El FBI abre una oficina para “combatir la corrupción en Suramérica”

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Empeñada en combatir el lavado de dinero y el soborno de funcionarios gubernamentales, el FBI abrió una oficina en Miami que se concentrará en combatir la corrupción en América del Sur, región donde se originaron muchos de los casos internacionales más sonados con los que lidió el Departamento de Justicia en los últimos años.

“Queremos hacer cumplir las leyes”, dijo Leslie Backschies, directora de la sección del FBI que lucha contra la corrupción internacional, en una entrevista realizada el lunes. “Si no rigen las leyes, hay algunas sociedades en las que sienten que sus gobiernos son tan corruptos, que acuden a otros elementos que son considerados fundamentales, que ven como limpios o algo contra un régimen corrupto, y eso se convierte en una amenaza a la seguridad nacional”.

La unidad se propone identificar violaciones a la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero, que declara ilegal el soborno de funcionarios extranjeros. El FBI ha estado trabajando con empresas de distintos campos, desde petroleras hasta farmacéuticas, para enseñarles a detectar elementos que podrían ser un indicio de corrupción y alentarlas a que denuncien cualquier sospecha de irregularidades.

“Cuando hablo con las empresas, les digo, ‘cuando pagan un soborno, ¿saben a dónde va ese dinero? ¿Va a financiar actividades terroristas?”, expresó Backschies.

Los casos que investigó la unidad han generado compensaciones por miles de millones de dólares.

En setiembre del año pasado, por ejemplo, la petrolera estatal brasileña Petrobras acordó desembolsar más de 853 millones de dólares para resolver denuncias de que sus ejecutivos pagaron cientos de millones de dólares en sobornos a políticos y partidos brasileños. Y en diciembre del 2016, el conglomerado brasileño de empresas constructoras Odebrecht y otra firma petroquímica aceptaron pagar más de 3.500 millones de dólares para resolver denuncias de sobornos a políticos de todo el mundo a partir de una serie de empresas fantasma y de transacciones no declaradas.

“Hemos visto mucha actividad en América del Sur. Odebercht, Petrobras… Sudamérica es una región donde… hemos visto corrupción. Hemos tenido mucho trabajo allí”, expresó Backshies.

“Pero no es solo Sudamérica. La misma Miami, que es un centro económico”, acotó. “Entra y sale mucho dinero de Miami. Es una ciudad donde vemos que los individuos esconden su dinero, a través de empresas fantasma, de la compra de propiedades, de yates”.

Las investigaciones de Rusia por parte del fiscal especial Robert Mueller han enfocado la atención en la corrupción internacional. El ex director de la campaña presidencial de Donald Trump Paul Manafort será sentenciado el jueves por la evasión de millones de dólares en ingresos derivados de su trabajo como consultor político de un partido ucraniano pro-ruso. Escondió el dinero en cuentas bancarias no reveladas en el exterior.

Los fiscales lograron 34 condenas en casos que manejó la sección de lucha contra la corrupción internacional entre el 2016 y el 2018. Los casos a menudo toman mucho tiempo y son más complicados que otros delitos que investiga el FBI.

Los agentes tienen que estar conscientes de las ramificaciones políticas ya que hay casos de corrupción internacional que pueden tener amplio impacto en elecciones y en la economía, indicó Backschies. Además de las consultas de rutina, los supervisores del FBI se reúnen con abogados del Departamento de Justicia en Washington cada tres meses para analizar posibles acusaciones y sus potenciales consecuencias.

“Estos casos son muy delicados en el plano político, no solo en Estados Unidos, sino también afuera”, manifestó. “Cuando investigas a funcionarios de otros gobiernos… Mire Malasia, donde el presidente no fue reelegido. Vimos presidentes que cayeron en Brasil. Esto es el resultado de casos de este tipo. Cuando te metes con altos funcionarios gubernamentales, es algo muy delicados”.

Los agentes quieren asegurarse de que “hay competencia limpia” en los países y en la mayoría de los casos los gobiernos aceptan de buena gana la ayuda del FBI para erradicar la corrupción, según Backschies.

“No es cuestión de tener uno o dos agentes en el terreno trabajando en eso… No puedes dedicarle dos horas a la semana. Eso no funciona. Hay que dedicar recursos a tiempo completo”, acotó.

La unidad se había estado repartiendo el trabajo relacionado con Sudamérica entre las oficinas del FBI en Washington, Nueva York y Los Ángeles hasta que Backschies decidió que debían concentrar los recursos y agregar personal a la oficina de Miami.

La nueva unidad tendrá seis agentes, que comenzarán a desempeñar sus nuevas funciones este mes, además de un supervisor y de un auditor forense. A diferencia de otras unidades del FBI que se concentran en combatir los delitos violentos y la corrupción, y responden a las autoridades locales, esta unidad responderá a la jefatura de Washington.

«Beverly Hills, Nueva York, Miami… Estas son ciudades en las que encontramos gente que esconde su dinero” en propiedades y yates, afirmó Backshies. “Son ciudades atractivas para esas cosas”.

El Comercio


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