Luis Almagro, secretario general de la OEA: «Los 46 mil cubanos realizando tareas de represión, inteligencia y tortura deben desocupar Venezuela»

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Entrevista especial con el Secretario General de la OEA Luis Almagro: “En un gravísimo error dejarse contaminar por dictaduras”

Por Ana Jerozolimski

El Secretario General de la OEA y ex Canciller de Uruguay Luis Almagro, ha sido en los últimos años uno de los más fervientes críticos de las dictaduras en Venezuela, Cuba y Nicaragua. Ha ido al frente de la lucha pública y diplomática por el respeto a los derechos humanos en dichos países latinoamericanos, lo cual le valió durísimos ataques de parte de dichos regímenes, que lo acusaron de aliarse “con el imperio”, en referencia a Estados Unidos.

Lo del último fin de semana, fue otra cosa. En su propia casa, el Frente Amplio, el partido en el cual militaba, el Tribunal de Conducta Política resolvió unánimemente expulsarlo de sus filas. Almagro respondió en un mensaje filmado que difundió por las redes sociales, derivando las culpas al FA y explicando por qué, a su criterio, es el partido de gobierno uruguayo el equivocado. Los intercambios han sido en términos duros y categóricos.

Agradecemos al Secretario General que haya aceptado concedernos esta entrevista sobre los hechos de los últimos días, sobre el significado de fondo de todo esto y sobre cómo ve su futuro.

P: Los sucesos de los últimos días, la decisión del Tribunal de Conducta Política del Frente Amplio de expulsarlo a usted del partido y el mensaje filmado que usted difundió en las redes sociales como respuesta, creo que son de los más dramáticos en la política nacional en los últimos tiempos. ¿Cómo se siente con todo esto?

R: En primer lugar, mi agradecimiento a toda la gente que se ha expresado sobre el tema en redes y en medios. Todo lo dicho ha sido especialmente significativo para mí y no es en vano que siempre he sentido una profunda admiración por mi gente, mi pueblo. No tengo palabras para reconocer esa dimensión republicana que tiene nuestra gente y da mucha confianza en el futuro. En lo personal muy tranquilo. Manso como gato de boliche.

Toda nuestra actuación en la Secretaría General de la OEA, ha sido hacer lo que debíamos hacer, cuando lo debíamos hacer y de la forma que lo debíamos hacer. Hemos defendido democracia y derechos humanos con riesgos y costos, pero con resultados muy importantes. Por otra parte, hemos visto la absoluta falta de argumentar en contrario, solo hemos vuelto a escuchar las mismas mentiras y descalificaciones por personas desprovistas de toda credibilidad. En realidad, debo decir que no me interesa mucho eso, querer condicionar mi trabajo y compromiso con los principios de la OEA con discusiones partidarias baratas es improcedente.

P: ¿Hay algo que ahora, después de publicada su respuesta, se lamenta de haber dicho?

R: No. Todo lo que he dicho ha sido por el bien y buscando cosas buenas, valores positivos, cosas que nos hagan mejores como sociedad, como sistema político.

“Es un gravísimo error dejarse contaminar por dictaduras”

P: Usted comparó al partido de gobierno de Uruguay, electo democráticamente en las urnas, con la dictadura venezolana… ¿no es demasiado?

R: En los procederes partidarios se siembran muchas veces semillas de intolerancia, de avasallamiento de garantías y ello luego tiene brotes de autoritarismo. Callar ante eso tiene consecuencias nefastas. Las malas prácticas tienen que ser extirpadas de raíz en el momento en que aparecen. Por otra parte, no podemos subestimar la influencia que las dictaduras cubana y venezolana tuvieron sobre esa decisión y esas influencias nunca vi que hicieran al FA más democrático. Al contrario, han ido minando fuertemente principios fundamentales de la izquierda en materia de democracia y derechos humanos. Es un gravísimo error dejarse contaminar por dictaduras.

P: Su crítica al FA es contundente. ¿Pero puede intentar analizar cómo se ha llegado a esto? ¿Es el Frente todo o un sector radical que se impone?

R: Es el FA que ha perdido capacidades internas de generar sus propios balances y equilibrios democráticos, donde los contubernios, los acuerdos por atrás, las lealtades mal entendidas, las represalias internas, atemorizamientos, están prevaleciendo de manera determinante.

P: ¿Cree que quizás esto se habría evitado si usted no hubiera hablado de intervención militar en Venezuela? ¿Se arrepiente quizás de haberlo sugerido?

R: Ese es un concepto falso y descontextualizado que hemos aclarado mil veces. Siempre sugerí una actuación en el marco del Derecho Internacional y conforme a los mecanismos del Derecho Internacional. La intervención militar, la agresión armada o una invasión incluso son completamente contrarias al Derecho internacional. La aclaración esta ha sido una de las cosas más difíciles de ser internalizada por el sistema político uruguayo, lo cual demuestra una clara intencionalidad política al respecto. Obviamente no me arrepiento de sugerir que se deben mantener todas las opciones abiertas que estén en consonancia con el Derecho internacional. Ese es un derecho del pueblo venezolano.

P: ¿Cómo se ve desde la OEA-no sólo usted como Secretario General-la posición de Uruguay respecto a Venezuela, que ha sido muy criticada en el plano interno, por la oposición y también por algunas figuras de la propia izquierda?

R: El Gobierno de Uruguay que explique la posición de Uruguay. Yo no debo, ni quiero, ni es mi trabajo. Y en cuanto a las reacciones de nuestra sociedad es obvio que si la gente considera que esa posición no está en consonancia con los principios fundamentales de la defensa de la democracia y los derechos humanos y de lo que la gente conoce de la realidad venezolana en parte por la grave crisis migratoria que vive Venezuela, tienen derecho a expresarlo.

P: En su respuesta filmada, en términos muy duros, usted le habla al FA, su partido al menos hasta ahora, y dice “sus amigos ideológicos” en referencia a los dictadores…y también acusa de complicidad con los crímenes de las dictaduras de Venezuela y Cuba. ¿Considera que esto pasa por un apoyo ideológico o por consideraciones políticas que nadie logra realmente explicar? ¿Hay acá en su opinión algo oculto?

R: No creo que vaya más allá de lo que la gente sabe y dice o que ha sido publicado. Se trata de permeabilidad respecto a las malas prácticas y a la polarización inducida por estos actores en muchos sentidos. Lamentablemente estos dos países han logrado que el FA entregara banderas que habían sido fundamentales en su conceptualización estratégica, como ser democracia y derechos humanos y se moviera hacia la aceptabilidad y permisibilidad hacia formas autoritarias o totalitarias. Un grave retroceso. Evidentemente hay responsabilidades de la dirigencia, porque una vez que el nivel de probidad intelectual y moral baja de lo aceptable se está desconectando definitivamente a una fuerza política de su rol de trabajar en base a valores para mejorar la sociedad en su conjunto. La experiencia histórica en estos casos suele llevar a la derrota y a años de travesía del desierto hasta recuperar los principios fundacionales.

Maduro debe irse

P: Cuando estuvo usted hace varios meses en Israel, siendo por cierto ya Secretario General de la OEA, me dijo en una entrevista que, para cambiar la situación en Venezuela, Maduro se tiene que ir. Que el problema no puede ser parte de la solución. ¿Vislumbra hoy un cambio?

R: Es la única solución posible, todos lo sabemos. No hay otra solución para redemocratizar el país ni para rescatarlo de la profunda crisis humanitaria, social y económica en que ha caído que con la salida de la dictadura y los dictadores. El sistema fracasado y perimido de la revolución cubana seguirá mientras tanto succionando lo que queda de Venezuela. Los 46.000 cubanos que hay en Venezuela que son la fuerza de ocupación extranjera más grande en el continente realizando tareas de represión, inteligencia y tortura deben desocupar Venezuela. Solo la democracia puede lograr eso.

“Soy el mismo de siempre”

P: Permítame plantearle algunas preguntas en tono más personal. Seguramente no le digo nada que no haya oído, si le comento que mucha gente se pregunta “qué le pasó a Almagro”. Yo hasta diría que eso va más allá de quién concuerda y quién discrepa. Usted parece otra persona, distinta de lo que era como Canciller de Uruguay. ¿Estoy equivocada?

R: Si, completamente equivocada. Soy el mismo Luis Almagro de siempre, pensando de la misma forma, defendiendo las mismas cosas, sintiendo exactamente lo mismo, y me sigue doliendo lo mismo.

P: Con todo respeto, me hago eco de algo que probablemente le haya llegado a usted mismo por algún lado: que la explicación radica en que antes, cuando usted era Ministro de Relaciones Exteriores de nuestro país, su jefe era Mujica, era el MPP. Y ahora, en la OEA, es Estados Unidos. ¿Qué responde a quien usa este argumento, nada elogioso por cierto?

R: Cuando era Canciller mi jefe era Mujica que era el Presidente de la Republica. No obstante, discrepé con él públicamente varias veces, las más notables por la ley de caducidad y por el ingreso de Venezuela al Mercosur. Ningún jefe se puede imponer a la conciencia de uno. No fue mi jefe el MPP cuando estuve en la Cancillería. La política partidaria no puede ni debe influir nunca en decisiones institucionales y no lo hizo. Ahora en la OEA tengo competencias muy específicas como Secretario General y las he asumido con absoluta responsabilidad. Sin ninguna condicionante, de ningún tipo.

P: Cuando usted era Canciller, Maduro no era aún el presidente de Venezuela sino su Ministro de Exteriores en el gobierno de Chávez. Todo se deterioró desde entonces pero no es que antes aquello era un paraíso. ¿Su línea de aquel entonces como Canciller de Uruguay no era muy distinta de la que tiene hoy en la OEA?

R: Ese también es un concepto absolutamente equivocado que he puesto en claro mil veces, pero no obstante es imposible que sea asimilado por determinados actores del sistema político. El concepto que algunos intentan vender es que yo era uno como Canciller y otro como Secretario General de la OEA. Los hechos demuestran exactamente lo contrario. Como Canciller, en la misión de Unasur de marzo de 2014 fui quien alcé la voz para denunciar y pedir que se detuvieran las violaciones de derechos humanos en Venezuela. Eso fue reconocido y publicado en otros países, pero en Uruguay no porque no correspondía al encasillamiento que se había hecho de mí. Pongo un ejemplo, diario La Nación de 28 de marzo de 2014 que señala “La realidad es muy distinta. Y violenta. Las imágenes que estudiantes y ONG mostraron a la UNASUR afectaron fuertemente. Según el líder universitario Juan Requesens (hoy preso político), el canciller de Uruguay, Luis Almagro, tomó la palabra para mostrar su ‘repudio a toda forma de violencia’. Alfredo Romero, director del Foro Penal Venezolano, destacó la postura del Ministro del Presidente José Mujica que todavía rechina en Miraflores: ‘fue contundente en cuanto hay que detener la violación de derechos humanos’, preciso.”

P: Usted recalca pues, que sus críticas a Venezuela no comenzaron desde la OEA.

R: Por supuesto que no. Mis problemas con Venezuela ya habían empezado en setiembre del 2012 cuando me opuse a su ingreso al Mercosur, algo que está debidamente registrado. No obstante, estoy seguro que después de esta entrevista tendré que volver a aclarar esto de nuevo y de nuevo. Simplemente porque no coincide con la narrativa que se había armado antes y la que se armó ahora.

Elías Jaua lo reconoce en una carta abierta que me dirigió el 9 de setiembre de 2015…

P: Recordemos, Elias Jaua, ex Vicepresidente y ex Canciller de Venezuela.

R: Exacto. Y así escribió: “Más grave fue su actitud inquisidora, durante las visitas de la Comisión de Cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) a Venezuela, con el propósito de promover el diálogo político entre el Gobierno y diversos sectores de la oposición venezolana, en el año 2014… En el marco de esta iniciativa, intentó Ud. cuestionar la decisión constitucional y soberana de la mayoría parlamentaria en la Asamblea Nacional Venezolana de suspender de ese cuerpo legislativo a la Sra. María Corina Machado; una de las principales promotoras de la violencia terrorista, por haber aceptado la representación diplomática de otra nación ante la OEA. …

Sr. Almagro, en ese entonces Ud. dio crédito público a las acusaciones emitidas por falsas organizaciones de derechos humanos, que vale acotar son financiadas por la Fundación Nacional para la Democracia (NED), en torno a las supuestas torturas de que fueran víctimas los ciudadanos detenidos por ser organizadores y ejecutores la violencia terrorista que se vivía en Venezuela; acusaciones, por cierto, que hasta la fecha no han sido soportadas con ninguna prueba…”. Aclaro que las partes destacadas fueron colocadas así por el propio Elias Jaua.

En resumen, yo soy el mismo de siempre, peleando por lo mismo de siempre. Es lamentable que tenga que explicarlo mil veces porque no coincida con la narrativa impuesta por los diferentes intereses políticos.

P: Pregunto y al mismo tiempo me imagino que en la OEA habrá estado expuesto a un detalle mayor sobre la situación en Venezuela. ¿Qué es lo peor que le ha contado personalmente alguien que haya visto los horrores de la dictadura de Maduro?

R: Mire, es imposible trasladar con mis propias palabras las vivencias de víctimas y de familiares de las víctimas. Es imposible hacerlo y no debo hacerlo. Le ruego que tome como mi respuesta al respecto el “Informe de la Secretario General de la OEA y del Panel de Expertos Internacionales Independientes sobre la posible Comisión de Crímenes de Lesa Humanidad en Venezuela”.

Israel y el conflicto

P: Quisiera plantearle un momento otro tema distinto, no Venezuela ni Cuba, pero creo que relacionado a la discusión de fondo. Me refiero a Israel y el tema del conflicto con los palestinos. Como Canciller, usted tuvo pronunciamientos y actitudes que dolieron muchísimo a los uruguayos judíos y a los uruguayos radicados en Israel. La sensación era que usted no entendía las amenazas bajo las que vivía Israel, con terroristas emplazados con cohetes a pocos cientos de metros de sus comunidades civiles cercanas a Gaza. Cuando usted estuvo en Israel como Secretario General de la OEA, habló de modo totalmente distinto sobre la lucha de Israel por vivir en paz y seguridad y sobre su democracia.¿Quisiera comentar algo al respecto? ¿Hay algo que usted cree que quizás comprendió tarde?

R: Siempre fui consciente de las necesidades en materia de seguridad de Israel, las expresé públicamente muchas veces. También de las agresiones y ataques que lo tienen como objetivo por parte de grupos violentos o terroristas. Ese nunca fue un punto ni siquiera de duda para mí. Lo que dije aquella vez tenía un contexto determinado y específico. También tuve acciones de mucho apoyo a Israel y la colectividad, como por ejemplo en dichos del Embajador de Irán de aquella época o en los atentados simulados contra la Embajada de Israel. Mi visión siempre fue, no obstante, de amistad con Israel y con las colectividades judías donde quiera que estuvieran.

Y cuando visité Israel volví a hablar de eso, de los valores comunes que compartimos, específicamente desde la OEA, como país democrático, como país que debe extremar esfuerzos permanentemente para construir su seguridad y la de su gente, por su nivel de desarrollo. Antes de eso ya había sido orador en la reunión del Congreso Judío Mundial en Buenos Aires y en una reunión de los Comités Centrales Israelitas en México explicando los mismos conceptos.

P: Bueno, yo le discutiría un poco este historial, pero ese no es el tema de esta entrevista. Es bueno, creo yo, lo que usted destaca hoy. Espero que haya otra oportunidad para hablar de eso más a fondo.

R: Sí, encantado, cuando quieras.

¿Y ahora?

P: ¿Y ahora? ¿Se sentirá cómodo de volver a Uruguay?

R: ¿Por qué no? Claro que sí. Siempre. Y más de haber leído o escuchado las mejores cosas en estos días.

P: ¿Aspirará a ser otro período más el Secretario General de la OEA? ¿Es posible algo así aún sin contar con el apoyo del gobierno uruguayo?

R: Sí, me comprometí a hacerlo. En un principio estaba asumiendo una responsabilidad en función del planteo de varios países. Hoy, además, en virtud de lo que pasó el fin de semana estoy absolutamente convencido de que debo hacerlo, cada vez se hace más necesario luchar con fuerza contra las infecciones que tienen nuestros sistemas políticos y partidarios.

P: ¿Siente temor por algo?

R: No siento temor, siento muchas veces impotencia de no poder hacer más o no poder salvarles la vida a los niños desnutridos en Venezuela, a los enfermos renales o diabéticos o con cáncer que están muriendo o van a morir, no poder detener la tortura contra presos políticos en Cuba, Venezuela y Nicaragua, no poder detener la violencia contra activistas sociales o de derechos humanos o las voces disidentes. Es también el desafío de que queda mucho por hacer.

P: Le deseo larga vida…pero me pregunto ya ahora cómo cree que quedará usted registrado en los libros de historia política de Uruguay y los de América Latina.

R: No me interesa. Mis conciudadanos de las Américas, de todo el Hemisferio me juzgan día a día por mis acciones y por mis dichos. Quiero simplemente seguir escuchándolos y seguir sintiéndolos en su apoyo, sus pedidos, sus críticas, sus necesidades, sus problemas. Ellas y ellos son la razón de mi trabajo, que se sintetiza en el buque insignia de nuestra conducción al frente de la OEA: más derechos para más gente.

P: Muchísimas gracias.

R: A usted.

Semanario Hebreo JAI


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