Esteban Cerdas Aguilar, periodista costarricense: «La reforma fiscal toca solamente los bolsillos de la clase trabajadora y más vulnerable»

995

Huelga Indefinida en Costa Rica

Desde el pasado 12 de septiembre, Costa Rica vive una convulsión social inédita. Huelgas sindicales, cortes de ruta, paro de actividades en ministerios, en el Poder Judicial y en las Universidades son parte de las acciones de la Huelga Indefinida que se lleva a cabo en rechazo a la reforma fiscal que el reciente gobierno de Carlos Alvarado intenta imponer. Asumido en mayo del corriente, el presidente Alvarado promueve una reforma fiscal para reducir alrededor de una cuarta parte del déficit fiscal de Costa Rica (estimado para este año en 7,1 puntos del PIB), tras las insolvencias manifestadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en el sector financiero costarricense en su última misión al país. Entre los puntos de la reforma impulsada por Alvarado, que rechaza más de un 80% de la población, se encuentran la imposición de una tasa del 13% a los servicios informáticos, gimnasios, espectáculos, abogados, streaming (Netflix, Spotify, etcétera); a los alquileres altos, el transporte y los juegos de azar; una tasa de 4% para la educación y la salud privadas, los libros, boletos aéreos, compra de maquinaria y a los servicios para la producción agropecuaria, entre otros.

En medio del silencio de los grandes medios de información, dedicados a las tormentas que azotan el sur de los EEUU, el país caribeño tantas veces nombrado como ejemplo de la Pax Liberal que se quiere instalar en América Latina, L’Ombelico del Mondo conversó con Esteban Cerdas Aguilar, periodista y asesor del diputado del Frente Amplio José María Villalta, quien explicó los alcances de la protesta:

–Es una huelga histórica que logra reunir no solamente al sector sindical sino que además suma también al sector privado. Aquí en Costa Rica hay una particularidad y es que todo el sector público, incluida la fuerza pública, está sindicalizada. Entonces, se suman a la huelga la misma fuerza pública y el sindicato que le representa. Todos en contra del combo fiscal. En Costa Rica estamos muy cerca de vivir una crisis fiscal. El tema ya no es si es necesario o no una reforma fiscal, ese debate ya pasó. El debate ahora es cuál sería más beneficiosa para el país. Los principales motivos de oposición que se presentó son que no se pasó por una mesa de negociación, es impulsado por el gobierno anterior, la administración del presidente Solís, y que es herencia de la administración actual del presidente Alvarado. De hecho, es la primer prioridad que tomó en abril cuando inició sus funciones. Es una reforma fiscal que desde la oposición se indica que toca solamente los bolsillos de la clase trabajadora y más vulnerable, y que obvia por completo los privilegios que tienen actualmente sistemas como la zona franca y los quintiles con mayor capacidad adquisitiva del país, que además son quienes más evaden impuestos en el territorio costarricense.

–Durante el debate de cara a la segunda vuelta presidencial a finales de 2017, los medios de comunicación nos presentaban a la sociedad costarricense como profundamente dividida. ¿Esto se puede ver reflejado en la situación actual o la oposición a la reforma es mucho más generalizada?

–Creo que la polarización de la segunda ronda electoral difiere de lo que hoy es la discusión en contra del combo fiscal. Creo que son sectores bastante opuestos. De hecho, quienes se encuentran hoy en la calle fueron en su gran mayoría aquellos que dieron su voto al presidente Carlos Alvarado. Pues a sabiendas de que Carlos Alvarado iba a impulsar la reforma actual, cualquiera de los partidos que se presentaron en la primera ronda sabían que era un tema que deberían afrontar en su administración; el voto al actual presidente fue más bien en contra de Fabricio Alvarado, el candidato ultra conservador que fue el gran perdedor de la segunda ronda, aunque obtuvo 14 diputados que hoy impulsan su agenda desde allí.

–Lo mencionábamos también en función del rol que toman las instituciones religiosas en la política costarricense, teniendo en cuenta de que Fabricio Alvarado representa a sectores evangélicos y que el actual mediador en el conflicto es el arzobispado.

–La Iglesia Católica es, en efecto, a quien se ha invitado para mediar el conflicto entre el sector de gobierno y los sindicatos, que son quienes aglomeran en mayor medida esta oposición, pero no son los únicos. También el sector estudiantil o algunos empresarios, especialmente aquellos que tienen que ver con el agro. Esta mediación ha tenido incluso serias críticas de parte de algunos sectores de la oposición que entienden cuál ha sido el papel de la misma institución religiosa a nivel latinoamericano. La Iglesia Católica en la segunda ronda electoral también jugó un papel muy importante. El presidente Carlos Alvarado en un momento reconoció que él era católico no practicante, y eso le significó cierto apoyo cuando se llegó a un escenario de confrontación entre los evangélicos ultra conservadores del Partido de Restauración Nacional y el sector católico representado por el actual presidente. Creo que por allí va el tema, no tanto por la búsqueda de una mediación imparcial y objetiva sino porque en algún momento hubo un apoyo, no directo pero tácito de la Iglesia al presidente y que ahora probablemente mediará en favor de los intereses de quienes impulsan este plan fiscal y que son representados ahora en muchísimas instituciones de gobierno.

–¿Cuál ha sido la respuesta ante las manifestaciones de oposición a la reforma? ¿Cómo crees que seguirá el conflicto?

-La primera acción legal del gobierno fue solicitar la declaratoria de ilegalidad de la huelga a nivel nacional. Extrañamente, un primer servicio judicial en El Caribe deja sin lugar ese pedido. De hecho, son el único territorio en el país donde se puede manifestar de forma legal. El resto de los juzgados del país se mantienen en proceso de investigación. Ha sido una actuación de represión. El momento de mayor represión se dio el pasado miércoles 12, en una manifestación donde había entre 500 mil y 700 mil personas en San José. Hoy se conoció una directriz adonde la policía de tránsito le quita las placas a todos los vehículos que transporten manifestantes en el gran área metropolitana de la capital. En El Caribe las manifestaciones han sido mucho más violentas, con saqueos en supermercados e incendios de antenas de telecomunicaciones o incendios de camiones cisterna que trasladan gas al resto del país. Cada día, conforme la huelga va avanzando, se torna aún más violenta la protesta. Pero tiene que ver con un descontento histórico, porque es un territorio históricamente olvidado por los gobiernos de los últimos 30 años y que hoy vienen a ser muchísimo menos representados en el gobierno de Carlos Alvarado con el impulso de esta reforma fiscal.

–En las elecciones de 2014 se presentó un actor político nuevo desde el progresismo, el Frente Amplio (FA) que postulaba a José María Villalta como candidato a presidente. Viendo lo que sucede hoy surge la pregunta de qué sector político puede llegar a crecer en medio de este conflicto. ¿El Frente Amplio podría llegar a acumular capital político con el actual descontento?

–En efecto, Villalta tuvo el tercer mejor resultado de la campaña 2014, convirtiendo al FA en la tercera fuerza política del país y en el partido de izquierda más votado de la historia de Costa Rica. Aquí no existe el período consecutivo como diputado, así que entre 2014 y 2018 no pudo ejercer pero, justamente en esta coyuntura, volvió a ser diputado. Aquí, como en el resto de América Latina, hay diversas izquierdas, desde las más radicales a las más moderadas. El FA, sin embargo, ha sido el único partido dentro del actual Parlamento que ha mostrado una oposición crítica pero además proactiva, que propone. Los mismos sindicatos han presentado una propuesta alternativa a la reforma fiscal que hoy se discute con la cual el mismo FA concuerda. Incluso recoge más recursos de las finanzas públicas que la del gobierno. Podría ser que para las elecciones municipales de 2020 como en las generales de 2022, el FA signifique una opción viable.

Ombelico


VOLVER

Más notas sobre el tema