Daniel Caggiani, presidente del Parlasur, sobre Venezuela: «El Mercosur se amputó la posibilidad de ser un actor relevante»
Entrevista a Daniel Caggiani, presidente del Parlasur
Por Nicolás Retamar, de la redacción de NODAL
El 11 de febrero se reunió por primera vez en el año la Mesa Directiva del parlamento del Mercosur, más conocido como Parlasur. Allí, con la presencia de representantes de Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay, se debatió la situación política que atraviesa Venezuela. Al no acordar una posicion común, luego de la reunión no se emitió una declaración conjunta que plasme una visión homogénea respecto al posicionamiento del parlamento.
Para conocer en detalle lo acontecido en dicha reunión, NODAL dialogó con Daniel Caggiani, presidente del Parlasur.
A partir de la reunión sostenida esta tarde para abordar la situación que atraviesa Venezuela, ¿cuáles fueron los puntos en común y cuáles fueron los puntos en que no hubo acuerdo en la Mesa Directiva?
Hoy fue la primera reunión de la Mesa Directiva del año 2019 donde participaron los vicepresidentes de Paraguay, Argentina, Brasil y también las delegaciones de Bolivia y Uruguay. Por un lado se pudo analizar cuál es la situación que se está viviendo en Venezuela según las diferentes perspectivas y valoraciones que hicieron las diferentes delegaciones.
Como presidencia del Parlasur se propuso una declaración que tenía cuatro puntos y llamaba a hacer un rechazo importante a una posible intervención armada y a la solución por la fuerza de cualquier conflicto político en Venezuela y en América Latina. Por otro lado, la declaración hacía un llamamiento al diálogo político que son por lo menos antecedentes que el propio parlamento del Mercosur había tenido en otras instancias con respecto al tema Venezuela y que nos había permitido también tener una posición común más allá de las diferentes visiones ideológicas en tanto el parlamento está integrado por diferentes partidos y diferentes orientaciones ideológicas. Sin duda siempre hubo una intención de construir una mirada común, un acuerdo en ese sentido y además hacíamos un reconocimiento a los gobiernos de Uruguay, México y a la propia Unión Europea de haber realizado una conferencia internacional los días 6 y 7 de febrero en Uruguay donde habían participado más de 50 países tratando de ponerse de acuerdo sobre todo en un mecanismo de diálogo político que permitiera una solución política a los problemas que aquejan a los venezolanos.
Lamentablemente hubieron algunas delegaciones que por posicionamientos más ideológicos no tuvieron flexibilidad para construir una posición común y como la Mesa Directiva tiene que sacar resoluciones en consenso, no hubo una síntesis del debate que se presentó y por tanto no hubo un claro rechazo a la injerencia externa y un llamamiento al diálogo político, que es lo que más me llama la atención y lo que más me preocupa. Sin embargo, cada parte tiene la libertad de poder valorar y expresar sus situaciones como entiende pertinente y en todo caso cuando se aborden nuevamente estas temáticas se pondrán los argumentos arriba de la mesa.
Luego del encuentro comentó usted ante la prensa que el Mercosur no tomó el tema sobre Venezuela con mucha responsabilidad. ¿Qué posición esperaba que tome el Mercado Común del Sur en su rol de presidente del Parlasur?
Creo que el Mercosur no tomó el tema con la debida seriedad y responsabilidad ya que decidió suspender a Venezuela sin más que con un mero trámite, incluso hasta de manera arbitraria sin establecer el protocolo que establecen las propias clausulas de aplicación de la clausula democrática. Creo que el Mercosur se amputó la posibilidad de ser un actor relevante a la hora de enfrentar la situación que se vivió con Venezuela, primero porque en realidad los problemas de Venezuela afectan a nuestra región que es de paz, de prosperidad y sobretodo de muchas posibilidades de desarrollo para el conjunto de nuestros habitantes. Que un hermano país esté atravesando una situación de crisis política, más que expulsarlo tendríamos que lograr realizar los esfuerzos necesarios para que se puedan encausar las soluciones de manera pacífica.
En ese sentido Uruguay y México han obrado de manera importante, teniendo sobretodo una clara vocación dialoguista y una responsabilidad internacional muy importante dado que lograron conducir y construir una vía de diálogo en un momento donde en realidad tanto Estados Unidos como algunos países parecían tomar definiciones que polarizan aun más la situación y sin dudas es una luz en la oscuridad del túnel.
Tanto la construcción del Mecanismo de Montevideo como la reunión del Grupo de Contacto Internacional son dos instancias que confluyen en la necesidad del diálogo político para la resolución pacífica de las controversias, la necesidad de expresar que no comparten la vía violenta o armada para la resolución de los problemas de los venezolanos y que son ellos los que tienen que resolver sus problemas.
Quizás el mecanismo de Montevideo tiene una visión menos injerencista o menos específica sobre determinado tema pero el Grupo de Contacto también pone arriba de la mesa un tema importante que es cómo se administra la ayuda humanitaria en caso de que el país receptor la solicite y, lo más importante, trata de sacarlo del ámbito político y de la pugna interna de Venezuela para llevarlo al ámbito del derecho internacional donde existen agencias de Naciones Unidas que tienen que tratar con independencia y sin ninguna vinculación política, sino que deben tratar este tema con el gobierno venezolano desde una visión humanitaria.
Esto es un elemento central a esta hora porque la crisis humanitaria y la ayuda humanitaria que proponen algunos países parece ser por lo menos el caballito de batalla que quieren imponer para justificar alguna acción armada. Esta iniciativa nos genera mucha preocupación y mucha responsabilidad y creo que en ese sentido el Mecanismo de Montevideo y el Grupo de Contacto Internacional confían en esa mirada común.
Bolivia, México, Uruguay y Caricom impulsaron el Mecanismo de Montevideo al cual suscribió el propio presidente de Venezuela Nicolás Maduro. ¿Cuántas posibilidades ve usted para que prospere la postura del diálogo y el principio de no injerencia?
Es importante que pueda existir un diálogo político, ya que es un momento bastante complicado y de mucha tensión. De antemano no se pueden saber los resultados puesto que, en este caso, para que haya diálogo y para que exista tanto el funcionamiento del Mecanismo de Montevideo como el Grupo de Contacto Internacional tiene que haber voluntad de las partes en la negociación.
Hay una que ya planteó su voluntad, tanto con el Mecanismo de Montevideo como con el Grupo de Contacto Internacional, pero aparentemente la oposición venezolana por ahora no se ha movido un ápice de su posición menor proclive al diálogo y sobretodo más reticente a una solución pacífica que no le hace bien y se va configurando esa posibilidad de que la mal llamada ayuda humanitaria que Estados Unidos está pregonando en la frontera con Colombia, y también con posibilidades que sea Brasil, se vuelva un caballo de Troya para realizar acciones violentas en el seno de la sociedad venezolana, que podría entrar en un derramamiento de sangre mucho mayor y eso es algo que todos los demócratas y pacifistas de América Latina rechazamos, despreciamos y combatimos.
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