Bolivia e India, una geopolítica del sur – La Época, Bolivia

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y de India, tuvieron la semana anterior un encuentro bilateral en la que se comprometieron a trabajar por la implementación de ocho acuerdos en los campos de salud, hidrocarburos, transporte, tecnología, energía y otros.

Más allá del monto del compromiso de cooperación entre ambos Estados —estimado en unos 100 millones de dólares—, una cifra que hubiera resultado muy alta en los tiempos de neoliberalismo, el encuentro bilateral tiene otro tipo de connotaciones que no se las puede pasar por alto.

En primer lugar, se trata del encuentro de dos pueblos hermanos que cuentan con filosofías de raíces muy profundas que permiten ver el mundo desde una perspectiva distinta a la concebida desde la modernidad excluyente, discriminadora y profundamente conectada con las distintas formas de la muerte. Se trata más bien de pueblos que sin renunciar al uso y disfrute de los adelantos de la ciencia y la tecnología, colocan en el centro de su objetivo la revalorización de la vida.

Bolivia es un país pequeño, pero ejemplo de crecimiento, estabilidad y distribución de la riqueza desde enero de 2006, cuando se abrió el Proceso de Cambio liderado por Evo Morales.

De ahí que no sea ninguna casualidad que ambos Estados mantengan posiciones comunes dentro de la Organización de las Naciones Unidas, junto a otros países del mundo, para evitar que la lógica unilateral de los Estados Unidos termine arrastrando al mundo a la guerra total.

En segundo lugar, es una defensa de la importancia que hoy cobra el concepto de la geopolítica del sur. Si bien entre ambos países existe una diferencia abismal en cantidad de población (la India se proyecta a superar en pocos años a China, que ya es mucho decir), en Producto Interno Bruto, en la innovación tecnológica y en otros indicadores adicionales, al mismo tiempo forman parte del bloque de países que desde la diversidad son fundamentales para avanzar hacia la configuración de un mundo no unipolar.
Bolivia es un país pequeño, pero ejemplo de crecimiento, estabilidad y distribución de la riqueza desde enero de 2006, cuando se abrió el Proceso de Cambio liderado por Evo Morales.

Bolivia demuestra cuán positivo es tener una política exterior orientada a diversificar relaciones con todo el mundo. Es la mejor manera de no subordinarse a los intereses y caprichos de los que se creen llamados a dominar el planeta.

Bolivia e India forman parte de aquellos países que apuestan al desarrollo de mecanismos de integración y concertación política que le sean favorables al desarrollo y la integración, pero también que vayan más allá de la tradicional lógica comercial. No fue improvisada la apuesta de India al formar junto a China, Rusia, Sudáfrica y Brasil un bloque de países de llamadas economías emergentes (BRICS), ni es una improvisación de Bolivia al participar del ALBA y ser parte activa en la conformación de la CELAC. El punto de conexión es pensar la geopolítica desde el sur frente a la crisis civilizacional originada desde el Norte.

A diferencia de los tiempos que precedieron a la instalación del Proceso de Cambio, donde para los gobernantes no había más país que EE.UU. para entablar relaciones, Bolivia demuestra cuán positivo es tener una política exterior orientada a diversificar relaciones con todo el mundo. Es la mejor manera de no subordinarse a los intereses y caprichos de los que se creen llamados a dominar el planeta.


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