Colombia: entrega de los detenidos por el ELN a una misión humanitaria en Chocó
Eln libera a los militares secuestrados en Chocó
Tal y como lo había anunciado la delegación de paz del Eln, el grupo de personas que permanecían en cautiverio por sus unidades en Chocó fueron finalmente liberados, como un gesto de voluntad de paz. Los seis secuestrados pasaron más de un mes retenidos por la insurgencia y pronto regresarán a sus hogares.
?#ATENCIÓN | Hoy en Chocó acompañamos la comisión humanitaria que facilitó la liberación de 6 personas que estaban en poder del ELN desde agosto. Nos alegra saber que pronto podrán reencontrarse con sus familias
| @DefensoriaCol @episcopadocol @ELN_Paz @ComisionadoPaz pic.twitter.com/IepG5GaVuf— CICR Colombia (@CICR_co) 12 de septiembre de 2018
La noticia de que los cuatro uniformados y dos civiles ya están en libertad la dio la Defensoría del Pueblo y el Comité Internacional de la Cruz Roja, quienes además de la Conferencia Episcopal, acompañaron la operación humanitaria que permitió la liberación de los secuestrados.
Se trata de los policías Wilber Rentería, Luis Carlos Torres Montoya y Yemilson Leandro Gómez Correa; el soldado profesional Jesús Alberto Ramírez Silva y dos civiles aún sin identificación. Los liberados serán llevados a un hospital para realizarles los exámenes médicos de rutina y posteriomente podrán regresar a sus hogares.
El secuestro de las seis personas se presentó el pasado 3 de agosto a la altura del corregimiento de Vidrí, municipio de Vigía del Fuerte (Chocó). Los cuatro uniformados se encontraban en la zona levantando los elementos logísticos, como baños portátiles, antenas de comunicación y carteles, que fueron utilizados en la zona veredal donde las unidades de las Farc de esta región hicieron su tránsito a la vida civil. Los dos civiles al parecer son contratistas con conocimientos en el mantenimiento de equipos de comunicaciones, y por eso acompañaban el grupo de uniformados.
Con esta liberación, el Eln da por cumplida su palabra de que dejaría en libertad a las personas secuestradas para demostrar su voluntad de paz. El propio presidente Iván Duque se lo había exigido a la guerrilla como un mínimo para continuar el proceso de paz. Sin embargo, los organismos de inteligencia del Estado estimaban que eran 19 las personas plaguiadas por esta organización. Pero el jefe negociador del Eln, Pablo Beltrán, había advertido hace unos días que sólo tenía información de estas seis personas. Ahora, la pelota sobre la mesa de diálogos que está suspendida en La Habana se encuentra en la cancha del gobierno, quien dirá si cumplieron con las exigencias para continuar la negociación.
Finalmente, el Frente de Guerra Occidental del Eln, el cual mantenía secuestrados a estas seis personas, emitió nun comunicado luego de la liberación. En el pronunciamiento, el jefe guerrillero asegura que lograron la liberación a pesar del gobierno, pues tuvieron que enfrentar duros operativos militares. El comandante insurgente también sostuvo que es un gesto unilateral, humanitario y en concordancia con la mesa de diálogos de paz.
«Realizamos la liberación unilateral ya que, para el gobierno, sus soldados y policías no ameritan ni siquiera la firma de un protocolo que garantice una acción humanitaria. Cinco semanas de retraso injustificado, causado por el gobierno». expresó alias ‘Uriel’, comandante de las unidades del Eln en el Chocó. El jefe guerrillero explicó que se movieron en fuertes operativos militares para cumplir con la palabra empeñada.
«Los elenos no nos cansaremos de seguir buscando la paz, la vida digna, la justicia social, la inclusión y la democratización de nuestro país. Invitamos a los colombianos y colombianas, a luchar por estas transformaciones, bien sea desde las filas del ELN o desde otros espacios; lo importante es que cada compatriota entienda que los cambios favorables a las mayorías, no llegarán solos, debemos construirlos día a día», concluyó.
Crónica de una liberación anunciada
Víctor de Currea-Lugo (Especial desde Chocó para NODAL)
Chocó es lo más cercano al ensayo general del diluvio universal: llueve como en pocas partes del mundo. Esta región de Colombia comparte todas las causas del conflicto armado y tiene, por lo mismo, todas las razones para buscar la paz. Allí, queda solo un grupo guerrillero activo: el Ejército de Liberación Nacional (ELN), pero hay además bandas de narcotraficantes y grupos paramilitares.
Chocó es la región con más pobreza del país y con mayor índice de Necesidades Básicas Insatisfechas. A esto se suma desnutrición y mortalidad infantil, corrupción y burocracia, falta de vías y de agua potable. Allí, casi el noventa por ciento de la población es indígena o afrodescendiente.
En sus selvas, hace más de un mes, fueron detenidos por el ELN seis personas, acusadas de estar espiando. Tres son policías y uno de ellos es un soldado profesional. Los dos restantes son civiles. Esta detención, junto con una similar sucedida en Arauca, tensionó aún más el ya frágil proceso de diálogos que realiza esta guerrilla con el gobierno colombiano.
Su liberación no fue posible de manera concertada y el ELN decidió hacerla de manera unilateral, al no llegar a un acuerdo con el gobierno. En este contexto, yo, como periodista, tomo un avión para Quibdó, la capital de Chocó.
El Frente Occidental
Cubrir un conflicto armado es el arte de preguntar en regiones y a actores que no quieren responder. Esos silencios son los que llenan la teoría, que a su vez es el arte de organizar las suposiciones. Si Chocó es una incógnita para una buena parte del país y el ELN es otra, el ELN en el Chocó es aún más extraño, máxime en un país en el que la verdad está en el televisor.
Las vías del Chocó son sus ríos, imponentes y sin pescadores. La contaminación producto de la minería ha contribuido a la ausencia de pesca. A la orilla se ven algunas dragas y, según los estudios, el mercurio y el cianuro dañan la salud de los chocoanos y otras formas de subsistencia. Hasta hace pocos años, la población vivía de la caza y de la pesca, en pleno siglo XXI. Por sus ríos y después de varias horas de viaje bajo la lluvia, llegamos a un pequeño escampado donde nos esperaba el ELN.
Llegar hasta el sitio de la cita tomó más tiempo del esperado. Los baquianos se cuidaban de moverse ante la presencia de embarcaciones de la Infantería de Marina colombiana. Nos llegaron noticias de las cercanías de barcos “Piraña” desembarcando tropas que luego se internaron en la selva. Los días en esa parte de la selva oscilaban entre amaneceres nublados y atardeceres pintados de amarillo, cuando el sol golpea la vegetación. La guerra no impide, en todo caso, disfrutar de la belleza del lugar.
El Frente de Guerra Occidental del ELN, usa y mucho las redes sociales. Uno de sus comandantes hace a la vez de vocero. Uriel. Un flaco, alto y con acento marcado. En una de las tantas zonas que controla el ELN pude entrevistarlo: ratifica ser parte del ELN, obedece al Comando Central, respeta a la Delegación de Diálogos de esa guerrilla, pero, igualmente, es escéptico frente a la negociación. Hablamos de la incorporación de jóvenes a la guerra, de la izquierda colombiana y de las enseñanzas de la desmovilización de las FARC. Aquí podrán ver la entrevista completa
La inmensa mayoría de los guerrilleros reflejan la composición de la población chocoana: personas de comunidades negras e indígenas. Los combatientes son jóvenes, pero no veo menores de edad. Los ruidos de la selva se mezclan con los ruidos de la formación y los radios de comunicación. Uno de ellos dice que le toca guardia a las 12 de la noche, “cuando salen los muertos” le dice otro, en medio de las risas.
El inevitable tema de conversación fue la detención de seis personas, cuatro de ellos, miembros de la Fuerza Pública. Me insiste en que por allí cruzan policías que van de camino a los diferentes municipios, pero no los detienen. Según Uriel este fue un caso diferente: los detenidos hacían labores de espionaje. Varias veces sobrevolaron los aviones militares, al tiempo que oía las noticias de que el Estado había disminuido la intensidad de la ofensiva para permitir las liberaciones.
Me preguntó por mi propia visión de la lucha armada, frente a algunos de los otros guerrilleros. Pasé de entrevistador a entrevistado. Me sorprendió su alto nivel de escucha. Al margen, él trabajaba junto con otros “elenos” (así se llama a los militantes del ELN) en un plan para liberar de manera unilateral a los detenidos. No vi a los capturados, de hecho, tengo la sensación que estaban muy lejos de allí.
Los preparativos
Organizar una operación humanitaria es el arte de inventarse certezas. Hay poca información y el ambiente es cambiante. Eso es una constante universal. Mientras veía cómo el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), la Defensoría del Pueblo y la Diócesis de Quibdó avanzaban sobre la poca información disponible, el ELN y el Gobierno seguían en un rifirrafe mediático de acusaciones mutuas.
Además de esperar que las partes le bajaran a la intensidad mediática, se esperaba que efectivamente disminuyeran las operaciones militares. Había un plan A y un B y un C. Que si helicóptero, que si lanchas, que si carros. Todo dependía del terreno y de las rutas más seguras para que los guerrilleros y los seis detenidos pudieran moverse sin problemas de seguridad. En estos casos, la seguridad se impone a la confianza. Al frente de todo estaba Juan Carlos Cuellar, gestor de paz del ELN.
A las comisiones anteriores se sumaban la sociedad civil y los periodistas. De la sociedad civil vendrían, además de líderes locales, algunas vocerías del orden nacional. Ya estaban en Quibdó los voceros de comunidades reclamantes de la restitución de tierras, de Riosucio. Uno de ellos me habló de la “angustia de dormir amenazado de muerte”.
Finalmente acordaron que el CICR recibiría a los detenidos, y que la Defensoría, la iglesia y la sociedad civil harían presencia; quedaba pendiente el tema de nosotros, los periodistas. Tuvimos una reunión entre nosotros para ajustar un pacto de que nadie saliera a “chiviar” al otro. En época de redes sociales, el éxito no está en decirlo primero sino en decirlo mejor.
Estando pendientes de la liberación, la cadena RCN anunció la liberación, pero era mentira, fruto del afán por informar sin confirmar con las fuentes: se trataba realmente de un grupo de salud, víctima de presiones por parte de delincuentes comunes en otra zona de Chocó.
El día D
La ruta fue objeto de cambios. Hubo un primer plan, por tierra, pero finalmente fue cambiado. En la exploración de ese potencial primer camino, a la salida de Quibdó nos despedía un letrero que decía: “Uribe es Colombia”. Luego cruzamos por lugares, años antes, bajo el control de las Autodefensas Unidas de Colombia, cuyas siglas todavía dan miedo. El paramilitarismo en Chocó no es parte del pasado.
El segundo camino, el que finalmente se usó fue por agua. En varios botes íbamos humanitarios, religiosos, sociedad civil y periodistas. Con varios habían tenido reuniones previas, como Monseñor Juan Carlos Barreto y el Defensor del Pueblo, Carlos Negret.
En las orillas se observan las consecuencias de la minería y unas trochas que no reflejan la gran riqueza del departamento. Más de dos horas después nos estaban esperando. Dejamos las lanchas para esperar en un caserío indígena, la entrega de los detenidos. Antes nos habían recomendado apagar los teléfonos celulares por precaución a que inteligencia militar ubicara la ruta y aquello terminara “de mala manera”.
Finalmente vimos llegar a las seis personas esperadas. Todos vestían ropa limpia y nueva. Uno de ellos, ante mi pregunta por el trato recibido, me dijo: “no nos dijeron ni una grosería”; otro afirmó que “estaban preocupados de que comiéramos bien”. Les gustó el “lindo detalle de traernos ropa nueva”. Los guerrilleros encargados del traslado llegaron igualmente ensopados por la lluvia.
El personal médico del CICR, dirigido por la enfermera Lorena, examinó el estado de salud de los recién liberados, buscando malaria o alguna otra dolencia. El ELN pidió que alguien leyera su comunicado, como condición para la liberación. El Gestor de Paz, Juan Carlos Cuellar, confió en mí y me pidió que lo hiciera, no sin antes advertirles a los colegas periodistas que no hubiera malinterpretaciones, pero eso no impidió las risas. La formalidad de las liberaciones se estrella siempre con la espontaneidad humana.
El camino a casa
El regreso ya era más fácil: la prisa era de nosotros, los periodistas, por informar los hechos. Y claro, cada uno lo hace desde su propia percepción y su línea editorial. Tal como se había acordado, la parada final sería la Defensoría del Pueblo, donde estarían a la espera varios oficiales de las Fuerzas Armadas. Allí también esperarían los familiares de algunos de los detenidos. “Nos trataron mejor que a ellos mismos” fue la última frase que escuché de uno de los recién liberados.
La liberación había llegado a su fin, seis personas habían recuperado la libertad y había cierto aire de optimismo. Pero los otros temas de esta historia seguían ahí: la pobreza, la exclusión, la guerra misma, la minería, la corrupción y el centralismo. El problema sigue siendo cómo liberar al país de todos esos otros males.
Un sector de la sociedad, de los mismos que reclaman la defensa de la Constitución, se dedicaron en Twitter a negar la misma Constitución que reconoce el derecho humanitario y sus categorías. Pero aquí no es el espacio para hacer un curso de derecho.
La Mesa de La Habana recibe con esto un nuevo apoyo, aunque estoy convencido que la voluntad política del Gobierno respecto a la paz, para bien o para mal, ya estaba tomada, aunque el ELN cumplió con su palabra. Se siente una extraña frustración de participar de una acción humanitaria exitosa, ante un Gobierno que no da el paso hacia la paz y ante una sociedad que habla desde el odio. Ahora algunos analistas volverán a sus puestos, a decir sobre el proceso de diálogos, a desdecir sobre lo divino y lo humano de una región del país estancado en la pobreza. Atrás permanecen las incógnitas sobre el Chocó y sobre el ELN, cuyas respuestas son mucho más evidentes y simples de lo que algunos suponen.
Entrevista al comandante Uriel, del ELN: “El ELN es una organización centralizada y con un mando único”
Víctor de Currea-Lugo (Especial desde Chocó para NODAL)
Al sur del Chocó, en una zona selvática, logramos entrevistar a uno de los comandantes del Frente de Guerra Occidental, del Ejército de Liberación Nacional (ELN). En medio de una ofensiva militar y después de un largo viaje por rio, bajo la lluvia, pudimos hablar con el más mediático de los comandantes guerrilleros colombianos.
¿Usted por qué es tan mediático? ¿Por qué usted tiene Twitter y un blog, cuando muchos otros comandantes del ELN no hablan?
-Estamos en la guerra de cuarta generación, el componente ideológico toma cada vez más relevancia, pese a que siempre vamos en desventaja. Decía el comandante Pablo Beltrán, “nosotros tenemos un parlantico muy pequeño, comparado con la gran matriz mediática dominante a nivel internacional”, pero hasta cierto punto, sí podemos hablar de democratización de la información, tenemos herramientas de comunicación que están a nuestro alcance en las selvas del Chocó; sería un crimen contra la revolución no utilizarlas, nosotros como revolucionarios vamos a utilizar la combinación de todas las formas de lucha para seguir avanzando en la revolución: los medios, las redes sociales, en este caso, son un arma más.
Si esa es una política del ELN, ¿Por qué no hay más Urieles?
Hemos empezado a ver que otras estructuras, han empezado a tener su Twitter, por ejemplo: el Frente de Guerra Oriental, el Frente de Guerra Urbano, algunas personalidades como el capitán Mauricio; o sea, sí se han empezado a ver estas expresiones. En el Frente de Guerra Occidental, hemos asumido eso como política, como una trinchera más de combate, hemos tomado las medidas de seguridad del caso y las que nos aconsejan, pero seguramente tendrá sus riesgos como cualquier otra tarea en la guerra.
¿Qué problema hay? Que las redes no dejan de ser una esclavitud, se necesita de mucha constancia, mucho tiempo; también es como un arte cogerle el tiro a eso; además, somos muy cerrados, ese conservadurismo como innato que tenemos para los cambios, y si a eso le mezclamos ese temor a la tecnología, entonces, pensamos que todo va a estar infiltrado por la CIA, que nos va a detectar y nos pone más vulnerables, entonces nos limitamos.
¿Qué significa dentro de una organización como el ELN, tan difícil de interpretar, los retos de ahora hablar por las redes sociales?
-Precisamente, ese contacto con la gente nos obliga a pulir también el lenguaje, o sea, a hacernos entender; es una realidad de a puño que el ELN ha perdido su influencia directa en las ciudades, en los grandes centros poblados; allí mantenemos comandos, influencias y trabajos amplios, pero como influencia guerrillera directamente en las ciudades, estamos muy diezmados. Nos hemos quedado con el lenguaje para el campesino de la vereda en la que estamos viviendo, incluso, por el nivel de operatividad por la dinámica actual de la confrontación, ya ni siquiera tenemos la reunión para los campesinos de la vereda; entonces, cada vez nos vamos perdiendo más el contacto directo con la gente.
Las grandes concentraciones demográficas en el país, el 80 y pico por ciento de la población, está en las ciudades, y además ni siquiera estamos llegando a la gran mayoría de las zonas rurales, entonces tenemos que cuadrar un lenguaje, entendiendo las formas de hablar de la gente. Si no somos capaces de dejar de mirarnos el ombligo, de llegarle a la gente con el mensaje revolucionario, la revolución ahí sí va a estar mucho más putamente prolongada.
Algunos consideran que el Frente de Guerra Occidental no está representado en la Mesa de Diálogos ¿Ustedes se sienten representados en la delegación’?
Hemos dicho públicamente y en las discusiones internas, que la conformación de la Delegación del ELN es autonomía del ELN; a lo que se ha llegado con el organismo nacional es que allá está sentado el ELN, hay una delegación que representa al conjunto de la organización y nosotros nos hemos sumado a las decisiones que allá se han tomado, lo que ha sido de implementación y ejecución directa y concreta: como el cese, treguas bilaterales o unilaterales, cosas que se han hecho aquí se acatan normal, allá es la voz del ELN y aquí hay unidad de mando.
Además, hemos planteado es que la fuerza en la Mesa es la fuerza que tenga el ELN en terreno; entonces, no podemos diezmar los frentes de guerra; no vamos a poner a todo el mundo allá en una Mesa, porque entonces quedamos raquíticos en las regiones. Allá hay una vocería representando a un ELN vigente y que está aquí resistiendo.
Se solía decir que el ELN tenía como dos patas: el Frente Domingo Laín y el resto. Ahora ustedes aparecen como la oveja descarriada dentro del ELN…
No, realmente el ELN es una organización centralizada y con un mando único, nos rigen principios, planes concretos, una estrategia, una táctica, un programa y unas orientaciones concretas y nosotros nos mantenemos dentro de esas orientaciones.
¿Qué es lo que pasa? Nosotros tenemos un parlantico pequeñito y eso que a veces ni siquiera lo prendíamos, contra una matriz mediática; entonces claro, la matriz mediática siempre necesita generar la zozobra: anteriormente era el Frente de Guerra Oriental, hoy en día todo nos los tiran al Occidental; al enemigo de clase y a su gran matriz mediática nunca vamos a poder tenerlos contentos, si quieren que nos pongamos un hábito y nos lo ponemos, entonces dicen que ese hábito no es lo suficientemente blanco; nunca los vamos a tener contentos.
¿Por qué detienen policías de civil que iban camino a casa? ¿Cómo justifican ustedes el secuestro de policías que van de civil?
Bueno, realmente el caso que se presentó aquí en Chocó fue algo fortuito; nosotros operamos sobre la base de inteligencias, en este caso ellos (los policías) no iban para la casa sino para la zona nuestra. Cuando la información se da, montamos el dispositivo; las armas iban en un bote atrás y los uniformes no los llevaban puestos porque estaban pasando de agache, pero la información era tan concreta que en efecto eran miembros de la Fuerza Pública.
Los medios no se han preguntado ¿por qué se estaba moviendo la policía con un soldado profesional?, nadie se ha preguntado eso ¿Por qué lo hacían pasar como un enfermo terminal de malaria cuando él está totalmente sano? A él se le preguntó específicamente por su salud y él decía: “yo estoy muy bien, me están tratando muy bien y estoy en perfectas condiciones”. El general le decía a la iglesia: “hagámoslo por fuera de protocolos, que el soldado no entre en protocolos y que lo liberen ya” ¿Por qué tanto interés en el soldado? ¿Quién es realmente? Nadie se lo ha preguntado.
¿Qué pasa con otros policías que transitan la región?
Hay varios municipios del Chocó que no tienen vías carreteables, a los que tienen que llegar por vía aérea o por vía fluvial; a los policías los montan en los transportes fluviales que son como las chivas de los municipios; hay varias zonas, incluso cabeceras municipales, que para llegar allá transitan por zonas de control guerrillero. Tenemos en el Chocó puestos de policía permanentes, donde el flujo de los policías tanto los que salen para permiso como los que llegan a reforzar, se da por agua y pasan por nuestra zona de influencia.
Nosotros no estamos interesados ni es nuestra intención estar a la cacería de policías desarmados, si eso fuera así, estaríamos llenos de policías; tenemos claro que cuando no están afectando a la población no combatiente; si no molestan a la gente, nosotros no los molestamos a ellos. Por acá constantemente pasan los policías que van de permiso, los que llegan de traslado y nosotros sabemos. Muchas veces nos avisan: “tengan en cuenta que ahí van, para que no nos los jodan”; y no es nuestra intención andar a la cacería de gente desarmada.
¿Cómo se explica que, en Chocó, una de las regiones más corruptas del país, la participación electoral en la consulta popular anticorrupción fuera tan baja?
En el Chocó, a la gente la acostumbraron a que el voto se paga por delante, lo máximo que se ha alcanzado, es que se hagan negociaciones colectivas, que negocien como comunidad: “denos esto para la comunidad entera y que no sean los 50 mil o 100 mil pesos para cada persona”. Anteriormente, era una libra de queso, una tapa de pescado seco para que votaran.
Aquí no hay una mesa de votación en cada caserío, la forma de transitar de la gente es en motor fuera de borda, lo más costoso en flete que hay, es más barato moverse en avión. Para ir al centro de votación más cercano, te está saliendo en 100 o 200 mil pesos, entonces, si a la gente no le garantizan eso, no se va a movilizar para ir a votar. Muy diciente de las ganas de cambio que tenía la gente es que, en las elecciones presidenciales, los mismos campesinos hicieron su colecta para decir: “vamos entre todos a poner la gasolina para que vayamos a votar” y en el Chocó ganó la alternativa.
¿Cómo ven ustedes a la izquierda colombiana?
Dividida, uno sacaría como lección que la gente está mamada, estamos mamados de los gobernantes históricos, de ver en los libros de historia siempre los mismos apellidos, de la desigualdad, de la inequidad sin límites; pero no hay un hilo coherente lastimosamente, Petro puede ser un muy buen caudillo, pero ha demostrado ser pésimo para levantar proceso; nosotros tratamos de mantenernos, pero tampoco somos capaces de cohesionar.
Aquí hemos optado por hacer nuestro mejor esfuerzo, por mantenernos como un reservorio de la semilla de la resistencia y de la lucha armada, esperando tiempos mejores, que podamos madurar, que nos podamos entender, que nos podamos aceptar en la diferencia y que nos pongamos de acuerdo para hacer los cambios; nos dirán “ilusos, soñadores, anacrónicos”, pues sí. Tanto como los que luchan contra los transgénicos y tienen sus bancos de semillas tradicionales y siguen luchando por eso, porque consideran que esa es la alternativa a futuro. Nosotros, seguimos manteniendo esa semillita de resistencia porque consideramos que en las transformaciones que necesita Colombia, las vamos a necesitar y alguien las tiene que cuidar.
Muchos afirman que ustedes son narcotraficantes…
Dentro de la matriz mediática, para posicionar al enemigo, lo primero que hay que hacer es desnaturalizarlo, en ningún momento se está reconociendo el ser insurgente, el ser revolucionario, sino que hay que mostrarlo como las lacras, el peor vicio, lo malo de la sociedad y lo que atemorice a la gente, todo para generar un clima favorable para las acciones contra de nosotros y para polarizar a la población colombiana, para evitar el apoyo popular a la lucha revolucionaria.
También se ha dicho del ELN que trafica la droga a través de Venezuela, se ha dicho un poco de cosas, nos tienen que poner como narcotraficantes para poder justificarse; nosotros hemos planteado ¿por qué no legalizan esa vaina pues y se acaba el negocio? Nosotros sí recibimos impuestos, pero por cada 200 mil que nosotros recibimos, ellos reciben 20 mil dólares, ¿y, ellos quiénes son? Todas las bandas paramilitares y sus lavaderos legales, porque es la burguesía la que está comiendo de eso, es el Estado colombiano el que es adicto a eso, ¿por qué no lo han legalizado? la renta de la coca, es lo que ha mantenido a Colombia durante muchas décadas.
Nosotros recibimos un impuesto, de ahí para allá, sabemos que hemos tenido un deslinde de rutas, de comercio afuera, yo no sé qué más traficaran por allá, nosotros a toda la cadena que tengamos acceso la vamos a seguir impuestando. Cuando tenemos el control de las playas, el que pase por ahí y no pague impuesto, pierde con nosotros. Nosotros sí le vamos a cobrar a todas las actividades lucrativas, a todas las acciones que se realicen en zona de influencia nuestra: que si es coca, que si es madera, que si es ganado, que si es cacao, lo que dé plata ahí, nosotros lo vamos a impuestar.
¿Y con relación a los niños en la guerra?
Con los menores, nosotros somos claros y somos conscientes del código de ética del ELN, que incluso va más allá del DIH, cuando plantea la incorporación de menores de 16 años. Indiscutiblemente, se han presentado casos de mandos que por poca claridad cometen errores. Volviendo a las particularidades del Chocó, a nosotros se nos han presentado niñas que se han volado de la casa porque las casaron a la fuerza con un señor de 40 años. ¿Qué hemos hecho nosotros? asumir de alguna manera el papel de un Bienestar Familiar popular ¿Qué hacemos? intentamos formar en valores, para que cuando vuelvan a sus casas puedan aportar.
Las alternativas para la juventud acá son muy poquitas, el problema es que nos miran los catalejos de las ONG europeas y creen que cada menor que se incorpora a las filas guerrilleras está perdiendo las oportunidades que tiene un niño de Finlandia o de Noruega; aquí lo que tenemos son niñas, desde los 7 años o menos, criando a sus hermanitos, se vuelven mamás niñas, muchas niñas sin la posibilidad de ir a la escuela porque les toca hacerse cargo de sus hermanos y hermanas. Así, en muchos casos, sin comida y sin posibilidades, la guerrilla va a seguir siendo una alternativa.
Nosotros hemos planteado en algunas ocasiones: ¿quieren que los jóvenes no se vengan a la guerrilla?, es más, ¿quieren que la guerrilla desaparezca?, fácil: quítennos la razón de ser. Si hay voluntad de la clase política en el poder para hacer cambios, que los hagan. No necesitan a la guerrilla para eso; o ¿necesitan que nos desmovilicemos para que hagan las cosas? Háganlas y nosotros dejamos de existir por sustracción de materia, yo le he dicho a la gente: váyanse a Noruega o a Finlandia a ver quién es capaz de formar un grupo guerrillero allá.
Denles a los niños del Chocó educación, a los padres unas posibilidades de trabajar que les dé tiempo para estar pendientes de sus hijos; denles unas buenas condiciones de vivienda, unas condiciones de alimentación digna, de transporte para su escuela, de restaurante infantil y después de eso, díganme, ¿quién se va a venir para la guerrilla? Entonces, ¡desaparézcanos! Pero siguen optando por la vía militar en vez de hacerlo por la vía social. Hagan una inversión social, si es que tienen voluntad y no necesitan pactar nada con la guerrilla, no necesitan abrir ninguna Mesa de negociación, hagan las transformaciones que dicen tener la voluntad de hacer y la guerrilla desaparece por sustracción de materia.
¿Qué experiencia les deja a ustedes, en el Chocó, el caso FARC?
Lo que no haríamos seria traicionar a las comunidades; tampoco pedimos nada concreto para nosotros; la lucha guerrillera no es por una curul, un taxi o una casa para los combatientes guerrilleros; es por vida digna, por oportunidades, por inclusión, por acceso al poder para las mayorías ¿A cambio de qué me desmovilizo mientras la gente sigue en iguales o peores condiciones? es una bofetada al pueblito, pueblito con el que paradójicamente, todo el tiempo estuvimos hablando y del que somos parte.
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