Maduro rechaza el «ultimátum» de la UE – Entrevista con el periodista español Jordi Évole

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Maduro: “Pedro Sánchez, por las malas te hundirás tú”

El pasado jueves, un equipo de ‘Salvados’ se desplazó a Caracas para entrevistar a Nicolás Maduro. El encuentro se produjo el viernes, y se ha emitido en su totalidad esta noche en La Sexta. Aquí recogemos un extracto de la entrevista, junto al relato de Jordi Évole.

“Me siento un privilegiado, más que otros compañeros míos periodistas que estos días han sido detenidos o deportados de su país”, le digo al presidente Maduro.

“Sabes que la campaña hace aparecer Venezuela como un monstruo, una dictadura –responde–. Y cualquier hecho que suceda es magnificado, para ir sumando a la campaña permanente de desgaste. Y justificar contra nuestro Gobierno y nuestro país cualquier cosa que pueda suceder.”

¿Como, por ejemplo, la detención de periodistas?

Aquí no hay detención de periodistas.

Sí que la hubo.

No ha habido detención de periodistas.

¿Qué ha habido entonces?

Montajes que hacen, provocaciones. Hacen montajes para presentar una noticia y después la reproducen por Twitter, por las redes sociales. En Venezuela hay pleno ejercicio de la libertad.

Le hablo del caso de tres periodistas de la agencia Efe (ha habido otros casos de otros periodistas de otros medios), que durante 24 horas estuvieron retenidos y luego fueron liberados.

Esa noticia es para ti y para el escándalo. Una provocación, una situación de chequeo que seguramente le hicieron y la convierten en la noticia de que el régimen dictatorial de Maduro persigue periodistas.

¿24 horas de chequeo?

Pueden ser 48, como en cualquier país del mundo.

Si esto acaba mal, ¿se sentirá usted responsable?

Esto no va acabar mal. Tenemos la experiencia de 20 años de lucha. (…) Pero para bien, o para mal, yo asumo toda mi responsabilidad.

¿Qué probabilidades hay de que la situación en Venezuela acabe en una guerra civil?

Nadie pudiera hoy decir con certeza una respuesta para esa pregunta. Todo depende del nivel de locura y de agresividad del imperio del norte y de sus aliados de Occidente. Nosotros simplemente vivimos en nuestro país, y pedimos que nadie intervenga en los asuntos internos. Y nos preparamos para defender a nuestro país.

Precisamente, esta semana usted ha ordenado crear 50.000 unidades populares de defensa. Son medidas que no invitan al ­optimismo…

¿Por qué? (…) Es el pueblo, organizado como miliciano, en su barrio, en su fábrica, en la universidad. En los distintos espacios. Son cuerpos de combatientes.

¿Tienen armas estos cuerpos?

Tienen acceso al sistema de armas de las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas. Tienen entrenamiento militar.

¿Está usted dispuesto a armar al pueblo?

El pueblo se está armando ya. Armado desde el punto de vista profesional, institucional, constitucional. En caso de un conflicto local, regional o nacional, el pueblo sabe adonde ir, qué hacer, cómo defender. (…) La opción militar está sobre la mesa de Donald Trump. ¿Qué debe hacer un país? ¿Rendirse? Si quieres la paz, dice un adagio, prepárate para la guerra. A mí me gusta decirlo de otra forma: “Si quieres la paz, prepárate para defenderla”.

Me asusta lo que me dice, señor Maduro.

¿Verdad? A mí no me asusta. (…) Nosotros no vamos a entregar Venezuela.

¿Y no le importa el derramamiento de sangre que pueda suponer?

Entonces, ¿nos rendimos?

Este domingo acaba el ultimátum de la Unión Europea para que usted convoque unas presidenciales.

No aceptamos ultimátums de nadie. Es como si yo le dijera a la UE: “Le doy siete días para reconocer la República de Catalunya, o si no vamos a tomar medidas”. La política internacional no puede basarse en ultimátums.

¿No se ha planteado convocar elecciones?

No nos hemos planteado aceptar ultimátums de nadie. (…) ¿Por qué la Unión Europea le tiene que dictar normas políticas a otro país?

¿Descarta totalmente la convocatoria de unas elecciones presidenciales?

Yo creo que lo que está necesitando Venezuela es una renovación del Parlamento.

Le voy a repetir la pregunta: ¿descarta totalmente la convocatoria de elecciones presidenciales?

Las elecciones presidenciales se hicieron el 20 de mayo.

Le repito tanto la pregunta porque usted en ningún momento ha dicho: “sí, lo descarto”. Parece que deje la puerta abierta…

Es que la puerta está abierta al diálogo, al entendimiento, al respeto a la independencia de Venezuela. La puerta está abierta a mil fórmulas para ese entendimiento.

¿Usted está contra las cuerdas, señor Maduro?

(Silencio). Habría que hacer un análisis del ring para ver cómo está el combate. Yo creo que es duro. Y nuestros oponentes son poderosos. Dan golpes sucios. No pe­lean respetando las reglas del juego. Pero nosotros nos defendemos. Humildemente. Como David contra Goliat. Tenemos nuestros secretos y tenemos nuestra honda.

Si tuviese delante a Donald Trump, ¿qué le diría?

¡Para! ¡Para, Donald Trump! ¡Estás cometiendo errores que van a mancharte de sangre las manos! ¡Para! (…) Ellos al final quieren volver a un siglo XX de golpes de Estado militares, de gobiernos títeres subordinados a sus mandos y de saqueo de nuestros recursos naturales. Y eso es inviable: el siglo XXI está avanzado. América Latina y el Caribe no pueden volver a ser el patio trasero de Estados Unidos.

¿Qué sintió cuando escuchó el ultimátum de Pedro Sánchez?

Que Pedro Sánchez es un farsante. Que es él que no ha sido electo por nadie. Yo he sido electo y reelecto por votos populares. Hemos ganado 23 elecciones en 20 años, de 25. Y Pedro Sánchez debería ser el que convoque elecciones para que el pueblo español elija quién es su presidente. Es un presidente no electo. Es lo que pienso de manera automática y creo que lo piensa todo el pueblo español. (…) Y creo que le va a ir muy mal en las elecciones que convoque.

El año pasado la inflación en Venezuela creció un 3% a diario…

Tenemos una guerra económica…

Otra vez sacando el enemigo exterior.

Es interna también. (…) Ahora, también hay que decir que tenemos protección social, un desempleo por debajo del 6%…

Y a pesar de eso, cientos de miles de venezolanos han decidido huir del país.

Yo creo que son 600.000-800.000 venezolanos…

Hay fuentes que hablan de tres millones.

Mucha gente se ha ido engañada. O con una esperanza. (…) Se fueron con una falsa visión o con desesperación.

Señor Maduro, ¿se ha planteado que una retirada a tiempo es una victoria?

Los bolivarianos no nos rendimos. Nosotros somos, como dice Rodríguez Zapatero, como los vietnamitas: luchamos hasta con las uñas. (…) Por las malas nunca aceptaremos nada, que lo sepan. Que lo sepa Pedro Sánchez. ¡Pedro Sánchez, que lo sepas! Por las malas, te hundirás tú. Venezuela por las malas no da un paso en ninguna dirección, que lo sepan en el mundo.

“Te has adelgazado”, me dice Maduro; “me gustaría poder decirle lo mismo”, le contesto

La puerta principal del palacio de Miraflores es de hierro forjado. Un operario la pule para repintarla. “Hay que ir haciendo reformas, para que no envejezca”. Un perro rastrea nuestros equipos de grabación antes de entrar al palacio. La escena la contempla un grupo de militares. Saco el móvil y la grabo. Me resulta curiosa la estampa. Una agente de paisano me llama la atención y me dice que le enseñe lo grabado. Lo hago sin oponer ninguna resistencia. Me pide que lo elimine. Mejor borrado que deportado. En esa misma zona esta semana fueron detenidos varios compañeros periodistas.

Una vez dentro, nos hacen esperar en la sala de prensa. Hace doce años ya la visité, cuando Hugo Chávez era indiscutido no solo en Venezuela si no en gran parte del mundo. Fue poco después del “¿Por qué no te callas?”, en una primera muestra de que nuestro monarca ahora emérito empezaba a ir a la suya.

La sala de prensa está helada. El aire acondicionado no se puede regular, aunque varios funcionarios lo intentan. Cuando sales de allí, sudas. Cuando entras, te congelas. Deben ser las cosas de un país polarizado.

Llega el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez. “Cada vez que vienes a hacer algo a Venezuela, acaban echando al ministro”, me dice. “Igual le hago un favor”, le contesto. La entrevista se pospone a después de comer. Nada nuevo. En Venezuela hay que saber conjugar el verbo esperar.

Nos sorprende descubrir que el set de la entrevista esta vez nos lo han montado ellos: la luz, las sillas, la mesa… incluso han colocado las cámaras de Venezolana de Televisión, la tele pública y pro Maduro. Se lo hacemos saber al ministro. Y él mismo se encarga de decirle a los suyos que no, que la entrevista la hacemos nosotros, y que será nuestro equipo quien determinará cómo es el set. No acaba siendo así al cien por cien, pero algún toque le podemos dar para que no sea “otra entrevista institucional”.

De golpe, el guion da un giro. “Señor Évole, corra que el presidente ya llegó”. Es la primera vez que veo que las cosas se aceleran en Venezuela. Y la primera vez que somos nosotros los que hacemos esperar a un presidente. Cuando llego, ya le están colocando el micro. Nicolás Maduro antes de saludarme me hace el gesto de un púgil, calentando antes de un combate. En un ring me machacaría. Maduro me saca una cabeza, y su cuerpo hace el doble que el mío. Impone físicamente.

“Te has adelgazado”, me dice. “Me gustaría poder decirle lo mismo”, le contesto en una réplica algo arriesgada en el país de las misses universo. Nos sentamos. Él a la izquierda, yo a la derecha. El presidente observa que mi silla es más bajita. Lo que me faltaba. Y pide que me la cambien, y que me pongan una como la suya, que es una silla presidencial. En igualdad de condiciones, al menos de altura, está a punto de empezar la entrevista. Pero antes, un detalle. Compruebo que la mesa cojea. No soporto las mesas que cojean. Maduro tiene una libreta, y le pido arrancar una hoja. La doblo, y un señor del séquito presidencial me la quita de las manos para que yo no me agache. Coloca la hoja doblada bajo una de las patas. La mesa deja de cojear. Pero por más que lo intente, algunos piensan que el que cojeo soy yo, simplemente por sentarme frente a Maduro, ahora que parece que entrevistar es sinónimo de blanquear. En fin. Empezamos a preguntar, que es lo único que en estos casos podemos hacer.

La Vanguardia


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