Turquía y Latinoamérica, una analogía de sus culturas – Bajo un lente latino
Turquía y Latinoamérica, una analogía de sus culturas. Bajo un lente latino.
Por Reyna Varinia Aguilar Pinto, especial para NODAL
Los aspectos culturales tienen un rol importante en el funcionamiento de la vida social y ha sido impulso de estudio clásico de la sociología. Por lo tanto mencionamos a los teóricos como el Sociólogo francés Émile Durkheim que con su noción de representaciones colectivas o su distinción entre sacro y profano como categorías de configuración del mundo social o el Filósofo Alemán Max Weber que con su noción de acción social con sentido y el análisis del espíritu del capitalismo como eje de la formación del mismo, atribuían un lugar central a los aspectos significativos y simbólicos en la construcción de lo social.
Sin embargo, el análisis de estos aspectos han tenido un carácter más bien secundario en los análisis sociológicos. Una de las razones de ello es la ambigüedad que ha tenido el concepto mismo cultura y el status ambivalente de la misma en la investigación social.
Desde una concepción socio-simbólica cultura se entiende como el conjunto de representaciones, valores, ideas y significados; y cito al mexicano Gilberto Giménez quien menciona que aquellas pautas y significados en la organización social: “históricamente transmitidos y encarnados en formas simbólicas, en virtud de las cuales los individuos se comunican entre sí y comparten sus experiencias, concepciones y creencias”.
Bajo esta misma óptica menciono al francés Pierre Bourdieu, quien distingue dos grandes dimensiones de cultura. Cultura internalizada, como pautas de significados, creencias, representaciones, significados y valores, y cultura objetivada, como expresiones simbólicas tangibles, tales como edificios, prácticas, rituales u objetos cotidianos, religiosos y artísticos a partir de las cuales los actores expresan significados, siendo cada una indisociable de la otra.
Por lo tanto partiendo de esta definición los aspectos significativos o simbólicos no se entienden como algo sobrepuesto a lo social, sino como un elemento constitutivo de ésta y una dimensión necesaria de todas las prácticas humanas. En este sentido la cultura objetiva o las expresiones culturales físicas no son propiamente cultura sino soporte de ésta, expresión simbólica de valores o representaciones colectivas.
¿Por qué hacer una analogía entre dos culturas aparentemente tan distintas?
Partiendo del concepto de analogía, como una comparación entre objetos, conceptos o experiencias y siendo para esta investigación un instrumento de argumentación y obtención de conocimientos. Puedo decir que como Latina encontré algunas semejanzas entre ambas culturas durante mi estadía de casi un año en Turquía, donde viví y vi muy de cerca su comportamiento socio cultural y por ende practicando algunas de sus costumbres y tradiciones propiamente turcas.
¿Qué encontré en común?
Pues ambas culturas nos sabemos proteger de las malas vibras o el llamado mal de ojo, así es; ahora les contaré sobre el Nazarlik (el ojo turco) y la Peonía o Semilla de Huayruro en Latinoamérica.
Si bien estamos hablando de dos objetos totalmente distintos la utilización de estos elementos para ambas culturas son la misma a continuación la sustentación de lo expuesto:
SOBRE LOS AMULETOS CONTRA LAS MALAS VIBRAS:
En Turquía encontramos el tan conocido “ojo Turco” que en realidad su nombre original es «Nazarlik», este elemento es un ojo de color turquesa y azùl que protege a las personas que lo traen consigo, de aquellos miramientos ajenos y mal intencionados. Se dice que las personas no siempre nos miran con «buenos ojos», habiendo entre ellas envidia, celos, e incluso, malos deseos para nosotros; por lo que el Nazarlik (ojo turco) nos aleja de todos aquellos malos deseos y «malas vibras» que nos pueda traer la mirada de alguna persona.
En contraparte en los países de América del Sur, principalmente en Bolivia, Brasil, Colombia, Perú, Paraguay, y Venezuela, encontramos a la Peonía o Semilla de Huayruro en su nombre original indígena.
Según la cultura latinoamericana los huairuros (peonía) iban colgados en el cuello de una hermosa dama en forma de collar, quien sería entregada de manera obligatoria al Inca Túpac Yupanqui para que se conviertiera en su esposa, sin embargo, ella amaba a otro hombre.
Al intentar escapar tras el amor de su vida, el Inca ordena su captura y su amado muere tratando de defenderla.
La bella mujer es condenada a muerte, pero lo acepta feliz porque sabe que se reencontrará con el hombre que ama en el más allá.
Esta leyenda manifiesta que la persona que portó el collar de Peonías (Huayruros) tuvo mucha suerte, fortuna y amor; se sabe que murió, pero esto le traería mucha dicha y suerte cuando se volviera a encontrar con su amado.
Se dice que donde esté la semilla de Huayruro (peonía) no entrarán los espíritus malignos. Además es considerada una semilla de la suerte ya que otorga a quien la porta energía positiva, valor, éxito, fortaleza y protección ante la envidia y las falsas amistades.
Y por la gran demanda ante una protección de malas vibras ambos elementos en ambas regiones hoy en día los encontramos como bisutería
PARA LAS CASAMENTERAS:
Sin lugar a duda hay en el mundo hay personas que a la fuerza quieren que las mujeres y los hombres solteros encuentren a su “media naranja” y también hay algunas mujeres que a como dé lugar quieren encontrar al amor de su vida y con quien casarse, pues para aquellas personas mujeres que quieren contraer nupcias lo más pronto posible solo deben dirigirse a Turquía o algún país de Latinoamérica y pedirle a una novia que escriba su nombre en la suela de su zapato.
Esta tendencia, en realidad llega desde Turquía, donde según manda la tradición, cada una de las amigas íntimas de la novia escribe su nombre en la suela de los zapatos de la misma, antes de la boda y con tinta azul; y al finalizar el primer baile, el nombre de la amiga que este más borrado, será la siguiente en casarse.
Si bien esta tradición de origen turco y está dirigido a las amigas más cercanas de la novia, en Latinoamérica podremos encontrar no solamente nombres de mujeres sino también nombres de varones que no necesariamente son amigos íntimos de la pareja e incluso en países como en Perú encontraremos mensajes extensos escritos en la suela del zapato donde expresan sus deseos para el nuevo hogar.
DINERO PARA LOS RECIÉN CASADOS!
Tal parece que en ambas partes del mundo nos preocupamos por el bien estar económico de los recién casados.
Esta tradición en Turquía es un poco más ordenada a diferencia de la que practicamos en Latinoamérica, pues en este país los novios suelen utilizar una cinta de color rojo en el cual los invitados les van trabando billetes o quizás alguna moneda de oro.
En países como en México encontraremos a los novios con muchos billetes en sus atuendos pero sobre todo en el velo de la novia como indica la tradición.
Sin embargo en otras regiones de Latinoamérica el comportamiento de los invitados es similar ya que también vemos estos mismos presentes económicos, pero obviando la exclusividad de poner el dinero en el velo de la novia.
EL VELO EN LA CABEZA DE LAS MUJERES:
Las musulmanas utilizan el velo (manto que cubren su cabeza y su cuerpo) porque Allah las mandó a vestirlo, pues en el Noble Corán 33;59 encontramos lo siguiente:
“¡Profeta! Di a tus esposas, a tus hijas y a las mujeres de los creyentes que se cubran con el manto. Es lo mejor para que se las distinga y no sean molestadas…”
Pues bien, la mujer musulmana que cubre la cabeza hace una declaración sobre su identidad y cualquier persona con sólo verla sabrá que es musulmana y que tiene un manifiesto de su carácter moral, muchas musulmanas que se cubren están llenas de dignidad y autoestima, están felices por ser identificadas como mujer musulmana.
En la religión Católica el velo, es considerado como una tradición antigua que ahonda sus raíces en el pueblo de Israel; donde era un elemento que expresaba sumisión a Dios y respeto.
Uno de los motivos para usar el velo era la costumbre de cubrir lo que se consideraba digno de respeto, de veneración. Actualmente la Iglesia Católica ha retomado esta norma por los mismos motivos; de esta manera se cubren, por ejemplo, el cáliz, el sagrario, el copón, los altares, etc. y el velo en las mujeres denota además respeto por el lugar y la conciencia de estar en una situación y en un lugar especial; lo vemos, por ejemplo, en situaciones de solemnidad como en la primera comunión o ante el Papa.
LA CARTA DE LOS DESEOS.
En Turquía cada noche del 5 de mayo se celebra el Hıdrellez, esta es una fiesta en la que los turcos celebran al final del invierno y al principio del verano y tiene relación con el ‘culto de Hızır’. Quien ayuda a las personas y les da riquezas y salud. Esta tradición nos cuenta que la noche del cinco de mayo el profeta Hızır y el profeta Ilyas (quienes son personas sagradas en el Islam) se encontraron en la Tierra y este día se cree que todos los deseos se materializan.
En esta noche las personas escriben sus deseos en papeles y ponen estos deseos en una bolsa roja con monedas pequeñas, al fondo de un rosal, posteriormente la mañana siguiente, se lanza esta bolsita al mar porque hay la creencia de que esos deseos se cumplirán a la brevedad posible, sin embargo algunas personas en lugar de escribir los deseos en papeles, pintan sus deseos debajo del rosal.
En Latinoamérica para recibir el nuevo año, algunas personas practican la tradición de escribir una carta, en la cual manifiestan doce deseos que se quieren obtener el año siguiente, esta carta se la debe leer mientras se escucha cada una de las doce campanadas que indican el inicio del nuevo año es decir a la media noche del 31 de diciembre, posteriormente se debe guardar esta carta en la billetera o cartera hasta el fin de año.
EL VASO DE AGUA
En Turquía si una persona se va a un viaje largo, se tiene la costumbre de verter un vaso de agua en el suelo, esto significa para la cultura turca: “El que va, que se vaya como agua y que vuelva como agua”.
Otra de las tradiciones para recibir el año en Latinoamérica es precisamente el lanzar un vaso o un balde de agua por la ventana o puerta de la casa, para que se vayan todas penas y lagrimas derramadas el año viejo.
*Comunicadora Social y Politóloga boliviana