Un año de conflicto: el papa Francisco pide una solución «pacífica y negociada»

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El Papa solución “pacífica y negociada” en Nicaragua

El Papa Francisco pidió este domingo que “el Señor resucitado ilumine los esfuerzos que se están realizando en Nicaragua para encontrar lo antes posible una solución pacífica y negociada en beneficio de todos los nicaragüenses”.

Antes de la bendición Urbi et Orbi, el Santo Padre pidió por los pueblos afectados por “situaciones políticas y económicas difíciles”.

“Pienso en particular en el pueblo venezolano: en tantas personas carentes de las condiciones mínimas para llevar una vida digna y segura, debido a una crisis que continúa y se agrava”.

En su mensaje, el Santo Padre pidió el fin de los conflictos en Siria, Israel y Palestina, Libia, Sudán y Sudán del Sur, y Ucrania. En este sentido, recordó que “Cristo vive y se queda con nosotros. Muestra la luz de su rostro de Resucitado y no abandona a los que se encuentran en el momento de la prueba, en el dolor y en el luto”.

El Papa Francisco hizo una firme defensa de la paz en el mundo durante el tradicional mensaje Pascual previo a la Bendición “Urbi et Orbi”, a la ciudad de Roma y al mundo, que impartió este domingo 21 de abril, Domingo de Resurrección, en la Plaza de San Pedro del Vaticano.

En primer lugar, invitó a los líderes a que Jesucristo “Haga de nosotros constructores de puentes, no de muros. Que Él, que nos da su paz, haga cesar el fragor de las armas, tanto en las zonas de guerra como en nuestras ciudades, e impulse a los líderes de las naciones a que trabajen para poner fin a la carrera de armamentos y a la propagación preocupante de las armas, especialmente en los países más avanzados económicamente”.

En segundo lugar, invita a toda la humanidad a abrir “nuestros corazones a las necesidades de los menesterosos, los indefensos, los pobres, los desempleados, los marginados, los que llaman a nuestra puerta en busca de pan, de un refugio o del reconocimiento de su dignidad”. “Dejémonos renovar por Él. ¡Feliz Pascua!”

Por eso, pidió que “sea esperanza para el amado pueblo sirio, víctima de un conflicto que continúa y amenaza con hacernos caer en la resignación e incluso en la indiferencia”.

También en Oriente Medio, realizó una mención especial “para la gente de Yemen, sobre todo para los niños, exhaustos por el hambre y la guerra”. Además, solicitó a israelíes y palestinos “aliviar tanto sufrimiento y a buscar un futuro de paz y estabilidad”.

En este sentido, animó a los cristianos de Oriente Medio a no dejar “de dar testimonio con paciente perseverancia del Señor resucitado y de la victoria de la vida sobre la muerte”.

Asimismo, se refirió también a los conflictos que afligen al continente africano, empezando por Libia, “donde en las últimas semanas personas indefensas vuelven a morir y muchas familias se ven obligadas a abandonar sus hogares. Insto a las partes implicadas a que elijan el diálogo en lugar de la opresión, evitando que se abran de nuevo las heridas provocadas por una década de conflicto e inestabilidad política”.

Rogó también por la paz en otros países africanos “lleno todavía de tensiones sociales, conflictos y, a veces, extremismos violentos que dejan inseguridad, destrucción y muerte, especialmente en Burkina Faso, Mali, Níger, Nigeria y Camerún”.

En especial, “en Sudán, que está atravesando un momento de incertidumbre política y en donde espero que todas las reclamaciones sean escuchadas y todos se esfuercen en hacer que el país consiga la libertad, el desarrollo y el bienestar al que aspira desde hace mucho tiempo”.

Pidió también por las autoridades civiles y religiosas de Sudán del Sur, para que “que se abra una nueva página en la historia del país, en la que todos los actores políticos, sociales y religiosos se comprometan activamente por el bien común y la reconciliación de la nación”.

A continuación, el Papa realizó un nuevo salto geográfico y se trasladó a Europa oriental, en concreto, a las regiones del este de Ucrania, cuyos habitantes “siguen sufriendo el conflicto todavía en curso, encuentren consuelo en esta Pascua. Que el Señor aliente las iniciativas humanitarias y las que buscan conseguir una paz duradera”.

Trinchera Online


Carazo, Masaya, Managua: la resistencia a un año de la rebelión

Camionetas llenas de paramilitares recorren de vez en cuando las calles de Diriamba, en Carazo. “La gente se asusta, pero todos sabemos que andan intimidando”, explica Santiago, un estudiante universitario de esa ciudad, que participó en la rebelión del que se constituyó el “tranque más incómodo” para la dictadura de Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo.

En semanas recientes, varias casas de Diriamba han amanecido con pintas en las que se lee: “¡Plomo!”, “¡Te estamos esperando!”, “¡Aquí vive un golpista!”. El objetivo: intimidar y poner sobre aviso a los fanáticos orteguistas sobre las viviendas de los ciudadanos que se han opuesto a la dictadura, entre ellos familiares de asesinados o de presos políticos.

“Andan de en camionetas toda la madrugada. La gente los ve y puede identificar que son los mismos encapuchados que anduvieron de paramilitares disparando contra el pueblo”, detalla Santiago.

Para este joven, todo es parte de una “campaña de terror” que quieren instaurar contra la población de Carazo porque “aquí tuvieron uno de los puntos de resistencia más grandes del país”.

Entre las casas manchadas también están las de jóvenes en el exilio. Para Santiago de esta manera les advierten que si regresan serán encarcelados, torturados o asesinados.

Además, estima, así amenazan a los que se quedaron en el país por si deciden levantarse de nuevo a protestar contra la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

El Güegüense se burla de la dictadura

A pesar del asedio del régimen, la población de los municipios de Carazo se las ingenia para seguir protestando.

“Era triste ver los primeros días de julio tras la masacre del 8 de julio las calles vacías sin jóvenes. Sin embargo, ahora se sigue protestando, aunque no como en otras zonas del país, pero nos siguen teniendo miedo”, asegura María, una pobladora de Diriamba.

Durante todo abril, se han realizado protestas exprés que incluyen tirar papelillos, pintar banderas y globos que no pasan desapercibidas para la dictadura que mantiene patrullaje y vigilancia constante sobre las ciudades de Carazo. “Hace unos días unos jóvenes se grabaron protestando y de inmediato la dictadura mandó gente a vigilar la zona”, cuenta.

Durante las fiestas patronales de San Sebastián, se pudo ver a varios jóvenes vistiendo con los colores azul y blanco de la bandera de Nicaragua con sus trajes del Güegüense. “La gente sigue burlándose de la dictadura, a pesar de que nos quieran silenciar”, insiste María.

El tranque más incomodo

La población de Diriamba, Dolores y Jinotepe despertó desde las cinco de la mañana con el sonido de las balas el 8 de julio del año pasado. De forma simultánea entraron paramilitares y patrullas policiales con la intención de “barrer con los tranques” de este departamento.

“Siempre les molestó la protesta y los tranques de Carazo fueron los más duros, porque se tuvo varados a decenas de camioneros y no se permitió los ataques contra esta población”, expresa Delmi Portocarrero, presa política excarcelada por la dictadura.

Portocarrero conocida como “tía Delmi” por los caraceños recuerda ese terrible día en que masacraron a los jóvenes que se mantenían protestando. “Fue una crueldad y un ataque feroz que no podemos olvidar”, insiste.

La dictadura atacó durante varias ocasiones los tranques de Carazo, pero les costó doblegarlos. El 12 de junio llegaron a disparar contra los manifestantes, pero fueron repelidos. Tres días después volvieron a atacarlos.

“El odio de la dictadura contra Carazo es enorme. Les duele que todo el pueblo ha expresado su rechazo contra ellos y aunque hoy sigan asediando, la gente sigue detestando a estos asesinos”, expresa la “tía Delmi”.

Masaya, la ciudad que resiste

Día y noche, en Masaya, las patrullas policiales rondan los alrededores de la ciudad. Están en el parque central, en la entrada y mantienen vigilancia total en el barrio indígena Monimbó. Su misión: aplastar cualquier grito de “revolución” que emerja de este pueblo histórico y combativo.

Masaya se rebeló en contra de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, el 19 de abril de 2018, luego de que los antimotines y oficiales atacaran violentamente una manifestación en la que los pobladores expresaron su descontento por las reformas al seguro social que el Gobierno impuso sin consenso.

Los oficiales persiguieron a niños, jóvenes, adultos y ancianos que marchaban en las principales calles de la ciudad. Les dispararon balas de goma, balines y bombas lacrimógenas. Esto provocó que las personas corrieran hacia Monimbó para resguardarse. Fue entonces que los habitantes del barrio indígena salieron en respaldo de los manifestantes y comandaron durante varios meses la resistencia pacífica.

Para el Gobierno, la insurrección de Monimbó fue una “traición”. Desde las entrañas del barrio histórico se lideró una protesta que pronto llegó a los demás municipios de Masaya. Pronto levantaron barricadas para cuidarse de los saqueos y de los ataques constantes de la Policía y los paramilitares.

En mayo, Masaya resistía al pie de las barricadas mientras la Policía y encapuchados salían por las noches a matar a sus habitantes. Las fuerzas armadas utilizaron francotiradores, y experimentados tiradores que cobraron la vida de decenas de jóvenes. La resistencia continuó fortalecida al punto de declarar su independencia del Gobierno municipal y central, un gesto de rebeldía que fue contrarrestado por la dictadura con más plomo.

En julio, las fuerzas armadas ejecutaron la operación limpieza en la ciudad. Atacaron a los ciudadanos que estaban en las barricadas. Lograron derribar las más de 200 que existían en la ciudad y provocaron el éxodo de los habitantes, que temerosos, huyeron por la laguna de Masaya, rumbo a la capital y luego Costa Rica. Las organizaciones de derechos humanos calculan un número superior a los 30 muertos solo en esta ciudad.

Luego del ataque, la vigilancia se multiplicó y las capturas ilegales fueron el pan de cada día. La Policía secuestró a varios de los líderes más visibles de la protesta: Yubrank Suazo, Cristhian Fajardo y su esposa María Adilia Cerrato, todos miembros de la resistencia cívica de Masaya. Igualmente sacó de sus casas a más de 50 ciudadanos que también protestaron en contra del régimen de Ortega.

A pesar del asedio, las capturas ilegales y los juicios inventados, la población de Masaya continúa resistiendo. No participaron de las festividades de San Jerónimo, una de las más largas del año, asimismo no están presentes en ninguna actividad organizada por las autoridades municipales. Fue notable que durante la fiesta de Los Agüizotes, en octubre, solo simpatizantes orteguistas participaron. Asimismo, durante los bailes tradicionales, que se realizan en los meses de octubre y noviembre, poquísimos jóvenes salieron a bailar en las calles de la ciudad.

“Los masayas seguimos resistiendo. Para nosotros nunca dejará de ser abril hasta que se vaya el dictador. Por eso hacemos piquetes exprés, por eso explotamos una que otra bomba, porque nosotros seguimos protestando, no nos han vencido”, explicó un ciudadano que pidió el anonimato.

En las calles se escuchan las voces que el régimen opresor ha intentado callar a punta de disparos de AK 47, francotiradores y escopetas. Masaya se levantó contra el tirano. Su pueblo indígena, Monimbó, fue la cabeza de la lucha popular. En los últimos tres días han sonados bombas de contacto, los policías encienden sus motos y luego patrullan las calles. “Nosotros seguimos resistiendo”, dijo de nuevo el mismo ciudadano.

Managua: los piquetes y el Estado policial

La presencia policial en las rotondas, centros comerciales, carreteras, barrios, parques, estaciones de bomberos, en fin, en toda la capital, permanente. Managua vive en un constante operativo policial cuyo objetivo es capturar a manifestantes que pacíficamente resisten y protestan en contra de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

Además de asediar, reprimir, asesinar, perseguir y encarcelar a cientos de ciudadanos, la dictadura orteguista anuló la protesta cívica a través de una orden policial. “Serán responsables y responderán ante la justicia, las personas y organismos que convocan a estos desplazamientos ilegales desde los cuales se han promovido y se intenta promover, acciones delictivas, destructivas y criminales”, dijo la Policía en una nota de prensa.

A partir de esta fecha, todos los permisos que las distintas organizaciones han remitido a la institución policial han sido denegados. Los intentos de los ciudadanos de organizar marchas han sido infructuosos, pues el día que se prevé realizar la movilización, esa parte de la ciudad amanece militarizada. Una bandera azul y blanco no se puede ondear en esa zona.

El panorama en la capital ha cambiado bastante a un año de que explotaran las protestas en contra del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Las cifras que se manejan después de 12 meses son 325 muertos confirmados, miles de heridos, cientos de desaparecidos y más de 700 presos políticos, que esperan por su liberación en al menos noventa días, que siguen corriendo.

Las universidades públicas, que inicialmente fueron tomadas por estudiantes universitarios en protesta por la autonomía y la propia salida del dictador, hoy se encuentran resguardadas por policías encubiertos y en manos de las autoridades que son fieles al régimen sandinista. Líderes como Jonathan López y Edwin Carcache, se encuentran presos en el sistema penitenciario La Modelo, en Tipitapa. Los que lograron escapar están exiliados en Costa Rica, México y otros países.

Sin embargo, pese a la persecución que viven los capitalinos, la protesta cívica se mantiene en las calles de Managua, aunque con mayor cuidado. Las personas han ideado distintas formas de protestas que no han podido ser controladas por la dictadura. Desde pitazos en las rotondas hasta pegar calcomanías en los baños de los restaurantes y centros comerciales.

Los más jóvenes son los que principalmente organizan los piquetes exprés en las calles de la capital. Se organizan en grupos de cinco a diez y a bordo de vehículos salen de sus casas para quemar llantas, ondear la bandera, poner una pancarta, y gritar consignas a favor de la liberación de los presos políticos y exigiendo la salida del poder de Ortega.

Confidencial


Diálogo va a día decisivo

La reunión que miembros de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia sostendrán con representantes del Gobierno, este martes 23 de abril, en el Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (Incae), es considerada como decisiva por los negociadores opositores.

José Pallais, miembro de la Alianza Cívica, afirmó que de no obtener el resultado esperado y si el Gobierno mantiene su postura de no cumplir los acuerdos, tendrían que tomar una decisión y preguntarse seriamente si la viabilidad de la negociación existe.

“Continuar negociando para que los acuerdos no se cumplan no tiene sentido. La Alianza tendría que hacer un planteamiento serio con los testigos y acompañantes si continúa el incumplimiento de los acuerdos”, agregó Pallais.

“El martes es el día D de las negociaciones”, subrayó el representante de la Alianza.

Pallais reveló que planean una reunión preparatoria con los testigos para tener más detalles sobre cuál es el objetivo de la reunión de este martes y cuáles son las expectativas sobre si el Gobierno al fin cumplirá los acuerdos.

Afirmó que eso les va a permitir fijar una posición a la Alianza en torno a dicha reunión con el Gobierno.

Por su parte, Carlos Tünnermann también miembro de la Alianza Cívica afirmó que no tienen mayor información de lo que se podría hablar el martes en la reunión convocada por el nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag y el enviado especial de la OEA, Luis Ángel Rosadilla, quienes fungen como testigos y acompañantes del diálogo.

Detalló que los testigos han planteado en su carta que la reunión será para discutir cómo implementar los acuerdos que hasta ahora se han suscrito, pero “no sabemos cuál es exactamente la propuesta”.

Rosadilla estaría de regreso este lunes para gestionar el encuentro del 23 de abril. “Estamos a la expectativa a la hora que él venga para planificar esta reunión”, precisó.

Carlos Tünnermann. Archivo/END– Carlos Tünnermann. Archivo/END –

En los últimos días el Gobierno ha continuado incumpliendo los acuerdos y es preciso que los testigos estén informados de lo que ha acontecido en los últimos intentos de manifestación en el país, indicó Pallais.

“No vemos disposición del Gobierno por cumplir con lo que se ha comprometido”, insistió.

Pallais manifestó que espera que se toquen todos los temas que hasta ahora se han abordado en la mesa, como liberación de presos, el respeto a la libertad de movilización y la entrega de la tinta y el papel para El Nuevo Diario y La Prensa.

Pallais considera que el Gobierno ha llevado a una crisis esta nueva fase del diálogo.

“El incumplimiento está requiriendo un mayor esfuerzo y activismo de parte de los testigos y un papel que pueda impulsar el cumplimiento efectivo”, afirmó.

Reveló que no se ha decido qué miembros de la Alianza irán, ya que depende de los resultados de la reunión preliminar del lunes que pretenden sostener con los testigos.

Excarcelados

Tünnermann añadió que han convocado a una reunión interna de la Alianza, para valorar qué acuerdos se han cumplido, aunque señaló que casi ninguno, hasta el momento.

“Los 230 personas que se habían logrado conciliar en la lista de presos políticos, bajó, ya que unos cuantos salieron con la lista de más de 500 presos comunes la semana pasada”, aseveró.

El representante de la Alianza afirmó que de los 25 o 30 que salieron, solo fueron excarcelados y no liberados, pero también están pendiente de los excarcelados que están siendo recapturados por la policía.

Alianza Cívica. Archivo/END– Alianza Cívica. Archivo/END –

“No hay seguridad para los excarcelados, por eso le insistimos al Gobierno que tenía que facultarse un protocolo de seguridad para quienes sean liberados y garantizar que esas personas no van a ser intimidadas”, explicó.

Dicho protocolo debe tener garantes internacionales, en este caso, proponen que sea el Mecanismo Especial de Seguimiento para Nicaragua (Meseni); o bien, una misión de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Oacnudh).

Otro punto que exige que se cumpla es la entrega de materiales como tinta y papel para El Nuevo Diario.

https://www.elnuevodiario.com.ni/nacionales/490562-dialogo-crisis-gobierno-nicaragua/


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