Itaipú, soberanía o dependencia.

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Itaipú, soberanía o dependencia.

Por Ricardo Canese*

Dentro de pocos años -en el 2023- vencen las condiciones económico energéticas establecidas en el Anexo C de Itaipú. La cuestión comienza a ser tema de debate en el Paraguay y el Brasil, pues se deberán definir nuevas regas después de 50 años.

Bolsonaro y Abdo Benítez se han encontrado dos veces en el primer trimestre del año, siendo Itaipú el tema central. Esta negociación tendrá su necesaria comparación con la que sostuvieron en el 2009 Lugo y Lula, en la cual el Paraguay avanzó significativamente en sus derechos.

Bolsonaro entró a la cancha con las taquillas altas, se podría decir figuradamente en términos futbolísticos. Comenzó diciendo que quería que la energía de Itaipú sea más barata para el Brasil, lo que se interpreta como menores beneficios para el Paraguay. Ocurre que en el 2023 se termina de pagar toda la deuda de Itaipú y, consiguientemente, bajará el costo del servicio de electricidad de unos 3.300 millones US$/año, ahora, a tan tólo 1.300 millones US$/año, unos 2.000 millones de dólares al año menos, pues ya no habrá más servicio de la deuda que pagar. Bolsonaro se ha manifestado claramente en el sentido de que la tarifa eléctrica de Itaipú debe bajar para el Brasil, lo que implicaría menores beneficios por exportación para el Paraguay, al menos en relación al precio de mercado.

El tratado de Itaipú establece como único beneficio paraguayo por exportar su energía excedente al Brasil una compensación carente de criterio de mercado; nadie sabe cómo fue fijada por el dictador Stroessner y la dictadura militar brasileña en 1973, cuando se firmó el tratado. Los sucesivos reajustes no están referidos a los precios de mercado y apenas han mantenido la injusticia inicial.

Lo más importante del acuerdo Lula – Lugo del 2009 es que, además de triplicar la compensación por la cesión de energía –que significó una mejora de lo que sería como un beneficio mínimo– se estableció que la empresa pública del Paraguay, la ANDE, podría exportar su energía excedente al mercado brasileño “a la brevedad posible”, a precio de mercado, e incluso exportar sus excedentes a terceros países (Argentina, Chile) desde el 2023. Estos puntos no citados por Bolsonaro en sus encuentros con Abdo Benítez son los que más le preocupan, pues el Brasil no tiene como sustituir a bajo costo la energía paraguaya de Itaipú que importa en cantidades muy significativas todavía.

A precios de mercado, los beneficios paraguayos por la exportación de su energía podrían subir de 360 millones US$/año, actualmente, a unos 1.500 millones US$/año.

Quienes están detrás de apropiarse de estos excedentes hidroeléctricos paraguayos de Itaipú son, también, empresas trasnacionales radicadas en Brasil y a quienes Bolsonaro representa fielmente. Así, el Paraguay podría pasar de la dependencia del Estado brasileño a depender de transnacionales radicadas principalmente en el Brasil, es decir, saltar “de la sartén al fuego”.

Qué hacer.

A menos de 8 meses de haber asumido la Presidencia, ningún sector ciudadano confía que Mario Abdo Benítez defenderá los intereses nacionales en Itaipú, y tampoco en otros ámbitos. Se lo ve como un títere de Trump y de Bolsonaro.

Ello ha hecho crecer la convicción de los sectores más dinámicos de la sociedad paraguaya de que la única solución es una fuerte movilización que exija el pleno respeto a la soberanía hidroeléctrica paraguaya en Itaipu y Yacyretá, más aún con vistas a las negociaciones de las condiciones energético económicas, establecidas en el Anexo C del tratado, en el 2023.

¿Qué es lo que proponen los sectores más lúcidos de la ciudadanía y que en poco tiempo más podría ser una “causa nacional”?

La propuesta que crece día a día, es en verdad muy simple: el Paraguay debe contratar el 100% de la energía y la potencia de Itaipú y Yacyretá que le pertenecen y ejercer plenamente la soberanía sobre las mismas, tanto para incrementar el uso interno, a fin de generar más empleo de calidad, como para obtener una renta eléctrica lo más justa posible sobre el excedente exportable.

De hecho, el candidato de la Alianza GANAR que perdió las elección por tan sólo un 3% de los votos –y que en verdad habría ganado, si no hubiera habido fraude–, Efraín Alegre, incorporó a su programa de gobierno la propuesta de contratar el 100% de la energía paraguaya de Itaipú y Yacyretá, con la firme voluntad política de usar todo lo que sea conveniente y de exportar al mejor postor el excedente que de momento el Paraguay no pueda utilizar.

En la medida en que crezcan el clamor y las movilizaciones ciudadanas, Abdo Benítez se encontrará en una disyuntiva: defender los intereses paraguayos o seguir la línea de la dependencia y sumisión al Brasil, iniciada por su principal referente, el dictador Alfredo Stroessner.

* Parlamentario del Mercosur por el Frente Guasu, Paraguay. Autor de más de 20 investigaciones sobre energía y catedrático de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Asunción (UNA).


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