

El Gobierno de Rusia, en tanto, se manifestó contrario a una intervención militar de EEUU y dijo estar dispuesto a sumarse a instancias de diálogo que proponen el GIC y el Mecanismo de Montevideo, auspiciado por Uruguay y México.

«Rusia (…) está dispuesta a unirse a unos posibles esfuerzos de los mediadores regionales e internacionales como el Mecanismo de Montevideo, estamos listos para los contactos con el Grupo Internacional de Contacto», dijo el domingo el canciller ruso Serguéi Lavrov, tras reunirse con su par venezolano Jorge Arreaza.

Lavrov dijo además que Moscú observaría con atención lo que acontezca en la reunión del GIC en San José.

Solución negociada

El 1 de mayo, un día después del fallido levantamiento militar impulsado por Guaidó, el GIC reafirmó en un comunicado su posición contraria a cualquier solución violenta.

«El Grupo Internacional de Contacto reafirma su apoyo a una solución política, pacífica, democrática, dirigida por los propios venezolanos y en el marco de la Constitución del país, para la crisis; los sucesos que se observan en la actualidad confirman lo necesaria y urgente que es semejante solución política», expresó el foro en el texto.

El GIC insistió en el comunicado su exigencia de elecciones en Venezuela.

Bolivia no firmó ni esta ni las anteriores declaraciones del GIC, y continúa expresando su apoyo irrestricto al Gobierno que preside Nicolás Maduro.

El Gobierno venezolano ha criticado al GIC por «extralimitarse en sus funciones» al tiempo de señalar que es bienvenida «cualquier iniciativa que busque promover el diálogo».

El 30 de abril, Guaidó publicó en Twitter un vídeo en el que llamaba a la población y a los militares a tomar las calles.

En las imágenes se veía al líder opositor junto a algunos militares y dos tanquetas.

El ministro de Información, Jorge Rodríguez, contestó horas más tarde que el Gobierno de Maduro había desactivado una intentona golpista de militares traidores.

El País


Comienza cumbre del Grupo de Contacto Internacional por Venezuela en Costa Rica

Desde hoy, y con la presencia del subsecretario de Relaciones Exteriores uruguayo, Ariel Bergamino, el Grupo de Contacto Internacional (GCI) sobre Venezuela analizará en San José de Costa Rica lo sucedido durante los últimos días en el país sudamericano y discutirá sus próximos pasos, a partir de visiones bastante disímiles de sus integrantes (Alemania, Bolivia, Costa Rica, Ecuador, España, Francia, Holanda, Italia, Portugal, Reino Unido y Suecia, además de Uruguay) sobre la situación venezolana.

Bergamino recordó que cuando se formó el GCI en Montevideo, el 7 de febrero, se asignó un plazo de 90 días para trabajar, y previó evaluar su desempeño al cabo de ese plazo. “Esos 90 días se cumplen el martes, así que se hará una evaluación del propio Grupo de Contacto, y de aquellos aspectos en los que no se ha avanzado”, dijo el subsecretario en una entrevista con la radio Monte Carlo.

El encuentro adquiere un tinte especial, a raíz del intento de insurrección de la semana pasada, que logró la liberación del dirigente político opositor Leopoldo López, hasta entonces en arresto domiciliario. El GCI emitió una declaración el 1º de mayo, en la que reiteró su apoyo a una solución “política, pacífica, democrática y venezolana a la crisis, en el marco de la Constitución” de ese país, y su oposición al “uso de la fuerza”. “Los derechos humanos y las libertades civiles de todos los venezolanos deben ser respetados. Los miembros de la Asamblea Nacional y los líderes de los partidos deben poder llevar a cabo su trabajo político sin temor a represalias o castigos. La libertad de los medios de comunicación debe restablecerse y los presos políticos deben ser liberados”, afirmó.

Según Bergamino, en Venezuela existe una situación confusa, ya que “ninguno de los dos [por gobierno y oposición] puede ver sus objetivos”, y “en el medio hay millones de venezolanos cuya vida cotidiana está siendo muy difícil”. Por eso, sostuvo que es necesario un “diálogo que conduzca a un acuerdo político y que permita una salida soberana, pacífica y democrática de la crisis”.

El subsecretario expresó su rechazo a los dichos del autoproclamado presidente encargado Juan Guaidó, quien ha sido reconocido como tal por más de 50 países y sostuvo que la Asamblea Nacional venezolana podría aprobar una intervención militar de Estados Unidos en su país. “Una intervención militar extranjera nunca es buena. Los problemas de la democracia hay que resolverlos con democracia”, afirmó Bergamino.

La primera vez que Uruguay pidió formalmente elecciones en Venezuela fue al firmar la primera declaración de este grupo, realizada a principios de febrero. “El objetivo del GCI es forjar un enfoque internacional común para apoyar una resolución pacífica, política, democrática y de propiedad venezolana de la crisis, excluyendo el uso de la fuerza, a través de elecciones presidenciales libres, transparentes y creíbles, de conformidad con la Constitución venezolana”, decía aquel texto.

El GCI volvió a pronunciarse en marzo de este año, tras una cumbre en Quito. En esa oportunidad, llamó a “respetar la imparcialidad, neutralidad e independencia de la ayuda humanitaria y de las organizaciones humanitarias”, y a “restaurar la plena democracia y el orden constitucional de Venezuela de una manera pacífica, comenzando por el respeto al mandato constitucional de la democráticamente electa Asamblea Nacional”. A su vez, presentó una hoja de ruta para convocar nuevas elecciones presidenciales. Ninguna de las dos declaraciones fue firmada por Bolivia.

La diaria


Unión Europea, América Latina y el Caribe unen fuerzas

Por Federica Mogherini*

Siempre he pensado en América Latina y Europa como dos continentes hermanos, unidos por la historia y la cultura. Somos una familia porque muchos europeos en el último siglo encontraron un nuevo hogar en los países latinoamericanos y contribuyeron a su grandeza. Europa también ha estado cerca de muchos latinoamericanos en tiempos difíciles. Sin embargo, no siempre hemos invertido lo suficiente en este lazo único. En años recientes sí lo hemos hecho: hemos trabajado en fortalecer nuestra amistad, en enfrentar crisis y conflictos de manera conjunta, para aprovechar al máximo el potencial de nuestra cooperación. Y hoy nuestros dos continentes están mucho más cerca que en la década anterior. En los próximos años, será esencial continuar en el camino trazado, pero con un renovado sentido de urgencia. En este fundamento se basa la nueva estrategia europea para el futuro de las relaciones entre la Unión Europea, América Latina y el Caribe. Los europeos necesitamos más que nunca una sólida asociación con América Latina y el Caribe, y Europa tiene mucho que ofrecer a sus amigos en esta fase de su historia.

La nueva estrategia, que presenté recientemente, tiene su base en años de cooperación sin precedentes entre nuestros continentes, sobre todo en términos económicos. En comparación con la década anterior, las inversiones europeas en América Latina se han duplicado. Hemos celebrado acuerdos de cooperación con 27 de los 33 países del continente y estamos a punto de concluir una nueva generación de acuerdos con Chile, México y el Mercosur. A nivel internacional, la colaboración entre Europa y América Latina ha hecho posible el Acuerdo de París contra el cambio climático y el acuerdo sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible en las Naciones Unidas.

Europa nunca ha dejado de prestar su apoyo en los momentos más delicados de la vida de su continente. Hemos acompañado las negociaciones entre el gobierno colombiano y las FARC y estamos contribuyendo con nuestro apoyo al pleno cumplimiento del acuerdo de paz. Intervenimos con nuestros expertos cuando Chile tuvo que enfrentar la emergencia de incendios y con nuestros satélites cuando fue necesario planificar la ayuda humanitaria en el Caribe después del huracán Irma. Hemos retomado un camino común con Cuba, fortaleciendo la cooperación en materia de desarrollo sostenible, derechos humanos y comercio. Ante la trágica situación en Venezuela estamos asistiendo a los refugiados y los países que los han albergado. Pero no solo eso: juntos con los países latinoamericanos, hemos creado el Grupo Internacional de Contacto, que actualmente es la única iniciativa internacional que ha establecido un diálogo con todas las partes venezolanas, con miras al objetivo común de una solución pacífica, política y democrática a la crisis a través de nuevas elecciones presidenciales libres y transparentes. Los días 6 y 7 de mayo estaré en Costa Rica, socio con el que trabajamos conjuntamente a favor de la diplomacia, la cooperación internacional y el multilateralismo, para copresidir junto al Canciller Manuel Ventura la reunión del Grupo Internacional de Contacto.

Este tipo de colaboración será aún más importante en los próximos años, tanto para América Latina y el Caribe como para Europa. Su continente ha crecido a gran velocidad, pero aún no se han resuelto muchas contradicciones económicas y sociales y causas de fragilidad. Y lo mismo ocurre en Europa. La lucha contra las desigualdades y la creación de un modelo de desarrollo verdaderamente sostenible serán los grandes desafíos de este siglo. La colaboración entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe puede contribuir de manera única al crecimiento de nuestros continentes. Los acuerdos comerciales que estamos negociando no son simples acuerdos de libre comercio: contienen mecanismos para la protección de los derechos de los trabajadores, para la salud de los ciudadanos y para los sectores tradicionales de nuestras economías. Europa no solo es el principal inversionista internacional en la región: somos la única potencia mundial que invierte sistemáticamente en la economía verde, en la digitalización de la economía, en empleos de alta calidad. Nuestra estrategia contiene una serie de propuestas concretas para el desarrollo sostenible de América Latina y el Caribe -desde inversiones en fuentes renovables hasta la colaboración entre universidades e institutos de investigación y asociaciones público-privadas en los sectores más avanzados-. Queremos fortalecer la cooperación que ya hemos iniciado en algunos asuntos de importancia estratégica, como la lucha contra el crimen organizado y la mejora de los servicios públicos. Europa tiene mucho interés en fortalecer no solo la asociación comercial con América Latina y el Caribe, sino también la cooperación política internacional. Nuestro interés común es promover el multilateralismo, apoyar a las Naciones Unidas, preservar un sistema basado en el derecho internacional, pero también hacer este último más justo y efectivo. En la estrategia, proponemos fortalecer el trabajo conjunto sobre la reforma de las Naciones Unidas y la Organización Mundial del Comercio, sobre la no proliferación de armas, sobre los asuntos de seguridad más importantes para nosotros.

Para hacer esto, queremos dialogar con cada país de la región, pero también intensificar el trabajo con las organizaciones subregionales. Es por ello que estamos fortaleciendo las relaciones con diferentes grupos de países, desde el Mercosur hasta la Alianza del Pacífico, desde Cariforum a Caricom, a Sica. No es una interacción entre burocracias, sino un diálogo político entre organizaciones que representan los intereses y valores de millones de personas. La colaboración entre regiones y continentes es la mejor manera de promover los intereses y valores de nuestros ciudadanos. Las potencialidades de integración entre los dos continentes son infinitas. Nosotros los europeos hemos decidido invertir en nuestra amistad con América Latina y el Caribe. Juntos.

* Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y Vicepresidenta de la Comisión Europea.


VOLVER

Más notas sobre el tema