Hugo Moldiz, exministro de Bolivia: «La postura política que Evo ha liderado en el proceso de cambio por la disputa de fuerzas en América Latina ha incidido en el fallo”
Entrevista a Hugo Moldiz, exministro de Bolivia
Por Carla Perelló, desde la redacción de NODAL
“Bolivia nunca va a renunciar a una salida al mar”. El presidente de Bolivia, Evo Morales, habló ayer minutos después de conocer el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en el que determinó que Chile no está obligado «jurídicamente a negociar un acceso soberano al océano Pacífico para el Estado plurinacional», en el caso popularmente conocido como “demanda marítima”. Desde Chile, su par Sebastián Piñera, salió a las puertas de La Moneda para celebrar que su país no deberá ceder en su postura. La decisión –inapelable y de cumplimiento obligatorio- fue tomada por 12 votos contra 3, tras más de cinco años de litigio. Las lecturas sobre este resultado son diversas, por eso, NODAL, consultó al exministro de Gobierno de Bolivia, Hugo Moldiz.
¿Cuál es su evaluación sobre el fallo dado a conocer ayer por la CIJ?
Habiendo leído las pocas hojas que contiene el fallo la verdad es que la calidad me ha dejado con un sabor a decepción. Cuando uno lee con detenimiento va a observar que el razonamiento que contiene, en varios casos, no tiene nada que ver con la conclusión de los ocho puntos que se desmenuzaron. En las consideraciones preliminares, por ejemplo, lo que Bolivia alega en su presentación es que Chile tiene la obligación de negociar. La Corte allí concluye en el mismo sentido: que los Estados están obligados a entablar las negociaciones y perseguir actos de buena fe. Hay falencias jurídicas de este texto que seguramente el equipo jurídico y muchos de nosotros iremos observando. Como segundo elemento, el contenido del rechazo a la objeción presentada por Chile no es tomado en cuenta en nada a la hora de emitir este fallo final, ahí también hay contradicciones (N de R: en septiembre de 2015 la CIJ se consideró competente en el caso, a diferencia de la postura chilena que consideraba que la Corte no debía pronunciarse en el caso). En tercer lugar, llama la atención que la Corte, que por lo general trata de tener fallos un poco más eclécticos, haya tomado una posición tan dura contra Bolivia, porque bien pudo haber planteado la obligación de Chile a dialogar con Bolivia. Ahora, el presidente de Chile insinúa que esto nos deja peor que antes, tratando así de interferir en asuntos políticos de Bolivia. Ese argumento también está siendo planteado por la oposición boliviana, pero no nos deja peor que antes. Desde el punto de vista jurídico deja lugar para ulteriores acciones, ante la CIJ como ante otros organismos, porque por ejemplo no quedan lugar a dudas de que Bolivia tuvo mar. Además, esto no debería ser un impedimento para un diálogo entre ambos Estados, por lo tanto esto es una buena base para ulteriores acciones.
¿Por qué supone que la CIJ tuvo una posición tan dura con Bolivia?
No puede estar ajeno a nuestro razonamiento dos cuestiones: una, que todas las instituciones que han nacido después de la Segunda Guerra Mundial al influjo de las Naciones Unidas responden a un determinado orden establecido y los límites de cualquier alteración de ese orden se explican por su naturaleza. Sólo así podemos explicarnos que caen en saco roto múltiples iniciativas que se tienen, por ejemplo, para la independencia de Puerto Rico, el cese de bloqueo a Cuba, la devolución de la base militar en Guantánamo, o incluso devolverle las Islas Malvinas a la Argentina. Hay otros organismos que también responden a ese orden mundial de posguerra con una gran hegemonía norteamericana. Me remito a Henry Kissinger en su libro Diplomacia: Estados Unidos no cree en el sistema internacional, sino que se cree el sistema internacional. La consideración más específica es que lo jurídico es el espejo de relaciones de fuerza, tanto en el campo de la economía, como en el campo de la política. Lo jurídico es la manifestación de la voluntad y de los intereses de un grupo, expresa la disputa que hay al interior de un determinado mundo, determinada región, y creo que evidentemente, hoy América Latina es un escenario de disputa entre las fuerzas que apuntan a la emancipación y las que quieren mantener el orden establecido. Hay un concierto de países: Chile, Perú, Colombia, y habrá que ver México si recupera el principio de la no intervención, que son los que llevan adelante la política definida por Estados Unidos para América Latina y lo hacen también sacando una tajada a cambio. Estados Unidos no tiene amigos, lo que tiene es aliados por intereses, creo que desde esa perspectiva geopolítica es cómo también hay que explicar el fallo. Incluso, hay gente que dice que Evo no debería haberle hablado muy fuerte a Donald Trump en la asamblea general de la ONU. Se equivocan, porque eso sería quitarle seriedad a la Corte Internacional. Aunque sí hay un factor geopolítico que puede explicar lo sucedido en La Haya y no es la actitud de Evo en la ONU sino la postura política que ha liderado en el proceso de cambio por la disputa de fuerzas en América Latina. Tiene que ver la nacionalización, haberle devuelto la soberanía al país, haber expulsado al embajador de Estados Unidos en 2008, a la DEA.
¿Considera que este fallo puede tener impacto en las relaciones entre países de Suramérica?
En el corto plazo lo que va a tratar la derecha internacional es de utilizar este fallo en coordinación con la derecha boliviana -cuya naturaleza ha sido antiboliviana- para golpear políticamente a Evo, tratando de modificar las relaciones de fuerza dentro del país con miras a las elecciones del 2019. Entonces, van a tratar de modificar el tablero geopolítico suramericano buscando erosionar la preferencia y el predominio político de Evo Morales en Bolivia, pero no creo que lo logren.
¿Por qué es tan importante el mar para Bolivia?
Porque Bolivia nació con mar, es recuperar lo que vendría a ser la prolongación de nuestro cuerpo. A nosotros nos mutilaron. Si bien Bolivia ha perdido otros territorios, el tema del mar es estratégico porque es lo que nos impide relacionarnos de manera más fluida con el mundo y eso tiene un costo muy concreto, no es una abstracción. Bolivia es la economía que más ha crecido en los últimos años y si tuviéramos acceso al mar nuestro crecimiento podría estar cerca del 7 por ciento anual, lo que en las actuales condiciones nos pondría cerca de las economías de alto crecimiento como China, Nepal e India. Por lo tanto, la falta de acceso al mar tiene un impacto muy contundente sobre la economía boliviana.
¿Cuáles son los desafíos que observa a partir de ahora?
Creo hay un desafío para Bolivia, Chile y para toda Suramérica: si dejamos de ver el norte y empezamos a ver al sur independientemente de las ideologías, las economías se pueden fortalecer a partir de construir algunos ejes de articulación. Uno puede ser el corredor bioceánico, donde están Perú, Bolivia y Brasil y al que se podrían pronto sumar Argentina y por qué no Uruguay, ojalá Chile pueda hacer lo mismo. Por otra parte está el tema de la energía, que tiene una articulación entre nuestras economías que puede ayudar a resolver el acceso a la energía de Chile a propósito del déficit que tiene.